Partida Rol por web

- ¡Wiiiiii! -dice prácticamente saltándole encima para estrujarla- Graciasgraciasgracias. Sólo-espero-no-ponerme-muy-nerviosa-porque-si-no-ya-sabes-que-empiezoa-divagary-hablarrápidoy-esonomevendríabien-paralasevaluacionesquemetenganquehacerenelLlachm... -Nami comenzó a hilar las posibles consecuencias de su distracción en las pruebas oficiales hasta que Misa, con una risita, la conminó a calmarse, que quedaba mucha tarde por delante.

Nami recordó que era cierto haciendo un exagerado gesto de aburrida/alicaída, y se aprestó a ir a su aula, pues no era la misma que la de Misa. Claro, si sólo caes bien a una persona en toda la escuela, tienes pocas posibilidades de que te toque con ella en clase o en el cuarto (actualmente, de hecho, Nami no tenía compañera de cuarto, la última había descubierto de repente "cuánto le molestaba por las mañanas que las ventanas estuviesen orientadas al Este" y pidió un cambio de dormitorio).

Las clases pasaban lentas, demasiado para alguien como Nami, que irremediablemente tendía a divagar o hacer dibujos en los cuadernos en ocasiones. Normalmente se esforzaba en centrarse, pero hoy con su boscosa cabeza llena de ideas sobre el Judgment, las pruebas de acceso y demás, se concentraba tirando a poco, y a menudo tendía a estirar ligeramente la espalda o hacer movimientos mecánicos tratando de sacudirse ese aburrimiento y fatiga. Cuando sonó el timbre y el profesor comenzó a dar autorización para salir de clase, Nami prácticamente desapareció de su asiento, de hecho más de uno dudó si había salido antes de tiempo por algún motivo a pesar del perfil notablemente alto de Nami.

Una vez fuera de clase, acudió corriendo hasta la primera regañina por trotar por los pasillos, y luego "andó rápido" (lo cual no se diferenciaba por mucho a otra persona corriendo) hasta la sala del Consejo Estudiantil. El hecho de que hubiese cola le provocó un quejido, pero esperó todo lo pacientemente que era viable en ella hasta conseguir el dichoso formulario (dos copias, "para ella y para una amiga", aunque en verdad era la primera para ella y la segunda porque se conocía).

Cuando salía de la escuela, justo Inori-Sempai, una de las chicas del Judgment, estaba saliendo de la escuela, y me acerqué a hacerle unas preguntas sobre cuánta gente iban a admitir, cuáles eran los horarios, y cuándo podríamos ponernos a pescar malos. Contestó las dos primeras, probablemente sin entenderme ni enfocarse en mí porque había media legión haciendo las mismas preguntas, e ignoró la tercera probablemente por no enterarse tampoco. No obstante, al poco se libró del grupo y se acercó a dos de sus amigos, así que con mucho dolor de mi corazoncito tuve que dejar de asediarla a preguntas. Por eso de no tener una Sempai totalmente en contra antes de empezar, y quizás a otros dos reclutas.

Misa me alcanzó justo a la salida, suponiendo que estaría ahí como bastantes de los que querían entrar el Judgment, y comenzamos a andar hacia los dormitorios mientras yo daba vueltas alrededor de ella de vez en cuando al emocionarme mientras le contaba algo (sí, más delirios).

Tras despedirnos por un rato, aproveché para rellenar el formulario (gracias a los cielos por la previsión, porque el primero terminó emborronado por mi mano), me puse a estudiar un rato. Con notable dificultad, sí, pero sabía que si no me esforzaba, por lo distraída que era y no ser la más lumbreras de la academia, no tendría manera de ir sacando adelante el curso. Unas horas después, me vestí con la ropa deportiva para ir al club de Artes Marciales, donde la emoción que llevaba encima se notaba en los combates... por lo que finalmente uno de mis sempai me sugirió que pasase a practicar con uno de los tornos de madera por un rato (que se prolongó hasta casi el final de la reunión). También hablamos un poco de futuras actividades y de cuántos de nosotros planeábamos tratar de ingresar al Judgment, por motivos de organización. 

Cuando finalmente salí de allí, fui a ducharme y antes de que cerrasen la escuela me acerqué a llevar el formulario al consejo, por suerte para ellos estaba ya lo suficientemente cansada a esas horas como para no ser cargante. Mientras volvía, mandé un SMS a Misa para ofrecerle cenar conmigo, a lo que aceptó, por lo que cociné una cena ligera para mientras charlábamos y vimos un anime, Ultrahéroe*, que estaba lleno de acción y me encantaba.

No mucho después estaba ya en la cama durmiendo como una bendita, momento en el que hasta parecía buena, aunque misterios de la naturaleza ni para dormir me había quitado las gafas de aviadora, si bien mi omnipresente chaqueta estaba colgada de la percha.

La campana suena  y nos dirigimos a clases, ya con la clase empezada, empiezo a renegar de mi decisión, no importa que tan alto tuviese el animo, las clases eran lo suficientemente malas para acabar con el.

El fin de la clase llego, no me había dormido en clase solo para ser el primero en salir rumbo a la sala del consejo estudiantil, acompañado de Hanabi y Arata, Hanabi y yo nos apuntamos a las pruebas para el Judgement.

Después de clase, solo dimos un paseo por la ciudad antes de ir a casa, hasta que Arata tuvo que ir al Judgement, Hanabi se fue con el, ya que su casa queda rumbo a donde Arata tenía que ir, yo pase un rato más vagueando antes de ir a casa.

Ya en mi casa, llame a mi madre para contarle mis planes y me fui a dormir.

¡Por supuesto que lo están! –dice con cierta indignación, dejando claro que esa mala fama es una espinita que no ha tenido manera de sacarse.- Aquí ven a uno esposado injustamente y enseguida piensan que te dedicas a patear ancianas o qué se yo… -baja la mirada con el ceño fruncido, haciendo memoria.- Esa bruta de Inori… lo único que hice fue doblar un poco una señal de tráfico, ¡y no fue a propósito!, le apliqué el mismo peso que a cualquier otra y nunca pasó algo así, seguro que ya estaba algo tocada de antes… Pero no~~ tenía que venir a por mí como una desquiciada… a las otras dos farolas no les habría pasado nada si esa desequilibrada me hubiera dejado en paz… ni al balcón de aquella casa… ¡Y la abolladura en el techo del otro coche fue cosa suya y me cargaron a mí el muerto, yo ni si quiera pisé esa parte!

Relata con efusividad, como si la persona que le escucha tuviera la misma idea que él sobre los detalles de lo ocurrido. Finalmente acaba relajando el gesto y cambiando de tema.

No… no entra en mis planes presentarme a las pruebas, de momento tengo suficiente con mantener el ritmo de mis estudios, tampoco me hace especial ilusión que me miren de otra forma por tener un brazalete puesto… y para frenar a un delincuente no es necesario estar bajo las órdenes de nadie, me basta con cumplir con mi deber como “ciudadano responsable”. Pero suerte con ello, aunque en verdad no creo que la vayas a necesitar.

La conversación concluye mientras la campana anuncia el fin del almuerzo. Kazu se despide de su nuevo conocido antes de volver a clase, con la convicción de preguntarle sobre su ingreso la próxima vez que lo viera.

Las horas restantes en el aula fueron algo distintas a las anteriores, aunque no por ello menos tediosas. La mayoría de los alumnos parecían distraídos en todo momento, probablemente tienen mejores cosas en las que pensar después de haberse conocido el anuncio del Judgement. Inori se había convertido momentáneamente en el centro de la expectación, no eran pocos los estudiantes que la acribillaban a preguntas, y ella a su vez parecía encantada de compartir su experiencia con los demás. “Espero que a los nuevos no se les peguen sus malas costumbres…”, piensa Kazu, casi implorando.

El ambiente a la salida no fue muy distinto y él, ya saturado con el tema, sacó a toda prisa la bolsa de deportes de su casillero, se calzó sus recurridos patines y tomó el camino de vuelta a la residencia… “su camino de vuelta particular”, en el cual siempre se asegura de disfrutar de un enorme rodeo antes de llegar a su habitación. Verlo abandonar sobre ruedas las dependencias de la academia podía resultar desde jocoso hasta extraño para todo aquel que alcanzase a verle la cara. Siempre se desliza con tal lentitud que a duras penas es más rápido que cualquier otro alumno a pie, y en su rostro apático se puede ver con claridad que él es el principal damnificado de la situación, y es que son ya más que suficientes los avisos por parte del profesorado sobre que “no puede salir del centro tan a lo loco o cualquier día hará daño a alguien”. Tonterías según el muchacho, pero en ocasiones hay que ceder un poco.

La transformación es absoluta en el momento que gira la esquina y deja atrás la entrada de la escuela, es entonces cuando da comienzo un ritual que ya ha repetido en más de un centenar de ocasiones. Para empezar, se detiene justo al pasar la esquina clavando su mirada en el fondo de la calle hasta que, escasos segundos más tarde, un autobús sale del tercero de los cruces; Kazu entorna los ojos para ver con claridad la numeración en la parte superior del vehículo, “G8”, esas iniciales son el pistoletazo de salida que inicia una carrera de obstáculos en la que constantemente esquiva todo lo que le sale al paso (la mayoría, personas que reaccionan de las maneras más variopintas) hasta llegar al centro de la calle y efectuar un movimiento ensayado; con un primer salto alcanza la parte superior del respaldo de un banco sobre el que se desliza con suavidad hasta tomar un segundo impulso para sobrevolar las cabezas de los viandantes más cercanos hasta encaramarse en lo alto de una farola de cinco metros de altura que hay justo en frente, salto que parece escapar de las capacidades físicas de cualquier ser humano… cosa que en esa ciudad tampoco es tan raro al fin y al cabo. Como acto final, se precipita hacia la carretera justo a tiempo para dejarse caer en el techo del autobús G8 y, con él, desaparecer de la vista de todos los espectadores en el siguiente cruce.

El resto del día fue uno más entre muchos. Las primeras horas de la tarde estuvieron ocupadas por una obligada jornada de estudio que Kazu intentaba imponerse a sí mismo para asegurarse los aprobados, aunque no siempre lograba respetarla del todo. Más tarde se embarcaría en otra odisea urbana rumbo al parque del Distrito 6 con la intención de divertirse un rato con Masao y los demás, y volver a los dormitorios justo para la hora de cenar. Antes de irse a dormir cumpliría con su deber y machacaría a unos cuantos incautos en el modo online del Tekken 17, lo último que necesita para pillar la cama y tener su merecido descanso.

El "Buho Nocturno" un local del distrito 15 que empezó siendo un bar y terminó acercándose en estilo y forma a un pub inglés, o al menos eso era lo que el dueño a veces decía. En cualquier caso era un local estrafalario: de los dos pisos de que se componía solo la planta baja se usaba; el sótano estaba cerrado y nadie podía acceder a él.

En ocasiones Izumo Kusanagi, como se llamaba el dueño, traía algún grupo de música o algún cantante novel que quería hacer algún dinero o que simplemente necesitaba un público con el que compartir sus letras. Había un pequeño escenario en la planta baja y si no venía ningún grupo y previo consentimiento se podía cantar karaoke.

Izumi era un joven emprendedor, probablemente entre los 25 y los 35, alto y delgado que siempre vestía con elegancia, gafas de ver y pelo revuelto. Decían que había trabajado para la Yakuza y algunos creían que seguía haciéndolo. En cualquier caso parecía una buena persona, siempre alegre y optimista.

Aparte de Izumi, dos chicas más trabajaban con él en dos turnos, ambas estaban ya en los 20. Una por la tarde, Sumika Inaba, una belleza de pelo largo negro y ojos verdes, y otra por la noche, Seri Awashima, otra belleza rubia, de pelo recogido y ojos azules. Sumika era más seria y Seri más amable y alegre.

Esa noche, cuando entré, había dos tipos peleándose mientras un corrillo de amiguetes les jaleaba y empujaba para ver quien era el vencedor de la lucha. Ebrios y muy animados por la pelea, no se daban cuenta de que Izumi-sama llevaba un rato mirándoles con el ceño fruncido, vacilando si echarles de allí o esperar a que terminaran. Sin duda beberían alcohol para celebrar o para ahogar sus penas y no eran menos de diez.

Tras saludar a Seri-san, pedí una sin alcohol como era mi costumbre y fui a mi rincón de siempre. Llegaba con diez minutos de antelación, así que me tomé mi tiempo y mientras bebía observé al resto de los clientes. Intentaba usar mis dotes de observación para averiguar cualquier detalle que fuera capaz e incluso adivinar su trabajo. Seri-san me había enseñado ese juego una noche muy aburrida y me había gustado especialmente, sobre todo porque Seri-san sabía muchas cosas de todos los clientes y podía indicarme si mis observaciones eran correctas o no.

Primero veo el coche.

Es un viejo SEAT. Un coche que ha resistido el paso de los años "Y además es verde!"

Mientras voy corriendo, se me ocurren un sinfín de perrerias, pero lo cierto es que... el pobre coche no tiene culpa. Nop. Desde luego que no. El pobre SEAT no es culpable de los pecados de su Ama. Eso, y que se que un coche viejo vale un PASTIZAL SUPREMO¹.

Sigo corriendo, sigo entrenando. Y sigo llamando a la gente para que se me una. Quizá alguno se sume, quizá alguno no...

A lo largo del dia voy a ir tratando de convencer gente, de que se una. Y voy diciendo que "No se... no tengo ni idea de donde hay que entregar el formulario ¿Hay alguien lo bastante valiente y capaz como para ayudarme?"²

Mientras hablas con la niña, escuchas un grupo de chicos que van hacia el edificio contiguo. Se dirigen directamente al consejo estudiantil para presentarse a las pruebas del judgement. Eso te aclara bastante la ubicación. Recuerdas que tu tutor de clase te explico que estaba en el segundo piso, en un amplio salon. Tan solo te confudiste de edificio. Con las ideas claras, ahora faltaba saber que hacer con la monjita.

Me persiguen dos hombres encapuchados. Dicen que contengo un secreto, pero yo no se nada de verdad. Tan solo quiero jugar al aire libre. Alli en el covento me sentía cohibida y encerrada. Solo hacia mas que leer libros.

Bueno es una lastima que no entres... me molaría verte en plan policía, jeejej. Kirito se siente comodo al hablar contigo, y se rie bastante durante tu conversacion. Seguro que dentro te ahorrarias todos los disgustos que traes. Quizas esa Inori te perdone las farolas dobladas, jeje. Yo aprovechare para mejorar mi esgrima.

Con esas palabras, el almuerzo acabó. Kirito aprovecho antes de ir a clase para pasarse por el consejo y rellenar el formulario. Así el dia transcurrio con normalidad.

La presidenta recoge vuestros formularios y se los da a la vice para que los guarde junto a otros para enviarlos a la central del Judgement. Durante el resto de horario escolar Akari le enseño la escuela a Fedora para que se acostumbrara al entorno. La Tokiwadai era realmente grande con muchos lugares en donde pasar el rato. Tras ello cada una prosiguio hasta su casa a descansar y esperar los días hasta las pruebas.

La miro intrigado. ¿Qué debía hacer en estos casos? 

Veo que el grupo de jovenes se adentran a un edificio y caigo en que tengo que inscribirme en las pruebas del judment.

- Ven conmigo - le digo mientras le tomo suavemente la mano. - Tengo que hacer una cosita y después veremos que hacemos con los que te persiguen. - Si lograba llegar a tener acceso a alguien de alto rango en el judment capaz que podría comentarles lo sucedido. Aunque ver a una monja y una historia así de disparatada probablemente terminaría con un montón de carcajadas. De una u otra forma no tenía mucho que perder tampoco. 

La niña asiente con la cabeza y te sigue: No me importa ir contigo. Tampoco tengo sitio donde ir. Dice sonriente. Pero luego quiero mas chocolate.

Por el camino hacia el otro edificio no comentas nada mas. Callado entras por la puerta y sigues al otro grupo de chicos que van hacia el consejo estudiantil tambien. Los estudiantes te miran con curiosidad al verte con la niña vestida de monja. Nadie osa decir nada. El pensamiento es que vas con tu hermanita pequeña. Ciertos comentarios leves se escuchan entre susurros. Algunos se acercaban a ella para tocarla y mirarla mas de cerca, pero algo asustada se colocaba a tu espalda buscando proteccion. Parecía no estar acostumbrada a tu espalda.

Llegais con el grupo de chicos al salon estudiantil. Alli hay dos chicas mas recogiendo los formularios y en una mesa adyacente se ponen a rellenarlos. Al verte el presidente, te dice: Sabes que personas ajenas al escuela no pueden venir en horas lectivas. Quien es esta chica?

Por poco que fuera, llamaba la atencion. El resto de presentes de la junta y estudiantes la miraban con fijacion.

Me incomodaba bastante el notar que varios estudiantes curioseaban sobre mi compañera, si bien tenía un vestir bastante notorio no deberían de hostigarla como lo estaban haciendo.

Al llegar a la oficina para la inscripción pensé que iba a encontrar un ambiente un poco más relajado y con menos presión, mas ni un hola recibo sino un recibimiento bastante seco y frío por parte de una de las muchachas. 

- Essssssss eeeeeeeehhhh........... aaaaahhhhhhh......... una............ amiga de la infancia que............. vino de visita y me quiso acompañar a inscribirme, nada más. Es mi primer día aquí y no conozco bien las normas.... les pido disculpas. 

La delicadeza del presidente nunca habia sido su fuerte. La verdad que sus intenciones nunca fueron claras en las ultimas elecciones, y seguía mas los consejos de su junta, que sus propias decisiones. Se trataba de un chico seco, algo escrupuloso, y con matices extraños a la hora de que se cumplieran las normas de la escuela.

Coge un formulario de encima la mesa y rellenalo. No te vayas sin entregarlo por favor.

Un poco a escondidas Babel te dice: No es un poco repelente ese chico (en referencia al presidente).

La gente iba rellenando el formulario y dejandolo encima de la mesa del presidente. Pocos osaban mirarle a la cara, mas por desprecio que posible miedo.

Agarro el formulario que me dice y empiezo a rellenarlo.

- Si - le contesto a Babel ante su comentario - Hay veces en que el poder hace que pienses que estés por encima de todos y no te das cuenta de que estás al fondo del abismo en realidad. 

Una vez finalizado el llenado de la ficha, lo dejo sobre la mesa de recepción.

- Aquí tiene, mis disculpas por la infortunada intromisión de mi amiga. - le digo al presidente. - Quedo a la espera del llamado entonces.

Dicho eso agarro de la mano a Babel y salimos del edificio. Voy a un kiosco y le compro un chocolate y después nos vamos a sentar bajo alguna sombra.

- Bien, ahora me vas a contar todo lo que te pasa con lujo de detalles. - le digo con una sonrisa mientras le entrego la golosina. 

Esta bueno de verdad, ummmm, esta chocolatina esta deliciosa, ummm. Dice mientras estais sentados en un banco debajo de una amplia sombra de un árbol.

Bueno, te explicaré lo que sé. Me llamo Babel y pertenezco a la iglesia católica hispana. He estado viviendo estos años en un convento llamado Convento de las Maria Juanas de San Miguel. No conozco quienes fueron mis padres, y la madre superiora me explicó que soy hija de una mendiga que encontraron muy enferma y embarazada. Débil como estaba, la acogieron y me tuvo alli en el convento. Parece que no superó los dolores y murio al día siguiente con gran fiebre. El médico no pudo llegar a tiempo. Hace una semana me vino a recoger el Obispo Chin Chang, para enviarme a China para formarme como madre superiora. Dicen que tengo facilidad para el estudio, y quieren que me haga cargo con el tiempo de una rama de la Iglesia hispana. Durante el viaje fue todo normal, pero de visita aqui Japon, fuimos asaltados en el tren. De eso hace 3 días. Dos encapuchados son los que me persiguen. No sé que hablaban de la Biblia, que yo tenía conocimientos de ella. Me pude escapar como pude cuando pasamos por Tokyo y deambulando fui a parar aquí. No entiendo por que me quieren hacer daño? Si quieren la Biblia por que no se la compran?

Babel te explica su historia mientras estira los brazos y bosteza un poco. 

Ahh, que cansada estoy. No he podido dormir en todo el día.

La miro extrañado cuando me cuenta su historia, y hay cosas que me parecen curiosas en su relato.

- ¿Hermana superiora? ¿Y cuantos años tienes? Usualmente son todas viejas y arrugadas las que están al frente de este tipo de comunidades ¿no? ¿Y te gusta ser una monjita? - la curiosidad me va matando de a poco. Mas veo que Babel bosteza y dice tener sueño. No parece una muchachita peligrosa, aunque todavía no estoy muy seguro de lo que debo o no hacer. - Estamos cerca de donde vivo, creo que te va a venir bien descansar un poco. Vamos mientras me sigues contando. ¿Qué decían de la biblia los que te trataron de agarrar? ¿Qué paso con los que te acompañaban? ¿O ibas sola? ¿El obispo venía con vos?

Mientras volveis a casa, Babel te iba resolviendo las dudas que podía responderte. Tampoco todo lo sabía: Tengo 13 años. Tampoco entiendo mucho de la religión, pero me gusta las historias que cuentan. Me trataban muy bien, y quería saber mas de ese mundo. Sin padre ni madre tampoco tenía a donde ir. La verdad que he podido leer muchos libros.

Al llegar a casa se sienta en un sofá mientras mira asombrada la decoracion a su alrededor. Así es como vivís los comunes? Muy lindo todo. Diferente al convento. Qué comodo es esto, que comodo!!! Soltaba mientras daba botecitos encima.

Luego retomando la conversacion de antes: Algo decían que era un libro importante, pero como no va a ser importante si son las memorias de Jesus, el hijo de Dios y nuestra esperanza de salvacion. No se nada del obispo, iba con él pero escapé cuando nos atacaron bajandome en una estacion. Desde entonces estoy sola.

Tampoco te contó mucho más dado que se quedó dormida en el sofá. Sin saber que hacer por ahora con ella, decides que se quede en tu casa. Su compañia tampoco te haría mal. Así mientras tu estabas fuera, ella se quedaba en casa leyendo libros, y sobretodo mangas, que le llamaron mucho la atencion por los dibujos.

Cada vez se ponía más extraño todo esto. ¿Una niña de 13 años postulante a un puesto tan alto dentro del clero? ¿Qué buscarían realmente de ella para querer raptarla? 

Iba a empezar a hacer más preguntas, pero observo que está profundamente dormida. Me acerco y la levanto despacio para que no se despierte y la llevo hasta mi cama, donde la dejo tal cual esta, vestida, no me atrevo a cambiarla o tocarla siquiera. 

La cubro con una sábana y dejo que descanse, no le vendría mal. Y yo necesitaba enfocarme en las pruebas de mañana.

Me acomodo en el sofá donde se había quedado Babel y trato de descansar, mañana iba a ser un día muy importante.