Partida Rol por web

Tombstone: Dead Lands

Capítulo 3: Ciudad fantasma

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02/09/2009, 18:10
Danny Chang Lee

Danny vuelve la cara al oir el comentario de Frank. Hay métodos, Frank, hay métodos, responde.

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02/09/2009, 20:50
Predicador

El Predicador no intervino en la conversación que tenían los demás "exploradores" sobre los muertos vivientes. Cuando vio que Dakota se marchaba del saloon decidió salir tras él, no sin antes comentar lo siguiente que había decidido hacer. Yo me voy hacia la iglesia, el que quiera que me acompañe, y el que no, que regrese hasta la diligencia si es lo que desea. El último comentario lo hace dirigido claramente hacia el británico.

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02/09/2009, 21:02
"Látigo" Hank Bully

Amén. Sentencia Bully sin ocultar del todo un escalofrio al echar una última mirada a la habitación vacía.

El mayoral recupera su enorme rifle cargándoselo al hombro antes de seguir al Predicador y a Dakota.

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02/09/2009, 22:39
Frank

Sin más, el cowboy se dispone a seguir a elPredicador. Siempre me han gustado las iglesias...

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02/09/2009, 23:06
Danny Chang Lee

¡Una iglesia, qué ilusión!, dice Danny mientras recupera el mosquete y sigue a los demás fuera del saloon.

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03/09/2009, 03:33
Director

El saloon parece prometer poco más y su aire de desolación es malsano. Incluso a plena mañana el interior del bar permanecía siniestramente oscuro, por eso la potente luz del sol ciega a los hombres cuando se acercan a la entrada principal y dirigen su mirada otra vez hacia el exterior; la calle principal. Mientras se acercan a la puerta, algunas gotas del líquido pegajoso que mancha la barra resbalan lentamente por su madera hacia el suelo, como lágrimas por la despedida o como sangre manando de las heridas en los vasos. La pianola muerta enseña sus tripas por los dos agujeros de bala. El instrumento no tiene más que añadir aunque por alguna razón todos la imaginan volviendo a arrancar con su música desafinada de nuevo.

Todo está quieto y en calma, casi igual que cuando entraron, y así queda cuando abandonan el lugar. Un suspiro de alivio se escapa por los labios de Eckhardt que, tras hacer una foto al escenario o la pianola, parecía tener ganas de regresar a Tombstone ya.

Lo que hay fuera no resulta mucho más tranquilizador: todo normal, inalterado, pero más lúgubre que antes. Unas nubes proyectan sombra en cada lugar donde antes el sol proyectaba luz. Las callejuelas laterales parecen tan oscuras como si fuera medianoche y los siete exploradores se alegran de poder permanecer en la avenida ancha. Al salir del saloon el despacho del sheriff queda justo enfrente, con sus ventanas enrejadas; no muy lejos, la oficina del telégrafo ya pasada. Pero la mayoría de los ojos miran hacia delante, hacia el extremo de la calle aún no conocido: la plaza con el pozo, el hotel... la iglesia con su campanario. Las doce menos cuarto, anuncia el reloj de la torre obstinado, dos o tres del grupo echan ojeadas a relojes de bolsillo para comprobar que el tiempo ha seguido avanzando desde la llegada, pero no en la torre de la iglesia. Las once menos diez. Los minuteros giran lentamente reduciendo poco a poco el error de la esfera del templo.

Las miradas recorren una vez más el camino hacia la plaza, antes de que lo hagan los hombres. Los ojos alertas aseguran el terreno y comprueban que todo está como lo recordaban. Eso parece. En la dirección escogida, a la derecha, se alza la destacada vivienda de dos pisos. Sus dos ventanas frontales vuelven a parecer dos ojos que siempre miran a los intrusos; la entrada de este lado - su boca - está abierta, porque la puerta que la cerraba ha caído al suelo hacia fuera, oblicuamente, como si la cara de ladrillo sacara la lengua burlonamente. ¿Estaba así antes? Seguramente sí. Lo que no había permitido ver la perspectiva hasta ahora es que el edificio en cuestión forma su propia, pequeña, manzana, separada apenas un par de pasos de las viviendas que tiene a ambos lados. Los dos estrechos pasillos, pues no merecen el nombre de calles, que tiene la casa a sus laterales son dos líneas de oscuridad. Los lugares más oscuros a la vista.

No es lo único que ha cambiado con la perspectiva. Desde la acera Este de la calle principal la iglesia parece justo delante del pozo, en el punto más visible de la plazuela. En lugar de puertas abiertas o rotas presenta una simple mancha rectangular de oscuridad. La Casa del Señor siempre está abierta. Un resplandor broncíneo escapa de lo alto de la torre. Seguramente la campana, pero el brillo metálico alarma los sentidos de los pistoleros más curtidos entre los visitantes. Solo ha sido una vaga impresión; no hay peligro. El gran hotel queda, desde este ángulo, eclipsado por los edificios que hacen esquina con la mayor vía del pueblo. El almacén con su fachada casi en ruinas, las vulgares pero oscuras casas... Todo lo demás muestra la misma cara.

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03/09/2009, 04:32
Stephen Boyle

Señor Chang, ¿no estará esperando usted mencionar los "métodos" para eliminar a una criatura como la que mencionó cuando aparezca? Sería impráctico promulgar una hipótesis en medio de una refriega.

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03/09/2009, 08:26
Danny Chang Lee

Sería presuntuoso por mi parte, Stephen, pretender que sé más de estas cosas que nuestro amado líder, dice señalando con el mentón al Predicador, al que difiero en cuanto a hipótesis se refiere, responde imitando, burlón, la pintoresca forma que tiene el inglés de construir las frases. Jien tah-duh guay!, dice luego entre dientes.

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03/09/2009, 13:41
Stephen Boyle

Aún sin notar sarcasmo alguno, sonríe sintiendo que está conversando con una persona del mismo nivel intelectual, o similar al menos.  Pero mi buen señor, el método estipula que en la coexistencia de dos tesis, en pro de la ecuanimidad ambas deben darse a conocer en aras de realizar un paralelo donde se evalúe la validez de cada jaez. Ulteriormente me comunicaré con la punta de flecha de la expedición sobre el tema en cuestión. En pro de la eficiencia es imperativo que la primera tesis a ser evaluada sea la suya, en vista que hay un puente de comunicación preexistente.

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03/09/2009, 15:45
Danny Chang Lee

En este caso, replica Danny, poco dispuesto a dar su brazo a torcer, diferiré pronunciarme hasta que pueda comprobar prácticamente la naturaleza aparente del muerto(s) viviente(s) en cuestión, más que nada por no parecer prolijo. Ya sabes que el empirismo en estos temas deja mucho que desear.

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03/09/2009, 16:38
"Látigo" Hank Bully

¡Silencio cuerno! concluye Hank, a quien la conversación no parece gustarle.

Habláis de los muertos como si fueran coyotes sobre los que disparar. No sé qué refriega tenéis en la cabeza pero o no estamos hablando de lo mismo o a vosotros os pagan mucho mejor que a mi.

Al mayoral le tiemblan los bigotes canosos mientras niega con la cabeza. Ni siquiera pensar en un enfrentamiento con algo de esa naturaleza le gusta un pelo.

Busquemos en esa puñet... se calla abruptamente, mirando al Predicador lo siento, padre... busquemos en esa iglesia o donde sea una explicación.

En silencio y sin molestar a los muertos. Añade al fin, tajantemente.

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04/09/2009, 12:44
Predicador

El Predicador lanza una rápida y furibunda mirada a Bully cuando este está a punto de blasfemar, pero vuelve de nuevo a mirar hacia adelante cuando escucha al cochero disculparse. El reverendo continua caminando hacia la iglesia en silencio.

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04/09/2009, 15:18
Director

El camino continúa sin pausa hacia la capilla en una sutil diagonal a través de la ancha calle, desde la acera Este donde se encontraba el saloon hasta el extremo Oeste donde puede verse la iglesia.

A los lados quedan atrás viviendas abandonadas, pequeños establecimientos.  El almacén a la izquierda muestra sus vidrieras rotas y todo su contenido revuelto. Como si hubiera sido saqueado. Se sobrepasa el edificio de dos pisos cuya puerta abierta deja ver poco de su interior. Una vivienda más, por lo que parece; quizá de alguien con más dinero: el alcalde, el banquero...

Lo siguiente en dibujarse cercano en el lado izquierdo es una herrería. Un lugar común, con chimenea asomando por el techo y todo el aspecto que debería tener un edificio para tal fin.

El paso de los siete hombres es prudente, lento. No ha habido ninguna visión sobrenatural, ningún ataque o emboscada por parte de horrores inimaginables. Un pueblo fantasma, simplemente. La quietud y el silencio deberían haber bastado para que los ánimos se relajaran pero algo en el aire - algo en la quietud y el silencio - mantenía a los visitantes en guardia y con el vello erizado.

Unos pasos más y cualquier hogar o comercio de la calle queda atrás. La plaza se abre ancha mostrando bonitas fachadas de algunos de los edificios más destacados de la ciudad. El viejo y enorme hotel, cuya tamaño blasfema dejando pequeño al templo cercano; la puerta del hospedaje está abierta pero todas sus ventanas bien tapadas. En el extremo Este de la plazuela hay una casa elegante, de un solo piso pero con aspecto opulento; la vivienda resultaba invisible desde la avenida principal, tapada por otros edificios de la gran vía. En el centro exacto de la plaza, un pozo de piedra gris cuyo fondo debe estar tan lejos que parece lleno de agua de un profundo color negro.

Desde más cerca la iglesia se alza igual de hospitalaria que antes. En su interior la oscuridad es tan densa que parte de ésta parece rebosar por la puerta abierta hacia el exterior. La estructura del edificio, en simple forma rectangular, está tallada en piedra gris. Todo parece muy común - un santuario bonito, incluso - salvo porque podrían haberse hecho algunas ventanas más. Solo parecen haber pequeñas vidrieras en la parte superior de uno de los laterales. Detrás de la construcción se puede ver un muro exterior rodeando una zona no muy amplia, posiblemente propiedad del santo lugar.

En lo alto puede verse ya la campana de bronce, asomando ligeramente por una abertura en la torre. El reloj continúa marcando las doce menos cuarto.

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04/09/2009, 20:18
Predicador

EL Predicador frena en seco ante las puertas de la parroquia. Luego se vuelve para hacer una demanda a los presentes. Necesito un voluntario, alguien que se quede fuera guardando mis armas. No profanaré la Casa del Señor y no dejaré que ninguno lo hagáis. Los que no estén dispuestos a separarse de sus revólveres o rifles que no entren. El reverendo se queda callado mirando uno a uno a los presentes esperando su reacción.

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04/09/2009, 21:04
Danny Chang Lee

Danny sonrie, y pregunta al predicador. Si mal no recuerdo, Predicador, cuando su Jesucristo entró a expulsar a los mercaderes que habían profanado el templo usó un arma, un flagelo para ser más exactos. ¿Por qué quiere Vd. entrar desarmado? ¿Es algún tipo de ritual?

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04/09/2009, 23:03
Frank

No blasfemes chino. ¿De qué flagelo hablas? El cowboy no piensa desprenderse de sus armas ni de broma. Vamos Pater, a buen seguro el buen Dios entenderá las circunstancias...

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04/09/2009, 23:08
Charles Eckhardt

Me ofrezco voluntario para esperar fuera, en todo caso.

Aporta a media voz Eckhardt. No es que parezca tener demasiado miedo como para entrar, pero sin duda el reportero sabe valorar la posición de ventajosa prudencia que le permitiría ser un cercano espectador por esta vez. Desde luego al plumilla le importa algo menos que a los pistoleros el ser tachado de "cobarde" y sus temblorosas piernas le obligan a admitir que no le importa mantener la distancia con ese sagrado edificio oscuro.

Deja el bolso con el que carga en el suelo, dejando su pistola encima, y echa mano a un bolsillo sacando su bloc de notas.

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05/09/2009, 00:56
Predicador

El Predicador sopesa durante unos segundos las palabras del chino, sin duda no recordaba ese pasaje de la Biblia, y jamás se había parado a pensar en esa lectura de este. Siempre había considerado que entrar armado en suelo sagrado era cuanto menos irreverente, pero en este caso se podría justificar. Aunque iba a claudicar ante la demanda de Frank, el tono que había usado el asiático para exponer sus conocimientos no le había acabado de gustar al Pater.

Bien, puede que en este caso esté justificado entrar armado, pero siendo sincero tengo que reconocer que me ha sorprendido que un forajido amarillo y ex convicto tenga esos conocimientos de la religión cristiana. El Predicador mira directamente a Danny con una cara que no significa otra cosa que "no se te ocurra volver a contradecirme muchacho".

De acuerdo, entremos armados y que sea lo que Dios quiera.

El Predicador se gira y avanza para cruzar el umbral de la iglesia sin más dilación.

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05/09/2009, 07:11
Stephen Boyle

Pues yo acompañaré al señor Eckhardt. En símil con la caravana, las guardias deben ser realizadas en duplas.

Desmonta el rifle del hombro y remueve el seguro de su confiable rifle.

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05/09/2009, 09:45
Frank

Sin más Frank entra en la iglesia siguiendo a el Predicador. Ambos son tragados por la densa oscuridad que hay tras el dintel de la puerta.