Partida Rol por web

Torre en brumas

Ambientación

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06/06/2014, 08:36
Zz'pora

Zz'pora limpió la sangre de su macuahuitl con el cuerpo del marrano antes de envainarlo a la espalda. Pensó en pedir como recompensa a la joven en matrimonio, que probablemente sería su hija, sólo para ver el gesto de espanto en la cara del mercader. Pero se le ocurrió una idea menos dramática.

—Un cucurucho de deliciosos y crujientes grillos será pago suficiente —replicó el hombre lagarto.

Esperó a ver el consabido gesto de repugnancia de los seres de sangre caliente presentes antes de soltar una risotada rasposa. A Zz'pora le encantaba gastar bromas a sus compañeros respecto a ese tipo de cosas. Perdió la cuenta de las veces que vomitó Ceri cada vez que le veía comer insectos. La mediana terminó por pagarle las raciones de viaje con tal de no verle comer esas porquerías.

—Ella es Trixa la instratega y yo soy el Caballero de Chelimber —se presentó Zz'pora. Se rascó la escamosa cabeza antes de añadir—. No tengo muy claro quién es él, salvo que es un Engalanado de Ilmater. ¿Con quién tenemos el placer de hablar?

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06/06/2014, 09:07
Xander

—Ilmater no permite el sufrimiento si puede hacer algo para remediarlo.

Dijo el clérigo mientras asentía a las palabras del lagarto como si significaran lo mismo. Miró al suelo entorno a las patas de su caballo, contemplando los orcos vencidos con satisfacción, y volvió a colgar el mangual a su espalda.

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06/06/2014, 09:27
Mercader

El mercader sin duda había decidido tiempo atrás que la forma más educada de tratar a un no-humano era fingir que se es ciego y sordo a las diferencias. Ya bastante tenía un hombre lagarto siendo un reptil vagamente humanoide de seis pies de alto como para que además se lo fueran recordando.

—Mi nombre es Caderly, mercader de plata de la casa Vemmil, a vuestro servicio. Vengo de Amn, originalmente, pero más recientemente de Puerta de Baldur, donde compramos este cargamento de finas telas para vender en Scornubel. ¿Se imagina qué harían esos sucios orcos con mis sedas y terciopelos?  

Se sacudió con un escalofrío. De donde venía este hombre la mayor tropelía imaginable era desperdiciar riqueza. En Amn no faltaban los ladrones, pero al menos tenías el consuelo de que quien te robara las mercancías las revendería en seis distintos mercados con un margen del 60%. 

—Ya que no aceptarán los señores otra cosa— se apresuró en inferir —permítanme al menos pagarles una ronda. He hecho este camino muchas veces y da la casualidad de que hay una taberna muy hospitalaria a apenas cuatro millas de aquí.

Cuatro millas por ese camino hacia el oeste quería decir a poco más de una milla de Elturel. Alguien podría haber dicho que el hombre quería redondear su buena fortuna con una nutrida escolta por lo que le quedaba de camino a precio de cerveza aguada. A los tres jinetes, sin embargo, les faltaba el olfato comercial para entender de estos tratos. Ellos solo vieron la oferta cándida y agradecida de un comerciante, cerveza gratis y compañía durante el camino que, de todas formas, pensaban hacer.

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07/06/2014, 13:16
Trixa

—Hay que tener mucho hambre para comer grillos.— dijo Trixa como si fuera un hecho bien conocido. Y su cara era triste, pero ese alegró cuando el hombre lagarto la bautizó como la instratega.

—¡Eso, la instratega! Ya somos un grupo de aventureros normal, yo hago planes y tú cargas contra el enemigo pasando de ellos. ¡Nada puede salir mal! —No había sarcasmo alguno en la entonación de la frase de la muchacha.

Al mercader no le prestó atención, era de la rara especie que se pensaba que los caminos estarían despejados de monstruos y bandidos, y moriría pronto en alguna emboscada si persistía en ir sin guardias.

Ahora nos dirán si compartimos el camino juntos, por cortesía. Claro... asi... El hombre comentó lo de la ronda y Trixa entrecerró los ojos. Vaya con el mercachifle, quiere pagar a los guardias con una ronda de cerveza de barril. Maldito.

Trixa se cabreó —Mire Vuesa mercadencia... Caderly de la casa Vemmil. Si sigue yendo por estos caminos sin escolta, va a acabar con otra sonrisa roja pero en el cuello. Solo usted, porque a su mujer la usaran el horno como cocina de pequeños semiorquitos. ¡Pague unos guardias, que los de los gremios no son caros! ¡Y tenga algo de vergüenza, preocupesé de las personas y no de las telas!

Bajándose del caballo y dando la espalda ostensiblemente al mercader, Trixa sacó una pala del las alforjas del caballo y registró a los orcos. Pensaba enterrarles a un lado de la calzada. —Ayudadme, les cobraremos el entierro en los bienes que tengan, ya no los van a necesitar.

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07/06/2014, 17:12
Zz'pora

Zz'pora soltó una risotada y acercó el caballo al de Trixa, para cogerla del antebrazo en un gesto de afectuosa camadería entre aventureros.

—¡Ja ja! Me recuerdas los viejos tiempos con los Siete Honorables. Los buenos tiempos —contestó.

El pasado volvía a él de nuevo, pero en este caso era para inundarle de buenos recuerdos. Historias de honor y coraje, cantadas al amor de la lumbre por la voz de tenor de Evaryan.

—Trixa tiene razón, Caderly. Shaundakul sonríe a los mercaderes que como tú, se atreven a atravesar rutas peligrosas con sus mercancías. Sin desmerecer a los representantes de las deidades presentes, creo que haber aparecido cuando lo hemos hecho ha sido una muestra de su favor —dijo—. Debería considerar la contratación de guerreros consagrados a la Mano que Ayuda como una inversión. ¡Ja! Y alguna plegaria al dios de los caminos tampoco vendría mal.

Desmontó. Todo aquello de los enterramientos le resultaba muy extraño, pero ayudaría a Trixa de todas maneras.

—¿Sabes? En Chelimber no enterramos a nuestros muertos —explicó mientras trabajaba—, para empezar porque en el suelo pantanoso nos los encontraríamos flotando en el agua a los dos días. En vez de ello los depositamos en los huecos de árboles muertos para que reciban el abrazo del pantano. Que un carroñero devore el cuerpo no se ve como algo negativo, sino parte del ciclo de la vida.

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07/06/2014, 19:35
Xander

El sacerdote de Ilmater miraba a los dos aventureros como quien tenía delante no uno, sino dos perros de color verde. El solitario y espiritual guerrero raramente había oído tantas palabras pronunciadas juntas, y estaba seguro de que algunas de las que estaba oyendo eran nuevas bajo el sol.

—Un siervo de Ilmater no necesita pago por hacer lo que es justo.

Respondió al mercader mientras seguía mirando a los otros dos viajeros con curiosidad. Tras unos momentos de silenciosa contemplación más, se decidió a bajar del caballo y ayudar a cavar las fosas.

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08/06/2014, 02:03
Director

Trixa cacheó los cadáveres descubriendo algunos pequeños tesoros, robados sin duda, en sus sucios bolsillos. El jefe tenía lo que los escribas llamaban una "piedra para leer", aunque Zz'pora y Trixa bien podrían no haber visto ninguna en su vida. Además de servir para magnificar los detalles de objetos pequeños, la lente en sí era una piedra de berilio tallada con forma de semiesfera, así que debía de valer algo solo por su material. En el dedo meñique de su mano izquierda el líder tuerto también tenía un delicado anillo de plata que podía haber pertenecido en el pasado a un hombre con extraños gustos de joyería o a una mujer muy gorda.

Las monedas de diversas acuñaduras y metales que cargaban los bandidos en total sumaban 12 piezas de oro. Viendo a sus salvadores registrar entre las ropas de los orcos y obtener su tesoro, el mercader pensó para sí mismo que ya empezaba a entender el negocio de los llamados "aventureros".

El aire soplaba moderadamente frío y unas nubes lejanas hablaban de lluvia sin comprometerse demasiado. No era un mal día para cavar fosas, especialmente si la alternativa era ocuparlas, y el extraño grupo pronto estaba de nuevo en camino.

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27/10/2014, 00:44
Xander

—Me llamo Xander— sorprendió el ilmaterino diciendo a la luz de la hoguera. Los aventureros cenaban junto al fuego, mientras los habitantes de la torre estaban ocupados distrayendo a las niñas de sus miedos.

El clérigo no había abierto la boca en las últimas horas. Los que, como él, habían sentido una vez la cercanía de los dioses, podían solo tratar de imaginar cómo había afectado este lugar a aquel hombre. Ahora su voz sonaba más cuerda que nunca, reflexiva, y también infinitamente más triste. Durante años había sido nada más que un recipiente para su propia fe, un medio para una voluntad ajena y mayor que la propia. Su mente ahora juntaba pedazos que habían estado separados mucho tiempo.

—Nací en Aguas Profundas, segundo hijo de un rico mercader. Durante seis generaciones en la familia de mi padre, el primer hijo varón había sido mercader y el segundo, clérigo de Waukin. Yo rompí la tradición.

Era lo primero que nadie había oído sobre él, su pasado o motivaciones. Lo había dicho como si necesitara decirlo, más por oírse a sí mismo que porque otros lo oyeran. Su mirada, que había estado perdida en el bosque, bajó al suelo. Después ojeó al grupo de aventureros en torno a él antes de añadir:

—¿Puedo seguir con vosotros? Quiero encontrar a ese mago.

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28/10/2014, 19:40
Iseo de Candelero

Libre por fin de las ropas de Zz’pora, Iseo se sentía más cómoda. Junto a la gran hoguera, el relente nocturno solo podía besarle la espalda por encima de la manta con la que se arropaba. Se llevaba cucharadas de estofado a la boca en silencio. Mientras cenaba, navegaba plácidamente entre los vestigios de recuerdos pretéritos y las palabras de sus compañeros.

Cuando el ilmaterino hizo su repentina revelación, apartó la mirada de la escudilla y la dirigió hacia su rostro, brillando arrebolado bajo la caricia lejana de las llamas.  

—No necesitas el permiso de nadie, Xander. Todos nos encontramos en la misma situación.

Parecía que, alejado de su dios, el ilmaterino volví a ser consciente de su propia identidad. Se peguntó qué le había llevado a abandonarla y asimilar la del dios al que profesaba su adoración. Había, sin embargo, algo que quería aclarar con los aventureros, si era posible, antes de que acabara aquella jornada.

—Queréis encontrar a Nikander —dijo. Ella lo buscaba por su implicación en el fenómeno que la había conducido a atravesar el primero de los portales. Para los demás era diferente—. Queríais encontrarlo antes de saber siquiera que era el señor de ese castillo. ¿Es esa la razón por la que os encontrabais en Elturel? ¿Podéis compartir cuál es vuestro pasado con el mago para que nos comprendamos mutuamente?

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30/10/2014, 22:08
Aleera

«¿Y a mí, qué?» pensó Aleera para sus adentros mientras mordisqueaba un puñado de frutos secos que había sacado de su mochila. Aunque obviamente no lo dijo en voz alta.

Saber cómo se llamaba alguien era un dato práctico, pero no entendía qué utilidad podía tener el saber a qué se dedicaba el padre o qué tradiciones había en la familia de alguien a quien acababa de conocer.

Cuanta más información tiene alguien de ti, más cosas puede usar en tu contra. No es que pensase que nadie de lso presentes fuese a clavarle un cuchillo por la espalda o algo así pero era una lección que había aprendido de la peor forma posible hace mucho tiempo. Y desde entonces se limitaba a dar de ella lo estrictamente necesario.

Un borrón oscuro pasó entonces por el límite de su campo de visión y giró la cabeza justo a tiempo de ver a su lobo acercarse al hombre lagarto. Había estado todo el rato tmbado junto a ella pero ahora de pronto se había levantado.

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30/10/2014, 22:20
Garm

El lobo se aproximó a Zz'pora con la cabeza baja en señal de tregua pero con las orejas planas en actitud precavida. Olfateando el aire como si quisiera identificarlo primero, y hociqueándole un brazo después para llamar su atención.

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30/10/2014, 22:21
Aleera

Garm, deja a la gente tranquila... —suspiró la elfa levantándose con gesto cansado—. Ya te he dicho un millón de veces que la mayoría de desconocidos tienden a sufrir infartos cuando se les acerca un lobo de casi cien kilos. ¿Qué haces?

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30/10/2014, 22:25
Zz'pora

Zz'pora se había echado la manta por encima y había escogido un asiento cerca de la fogata. Su sangre fría agradecía el calor de las brasas cuando el sol se hundía en el horizonte y bajaba la temperatura. El Caballero de Chelimber rebulló inquieto en su asiento cuando Iseo formuló su pregunta.

En cierta medida sentía que le debía una historia a Trixa. Pero no estaba seguro de estar preparado aún para hablar de aquello. El lobo de la druida le dio una excusa para perfecta para ver si alguien se sinceraba antes que él.

—¡Jajaja! La mayoría de desconocidos tienden a sufrir infartos cuando se les acerca un lagarto de casi noventa kilos —soltó Zz'pora, dejando que el lobo lo oliera antes de rascarle en el pecho—. Así que lo entiendo perfectamente.

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31/10/2014, 01:42
Xander

Xander asintió a las palabras de Iseo. Había acompañado a la oghmita desde la taberna, y al lagarto y la chica desde un poco antes. Ya tenía claro que el interés en Nikander era muy personal para todos. Había al menos una cosa que tenían en común, después de todo.

Superado su mutismo, y sorprendido por su propio cambio, el ilmaterino no tuvo problema en seguir sincerándose.

—Conocí una vez a un mago llamado Nikander, de Elturel. Me salvó la vida. Yo estaba en un lugar muy oscuro cuando él y sus amigos aventureros me rescataron.

Miró hacia el bosque, la dirección del rastro y volvió la vista hacia Iseo y los demás.

—El Nikander que conocí brevemente era bondadoso. En Puerta de Baldur un hombre me dijo que había sido amigo de Nikander, que se encontró con él en Elturel... y no pareció reconocerle.  Este— tomó un momento para encontrar una palabra —nigromante es un impostor que ha debido apropiarse del nombre. Tiene que serlo. Tal vez un cambiaformas. Una buena persona no puede volverse tan perversa.

El entrecejo arrugado reveló que ni siquiera él creía del todo esa última frase, pero sin duda era algo que creía creer. Respecto al mago, en todo caso, estaba seguro. Pensaba encontrar al farsante y desenmascararle aunque tuviera que romper su magia de disfraz a golpe de mangual.

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01/11/2014, 00:41
Aleera

—Si esa última afirmación fuese cierta, no existirían los paladines caídos.

Aleera miró un momento al ilmaterino y se encogió de hombros pero enseguida volvió a lo suyo.

Una buena persona podía y se volvería perversa si se daban las condiciones requeridas, la cruda realidad era así, los mortales no eran ni perfectos ni incorruptibles. Y desde luego ella no le colgaba a alguien el cartel de buena o mala persona por conocerlo brevemente pero tampoco pensaba entrar a juzgar a Xander si él sí lo hacía. Bendita ingenuidad, fé, o como quisiera llamarla.

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01/11/2014, 01:13
Garm

Garm se sentó sobre los cuartos traseros tras terminar de olfatear a Zz'pora. Levantó una pata y la puso sobre el antebrazo del hombre lagarto, volviendo la cabeza hacia Aleera esta vez con las orejas erguidas al más puro estilo "¿Ves? Tenía yo razón".

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01/11/2014, 01:13
Aleera

—Sí, la mayoría de desconocidos tienden a hacer muchas tonterías—suspiró la druida con resignación volviéndose de nuevo hacia Zz'pora—. Aunque creo que a ti acaba de declararte entidad aliada

Se arrodilló cerca del animal y lo agarró con los dos brazos por el peludo cuello para "derribarlo" hacia atrás y asi separarlo de Zz'pora. Saltaba a la legua que el lobo no hacía fuerza o de lo contrario los bracitos de la druida no habrían logrado moverlo ni un milímetro. En lugar de esto, se dejó caer de lado con lo que se quedó tumbado junto a ella.

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03/11/2014, 00:01
Iseo de Candelero

—Gracias por tu honestidad, Xander.

Se abstuvo de dar su opinión al respecto. No solo las personas bondadosas podían volverse perversas, sino que a menudo, las personas perversas podían hacerse pasar por gente bondadosa con facilidad. Con más frecuencia incluso, los perversos no eran conscientes de serlo, y creían actuar por un bien superior. Su propio bien, particularmente.

Solo el ilmaterino parecía confortable compartiendo lo que sabía sobre Nikander. De Aleera, Iseo no sabía nada, salvo que había afirmado estar buscándole. Zz’pora y Trixa habían demostrado intensas emociones relacionadas con él. Podía comprender que quisieran mantenerlas en privado, mas debían ser conscientes de que no podrían hacerlo eternamente.

—Cuando encontremos a Nikander, no tendréis ocasión de llevároslo aparte, de uno en uno, lejos de oídos indiscretos, para poder conversar de asuntos privados. Ocultarlos ahora carece de sentido —sentenció—. Y, si aun así pretendéis hacerlo, y desde luego yo no tengo derecho a inmiscuirme en las vidas de personas a quienes acabo de conocer, os ruego que dilatéis su conclusión hasta que el problema que tenemos entre manos esté resuelto.

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04/11/2014, 20:51
Zz'pora

Zz'pora lanzó un profundo suspiro y contempló el pasado en las llamas de la hoguera.

—El trabajo era sencillo. Y honorable, la roca sobre la que se levantó el grupo de aventureros con el que trabajaba antes —comenzó Zz'pora, con un tono mucho menos jovial y más sombrío que el empleaba habitualmente—. Debíamos limpiar una cueva de nigromantes que habían estado aterrorizando las aldeas de la Costa de la Espada. Habían desaparecido varios niños en las aldeas de la zona, y los rumores sobre robos de cadáveres para animarlos mediante artes oscuras se extendían como una plaga de mosquitos. Los augurios y adivinaciones que encargamos señalaron que Nikander, un hechicero de cierto poder, dirigía los experimentos. Pensábamos que un mago y sus secuaces no eran rivales de los Siete Honorables. Pero nos equivocamos. Nikander no nos concedió una justa lid.

»Tras una investigación convenientemente complicada, localizamos su sancta sanctórum. Allí estaban cuando Nuala se adelantó a tantear el terreno: magos en túnicas negras, susurrando algún tipo de cántico en torno a una repisa de piedra en la que había un niño. Todo fue muy confuso, como lo son siempre las batallas. No recuerdo quién atacó primero, pero tampoco importó. Los matamos a todos.

Zz'pora negó con la cabeza.

—Túnicas negras —casi musitó, soltando un bufido—. No eran nigromantes, sino dolientes. Familiares de luto por la muerte de aquel niño. Cuando nuestro líder se dio cuenta de su error, disolvió el grupo de inmediato. El honor nos había reunido y el deshonor nos separaría. Nikander había planeado todo aquello. Ayudado de sobornos, disfraces y compulsiones mágicas, había retorcido todo para que cayéramos en su trampa. Golpeó en el mismísimo corazón de los Siete Honorables. Nos derrotó sin presentar batalla.

Miró a Iseo.

—Así que no, erudita. No pienso concederle el beneficio de la duda. No pienso dejar que me engañe otra vez. Y si eres capaz de escarmentar en cabeza ajena, seguirás mi ejemplo.