Partida Rol por web

—Una vez más el portal oscuro se ha abierto. Pronto el oscuro organizará a sus guardianes para terminar el trabajo de los Eredar. No cabe duda, la legión ardiente regresará. Ahora más que nunca Terrallende te necesita Thrall, la caída de Archimonde no cambiará nada, el tiempo de los mortales se extingue.

Hace tiempo que el príncipe Kael’thas e Illidan atravesaron  del portal oscuro. Mientras su líder el Caminante del Sol se encuentra en Terrallende el regente Lor'themar Theron intenta lo mejor que puede combatir las fuerzas del Rey Exánime y de librar a su pueblo de las amenazas de La Plaga, aunque ahora los elfos no se encuentran solos, pues han decidido unir sus fuerzas con la horda para afrontar las complicaciones de los nuevos tiempos.

Para brindar honores al jefe Thrall, Theron ha decidido poner a su servicio un grupo de élite, quienes llevan poderosos objetos mágicos, al igual que un informe completo de la avanzada que controlan los elfos de sangre en Terrallende.

Los tauren, al igual que los orcos han logrado establecerse en el mundo de Kalindor, sin embargo la hostilidad de las criaturas nativas no han facilitado su expansión. Mulglore sigue lidiando contra la amenaza de los centauros, antiguos enemigos tauren, mientras que el ganado orco se halla ante la continua amenaza de los lagartos de trueno, al igual que bandas de Gnolls.

Nuestra historia comienza en Minahonda, capital goblin, con la salida de un buque mercantil con dirección a Bahía Botín, lastimosamente debido al mal clima los goblins se vieron obligados en parar en las costas de Durotar para hacer unas reparaciones a la nave. Nuzak Tuercamugre, capitán del barco ha pedido ayuda el jefe orco en la obtención de los materiales necesarios.

Thrall: Lok'tar ogar, bienvenido seas hermano Nuzak, ¿qué te trae por aquí?

 Nuzak Tuercamugre: mis camaradas y yo hemos salido de Kezan hace dos semanas, planeábamos llegar a Bahía Botín hace dos días, desafortunadamente las mareas nos han llevado hasta Kalindor, he intentado contactar a la coalición mercantil sin resultados, no me queda más remedio que reparar mi nave y esperar establecer comunicación con mis supervisores de Ventura y Cía.

Thrall: Es una pena lo que le ha pasado a tu gente, intentaremos suplir los recursos necesarios, sin embargo me temo que no podremos ayudaros en la recolección de madera, hemos perdido nuestra avanzada en Vallefresno.

Nuzak Tuercamugre mira un poco decepcionado al jefe de la horda, para un goblin todo problema se puede solucionar con dinero, ya pensará en una forma de conseguir madera de Vallefresno.

—El tiempo es dinero —dice como despedida a Thrall antes de marcharse a buscar en Durotar los componentes necesarios.

Luego de un largo tiempo sin acción, llega mis manos una oferta de “empleo”, parecía interesante, no era nada fuera de lo normal o algo por lo cual mi vida fuera a extinguirse de la noche a la mañana pero aun así eran cosas de valor que debería cuidar, lo más probable es que tuviera percances en el camino. Sin más acepte la petición, de momento debía llevar alguna mercancía hasta Durotar.

Con prisa, tome mis herramientas de trabajo, organice mi armadura, puse en su lugar mis hojas preciadas, compañeras de batalla bañadas por sangre de valientes guerreros que lo dieron todo, pero no lo suficiente para verme caer; tomo algo para comer y beber en el camino y lo pongo en mi mochila y parto.

Lo mejor de este viaje es que pronto me encontré con alguien que por mucho tiempo no visitaba, a mi prima Inomagata, siempre la conocí como una valiente Paladín y espero que aun continúe ese valor en su alma y corazón.

-Parece que tendremos un largo camino por recorrer, mi querida Ino, espero que seamos bien recibidas en las tierras de Sylvanas-

Gazapito se despertó en la bodega del barco. Cuando se coló pensó que sería un viaje rápido y tranquilo. Ni siguiera los goblins eran capaces de controlar el clima, por el momento. Tanto traqueteo era lo ideal para combatir el insomnio pero malo para un polizón.

Se puso su armadura de cuero y recuperó su equipo del barril donde lo había escondido por si lo capturaban. Los capitanes de barco no solían ser muy comprensivos con la gente que no pagaba billete. El tiempo es dinero. Salió de la bodega sin prestar atención a los marineros, todos estarían ocupados con las reparaciones y nadie se iba a fijar en un goblin bajando.

Miró en todas direcciones. No era su destino, eso estaba claro aunque estirar las piernas le vendría bien. Bajó al puerto y empezó a buscar a algún caminante que no prestara mucha atención a su bolsa.

El tiempo es dinero susurró como un mantra antes de lanzarse a la búsqueda de algo con lo que pagar la comida y unas bebidas.

El general Viridiel mira a Elawen a la cara, la recuerda perfectamente, ella junto a su familia salvaron a muchas vidas cuando el Rey Exánime atacó a su gente.

—Me alegra ver que sigues con vida Elawen —dice mientras le extiende un papel con el informe completo del transporte.

—Mis hombres no han olvidado lo que has hecho por nuestra familia, si sigues así pronto serás recordada como la protectora de Lunargenta —al final le da un fuerte apretón de manos y se despide, pues aún debe de revisar ciertos preparativos antes de partir.

Elawen intenta seguirle el paso, pero Viridiel desparece después de que un par de elfos le cortaran el paso mientras transportaban una viga de madera. En la plaza pública se encuentra un mar de gente, haciendo la ilusión de que todos los artesanos de la ciudad se encuentran en ese sitio para arreglar los últimos detalles.

Al salir del barco Gazapito escucha una voz que le habla del exterior

—Eh tú, no te pago por holgazanear ¿a dónde crees que vas sin la lista de compra, acaso me tomas por un tonto?

Gazapito mira a su alrededor, encuentra a sus espaldas y todavía en el barco a un goblin fumándose un cigarro mientras revisa una gran lista de pergaminos que tiene en su mano. Recoge el pergamino que le aventó el capataz goblin y lee:

X5 Engranajes 1/8R- 9P.

X1 Aleta de motor.

X1 cadena de ancla, grueso #5.

X1 Saco de grasa de cerdo.

Claramente se ha confundido al polizonte como uno más de la tripulación. El contorno de Gazapito desaparece conforme se aleja del barco y entra a la ciudad de Ogrimar.

Su primera intención fue tirar el pergamino en cuanto saliera de la vista del capataz, se lo volvió a pensar. Cumplir esa tarea le convertía en parte de la tripulación,  si alguien lo encontraba en el barco podía decir que preguntaran al capataz. Claro está que no pensaba trabajar pero tener un seguro en el barco era una buena idea. Y total sólo era comprar unas cuantas cosas. Nada complicado, si lo pensaba bien incluso era mejor idea que robar algo para comer. Regatearía con el vendedor y lo que sobrara iría a su bolsillo.

Contento con esa idea se acercó a uno de los vigilantes del puerto.

Buenos días tenga usía, ¿me podría decir donde hay un buen almacen donde comprar buenos productos baratos? estaba seguro que el guardia le dirigiría al negocio de algún familiar o alguien que le daba unas monedas por enviarle clientes. Adoraba las ciudades, tan llenas de posibilidades y gente a la que engatusar. 

En pocos minutos Gazapito se encuentra ya ante un tendero en Ogrimar. El orco recibe el pergamino de las pequeñas manos del goblin. Antes de dar su precio se rasca la seja y mueve la boca sin emitir sonido.

El guardia le dirigió hacia la tienda y se encontró con el orco encargado al que dio la lista 

Poderoso señor, necesitaría esto con cierta urgencia pues estamos en una misión muy importante para la ciudad de la que todos nos beneficiaremos, no, no, no puedo decírselo, es secreto. Y lo peor es que tampoco dispongo de mucho dinero, ya sabe lo tacaño que son los que mandan 

Se quedó mirando con cara de niño bueno al dependiente 

Me habian "reclutado" para una mision de exploracion. Los lagartos del trueno habian estado atacando otra vez granjas, y habia que detenerlos. Necesitaban la ayuda de los elementos y mis conocimientos de sanacion. De modo que me dirigia a las puertas de Ogrimmar para encontrarme con el grupo de exploracion. 

De camino escuché a un goblin intentando negociar con un tendero para unos suministros. Vital importancia, poco dinero... Estos goblins siempre intentando conseguir el mejor precio. Sonreí mientras iba al encuentro del grupo. 

Una vez reunidos todos los orcos que recibieron la llamada el jefe Drog decide hablar.

—Hermanos, no es la primera vez que los lagartos de trueno asechan nuestra comida, el verano pasado ellos mismos robaron nuestros cerdos y destruyeron nuestras granjas. Deberán encontrarse con una avanzada tauren antes de tomar acción, su gente ha hecho un vínculo con estos animales y puede ser que ellos tengan una solución.

En cuanto termina de hablar todos toman su equipo y se dirigen a la entrada de las grutas en donde los lagartos de trueno.

Kalthar nota que las fuertes lluvias que hubieron las semanas pasadas reviven poco a poco la tierra, si no hubiese sido por esas lluvias piensa que quizás las cosechas se hubieran secado.     

El orco le da el precio normal por todos los materiales, le dice que el costo es de 9 monedas de oro. Gazapito sabe que podría conseguir un mejor precio si sigue buscando en la ciudad, aunque eso le tomaría tiempo.

¡Nueve oros! ¿es que acaso la ciudad está sitiada y escasean los materiales? Si te pago nueve oros mi jefe me despejella, gracias por su atención mas tendré que seguir buscando. Se aleja de la tienda pensando que en realidad no es tan mal precio, pero claro le dejaría sin una sola moneda para él y entonces habría hecho el trabajo gratis. Mejor buscar otra tienda y de paso desempolvar su labia que por lo visto estaba un poco oxidada. Con ese pensamiento en su cabeza empezó a deambular por el mercado. 

Uhm, este parece un buen sitio, entremos.

Según parece, la alegría que siento al ver al General es mutua, mirando su rostro se puede observar que le agrada mi presencia, ante ello me paro firme y le saludo. –Sí señor, haciendo todo lo posible por que las cosas sigan así, y dar lo mejor que tenga- extiendo el brazo y tomo el papel que me entrega, lo observo por un momento y lo guardo.

Luego del apretón de manos quise hablar un poco más con aquel buen hombre, pero el paso fue interrumpido por un par de Elfos que hacían su trabajo; quizá no sea momento oportuno para hacer preguntas, a lo mejor sea tiempo de que tome camino hacia Claros de Tirisfal.

Me apresuro y tomo camino hacia la torre del dirigible, -solo espero que no tenga contratiempos en el camino, aunque si encuentro algunas menas, no estaría de más tomar un poco de material para mis prácticas como herrera.-

Elawen usa el orbe de teletransportación para llegar a Claros de Trisfal. Mientras espera el dirigible goblin para llegar a Durotar ve a lo lejos una mena de cobre, sin duda ha sido un buen día para la elfa de Sangre.

Inicialmente iba a esperar a su prima y acompañar el cargamento por tierra, pero al ver que los preparativos tardarían un tiempo pensó que lo mejor sería entregar el informe —una serie de datos urgentes— y después regresar para asistir la caravana.

Gazapito dedica 2 horas a recorrer la ciudad, ha puesto una enorme atención a revisar el flujo de las mercancías y a los compradores de cada lugar —con el fin de determinar el lugar más barato— finalmente se detiene en una tienda dirigida por un goblin y dos orcos.

Cuando Gazapito le entrega la lista al orco este le comenta que el precio total es de 7 oros, sin embargo consigue que le rebajen el precio a 4 oros. El goblin se ha hecho amigo de los tenderos ¡vaya suerte!   

Si es que tendría que haber empezado buscando una tienda goblin. Si vieras dijo al goblin un orco quería cobrarme nueve oros ¡nueve oros! ¡como si yo fuera un turista buscando amuletos de los dioses! ¿te lo puedes creer? miró en la tienda por si veía algo de interes. Por descontado que a partir de hoy mis compras las haré en vuestra tienda. Tened por seguro que soy un buen cliente y que nuestros negocios serán favorables para las dos partes. Ahora tengo que irme pero volveré pronto.

Se fue deshaciendo sus pasos hacia el barco. Si le digo al capataz que me ha costado los nueve oros me quedaré con cinco. Pero no debo ser avaricioso. Le diré que me ha costado ocho y me quedaré sólo con cuatro. El capataz también tiene que sisar algo para estar contento y un capataz contento son menos problemas. Con esa idea fue caminando hacia el barco con una sonrisa de oreja a oreja.

Mientras caminaba a lo lejos un brillo muy conocido por mi vista me llamo la atención, una mena de cobre resplandecía ante la poca luz que había en el sitio, apuro el paso para picar un poco de material y luego continuar mi camino; luego de un tiempo, vuelvo a retomar mi camino y llego hasta la torre donde puedo viajar a Orgrimar en un dirigible gobblin.

-Tengo que apurar el paso, no quiero tardar mucho-

El jefe Drog nos proponia buscar una solucion para no tener que acabar con los lagartos directamente. Preferia ese enfoque, pues no me gustaba tener que matar a esas bestias a menos que fuera necesario. 

- Asi haremos jefe. Drog. - Me volví hacia el pequeño grupo de avanzadilla. - Vamos, hermanos. A ver que descubrimos con esos Tauren. - Les dije apremiandoles. 

Los lagartos del trueno eran peligrosos, uno solo podia encargarse de 3 o 4 peones sin muchas dificultades. Por suerte el grupo parecia bastante competente. 

- Gracias a la lluvia, no perderemos esta cosecha. - Les comenté mientras nos dirigiamos hacia el puesto de los tauren. - En el proximo descanso haremos una ofrenda en agradecimiento. - Siempre es bueno estar agradecido con los elementos, pues estos nos dan la vida tan rapido como nos la quitan.

Esperaba no tardar mucho en llegar al puesto de los tauren.