Partida Rol por web

Empiezas a bajar por la cuerda, a veces pierdes el pie, pues las piedras del acantilado están sueltas, en una de ellas, el roce de la cuerda en tus manos te hace chillar y soltar la cuerda por descuido cayendo al vacio. Pero entonces una mano blanca y delicadacomo el marfil te sujeta con fuerza llevandote al interior de la cueva, antes de decir:- No esperaba que volvería a verte...- Es Lucy tan hermosa como siempre, aunque en su boca hay rastros de sangre todavía humeda, allí tirado a un lado hay el cadaver de un hombre desnudo recierte, su garganta está abierta y su pecho esviscerado.

Siente un profundo dolor en la garganta tras el grito, como si ésta se le desgarrase, pero deja de gritar en el momento en el que siente que algo la agarra. La adrenalina corre por sus venas, siente que el corazón se le va a salir por la boca, galopando, para estamparse contra una de las manos de Lucy. ¿Cómo era capaz de ser tan bella, incluso ante aquella horrible imagen, tan lúgubre?

-Lucy... He venido a buscarte porque... los demás también te van a buscar. Van a intentar matarte y yo... No puedo permitir eso...-acaba en un susurro, mirando intensamente a los ojos de la muchacha.  

La mujer todavía tiene tu brazo fuertemente y con un gesto de su cabeza te hace un gesto para que examines el cadáver:- Yo he matado a ese hombre y también, como a muchos más, los devoro, después de yacer con ellos.- La chica sonríe de una forma ruisiseña:- ¿Crees que acaso merezco vivir sabiendo todo el dolor que produzco a sus familias? ¿Acaso dejarías todo por protegerme?- Te examina para ver cual es tu reacción.

Se sonroja ante la mirada atenta de su amada. Mira hacia el cadáver. La escena es repugnante, pero aún así, no se asusta. Arruga un poco la nariz al ver el pecho y la garganta destrozadas del hombre, pero no se aparta de ella. 

-Esto que eres ahora es fruto de una maldición. Todas, absolutamente, todas las maldiciones son reversibles. Si tu quisieras, podría ayudarte, de otra manera que no sería matándote... Al menos eso creo, y espero. Creo que mereces vivir, porque esto que haces no lo haces tú. Lo hace la maldición, que te convierte en un monstruo. Pero yo he visto que en el fondo, puede que muy en el fondo, hay un atisbo de luz.-Para de hablar un momento para mirar al profundo de los salvajes ojos de la mujer.- Y la respuesta es sí.- dice sin intentar zafarse de su mano aunque la esté sujetando con fuerza.

Lucy sigue apretando tu brazo, aunque parece aflojar la presa y te dice:- Aquella vez no te intente devorar porque estaba alimentada y necesitaba de mi otra necesidad... Puede que la maldición me haya convertido así, pero ya no hay vuelta atrás, excepto la muerte o la llegada del rey yaciente.- Te deja libre el brazo y te señala el cadáver:- Come, al fin al cabo, no rechazas mis actos ¿No?, si lo haces te llevare conmigo... Veras a mi madre.-Te está poniendo a prueba y escuchar gruñir a Draco sobre tus cabeza.

Se queda mirando el cadáver y sacude la cabeza.

- Lo siento.- dice sin preocuparse de lo que en ese momento le pueda pasar. En cambio sí que echa una ojeada arriba, como si pudiese ver por entre las paredes de la cueva, para intentar distinguir qué es lo que le pasa a Draco.- Yo no me alimento de eso. Una cosa es que acepte tus actos, y otra que los imite. Te protegería con mi vida si lo viese necesario, pero no quiero convertirme en un monstruo. 

Su tono de voz es decidido. Se siente en confianza con aquella mujer, no solo por lo que compartieron la otra noche, sino por el sentimiento que surgió después. Tenía esperanzas en poder ayudarla, y lo deseaba con todo su corazón. Solo necesitaba que ella quisiese también y trabajar juntas en encontrar una solución.

-Acabas de decir algo sobre un rey yaciente. Cuéntame, ¿qué es?

Ves la mirada felina que te dedica Lucy, te das cuenta de que en este momento es más bestia que hombre y empieza a dar vueltas a tu alrededor. Como esperando a que le des una razón para atacarte, al parecer no le ha sentado bien que le llames monstruo y la pregunta del rey yaciente ha sido la puntilla. A pesar de ello no puedes dejar de ver lo hermosa que es, incluso sabiendo de sus apetitos...

La elfa se da cuenta de la situación en la que está metida, pero aún mantenía la esperanza. 

- Así que... ¿He sido una más, Lucy? ¿Lo de la otra noche ha sido una... mentira? ¿Simplemente un engaño? - en este momento se da cuenta de las palabras de la mujer que tiene delante. La mujer a la que.. extrañamente ama. Y ha dicho que no es la única, ni que lo será nunca. Por lo que ella no la amaba, para nada. Eso era... Cruel. Se sentía muy dolida en ese momento, y en su mirada se notaba. 

Lucy detiene su danza mortal y dice:- No es eso, pero recuerda que solo puedo hacerte daño...- te agarra por la espalda y empieza a besarte el cuello, mientras sus manos intentan quitarte la ropa, entre besos te susurra:- Incluso ahora que quiero saciar mi lujuria contigo, te lo estoy haciendo a sabiendas de que no puedo volver a ser normal y que te hare complice de mi odio...- Su mano busca tu sexo fugazmente...

Estaba segura de que no la atacaría. Sabía que podía controlar a la bestia que llevaba dentro. Disfrutó por un momento de los besos que le estaba dando en el cuello, pero cuando sus manos empezaron a bajar se apartó, dándose la vuelta y mirándola a los ojos. En la vuelta le agarra un brazo suavemente, que acaricia hasta llegar a la mano mientras habla.

-Lo que pasa, Lucy, es que siquiera quieres intentarlo. Te tienes por una causa perdida y no vas a hacer nada para cambiarlo, porque te has creído tú misma que eres mala. Yo estoy dispuesta a enfrentarme a mis compañeros por ayudarte. Pero no puedo hacer nada si tú no colaboras. - Levanta su mano con suavidad y la besa con dulzura. - Yo confío en ti, por mucho daño que seas capaz de hacerme. No tienes por qué hacerme daño si no lo quieres así. - Su voz se torna sensual. Está visiblemente excitada. Pero en su mirada implora que se deje ayudar, además de la chispa de amor que nunca cesa. 

Lucy te mira un momento extrañada y finalmente se rie, antes de abrazarte y quedarse mirandote a los ojos te dice ruiseña:- ¿Tu no cejas en tu empeño? Vale, cedera a tus intentos de ayuda, pero a cambio ahora me ha entrado hambre de ti... Cede en mis deseos.- Y sin más dilación te besa en los labios, a sabiendas de donde te llevara esto, tu briosa amante parece dispuesta a satisfacer sus ansias de sexo en ti, en tanto te quita tus ropas.

Sonrió triunfante dejándose llevar por el deseo de amar a la mujer que tenía delante. Besó sus labios, acarició su cuerpo, disfrutó de sus suaves y perfectas manos... Gozó, gozó como no había gozado nunca. Gimió de placer ante las sensaciones que le provocaban las manos, la lengua, el cuerpo de su amada. Sucumbió a los deseos más arcanos que cualquier ser pudiese sentir. 

Aunque el suelo y las paredes de la cueva son humedas os han servido bien como receptaculo de vuestro deseo y quizás amor entre vosotras dos... Ahora la muchacha te observa juguetona mientras te vista y pone un mohin divertido para preguntar:- ¿En serio necesitas vestirte?, hasta hace un minuto estabas decididamente interesada en estar sin ningún tipo de ropa...- Ya mas seria te informa:- Tenemos que ver a mi madre.- No te dice nada más y empieza a andar hacía el interior de la cueva...

La bella elfa sonríe ante las palabras de Lucy mientras se termina de vestir. Le gusta sentirse deseada, y sobre todo le gusta que ella al fin vaya a cooperar. Antes de que Lucy se aleje demasiado se acerca a ella por detrás, la coge por la cintura y le da un beso en el cuello, subiendo poco a poco las manos hasta sus pechos. -Gracias por todo esto.- le susurra al oído y la suelta suavemente. Luego la sigue hacia el interior de la cueva, sin preguntar nada. Prefiere dejarla hacer, para observar su forma de actuar. 

Lucy te sonrie enigmaticamente y sigue hacia adelante sin decir ninguna palabra. Puedes escuchar a Draco aullando al escuchar como te alejas de la entrada, su tono es lugubre como si temiera por ti y te creyera en un peligro mortal, pero según avanzas detrás de la hermosa figura de Lucy, se escuchan cada vez menos...

Tras unos 20 minutos de avanzar entre los túneles llegas ante una puerta de metal oxidado, que Lucy abre utilizando toda la fuerza de sus musculos no-muertos, dejando a la vista una gran sala donde hay una enorme mesa donde parece que hay un banquete, al otro lado de la mesa esta la figura de una mujer con un velo en su cara que pregunta a Lucy con una voz cascada y sobrenatural:- ¿A quien traes, mi pequeña Lucy?- 

Kakuonsäde sonríe ante la actitud de la chica. Eso es lo que más le gustaba de ella, que sabía cómo hacerla engancharse más y más a ella. Sabía que Lucy no la pondría en peligro, así que no ignoró los aullidos de su amigo, pero sí que se dejó de preocupar por ellos. Si quisiese matarla ya lo habría intentado por sus propias manos, y lo más seguro es que lo hubiese conseguido. Pero no, Lucy había terminado aceptando que la ayudase. Esa era todo lo que le importaba. 

Estaba tranquila cuando llegaron ante las puertas de hierro, aún después de la larga caminata. La sesión de amor de antes le había cargado las pilas, la había dejado con todos los sentidos mucho más atentos, y a la vez con una relajación en el cuerpo digna del paraíso. Los músculos de Lucy en tensión la volvieron a excitar y suspiró mirándola con ganas de más... Pero se contuvo. 

Observó la gran mesa del banquete, y a la figura que estaba sentado al otro lado de la sala. ¿Sería ésa la madre de su querida Lucy? Desde luego tenía toda la pinta. Seguía sin sentirse en peligro, y no hizo ningún gesto brusco ni amenazante, para que aquella mujer tampoco se sintiese incómoda. Esperó a que la pequeña Lucy contestase, pues no le gustaba ser maleducada y hablar cuando no se le había preguntado. Con una suave caricia en la espalda, casi imperceptible a no ser que estuvieses justo detrás de las dos muchachas, le hizo saber a su amada que estaba preparada. Para lo que fuese. 

Lucy por primera vez parece asustada cuando dice:- Madre, esta es mi amante Kakuonsäde y quiere ayudarme...- Pero antes de que le deje terminar la madre le especta:- Es tu almuerzo y tu divertimento, nada más... El rey yaciente espera tu victoria y tú te has... "enamorado"- Puedes sentir las comillas en la frase.- De una fulana elfica. Matala, ahora mismo.- Lucy se arrodilla llorando para gritar:- ¡Pero madre la amo!- Pero su madre sisea:- No tanto como a mi sino no me la habrías presentado...- La mujer se levanta, y puedes ver a pesar de la penumbra de la sala que la madre de Lucy no es más que un cadáver reseco, que te pone los pelos de punta, hay algo muy maligno en él y se esta acercando hacía vosotras...

Observa la escena sin decir una palabra. Esa mujer quiere matarla, y no lo va a conseguir tan fácilmente. - Señora, creo que he encontrado la solución al problema de Lucy, y al vuestro personal. Puedo ayudaros. Además, amo a Lucy con todo mi corazón. - Se acerca a ella y la levanta del suelo.- No llores pequeña. - susurra amorosamente.- Verás como todo sale bien.- Posa un suave beso en sus labios. 

Al ver el cuerpo de la madre se sorprende. Entonces... es esta la razón de la maldición de Lucy. Mi niña... mi pobre niña... su madre le ha hecho esto... 

Indecisa, piensa en si matarla o no, pero eso supondría hacer daño a Lucy, y eso es lo último que quiere. Entre tanto decide esperar un rato a ver cómo reacciona la mujer zombie.