Partida Rol por web

Queridos Amigos:

He tenido pocas noticias de vosotros desde nuestra despedida, espero que os pueda volver a reunir pues me temo que os tengo que pedir ayuda, como sabeis no lo haría sino fuese necesario. Os remito a la ayuda que os cedí en la guerra, pero si no es suficiente incentivo, os dare una fuerte recompensa de 40000 monedas de oro a cada uno por vuestra ayuda, por supuesto tendre en cuenta un suplemento según la peligrosidad por si el asunto se vuelve más peliagudo. Me temo, que no puedo confiar más que en vosotros para esta situacíon, venid a mi mansión cuya localización os cedo en un mapa adjunto, por favor os lo pido, sea por misericordia o por el dinero, que vengais.

Siempre vuestro Ismael Covenant.

La carta os llego hace unos 3 meses, pero habeis tenido asuntos que realizar o estabais en zonas lejanas, por lo que no sabeis cuanto tiempo habra tardado en llegar a vuestras manos. Se viven de nuevo tiempos de guerra y las aduanas, y los peligros de la brumas se recrudecen en estas etapas de disturbios. La corrupción de las ordenanzas de la ley es notable, y siempre hay que andar escabulléndote para que no busquen algún “crimen” por el que condenarte, por lo que os teneis que internar en lugares oscuros y alejados de las poblaciones enfrentandoos a horrores para llegar al punto de encuentro. Con el pequeño mapa que venia en la carta os dirigís con dilación a la situación de la tierra de los Covenant, que se componen en varias islas de distintos tamaños, que se emplazan en un gran ensenada que lleva al oscuro mar, a su lado se encuentra un pueblo ribereño que es el que sustenta a la mansión y que les provee de empleados.

Pues aunque en vuestros tiempos que estuvisteis forzosamente en el ejército no lo hacía ver, Ismael Covenant es el primogénito de una fabulosa hacienda, cedida desde hace 3 años tras la muerte de su padre, en un accidente. Cada uno por su lado os encontráis en la pequeña población pesquera, casas de buena madera y buena construcción que os hacen pensar que además de rica la familia Covenant ha sido buena con sus conciudadanos, incluso hay una estatua de piedra a nombre del iniciador de la rama Covenant en el lugar. Pero como todo en la pequeña aldea hay un deje de miedo y desesperación, muchas ventanas cerradas, muchas mujeres vestidas de luto y demasiadas tumbas recientes lo confirman.
Sin duda en las tierras de vuestro antiguo capitán no están pasando sus mejores momentos.
Cuando preguntáis como llegar a la mansión, trás enfrentaros contra las reticencias de los aldeanos sabeis que tendréis que esperar al ferry, que lleva un hombreton del que todos hablan con una mezcla entre desconfianza y acritud llamado Borguia, un semi-vistani que a pesar de su estirpe lleva años trabajando para la familia. Aunque todos cuidan sus palabras, pues él es el único que puede llegar a la isla de la mansión en los dias de niebla(que suelen ser casi todos) sin perderse o encallar en las rocas. A lo lejos se ve el faro que protege a los barcos que se adentran desde el mar hasta el rio.

Cada uno llega en su momento algunos acompañados, por que sus caminos los unian, otros llegaban por separado, ahora estais todos esperando al ferry. Cuando os llego la carta, sabiais que os pedirian la ayuda a todos vosotros,aunque no pensabais fuerais a aceptar todos. Después de unos saludos en el puerto esperando el ferry con una calma chicha provocada por el incomodo reencuentro, al final la tensión desaparece cuando veis que el barco llega atravesando un banco de niebla pertinaz, un hombrecillo rechoncho con un bigote prominente y cierta calvicie, se os queda mirando un momento con una ligera sonrisa mientrás que aparca barcaza con bastante soltura:- ¿Vosotros sois a los que ha llamado Ismael?- Al ver vuestras miradas de sorpresa, aunque ataviados como vais cualquier puede saber que sois unos aventureros o algo parecido- ja ja no os asustéis esos pedazos de piedra que llevais en el cuerpo os delatan, Ismael me comento que sería la marca para saber que venian los refuerzos...-

Así los fragmentos, como olvidarlo, cuando se enfrento Ismael al terrible nigromante que a punto estuvo de cercenaros la vida, las pistolas de Ismael bramarón como perros de presa, pero antes de morir el nigromante quería llevarse vuestras vidas consigo, su joya maldita reventó en pedazos y sus trozos se incrustaron en vuestro cuerpo en el cuello, quemando cualquier cosa con la que osarais cubrirla, quizás como un precio a pagar por vuestra libertad. –Esperad un momento, me temo que tengo que dejar mi carga- Cuando amarra la gran barca empieza a descargar grandes cajas de tamaño de un humanocon sus fuertes brazos, comprendeis que son ataudes que trae para la aldea, con tono funebre toca una campana que tiene con un fuerte son, durante tres veces. Pronto veis a la gente, saliendo de sus casas reuniéndose ante el semivistani, su sonrisa a mutado a una sombría y seria cara mientras que pronuncia nombres y señala las cajas, mujeres y niños se arrodillan ante ellas implorantes como intentando desentrañar lo que estas cajas de tamaño grande significan, los hombres les apartan y se llevan las cajas, mientras los viejos abrazan a sus familiares más desfavorecidos.
Cuando termina el extraño sepelio,el Semivistani, os señala:- Lo siento este espectáculo, pero últimamente solo traigo cadáveres nada más, comprendo el dolor que tienen, pero... su contrato es así, ojala podáis solucionar esta situación de verdad lo espero.- Y recoge vuestros pertrechos, junto con algunas cajas más en la amplia barcaza, las cuales esperais que esten vacias, que permite incluso llevar vuestros animales con vosotros. El hombre con un fuerte empeñon libera la barca y con una halito de magia, veis que la barca se mueve tranquilamente, dirigiéndoos hacia las nieblas. Donde os espera vuestro destino,la mansión de Derceto.

Llegar despues de un viaje buscando aun no se que, y encontrar esa misiva sobre la mesa de mi habitacion. Tenia la capa empapada de la llovizna que me habia acompañado en mi viaje. La roce con mis dedos antes de dejarla a un lado y de quitamela. Suspire mientras la miraba de reojo bebiendo un vaso de agua, hace mucho que no beba nada que no sea agua.
Respiro hondo antes de poder cogerlo con tranquilidad, fuera ulula un buho en una de las ramas de uno de los arboles del jardin del hospicio. En una de las camas uno de los niños se revuelve en una pesadilla que para solo un segundo despues mientras sonrie.

La misiva tras leerla cae al suelo desde mi mano mientras miro al vacio, podria decir que no, pero debo hacerlo. Cierro los ojos y respiro hondo antes de levantarme y volver a empacar mis cosas para marcharme a primera hora de la mañana. Solo miro una vez atras entre la niebla antes de coger las riendas y marcharme con las primeras luces del alba.
El viaje me lleva mas de lo que esperaba o tal vez lo he relentizado mas de lo que deberia para, no se bien para que.
Cuando llego me da desazon lo que veo no esperaba ver a nadie aun, respiro hondo mientras doy de comer algo a mi caballo para que se tranquilice y los miro de reojo.

Casi ni escucho lo que dice nuestro guia antes de hacer un pequeño simbolo para que esos pobres hombres descansen en paz. Me giro al resto y les acompaño a la barcaza.

Hola a todos, hacia mucho que no nos veiamos. replico mirandolos de uno en uno, parandome en Alek un poco mas y por un segundo mis ojos se vuelven de otro color antes de girar el rostro y mirar hacia delante.

Borguia puedes contarnos que ha sido todo eso en el pueblo .  mi mirada escrutina las nieblas que se abren frente a nosotros.

Un día esplendido con sol en el que de buena mañana se marcho a cazar para poder comer y cenar, en el que fue duro el día ya que costó conseguir algo de cacería por las montañas.
De camino a la cabaña con su poco éxito a cuestas llevaba los animales muertos para prepararlos en una hoguera y asarlos. Se encuentra encima de una pequeña mesa una carta que antes no estaba allí. Deja todo en el suelo al entrar y sin pensarlo un momento abre la carta y empieza a leerla.

Con cara de asombro ya que hacía meses que no sabía noticias  de Ismael, se apresura a continuar con la carta para saber qué es lo que quiere ahora. Mientras está leyendo  se le llena la cabeza de momentos antes vividos en otra misión por llamarlo así donde hemos estados todos y esta carta es otra tarea más a la que debemos acudir.
Inmediatamente de acabar suelta la carta ligeramente en la mesa, con lo que cae al suelo por un soplo de aire de la puerta entornada que había dejado. Se pone a recoger sus pertenencias y a prepararlas para dirigirse hasta el ferry donde les estarán esperando para dirigirlos al sitio donde debemos ir. Marcha de la cabaña con todo lo necesario que tiene que llevar y que usara.

Al llegar al lugar con cara de nostalgia y a la vez con pasos cortos y timidez se acerca donde todos saludando con tono serio. ¡Hola! Cuanto tiempo desde la última vez. Mira a todos sus compañeros.
¿Por qué tantos cadáveres? ¿Qué ha pasado aquí? Son tantas las preguntas y tantas las ganas de acabar con todo esto y eso que aun no hemos empezado.

Ya hacía unas semans que había partido de su poblado, acompañada por su siempre fiel compañero, Draco. Las horas pasaban rápidas, y los días volaban mientras Kaku caminaba sin más descanso que para comer algo para llegar a su destino. Pero los bosques le tenían una sorpresa preparada. Antes de llegar a su destino se encontró con esa terrorífica escena. No paró de darle vueltas hasta llegar a su destino: el ferri. Cuando llegó miró a su alrededor. No muy lejos de ella estaban sus antiguos compañeros. Con su habitual dulce sonrisa se acercó a ellos.

-Hola a todos, nuevamente. -miró a su alrededor y vio todos esos cadáveres, la tristeza en la gente... El vello se le erizó y su mirada se volvió triste. Podía palpar el dolor en el aire. Automáticamente bajó la mano y acarició la cabeza de Draco, que siempre era su apoyo.- Qué ha pasado aquí?- preguntó horrorizada.

Una silueta en el cementerio. El sepulturero, enorme en su estatura, hablaba con un hombre imbuído en una capa negra, cuyas telas se mecían ante la suave brisa que les mecía desde la espalda. Algunos de los presentes reconocieron la figura al instante. Alek Dressen, sin duda.

Tras pasar unos instantes junto a aquel con el que hablaba, éste le señaló la dirección hacia vosotros. Entonces Alek comenzó a andar hacia allí. Aunque más que andar, parecía levitar sobre el suelo. Su porte era el de siempre. Figura escuálida pero alargada. Su negra capa cubría sus pies y unos ropajes del mismo tono oscuro, que contrastaban fuertemente con el pálido de su cara y de sus manos. Las únicas partes visibles del cuerpo de su compañero arcano.

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Maldigo el día en que decidí quedarme en ésta posada de mierda. Una carta se deslizó por debajo de la puerta. Y una figura salió corriendo lejos de la presencia del hechicero. Tiempo había pasado desde la última vez que había sabido de Ismael y sus antiguos compañeros. Pero le sorprendió de manera grata que se acordara de él. Mucho había aprendido en los últimos tiempos el jóven e inexperto Alek, era ahora un hechicero consagrado y había seguido el talento que ya le hubieran dicho en el orfanato que le esperaba. No se debe perturbar a los muertos. A no ser que sea para perturbar a los vivos. Agarró con fuerza la nota y se giró al espejo. Ismael necesitaba ayuda y les ofrecía una buena suma por ayudar. ¿Qué estaría pasando? No le llamaría si no fuera por una buena razón. Tendría que ir a averiguarlo.

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Alek no era demasiado hablador. Nunca había sido demasiado parlanchín a no ser que estuviese realmente cansado de una determinada situación. Era muy analizador, estudioso, y normalmente sólo hablaba para quejarse. Al menos así había sido los dos primeros meses que pasaron con él. Después parecía más hablador, aunque esa "parte mala" de sí mismo aparecía una y otra vez. Tocando los cojones de manera súbita.

Al llegar al lado de sus compañeros, se apartó con un dedo los grises cabellos que caían sobre su frente. Esuchó los saludos de todos. Analizando a los que habían llegado ya. Saludando con un leve asentimiento de cabeza. En sus ojos se podía ver parte de la oscuridad que siempre le había invadido. Su cuerpo siempre había sido una encarnizada lucha moral personificada, vencida sólamente por la fuerte fuerza de voluntad que tenía el hechicero.

Se paró al ver los ataúdes y miró de soslayo a familiares y las reacciones de sus antiguos compañeros. Nada había cambiado, todos seguían igual que siempre. Sin moverse lo más mínimo observó las aguas del pantano, y la barca. Después levantó la vista hacia la isla. ¿Qué habría al otro lado? ¿Qué se encontrarían?

Tres meses han hecho falta para que todos los compañeros lleguen cerca de la casa de Ismael. Esperando al resto en la taberna, con Lord a sus pies, ignora a los pueblerinos, hablando o más bien haciendo hablar al posadero, según el cual últimamente han habido demasiadas muertes, aunque al menos ahora son menos numerosas gracias a Ismael.

- Él nos dará más información, ¿verdad? Vamos chico. - le dice a Lord rascándole entre las orejas para que se levante.

Va con calma, tanto que casi es la última en llegar junto al ferry a esperar a ese tal Borguia, que en vez de venir sólo, se acompaña de desgraciados que ya ni sienten ni padecen. No se sorprende tras lo dicho por el posadero, por lo que tras saludar a todos, y aún escuchando las preguntas dirigidas al semi-vistaní, sube a la barcaza en cuanto puede, y como siempre, Lord se tumba a sus pies, esperando acontecimientos.

La barca va a un buen ritmo, aunque parece que debe haber corrientes que no le permiten ir en línea recta pues pronto anda alejándose de ciertas brumas y adentrándose en otras menos espesas, el semivistani sin dejar de otear entre la bruma, sin dejar de llevar el timón os dice:-Perdonar si no me he presentado, pero no creo que importe demasiado, me llamo Borguia y como podéis ver soy de profesión barquero, aunque me soy más buscado por ser el guía de las nieblas de la zona.-Se detiene a meditar un momento antes de responder a vuestras preguntas, pero no antes de declamar unas palabras extrañas y cambiar el rumbo- He devuelto a unos muertos con sus familiares, desgraciadamente son demasiados en estos últimos meses. Pues habeis de saber que Ismael es dueño de una gran fortuna y que entre las propiedades de se encuentran varias minas y caladeros bastante productivos. Pero están siendo atacados y cada vez va a peor, ahora en vez de traer material solo traigo muertos... Pero es la maldición de esta isla me temo... puff- Se le cambia un momento la cara con picardía y os dice:- Por cierto, os puedo hacer un precio especial por ser amigos de Ismael para traeros lo que necesiteis- El mostacho se levanta en una sonrisa y os dice en tono profesional:-Claro hay que pensar en los costes y el peligro de los viajes y demás os saldrán un poco más caras que si os las trajeran de tienda, pero creo que os podréis arreglar ¿No? Tardare unos 2 días para traeros cada remesa, tenedlo en cuenta...- Pero calla un momento, cuando ve una extraña zona sin niebla  es como si fuera un remanso de agua en medio de un bosque de niebla.

 Hace un movimiento con la mano y os susurra:- Cuidaos en esta parte de la travesía, callaos e iros al centro con vuestros animales...- Estais atentos a que viene tanto revuelo, pero los animales de Kakuonsäde y Evadne erizan sus lomos y sino fuera por la compañia de sus dueñas se hubiesen lanzado al borde para gruñir y atacar a algo que esta oculto bajo las aguas.
De repente una figura humanoide empieza a emerger al lado de la barca, y pronto otras le acompañan, son cuerpos corruptos de miradas vacias, pues los ojos han sido devorados por los peces, parece que la advertencia de Borguia tenia razón de ser, notáis como los ojos sin parpados os vigilan no son muertos normales y el barquero utiliza otra retahila de palabras a la barca que hace que se alejen de ella.

Trás este momento fantasmagórico, aparece la sombra de la isla, y podéis ver a lo lejos algunas lucecillas, pues la niebla es menos espesa:- Siento lo de antes, pero los cadáveres de ahogados son muy normales en esta agua... Aunque nunca habian seguido mi barca... es extraño.- El hombre se rie un momento y os señala:- Vaya al final si que vais a ser quienes necesitamos, parece que habéis llamado la atención a “alguien” y por eso habeis tenido esos espectadores en vuestra llegadaí- Esto suena bastante egnimatico pero los semivistanis suelen ser asi, ven más de lo que cuentan. Cuando se dispersa o la niebla enfrente vuestra podéis ver un pequeño puerto en lo  más bajo de un risco que esta recortado por unas escaleras grabadas en la piedra que suben a lo alto.- Bueno! Ya estamos llegando a nuestro destino-
Pronto os fijáis que teneis un pequeño grupo de bienvenida, pues hay en el pequeño puerto, un joven que lleva una linterna que parece hacer señales a alguien a sus espaldas. Suponéis que pronto os vendrán a recibir la gente de la mansión...

El guerrero rubio contempló a los reunidos en la orilla, no a los pazguatos del pueblo, sino a sus compañeros, a los que lucharían a su lado durante el trabajo que debían realizar. 

Vaya, cuatro mozas y el hechicero marica, no está mal como grupo, siempre tendré algo interesante que ver.

Terminó con la última gota de su botella de vino y la arrojó sobre unas piedras al borde del agua, el cristal reventó en mil pedazos sobresaltando a todos por igual, mientras Arthur subía a la embarcación. El perfil espigado del luchador sólo se veía roto por la cantidad de armas que llevaba en variedad de vainas, su armadura y la piel de lobo que usaba para protegerse del frío.

Una vez estuvieron todos en la embarcación, los cadáveres la siguieron con la mirada, pero ninguno se alteró, todos habían visto cosas peores...

Bueno, ya es suficiente, rompamos el hielo...

Y con una voz estruendosa se dedicó a ello. Con su campechanía habitual.

-¡Cómo no van a seguir tu barca, majo, si tienes todos estos bollitos de pan en ella! Joder, no os veía desde la guerra, ¡Alyanna, estás todavía más buena, te han crecido las tetas,dame un puto abrazo y recuérdame lo que decía tu dios que no tenía que hacer! ¡Evadne, no has crecido nada, y me sigue gustando tu elección de modelito! A tí me va a gustar más abrazarte, aunque con esta mierda de armadura igual te hago daño! ¡Kaky dejame tirate de las orejas antes de que ese bicho peludo me muerda las pelotas! ¡Y Elenya, prometo que no volveré a tocarte el culo sin tu permiso, aún me molesta los dientes que me partiste la última vez! ¡Espero que me hayas perdonado!, Tu Alek, se que confabulas con poderes oscuros y magia malvada, pero aún así me alegro de verte- La sonrisa del guerrero era sincera. Dedicando unas palabra amables a cada uno de los compañeros, aunque bastas.

El tiempo había pasado por el otrora joven rubio, siendo ya todo un hombre. Y su sonrisa era contagiosa.

Ante la reacción de Draco, con un leve movimiento de su cuerpo atrajo al lobo hacia sí. No quería que acabase en el agua y menos con seres terroríficos esperando para tener un bocado. Draco se acercó a ella y le acarició la cabeza para tranquilizarle, aunque seguía erizado y gruñendo hacia el borde del barco.

Entonces empezó a hablar Arthur. Con mucho desagrado miró la piel de lobo que cubría la espalda del hombre. No comprendía cómo podía hacer algo así, cómo podía haber matado a tan noble animal para usarlo de vestimenta. Estaba totalmente en contra del asesinato de animales, y más si la intención era vestirlos. Cuando le llegó el turno Arthur la volvió a llamar Kaky.

-No cambias nunca, eh?-dijo con una sonrisa en los labios. Aunque sus comentarios eran bastos y molestos, al menos no dijo nada de su cuerpo. Eso la halagó en parte. Sabía que Arthur no lo hacía con mala intención. Habían pasado demasiado tiempo juntos en su anterior misión con Ismael como para ofenderse ahora. Y aunque era un bruto y llevaba una piel de lobo a la espalda, cosa que desagradaba inmensamente a Kaku, tenía un... algo... que atraía. 

Sacudió la cabeza. Una vez más se sorprendía a sí misma pensando esas cosas acerca de Arthur. No, las cosas no habían cambiado. Esperó a llegar a tierra firme y bajó del barco, esperando a sus compañeros, con Draco pegado a ella. 

Arthur notó la mirada de Kakuönsade en su piel y sonrió sin incomodarse, quizá malinterpretando en parte la mirada, pero no se había avergonzado de nada nunca.

-Calma, orejas puntiagudas, puede que lo que llevo en la espalda fuera el abrigo de un primo de tu lobo, pero cuando cazé a éste, ya se había comido a tres pastores, y el mayor tenía sólo doce años.-

Acaricia su piel de lobo, como recordando un buen tiro de arco.

-Y no te recomiendo que te pases por mi pais natal, allí los hombres tienen manos de día y garras de noche, y su canto vuelve loco a los lobos, haciendo que ataquen a las personas, tu amigo de cuatro patas no sería feliz allí.-

Tras la petición de precaución por parte del barquero, y los primeros gruñidos de Drako y Lord, Evadne mira a sus viejos compañeros, sonriendo amargamente mientras comenta:
- Ojala esto fuera lo peor que vemos, Borguia. - abrazando a Lord para que no se mueva más de lo necesario, continúa hablando. - Me temo que el ayudar a Ismael no va a ser cosa de un día o dos, asi que seguro que acabamos haciendo negocios.

Cuando Arthur empieza a hablar, suelta una sincera carcajada recordando el tiempo que estubo con todos ellos, cómo el humor, aunque veces muy cínico, del rubio les impedía caer en la monotonía.
- ¡Pero bueno! ¿No eres capaz de quitarte esa armadura ni para lavarte? - dice bromeando - ¡Agradece la existencia de los espectros, que sino te tiraba al agua de cabeza! -  rie, moviendo una mano ante su cara como si quisiera evitar el mal olor del hombretón. Pese a ello se acerca a darle un abrazo, con cuidado para no hacerse daño. - Me alegro de verte. A todos. Por cierto, este es Lord - dice señalando a su peludo amigo, quien se ha acercado a Arthur junto con ella, aunque está aún más pendiente del agua y de los muertos, que de los vivos de la embarcación. Mirando a Kaku, alza una ceja
- Espero que se lleven bien Drako y él.
- O que al menos el lobo no la tome con él - piensa.

Al llegar al final del trayecto, mira hacia Borguia, mientras coge sus enseres, sin olvidar lo que dijo de los espectros y ese "alguien".
- Más le vale a Ismael no pretender ser tan críptico, que ahora no es nuestro capitán y le podemos dar una patada en el culo.

-Yo me lavo...-dice el guerrero de forma lacónica.-Cuando llueve-puntualiza con la sonrisa otra vez asomando.

Devuelve el abrazo con suavidad, ya que la semielfa no tiene puesta su armadura.-Deberías hacerte con una coraza de Mithral, como la mía, pesa la mitad.-

-¿Y que os pasa con los perros y los lobos? ¿Es que nadie os da cariño y tenéis que compraros un animal?. Aunque este si que es bonito.-Dice acariciando al perro.

En el centro del barco como habían pedido que nos pusiéramos y teniendo en cuenta el oleaje y la niebla que hace, intenta ponerse firme sin dejar de mirar hacia todos los lados.
Echando la vista al mar y ver como hay cadáveres a montón…esto no le extraña nada de ver porque esta acostumbrada a desde pequeña en ver muertos, es triste que una no se impresione ya de todo esto.
Recordar por unos instantes cuando antes estaban todos reunidos como ahora y ayudaron a Ismael en sus asuntos, nuevamente estamos aquí con la diferencia de que ahora no se piensa Eleyna el atacar sin duda alguna a quien sea.

Escuchando las palabras que le dirige Arthur  se acerca a el lentamente hasta pegarse a el y poner su boca cerca de su oído y su espadón muy cerca de sus genitales. Le susurra espero que esta vez te pienses muy bien antes de tocar y actuar ante mi o de lo contrario esta vez no perderás dientes sino tu órgano más vital de ahí abajo con el que disfrutas con las mujeres, créeme cuando te digo esto…
Se aleja cuidadosamente de el y sonríe con una risa picara diciéndole tranquilo perdonado estas, solo espero que sepas pensar antes de actuar por tu cuenta, o siempre nos podemos enfrentar en una lucha amigable le guiña un ojo.

Sigue al resto de gente para bajar de la embarcación y esperar a que les reciban la gente de la mansión.

- Asi que hay una maldición en la isla. - dice Alek mirando el horizonte. Parecía que había un cierto tono de mofa en la voz. Bien era cierto que muertos había, pero Alek no creía que las maldiciones fuesen tal. Detrás de un conjuro como ese siempre había un mago, más o menos poderoso.

Al llegar a la parte sin niebla de la que emerge aquel hombre, el hechicero sigue con su mismo semblante serio. Como si estuviese muy cansado. Aún así se gira hacia los no-muertos, los miraba como con cierta añoranza. La relación de Alek con la muerte siempre había sido muy especial, como ya sabían sus compañeros. Alek provenía de una "familia de acogida" en la cual todos eran nigromantes y maestros de la hechicería oscura. Sin embargo, la senda que seguía el hechicero estaba mucho más iluminada que la de sus antiguos compañeros. Y eso, que aún no habían visto las nuevas cosas que estaba aprendiendo a hacer. Se hacía llamar a sí mismo: Arcano Blanco. Pero eso aún no lo había contado. Necesitaba un momento adecuado para decirlo, no fuera que se pensaran que tanteaba con las artes prohibidas.

Arthur habla. El rostro de Alek, medio en sombra, permite ver aún asi una sonrisa maléfica que deja entreveer los dientes blancos... una magnifica combinación de contrastes. - Quieres hacer el favor de cerrar la boca, cabeza hueca. - Hizo un gesto con la cabeza hacia los muertos - Ellos no harán nada si no les molestamos. Pero si lo hacemos... tendremos suerte si salimos vivos de ésta barcaza. Bien haría Evadne en cumplir su amenaza.   - Hablaba en un sususrro y, dicho esto, se dió la vuelta para observar de nuevo el horizonte...

No se movía lo más mínimo. Por suerte y a pesar de el fuerte estruendo que causaban sus compañeros consiguieron llegar a salvo al otro lado del viaje. En la mano llevaba a Silvia. La serpiente que le había acompañado durante todo el tiempo que le conocían. Se enrroscaba a su muñeca y sacaba la cabeza por debajo de la túnica, Alek le acariciaba con la otra sin prestar atención a los demás.

Fue de los primeros en bajarse. Odiaba los barcos y agradecía tocar tierra firme con los pies. Sabía perfectamente lo que los demás pensaban de él. Era un paria, el misterioso hechicero, el que jugaba con las artes oscuras... el corrupto... Pero nunca le había importado. En los momentos de peligro, verían si se valían por sí mismos o le necesitaban.

No voy a meterme en eso.- dijo sonriendo.- Ya sabes lo que pienso al respecto. Tampoco tengo pensado ir a tu tierra.- le guiñó un ojo. Soltó una carcajada ante la amenaza de Eleyna. Como siempre esto se animaba. El mago habló por fin, y fue para soltarle una bordería a Arthur. Rió ante la situación. El mago siempre había llamado su atención, era muy callado y observador, y apenas le conocía como persona. Quizás en esta ocasión tendría la oportunidad de conocerle mejor. Quizás hasta forjasen una sólida amistad...

También se percató de las miradas hacia Draco de Evadne. Seguramente estaría preocupada porque su cachorro no congeniase con Draco, pero este siempre se llevaba bien con todo animalito. Y si no le caían bien simplemente los ignoraba, por lo que no habría problema. 

-Draco, vamos a conocer al nuevo compañero que trae Evadne.- dijo con una sonrisa dibujada en la cara. Se acercó a la mujer y al perro y se agachó, tendiendo la mano para que éste la olfatease.- Despacito, Draco. No le vayas a asustar que es solo un cachorro. Como tú cuando te uniste a mí, recuerdas?- sonrió más aún y rasco la cabeza del lobo. 

Mientras escucho a Borguia no puedo pensar que nos haya llamado para acabar con bandidos, me parece que es algo mucho mas grande, algo que puede que sea malo o puede que esa bueno.

Me pica la maldita piedra por enesima vez desde hace unos dias o es mi propia imaginacio. Acarico el cuello a mi caballo, para que se tranquilice mientras mi mirada se cruza con la de unos de esos seres. Tal vez deberia no hacer caso y hacer que se marcharan. Los muertos deben descansar aunque...
El abrazo de ese desarrapado de Arthur me saca de mi ensimismamiento y haciendome ver que hemos llegado.

Si quieres puedes comprobarlo mas tarde mientras me baño replico dandole un abrazo y negando. No has cambiado tu nada y no dice cosas que no puedas hacer, al menos mientras no se entere.

Me apoyo en una de las cajas mirandoles y me rio un poco ante sus comentarios.
Ahora recuerdo por que no os he echado de menos a ninguno en este tiempo, solo lo necesario.  Cuadno llegamos salto a la orilla para mirar al que estaba alli

-Si, Elenya, dices "lucha amistosa", pero luego lo ves todo rojo y yo acabo hecho picadillo en el suelo, y prefiero no pensar, siempre me ha ido mucho mejor así.

-El día que me calle será porque estaré muerto, Alek, ¡y no dejaré de denunciar tu contubernio con los poderes oscuros, aunque estoy seguro que sólo te cubres con esa capa y hablas en susurros para parecer misterioso, en la última ciudad en la que estuve había una taberna llena de gente como tú, jóvenes nobles que se ponían telas negras y se pintaban de blanco para estar pálidos y lloraban hablando de "angustia vital" y de la noche y demás mierdas ¡A mí no me engañas!.-

-Mmmm pues que no me mire mucho, Alyanna, porque pienso ser todo lo pecaminoso  que pueda, ¿el baño? ¡Vale!, me parece un plan excelente... vaya, parece que vienen a recibirnos...-

Borguia sonrie ante vuestras presentaciones, escuchando silencioso vuestros comentarios, esperando saber que clase de personas ha traido su señor para proteger sus intereses, por ahora parece estar contento con lo que ve.
Cuando estaís cerca del embarcadero podeis ver como bajan dos figuras la escalinata en el acalantilado, cuando las brumas os permiten ver quien os espera en el embarcadero, podeis ver entre las brumas a un muchacho que hace poco ha entrado en la madurez, como destila su forma de dejarse la poca barba que tiene lo más poblada que puede y que sujeta un farol para señalaros el lugar donde desembarcar,junto con un viejo jovial que da saltitos al veros, grita saludos que se lleva el viente, mientrás hace aspavientos con los brazos intentando llamar vuestra atención entusiastamente. Es un hombre con el rostro cetrino, con los ojos alegres como un jovenzuelo y que sonrie amablemente que dista mucho de su traje oscuro y su sombrero bombacho lo que le da un toque ciertamente cómico.
Os parece bastante extraño ver a alguién asi en estas tierras. Borguia os comenta:- Vaya han dejado de guardia al muchacho y supongo que el viejo doctor ha visto la barca...- Mientrás maneja la nave os comenta con media sonrisa:- Ese es el viejo doctor, esta tocado por la nieblas por lo que tenerle en consideración, pues es un buen hombre...- pronto podeis oir -¡¡¡Yuju ya estais aqui!!!- El hombre se palmea las piernas y empieza a bailar distraidamente encima de los tablones del pequeño muelle, podeis ver como el muchacho se remueve nervioso intentando estar serio en sus tareas.
Pronto notais un aura de bondad enorme...*1. Borguia os informa ante el bailecito, pues os ve las caras que poneis- Además nadie mejor que él, para curaros de vuestras heridas. Sino os aseguro que no seguirira en este lado del velo y si estaría en una fosa profunda...- Cuando llega le tira el estribo que el anciano coge con jovialidad y lo ata a una estaca de madera, a pesar de los intentos del muchacho por hacerlo él para demostrar su profesionalidad, seguramente sea un aprendiz y no quiere que hablen mal de su actuación. Cuando finalmente la barca esta ya firmemente atada y es seguro subir al muelle, el anciano se acerca a Borguia y lo abraza:- ¡Cuanto tiempo Borguia! ¿Como estan la mujer y los niños?- Borguia ante la pregunta del viejo, muda un momento su sonrisa por una mueca de tristeza, pero pronto se recupera:- Bien, bien. Has llamado a los demás ¿no? Que no creo que el joven Peter pueda el solo con todo lo que he traido- El jovenzuelo que ahora sabeis que se llama Peter intenta responder pero el doctor que señala a las luces de antorchas que han aparecido encima de la escalera le interrumpe- Los jovenzuelos vienen para aca para ayudar a los invitados, y las niñas pues estan en la casa... Los niños estaran jugando por ahi, porque no los veo, esos bribonzuelos...- Al notar vuestra presencia parece que por primera vez os saluda con un simple, pues parece estar más atento a los animales de Evadne y Kakuonside :- Soy Henry, ohhh que bonitos perros.- Acercandose a los animales les empieza a acariciar y a jugar con ellos, olvidandose del resto del mundo. Peter, el joven sirviente, se fija en las mujeres del grupo y no puede más que enrojecer al maximo y en un intento algo desastroso intenta coger un cajón demasiado pesado, Borguia que está descargando los cajones y vuestro equipo que no llevais con vosotros o que es más pesado en el muelle os lo presenta:- Este muchacho es Peter, es el nuevo jardinero del lugar y por lo que yo se es muy bueno en su trabajo.- El muchacho intenta saludaros, pero trás fijarse de nuevo en las mujeres vuelve a su quehacer de ayudar a desembarcar las cajas.

Trás eso, veis quienes se acercan por las escaleras, son dos hombres vestidos con ropa elegante, parecen dos sirvientes de más categoría que los que están en el muelle, aunque el anciano es normal que no lo parezca. Uno de los sirvientes es larguirucho, con una poderosa nariz aguileña y ojos penetrantes que parecen escrutar todo, en tanto el otro parece salido de un banco de la capital de Barovia, más rechoncho con un bigote bien cuidado y unas gafas que le dan un toque de alguien bien leido. Ambos parecen estar discutiendo mientrás avanzan por las escaleras, pero callan cuando llegan hasta vosotros, él que parece un banquero os mira especulativamente, mientrás tanto el otro hombre os saluda con una gran reverencia:- Un placer conocer a los compañeros de Ismael, yo me llamo Johanson y espero poder servirles en lo que deseen y hacer dentro de lo que cabe su estancia lo más comoda posible, no creais que somos hechiceros ni nada parecido, pero las noticias vuelan en el pueblo y nuestro buen Borguia nos informo de que posiblemente pronto cruzariais el lago hasta nuestra mansión...- Pronto el otro hombre le aparta y dice:- Yo solamente espero que seais tan capaces como ha dicho el señor Covenant, no se si lo sabreis pero la situación es muy peliaguda con poco... ahhh disculpen, soy el sr. Itkins para ustedes- el doctor Henry se aleja de los perros y mira con una expresión indignada más acorde a la de un niño que de un anciano a Itkins y comenta:- Vosotros me ayudareis a bajar los pertrechos, por tardar tanto...- Itkins tarda poco en responder airado-Pero yo no soy un mozo de carga, pideselo a Peter, pero que se ha creido, como te atre...- Borguia que sale con el último fardo de la barca pone paz entre ellos :- Dejalo, Itkins no quieras que se ponga pesado, ya os ayudare- Y dirigiendose a vosotros os dice:- Un placer haberos conocido, amigos de Ismael, espero veros a la vuelta y ya sabeis si necesitais algo...- Johanson el criado larguirucho os informa:- Peter os llevara hasta la entrada, nosotros nos ocuparemos que vuestros pertrechos esten en vuestras habitaciones- El joven que parece que sonrie de oreja a oreja por la obligación que le han dado por primera vez habla:- Por... por favor seguidme, señores y señoritas. La casa esta cerca de aqui- Y sube por las escaleras, aunque sin dejar de echar miradas atrás nerviosas. En tanto el resto parecen andar discutiendo sobre quien llevara los pesados fardos.
Con la guia del joven muchacho, avanzais por un denso jardín que está muy cuidado y con unas flores que jamás habíais visto en vuestros largos viajes. Al ver como estais admirando su obra, el joven parece inflar su pecho como un pavo real, aunque en el mismo tambien hay zonas desastradas como obras de arte descabezadas por fuertes golpes, como si un vandalo se hubiera cernido sobre ellas. A lo lejos podeis ver la mansión que podría bien considerarse castillo por la enormidad de sus proporcione, al final vuestro trayecto os lleva hasta las puertas, donde el joven Peter llama para que seais recibidos... Finalmente trás un rato de pasear entre los jardines llegais a unas puertas metalicas

Mirando fijamente a Arthur en las palabras que nos dedica a cada uno de nosotros, el único gesto que le sale de cara es risa, inmediatamente se pone de espaldas para no tener que ver como sigue hablando él y tan solo el de los defectos de los demás.
Observa atentamente la mirada hacia donde la dirige Borguia, que mira unas figuras de unas personas a lo que nos explica quien es cada uno de ellos. Eleyna se queda fijamente mirando en todo lo que ve de cómo nos van a recibir una vez desembarquemos, no puede dejar ver como esta todo cuidadosamente ultimado con toda clase de detalles y lujos como lo son ellos. Una cosa que le llama la atención e  intenta esconder la risa que le sale es el viejo que baila alegremente ante nuestra llegada.

Cuando por fin llegamos y nos presentan al doctor y a un joven, no pude dejar de observar al doctor de esa inocencia que muestra ante Borguia y con nosotros. Por otra parte observa que el joven parece ser nuevo y no con mucha experiencia en esto. Cuando el joven hace el amago de cargar con una de las cajas por una parte Eleyna es como si quisiera cargar con esas cajas pero por otra parte y es lo que le frena es que ella es una invitada y para una vez que no tiene que cargar con ellas que sea otro quien cumpla con su labor.
Saluda educadamente y dentro de sus formas a las dos con una cara seria y con un muy buenas!, observa como el joven muestra en su rostro que se enrojece por lo que prefiere hacer tan solo una mirada de arriba abajo al joven y no decirle nada para no ponerle más nervioso.

A continuación veo dos siluetas más que bajan y se dirigen ante nosotros para hacer más presentaciones a las que cordialmente saluda nuevamente pero esta vez poniendo un rostro más limpio y con sonrisa acompañados de encantados de conocerles a cada uno de ustedes y de servir a Ismael nuevamente.
Cuando esta todo explicado y saludados nos dejan con el joven para guiarnos por la mansión y hacia nuestros aposentos. No puede dejar de asombrarse ante tal maravilla de paisaje que se observa desde aquí y la decoración del interior que está muy bien y cuidadosamente cuidado sin el más mínimo detalle. Tras el paseo y la guía finalmente llegamos a unas puertas que sinceramente le parece a Eleyna fría, espera no encontrarse con ninguna extraña sensación…

Alek descendió en silencio de la barca. No tenía intención alguna de descargar cosas, y si se lo pedían pensaba ignorarlo simplemente. Se fijó en el doctor y en Peter, sobretodo en el primero.

Ellos le llamarían loco. A él le parecía que era el único que estaba un poco cuerdo. El tal Peter no era más que un adolescente hormonado, estaba claro. Borgia era más amigo de sus cadáveres flotantes que de las personas. Quizás en eso se pareciera un poco al propio Alek. Y los dos que bajaron después, tenían pinta de ser los sirvientes principales.

¿Sr. Itkins para nosotros? - pensó Alek - Si alguna vez te llamo será para que me trates tú a mi de señor.

Que sabría un tipo como él de lo que era el señorío. El señorío era mirar de frente al miedo y no cagarse en los pantalones. Sufrir dentelladas de las más horribles criaturas y no suplicar por la vida. Cogerle la mano a las personas queridas una vez muertas, para rezar por ellas, y no derramar una lágrima. Vivir en aquel lugar exigía mucho señorío. Dudaba mucho que un mayordomo, por maldita que la casa estuviera, supiese lo que era todo aquello.

Después vió que Peter hinchaba el pecho cuando pasaban delante de las flores.

Orgullo... taaan predecible...

Definitivamente, aquel doctor parecía la persona más humana y razonable de los presentes.