Partida Rol por web

Hemos llegado a final de trayecto, damas y caballeros.

Si desean alojarse en la posada presentando el billete les harán un pequeño descuento durante tres días.

Y comenzó a dar órdenes a los braceros para que fuesen bajando los equipajes de los viajeros.

No cabe duda que ha sido divertido.

Uno se preguntaba de repente qué entendía Nerguel por divertido.

Si queréis verme estaré en la plaza central todos los días. Trabajaré sin descanso todas las mañanas. Si vais me veréis, seguro.

Y con un gesto con la mano se marchó también. No esperó a recoger equipaje, por lo visto llevaba muy poco.

A su alrededor se reproducían escenas similares. Gente saludándose o despidiéndose. Equipajes transportados desde un carruaje a otro, besos, abrazos, muchas risas, algunos llantos callados ...

Y un par de agentes de la guardia portando sus lanzas vigilando toda la escena, prestos a intervenir si hubiese algún problema.

Hablaron con el cochero con familiaridad pero manteniendo las distancias. A fin de cuentas estaban de servicio.

La Posada del Suspiro y el Ronquido les esperaba tentadora aunque era igualmente tentador pasear por los muelles y dirigirse lentamente hasta las tabernas de pescadores que sabían se encontraban al final del paseo. Un lugar menos protegido y más divertido donde también podrían acomodarse y dormir, aunque con más riesgo de ser asaltados y robados.

El grupo parecía tener claro que iban a seguir juntos, ¿dónde irían?

Turno 128

Ecthelion se entristeció de la despedida de Mirelle. A pesar del malentendido que sólo tuvo él, le había cogido cierto cariño. Era una mujer bella e interesante que tenía muchas historias que contar y mucho que guardar. El misterio que la rodeaba la hacía más atractiva si cabía.  

Vaya, todavía os debo una ronda en alguna taberna de Bantara. Siempre he pensado que las deudas contraídas acaban pagándose alguna vez. Las fuerzas que tejen el destino se encargan de ello. Quizá sea mejor así. Pues espero volver a veros.

Al verla caminar, el deseo de volver a verla aumentó, dejando un residuo en forma de imagen en movimiento que le acompañaría horas.

Nerguel, el clérigo oscuro, pero de dudosa malignidad, también se marchaba. Otra dolorosa pérdida de compañía.

También espero que nos volvamos a ver, Nerguel. Quizá me pase por el mercado, aunque sea a saludar. Ha sido un placer conoceros e intercambiar impresiones. Os lleváis mi respeto.

Recogió sus escasas pertenencias y se esperó a que el resto del grupo estuviera al completo y preparado.

Bien, queridos amigos, tenemos una misión por delante. Pero quizá cada uno tenga sus propios objetivos. Propongo que nos alojemos y aprovechemos el día para ir zanjando el asunto del hijo de Lord Suddenfist. Luego, el resto del día, podremos hacer otras cosas. Yo necesito buscar a una vieja amiga de mi maestro. No sé si me ocupará mucho tiempo. Pero espero que no me impida tomar unas cervezas junto con vosotros esta noche.

Turno 128

Al fin llegan a destino entre traqueteos y quejidos de la madera. El carruaje se detiene y por fin pueden estirar las piernas. 

- Buf... al fín... - comenta la menuda mujer descendiendo del carruaje y soltando al gato al suelo. Se estira ruidosamente.

Mira en derredor y respira el aire del mar que tantos recuerdos le trae de su niñez.

- De nuevo en casa...

- ¿Moeeew?

- Pescado... huele a pescado... - comenta mirando las barcas sin apenas interés y luego fijándose en la posada.

- Marrauuuu - se queja Pantalomón

- Se supone que a los gatos les gusta el pescado...

- Miiiiau

Se encoje de hombros - Haz lo que quieras... como siempre.

Mirelle se despide de ellos.

- Ah, sí... nos vemos Mirelle... y ... esto ... gracias por... bueno, por el transporte... cuídate...

También se despide el clérigo pero simplemente le despide con un gesto de cabeza. Recoge sus bártulos y se los echa al hombro. 

Asiente a las palabras de Ecthelion.

- Sí... tengo el cuerpo molido y me vendrá bien una cama... mañana... será un nuevo día... 

Turno 128

El descanso en el último tramo de trayecto fue placentero y eso le había renovado sus fuerzas, las despedidas se sucedían una tras otra, y una vez llegados a nuestro destino cuando en un principio, cada uno hubiera procurado seguir sus quehaceres la deuda contraída con la casa suden nos hizo acordar un plan de actuación, en un principio parecía que lo mas sensato era mantenernos unidos e ir en busca del hijo.

El descuento de tres días no era algo que menospreciar, pese a que Taran con su bolsillo tan repleto parecía preferir mejores sedas y atenciones. 

Los recuerdos. Tantos, y tantos recuerdos. Recuerdos infantiles y juveniles, yo practicando con un cuchillo en un callejón como cualquier otro, clavándolo en un taco de madera. Contemplar edificios de piedra buscando indagar en sus secretos y preguntando siempre aquí y allá por cualquier pequeña pieza de información que me pudiesen contar sobre uno de ellos. Más adelante llegaría la magia, la manipulación de la Esencia y aprender a concentrarse, pero si alguna vez me preguntasen dónde empezó todo, sin lugar a dudas el sitio sería aquí. Al fin y al cabo, mis primeros gigantes eran únicamente sombras de los enormes guardaespaldas que algunas damas llevaban, hasta desarrollarse en algo nuevo y más propio. La sonrisa se posa sin fijarme en los labios, durando hasta que la carreta se detiene.

-Que el final de tus inquisiciones sea prontío y placentero, y hasta la vista. -Le respondo a la mujer devolviéndole sendos besos y, aunque me duela un poco tener tales instintos y cuando está ocupada despidiéndose de otros, compruebo que mis bolsillos siguen intactos de sus pertenencias. Estoy de vuelta en Bentara, y las viejas costumbres surgen y se mantienen sin siquiera proponérmelo. Y en las calles uno nunca se fiaba de nadie excepto de la familia. La despedida del hechicero me es menos sonada, pero únicamente porque he tenido menos trato con él, y no soy deseosa de meterme en disquisiciones metafísicas.

-Sea, amigos. Tenemos varios días de alojamiento barato, y recomiendo que lo tomemos. Tenemos mucho de qué hablar, todavía, y asuntos pendientes cada cual por su lado. -O casi todos. Quizá sea la que menos tarea tenga, pues no había planeado nada específico al inicio de mi viaje. Pues al contrario que otras, como Andom que busca transformar una piedra en un regalo, o al menos lo hacía al principio del viaje, poco tengo yo ajeno que no sea una pluma en mi mochila, y el deseo permanente de obtener poder, riquezas y conocimientos. -Y una vez solucionado eso, bien podríamos vivir una nueva aventura. Al fin y al cabo, extraños destinos surgen frente a aquellos que salen a buscarlos. Y si entonces hace falta, podemos trasladarnos a un mejor alojamiento.

Malviirach mantenía un tenso silencio. Una nueva ciudad delante de ellos, en la cual habían penetrado. ¿El destino querría jugar con ellos de nuevo? Por el contrario aun mantenía en su cabeza el asesinato en la carreta de aquel personaje tan curioso. Aunque ahora tenían una labor en la cual encaminarse.

- Deberíamos prepararnos para salir tras la búsqueda de pistas del Hijo del Lord. - Comento el semielfo. - Tal vez tras un descanso podamos empezar a investigar y descubrir alguna cosa mas. - Ya de mas pequeño era un joven inquieto, difícil de mantenerse quito, aunque ahora había aprendido cosas, no quería estar muy ocioso y que el destino se cebara de nuevo en ellos.

Turno 128

Taran aprovechó la despedida de Mirelle para intentar robarle un beso en los labios. Riéndose como un niño, se despidió con un guiño.

Ya con sus compañeros su mente volvió al plano terrenal. - Tener que arreglar tema del asesinato con caballero ¿no? Buscar un mutante bastardo llevar mucho tiempo.- comenta encogiéndose de hombros. Había pasado demasiado tiempo de su vida perseguido como para crear más malentendidos por omisión. - Luego poder centrarnos en buscar hijo pródigo.

Espero la respuesta de sus compañeros, pues él, con su capacidad para expresarse, podría acabar colgado.
Otra cosa que tenía que hacer era conseguir algo de dinero de los diamantes.

Resolución Turno 128

Mirelle asintió a las palabras de Ecthelion y pícara evitó el besó de Taran devolviendole un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja.

Nerguel fue despedido menos efusivamente pero tampoco era persona que esperase mucho cariño. Asintió a las palabras del arcanista.

Si pasas escucha mis palabras con la mente abierta. Tal vez logres aprender algo.

Se dirigieron a la posada más cercana un poco por inercia. Algunos de los viajeros habían entrado en aquel lugar.

El edificio de la Posada del Suspiro y el Ronquido era regentada por una mujer que rondaba la cuarentena pero se mantenía en joven. Fumaba con estilo y llevaba un bello y moderno peinado en su corto pelo negro.

Pasen y acomódense.

La posadera tomaba nota de sus nombres conforme realizaban el registro.

¿Van a querer cenar aquí? ¿Desean una habitación para todos o individuales?

Se había dado cuenta bien deprisa de que iban todos juntos.

Uno de los guardias de la ciudad permanecía cerca, probablemente para evitar problemas y disturbios mientras que el otro vigilaba la plaza y el carruaje que llevaban hasta la parte de atrás, donde seguramente desengancharían los caballos y revisarían el estado del carruaje.

TURNO 128

Ino había estado ausente todo el resto del tiempo. Miraba en derredor y vigilaba. No se terminaba de fiar tras el problemilla que habían tenido con las apariciones o invocaciones aquellas. De todas maneras no era el único peligro que acechaba por el camino, pero en esta ocasión parecí evitarles. Por una vez se alegraba.

Ya en la posada le recordó a los compañeros. - Chicos, por un lado, no tengo un duro, y por otro, yo venía a esta ciudad a presentarme en el templo. Eso es algo que no puedo eludir. Si queréis nos vemos más tarde. Y les recuerda ... y si vais a coger alguna habitación compartida y queréis que me quede con vosotros ... lo haré. Y añadiendo después. De todas maneras imagino que el templo me alojará. ... si no, ya vendré a que me paguéis un cuartido.

Si no queréis nada más de mi, marcho. Salía despacio, triste ... como arrastrando un peso que no esperaba. Le habían caído el peso de los años encima. ¿Recuerdos? No se podría asegurar, pero estaba claro que necesitaba un descanso y algo más. ¿Sexo tal vez? Ni el mismo lo sabía, pero seguro que en el templo podría encontrar algo que hiciera cambiar la energía de sus pasos.

Turno 129

Ecthelion y os demás, ya en la posada, dudaba si pagar por la habitación de seis cuando Inomagata dijo que se iba al templo.

Esperad, Inomagata, seguro que entre todos podremos pagar tus dos cobres para una habitación compartida. No os preocupéis por el dinero. Ir al templo debe ser muy solitario. Mejor con vuestros amigos, no creéis? Ahora la duda es si las chicas compartirán habitación con los ruidosos chicos o prefieren una habitación para ellas. Creo que podríamos pedir un par de camas más. 

turno 129

No hacia falta dormir de rastreros ni tampoco aparentar demasiado, y la opción de habitación común le pareció apropiada, sabía que con lo que sacarían del botín, no habían de preocuparse por eso.

Si al final nos quedamos todos, dijo mirando a Ino, serán ocho camas, en ese momento saca el billete, recordando el descuento mencionado por el cochero. ¿a cuanto nos queda incluyendo los dos caballos? y pagando tres días por adelantado. Asumía que podría llegar a sacar un buen precio para todo y de momento podía permitirse pagar por todos, sabiendo que eran solventes.

Con el techo asegurado y viendo a su hermano buscando compradores para su bolsa se lo llevo a un lado y le propuso que no tuviera prisa, que era mejor que nadie supiera de esas piedras y que en algún banco o joyero de confianza ya sacarían cambio justo.

Turno 129

"Ahora la duda es si las chicas compartirán habitación con los ruidosos chicos o prefieren una habitación para ellas"

Alariel, alarmada, pega un respingo ante la frase y enseguida se acerca a Amdon y pone el billete sobre el mostrador.

- Cuarto separado... ¿cuánto por tres días?

Mientras habla acaricia al gato con nerviosismo y mantiene la cabeza baja y la mirada en el mostrador.

Turno 129

Una vez habíamos llegadonos decantamos por alojarnos en la posada del "suspiro y el ronquido"parecía una opción tan buena como otras. Ya habría tiempo para dedicarse a realizar nuestra misión con todas nuestras fuerzas trás descansar pero antes no pude sino echarme a reir de la jovial discusión que se perfilaba. ¡Que gran dilema! comenté chistosa. o compartimos todos una habitación grande, o que dos duerman juntos en una de ellas. Es lo más sencillo que podemos hacer.
 

Malviirach acompaño a sus amigos de la infancia hasta el local y allí comenzaron una discusión aligerada sobre como repartirse para dormir, el semielfo sonrió a Alariel cuando esta al oír a Ecthelion salio corriendo para pagarse una habitación para las chicas.

- Ecthe, parece que Alariel teme tus ronquidos, porque no parece muy dispuesta a hacer como cuando eramos mas pequeños. - Comento pero no sin pensar en las implicaciones de esto. - Lo único  Alariel, que sean habitaciones conjuntas o que haya posibilidad de que conecten entre si mejor. - Comento por ultimo el guerrero mientras pensaba en el accidentado viaje y las posibles repercusiones de cuando apareció el asesino.

Turno 129 - B

Ecthelion se divertía por el revuelo que se estaba formando con la elección de habitaciones. Aunque la respuesta de Rose le había sorprendido. Pero consideró que era más fruto de la inocencia que de la picardía. No pudo evitar, sin embargo, sonreír. 

Sí, dormir juntos es lo más seguro, aunque no hace falta que sea revueltos. Jejeje. De todas formas, las chicas saben defenderse perfectamente si prefieren intimidad. Mas lo de la proximidad de las habitaciones no lo veo mala idea, Mal. Y alguna guardia tampoco. 

Resolución Turno 129

Tuvieron suerte y pudieron ser acomodados en habitaciones contiguas. Aquel sitio era tranquilo. Conocían la ciudad y si no hubiese cambiado mucho sabían que los locales frecuentados por pescadores y juerguistas se encontraban en zonas más alejadas, algo más adentradas en lo que era más muelles de particulares que no en aquella zona de los muelles donde había almacenes de mercaderes, algunos que podían ser alquilados y otros que permanecían abandonados en desuso o con un uso no muy claro.

Durmieron tranquilamente toda la noche y el descanso nocturno sentó bien. Pero con la llegada de las primeras luces el bullicio perturbó su sueño. Los estibadores y algunos mercaderes que sobre todo comerciaban con pescado comenzaban a buscar su negocio en las primeras horas del día en una lonja cercana. Llegaban algunos barcos que usaban las novedosas grandes redes y podían capturar grandes cantidades de pescado con menos esfuerzo del normal.

Bentara despertaba.