Partida Rol por web

No estaba segura de lo que pasaba, solo sabia que estaba a punto de pelear, habia que erevisar el lugar antes de atacar, siempre hay que dominar el terreno

Intente agudizar mis sentidos para ver mas allá pero no me fue posible, para mi era un hoyo normal y por ahora tocaría pelear…

Tanto Xena como Calisto captan algo en la caverna pequeña, aquella no custodiada. Son hilos, hilos que relucen solo cuando algún rayo de sol los hace brillar pero que están bien escondidos en la sombra. Ha sido por fortuna que ambas han visto uno pero se dan cuenta de que son cientos. Unos entramados con otros, cruzándose, uniéndose.

Ares también lo ve pero no lo hacen Gabrielle o Hércules, sin embargo el dios de la guerra los ayuda con la visión.

-Arañas... apuesto lo que queráis a que esa gruta no está custodiada por Érgidos porque la protege algo incluso peor. He leído sobre algunas monstruosas, pero nunca había visto una telaraña tan enorme, mal augurio... 

El dios se calla y espera lo que el grupo decida. No porque no quiera opinar pero a él este asunto lo tiene cansado y solo quiere retornar el Casco a Ares y seguir sus guerras sin necesidad de tener que ocuparse de un ejército de muertos fuertes como los que ha creado ese objeto.

Gabrielle se impacienta. No le gustaban los imprevistos y esa supuesta araña lo era. No sabían nada de ella. Bueno, de ellas, porque ni siquiera sabían cuantas eran.

Esto se complica... Murmura chasqueando la lengua y lista para avanzar cuando sus compañeros lo hagan.

La situacion era clara, la cueva tenia una plaga que necesitaba ser desalojada, tristemente seria del modo feo, retomando la idea de la guerra que habia tenido hace un par de horas, el fuego era la respuesta.

-Ares, puedes incendiar la cueva?-

Xena voltea hacia todos lados buscando agua para detener en fuego cuando fuera necesario

-No creo que haya problema. Soy un Dios, ¿no?- dijo él usando la modestia que lo caracterizaba. Estiró su palma derecha y de ella saltó una llamarada espesa. La misma ocupó unos cuantos metros hasta llegar a la caverna y comenzar a devorar la tela de araña con voracidad.

-¿Ven? Realmente fácil.

Entonces fue que Ares se dio cuenta de que los dos Érgidos venían hacia allí, alertados por el fuego.

-Bueno, son dos... ni que tanto.

Tanta tela de araña ardió con facilidad, dejando ver el interior de la cueva. Pero los dos érgidos, con el repentino fuego, fueron alertados.

Menos mal que no se les ocurrió avisar dentro, pensé.

-Alerta.. ¡Vienen invitados! ¡Preparáos! -dije a los demás, desenvainando mi espada, y dejando que se acercasen lo más posible a nosotros.

Cuanto menos se nos escuchase, mejor, y aún siendo dos, si alguno daba la alarma tendríamos graves problemas..

Apenas vi que Ares lanzo la bola de fuego sin preocuparse, mostré molestia en mi cara, pero bueno, lo hecho, hecho esta.
Me puse en guardia, esperando que los demás se acercaran, no entendía porque Calisto no hacia uso de su poder, quizás estuviese esperando a tener un blanco seguro.
Sea como sea, me quede expectante, esperando para entrar en combate…

Los dos Érgidos vinieron con rapidez. Uno se trenzó en combate con Gabrielle y le hizo un corte superficial en la pierna pero eso era porque era una chica ágil y pudo esquivar el brutal pgolpe del guerrero. Por su parte Ares fue la víctima numero dos pero, siendo un dios y todo eso, pudo evadir fácilmente el golpe del otro maldito. Sin embargo estos dos tipos eran solo parte del ejercito que los esperaba. Pronto vieron salir a 3 más de la cueva.

las cosas se ponían sangrientas.

Apenas vi a los Ergidos venir contra nosotros fui a ayudar a Gabriele, lanzando un fuerte revés contra el pecho del Ergido, si todo salía bien, la fuerza seria la suficiente como para lanzarlo al menos contra uno de los 3 que salían corriendo desde la cueva…

No estaba tan segura si el plan habia sido tan buena idea, a fin de cuentas terminamos enfrentando a los erguidos, en fin, no era tiempo de meditar errores, era tiempo de actuar y aquel sujeto se estaba acercando peligrosamente, no lo dejaria llegar tan cerca

Se acercaban los enemigos, y yo necesitaba tenerlos cerca. Mi nuevo poder bullía dentro de mí.. Tenía ganas de liberarlo. Aún me fascinaba ver surgir las llamas de mi mano, sentir cómo me recorrían sin dañarme, cómo podía ser letal con un sólo gesto..

Dejé la espada a un lado, pero a mano, y me acerqué al érgido que atacaba a Xena.

El fuego fluyó de nuevo por mí, manifestándose en la mano que dirigí hacia ese ser..

Entre Xena y Hércules abatieron a uno de los cinco Érgidos contra los cuales combatían. El poder de Calisto incineró a otro más, liberando su alma. Los otros tres se vinieron al sitio para enfrentar a estos guerreros, pero Gabrielle aun no había hecho su movida. Un golpe central dio en el pecho del Érgido número tres que cayó al suelo en donde Ares quiso quemarlo, pero esta vez su fuego no encendió nada, salió pequeño y débil.

Los Ergidos ahora atacaron. De los tres que quedaban solo lo hicieron dos puesto que el tercero estaba abatido por el golpe de la rubia. Uno de ellos falló el golpe pero el otro inflingió su daño contra Ares, que por suerte estaba prevenido.

Al ver que habían caído algunos me lance nuevamente con un puñetazo a otro de los Ergidos, esta vez atacando a sus costillas…

Se nos venían encima, y no dudé en atacar y defenderme, tratando de vencerlos con el mayor sigilo posible..

Habian caido algunos, pero faltaban mas, hora de acabarlos