Partida Rol por web

Psique llevó a las parejas hacia un sitio relajado de la isla y dejó que se preocuparan sólo por una cosa: por ser felices. Ella se alejó flotando entre las nubes y entonces simplemente la cita comenzó. ¿Sería esta la pareja especial, la unida por los dioses? La cuestión en sí poco importaba pues los dioses siempre terminarían logrando que los corazones que eran una sola alma, volvieran a juntarse nuevamente, sea en la cita que sea.

Todo comenzaba otra vez.

Hades nos sabía el tiempo que había pasado, sin embargo cuando comenzó a aparecerse entre las flores de una gran pradera ( flores rojas, rosas y amarillas ) se dió cuenta que su próxima cita había empezado. El Dios de la Muerte se acomodó la chaqueta de cuero, sacando unas gafas oscuras de ella y colocándoselas sobre los ojos. La luz le molestaba todavía y no estaba muy acostumbrado, por lo que normalmente llevaba siempre un buen par de gafas oscuras entre sus ropas.

Comenzó a caminar para salir de entre las cientos de flores de colores que había por allí y salió a lo que parecía ser un camino de piedras pequeñas de colores rojizos y se quitó el polen amarillo que tenía pegado en el pantalón oscuro que llevaba puesto.

Supongo que elegir el lugar no decidía también el lugar dónde iba a aparecer.

- ¿Hola? - Preguntó al aire esperando que alguien le respondiera. 

Otra vez era el primero en llegar y no veía a su cita por ningún lado, sin embargo, Hades era un hombre paciente y podía esperar una eternidad.

Caminando entre las flores escuché su voz... No resultaba amenazador como en un principio había temido. Le observé primero, antes de salir a su encuentro. Finalmente salí de entre las flores acercándome a él con paso lento.

- Hola. Soy Andrómeda. Es un placer encontrarte en una ocasión diferente.... Le miro despacio, viendo que lleva gafas de sol.

- Vaya... Lo lamento, parece que la luz del sol te molesta. ¿Un paseo? ¿Algo que desees  ver en particular?

Tras la última cita ya no me siento tan tímida, y Hades y yo ya nos conociamos aunque de una situación muy diferente.

- Hola Andrómeda, ¿qué tal estás? - Dijo el Dios mientras se acercaba a ella y se subió las gafas sobre la cabeza, para quitarse el pelo de los ojos y poder mirarla mejor. - Eres Andromeda, sin ninguna duda. Tu belleza es casi comparable con la de Atenea, debo decir. -

El Dios de los Muertos cogió la mano de la muchacha e inclinándose un poco hacia ella, le dió un beso en el dorso de la mano en señal de presentación y también de respeto.

Al fin y al cabo, era su cita de esta vez, y en las citas lo principal era que la Dama se sienta cómoda.

Y como veréis, la mayoría no está cómoda junto al Dios de la Muerte.

Después de besarle la mano, Hades volvió a incorporarse y escuchó lo que decía Andrómeda, algo sorprendido.

- Alto, alto, alto. No, no, no. - Dijo negando con la cabeza y además, con su dedo índice. - Aquí la que tiene que decir qué desea hacer eres tú. No estoy acostumbrado a que sea la mujer la que me invite a mí. Digamos que en este momento, yo soy el anfitrión y quiero que mi cita se lo pase lo mejor posible, ¿qué te parece? - Le dijo con su mejor sonrisa.

Se alzó las gafas, y vi la profundidad de sus ojos. ¿Alguna vez le había llegado a temer? No.... Era uno de los dioses, no repartía muerte por capricho a diestro y siniestro.

Uno de los pocos caballeros que acertó a saludar como corresponde a una dama. Sus labios suaves sobre mi mano me hicieron sonreir discretamente. Cuán diferente era.

- Sois muy galante, sin duda... No sé cómo puede tan siquiera sorprenderme viniendo de un Dios.- Respondo a su halago- Vos resultais mucho más atractivo siendo corporeo que sólo una presencia.

De pronto niega, y dice que yo soy la invitada....

- Vaya... No lo había pensado. Paseemos por la senda si la luz no resulta demasiado fuerte. Creo que no está muy lejos el lago. ¿Os importa si os tomo del brazo para pasear?- Respondo a su sonrisa, alzando mi mano hasta su brazo. Me siento a gusto a su lado, y a la vez nerviosa, temiendo no estar a su altura.

Hades no pudo decirle que no a la Dama. Puso su brazo a su alcance y dejó que lo cogiera mientras que con la otra mano, guardaba sus gafas dentro de la cazadora. El sol ya no le molestaba tanto, simplemente, era la primera impresión. Miró a la Dama a los ojos y sonrió.

Aún seguía siendo cortés con él, y eso no le molestaba, mas si le ponía un poco nervioso.

Ella también estaba un poco nerviosa, él la notaba, pero Hades supuso que era por su naturaleza. Una naturaleza que siempre quiso ocultar con las demás citas, pero claro, la primera impresión siempre era igual.

- Andrómeda, olvidate que soy un Dios. Ahora mismo, soy lo más parecido a un mortal que existe. ¿Sabes? - Dijo Hades colocándo su mano sobre la que ella tenía dentro de su brazo. - Lo que quiero decir, no me juzgues por lo que crees que soy. Deja de lado lo del Dios de los Muertos y demás. Aquí y ahora, soy el hombre que va a intentar que seas feliz durante el tiempo que dure la cita. -

Hades le guiñó su ojo derecho en plan cómplice.

Le sonrio con dulzura....

- No temo el hecho de que seas... ¿mejor asi? ¿Prefieres que nos hablemos de tú? Decía que no es el hecho de que seas el Dios de la Muerte. Estoy educada en la cultura de los Dioses, y no te temo. Tan sólo es.... - una pequeña risa se escapa de mis labios, mientras sin darme cuenta aprieto su brazo acercándolo a mi- ... que eres un Dios. No importa que tú imperio asuste a la mayoria de los mortales. A mi me impresiona tu esencia, tenerte tan cerca.

Su mano sobre la mia es cálida. Lo único que temo, Hades, es desilusionarte.

- Pues no debería importarte que sea un Dios, quiero decir, esto es una cita así que no te preocupes por eso. ¿Qué más da quién sea yo? - Dijo Hades con una sonrisa presionando un poco su mano sobre la de ella. - Yo deseo que actues con naturalidad y así intentar ganarme tu confianza. -

Hades se detuvo por un momento para poder mirar de frente y a los ojos a Andrómeda y le dedicó una amplia sonrisa. Su mano libre subió hasta posarse sobre su mejilla y le hizo una suave caricia.

- La idea es que te lo pases genial conmigo y yo contigo, ¿no? -

Giro mi mano, sobre la que se aprieta la suya para devolverle la presión, en gesto de cariño.

- Ya sabes que las princesas hemos vivido muy protegidas de los varones. Mi contacto con ellos se limita a estas citas... Y siento que eres el único caballero que realmente puede entender el mundo del que procedo.

Su mano acaricia suavemente mi mejilla, y presiono la mejilla contra ella.

- Eres sumamente dulce. Me alegro de que Eros nos haya emparejado. Y si, haremos lo posible por pasarlo bien el tiempo del que dispongamos.

- Princesa, no es mi intención incomodarte, pero eso de qué siempre te hayan protegido de los varones, bueno, es una soberana estupidez. - Dijo Hades sin dejar de sonreir. - Además, con lo hermosa que eres, seguro que tenían que protegerte de cientos de varones que querían tu mano, ¿no es así? -

Ahora entiendo la locura de Perseo por ella, así como el cabreo de la Diosa por comparar la belleza de Andrómeda con ella. Bueno, prima, yo creo que es casi tan hermosa como tú, así que supongo que eso de llamar al Kraken y todo el follón que has montado hace unos años estuvo de más.

- Y por si fuera poco, ¡hay hasta peliculas en dónde sales! Yo he visto alguna y ninguna de las actrices que te han encarnado se acercan ni un poquito... - Hizo un gesto de "muy poquito" con las manos. - ... a tu belleza. -

Hades le guiñço otra vez un ojo, en plan complice.

- Y sí, creo que soy el único por aquí que sabré tratarte como lo que eres, una dulce belleza de mujer bendecida por los dioses. No me imagino que habrán hecho los demás... ¿sabes que puedo encargarme de ellos si me lo pides, no? Tus deseos serían como órdenes para mí. ¿Alguno se ha intentado propasar contigo sin tu permiso? -

Sonrio ante su propuesta, tomándole la mano que ha alzado...

- Olvida todo eso. Mis otras citas han sido pasado. Sólo existe el presente, Hades, y eso somos tú y yo ahora. Me gusta tu voz, tus maneras... Si, yo también creo que eres el único de los caballeros seleccionados que me puede comprender.

El final del camino asoma ante nosotros, donde una pequeña laguna se muestra.

- El sol está bajando, asi estarás más cómodo. Miro con timidez hacia el agua, y otra vez a mi acompañante.- ¿Te bañarias conmigo?

Bueno, ya estamos otra vez. ¿Qué manía hay con el agua? Una vez pasa, dos veces también, pero... no creo que la tercera vez, mi hermanito menor Poseidón esté contento de que retoce en sus dominios. También he de pensar que Eros ya ha hablado con él, por lo que supongo que no habrá problema, pero el agua... ¡ay, el agua!

Lo que tenga que ser, será.

Hades miró con una sonrisa sempiterna a Andrómeda y asintió con la cabeza. Él sabía que si eso era lo que ella quería, iba a cumplirlo. Si ella se lo pedía... bueno, ¿cómo negarse a una mujer extremadamente bella como ella? Al mirarla, el Dios de la Muerte sentía como se le revolvían los pensamientos de un lado hacia otro. Era como traspasar tres o cuatro planos de la realidad al mismo tiempo o como estar subido a un tiovivo que gira sin cesar a gran velocidad y después se detiene abruptamente.

Era imposible resistirse a sus peticiones, pero eso era algo que a Hades no le molestaba.

- Por supuesto, aunque me temo que no he traído traje de baño en esta ocasión. No tenía pensado en darme ningún chapuzón, la verdad. - Respondió al mismo tiempo que asintió con la cabeza. - Pero tus deseos son órdenes para mi, bella doncella. -

Traje de baño... Qué cosas, ni se me habia ocurrido... Alzo la mano hacia mis cabellos y los suelto, dejándolos libres. A continuación y aún pensativa, me despojo lentamente del vestido.

El gesto de Hades hacia el lago no me pasa desapercibido. El agua... claro, qué tonta. Para alguien educado en la cultura de los dioses ha sido un fallo imperdonable.

- Qué tonta soy a veces... No te agrada el agua. Sólo era una idea. De todas formas, asi me moveré con más libertad. ¿Qué te gustaría hacer a ti? Me siento bien a tu lado... Me gustaria saber dónde te sentirias más cómodo.

Dejo caer el vestido a un lado, y me pierdo en la mirada de Hades. Sus ojos tan dulces, su rostro de lineas suaves. ¿Cómo temerle? Tan diferente de todos las citas que Eros dispuso para mi hasta ahora...

Sin saber más, me quedaría al lado de Hades en esta isla.

- No, no, no. Si quieres nadar, pues nademos. Además, ¿qué puede pasar? - Dijo el Dios con una sonrisa mientras comenzaba a quitarse la parte de arriba de su ropa ( chaqueta de cuero y camiseta negra ) quedándose simplemente en vaqueros y botas. - Además... - Continuó mientras se agachaba para quitarse las botas de cuero militares. - Creo que Poseidon se ha comportado muy bien conmigo en las últimas citas, que por cierto, todas han sido cerca o dentro del agua. -

Al final, Hades simplemente se quedó con sus vaqueros azules y con sus gafas de sol oscuras. No iba a continuar quitándose la ropa ante tal bella dama, no sería apropiado, salvo que ella lo invitara a hacerlo. Estaba claro que ante todo, el Dios de la Muerte era un caballero, y eso, por más títulos raros o motes que poseyera, no lo iba a cambiar.

- Ahora, bella dama, nos vamos al lago a darnos un baño. Sólo por que eso es lo que deseas, ¿no es así? -

Le tomo de la mano, sonriendo y tirando de él hacia el agua....

- ¿No te resultará incómoda esa prenda para nadar? Sigo tirando de él hacia la orilla, pero sin moverme yo, acercándole a mi.

- Si, es probable. - Dijo Hades mientras comenzaba a desabrocharse el cinturón y quitándose los vaqueros, para dejarlos a un lado. - Así supongo que estará mejor. - Continuó el Dios de los Muertos, que ahora estaba simplemente con unos boxers ajutados a su cuerpo.

El Dios dejó que la muchacha tirara de él hasta que sus pies tocaran el agua.

Por un momento se estremeció al sentir el contacto con el agua, pero eso no lo detuvo en su viaje al lago.

- ¿Estás bien? - Le preguntó a la doncella mientras le sonreía dulcemente. - Ya sabes que el agua no es mi medio ideal, por lo que si ves que me ahogo, sácame rápido y por supuesto, si aparece algún animal raro en el agua, ten a bien de avisarme, ¿vale? -

Me habia ido adentrando en el agua, lentamente y de espaldas tirando de su mano hacia mi, cuando me soltó para quitarse los pantalones. Admiré su hermoso cuerpo en el atardecer, mientras sus pies llegaban al agua... Al escuchar sus palabras me acerqué a él, hasta poder susurrarle al oido.

- Este es el mundo que la diosa Psique ha permitido a su amado Eros construir, para que personas tan dispares como nosotros- deslizo mi mano por su brazo, acercándole a mi- logren descubrir el amor. Tu familia no va a venir a molestar.

No sé si ha sido el frío del agua o su mano deslizándose por mi piel lo que ha hecho que los vellos de mi cuerpo se ericen. Su piel era suave como la seda y su caricia no era más que dulce, suave y tierna. Mi cuerpo se mueve como hipnotizado cuando ella me acerca al suyo, así, sin poder hacer nada, preso de su belleza y de su dulzura.

Es tan bella. Pensó el Dios de los Muertos mientras se quitaba la idea de que sus hermanos iban a meter las narices dónde no debían y se metía con la bella dama al agua por fin.

- Tienes razón, Andrómeda. Ese es el fin último de este juego. - Le dijo con una sonrisa mientras se ponía a su lado. - Encontrar el amor... y por eso, debo serte sincero... -

Hades le cogió sus manos entre las suyas y la miró fíjamente a los ojos.

- El amor... verás, ese es mi propósito, encontrarlo. Eros me permitió participar en este juego para encontrar mi amor y así... dejar mi puesto en el Olimpo. El reemplazo ya está establecido, sólo están esperando que yo me decida... Encontrar a una persona con la que pasar el resto de mi vida en la tierra, el resto de mi vida... mortal. -

Dentro del agua y a una distancia mínima de mi piel, tan próximo que siento su aliento, Hades me hace su confesión.

Mis ojos buscan los suyos, dejándome seducir por su mirada. ¿Cómo pudo alguien temerle alguna vez?

- Hades... Esta es la primera cita en la que siento que estoy realmente tranquila y a gusto... Sé que tenemos que conocer a todas las personas, pero... si sientes que puedes amarme, que te puedes sentir como yo ahora mismo.... te ofrezco un trono a mi lado.

Callo de repente, asombrada de mi propia voz, de mi petición. Por descabellado que parezca, Hades ha conseguido adentrarse hasta donde ningún otro caballero lo habia logrado.