Partida Rol por web

Hades se acercó a Andrómeda y le colocó una de sus manos en la cintura, mientras que con la otra le acariciaba la mejilla. Sus ojos se encontraron y se miraron fijamente, al mismo tiempo que esbozó una sincera sonrisa.

- ¿Un trono a tu lado? - Dijo mientras le acariciaba la mejilla con sus dedos. - Si me enamoro de ti, hermosa, mi vida inmortal se acabará de repente y pasaré a ser un simple hombre como cualquier otro, sin poderes, sin reino, sin nada, absolutamente nada, excepto tú. ¿Crees que eso es lo que necesitas? -

El Dios de la Muerte le quitó el pelo del rostro con suavidad y dulzura, mientras inclinaba un poco la cabeza para mirarle mejor el rostro.

- Podría enamorarme de ti, de la mujer más bella de la creación, claro que podría hacerlo, pero tú, ¿me corresponderías? - Sus ojos parecían brillar intensamente. - He sufrido muchas decepciones en mi vida, Andrómeda, mi corazón no aguantaría que lo vuelvan a romper en mil pedazos. -

El movimiento de Hades fue tan natural que todo mi ser respondió. Cuando su mano se posó en mi cintura, una de mis manos se poso sobre su pecho, y cuando me acarició el rostro, mi otra mano respondió poniéndose sobre su cadera.

- Hades... es que es como hombre como quiero amarte. Sé quién eres ahora, y aún asi .... Bajo la cabeza, apretando mi mejilla contra su mano, besándosela - no deseo tus poderes, ni tu mundo-  Vuelvo a mirarle, deslizando mi mano desde su pecho hasta su rostro-

Si, te amaría, como hombre mortal. Y como tal es como te ofrezco el trono a mi lado.

Sus palabras me golpearon mi alma inmortal como rocas desprendidas de una montaña. Era sincera, y me estaba diciendo que quería pasar el resto de mi vida conmigo. ¿Sería la elegida para dejar todo esto de lado y lograr tener una vida normal? ¿Era ella lo que Hades estaba buscando?

Es hermosa, no había duda, pero además, es sincera, sencilla y por sobre todas las cosas, es una mujer de la cual me podía enamorar.

El amor a primera vista era algo que simplemente había descartado hace milenios, algo que había dejado de lado al intentar encontrar a la mujer que completara su corazón una y otra vez, aunque en este momento, Hades estaba tan confundido, que su mente daba vueltas.

La hipnótica belleza de Andrómeda tenía algo de culpa.

- Tus palabras son sinceras, bella Dama. - Dijo Hades con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla con sus dedos. - Espero que me perdones por lo que voy a hacer. -

Entonces, en ese momento, Hades acercó sus labios a los labios de la muchacha, y atrayendo su rostro hacia el de él con la mano que tenía apoyada en su mejilla, apoyó sus labios suavemente sobre los de ella. Su brazo la cogió por la cintura, atrayendo su cuerpo aún más cerca del suyo y comenzó a darle un dulce y suave beso que duró casi un minuto.

Después, separó sus labios de los de Andrómeda unos centímetros, y mirándola a los ojos, espero su reacción.

Al sentirme atraida hacia él cerré los ojos instintivamente, mientras mis labios se abrian a su beso. Su cálido aliento, su dulzura.... Hades me habia robado el corazón, del todo, y mis brazos se enroscaron alrededor de su cuello respondiendo a su beso, y atrayéndole hacia mi.

Cuando se separa, abro los ojos despacio con un suspiro...

- Si me has pedido perdón por besarme.... Espero que me perdones tú a mi ahora.

Sin pensar en la osadía que estaba cometiendo, mi boca volvió a la suya, con más ardor mientras mi cuerpo se pegaba al suyo.

Hades se sorprendió ante la osadia de la muchacha pero no dijo nada. No podía decir nada ya que sus labios estaban sellados por los labios de ella y eso era algo que realmente le estaba gustando, y demasiado. La mano que tenía en la cintura de ella subió por el centro de su espalda hasta apoyarse entre sus omóplatos y desde allí, presionó su cuerpo hacia delante para no dejar que ni una gota de aire pasara entre medio de ellos.

Su boca correspondió al beso de la muchacha con más pasión que la primera vez, cerrando los ojos al mismo tiempo que la mano de su mejilla pasaba detrás del cuello de la doncella para presionar un poco más sus labios.

El beso era el beso más apasionado que el Dios de los Muertos había dado en siglos y la persona que estaba besando era una de las más bellas del universo.

No dejó de besarla, no iba a dejar que ese beso termine.

Asombrada de la intensidad que estaba creciendo entre nosotros me abracé aún más a él. A mi no quedaba ya ninguna duda sobre mis sentimientos...

No era que no quisiera terminar el beso, era que no queria terminar la cita. No necesitaba conocer a nadie más.... Eros había logrado su propósito conmigo, y mi corazón pertenecía al Dios de la Muerte.

Sólo la duda de ser correspondida y sus palabras sobre su mortalidad podian preocuparme. Ahora mismo, y en este momento, sólo existe su olor, su boca, su sabor y sus brazos en torno a mi.

Hades se separó un poco de ella, y dejó de besarla durante unos segundos. No podía creer lo que había pasado con él, la situación, la hermosa dama que lo acompañaba, todo había hecho que en su cabeza se replantearan cientos de cosas, cosas que nunca ( o por lo menos dentro de este milenio ) había llegado a plantearse tan en serio como ahora.

El Dios de la Muerte sonrió y girándo un poco su cuerpo, levanto por la espalda y por detrás de las rodillas a Andrómeda casi sin dificultad.

Comenzó a caminar hacia la orilla, con ella en los brazos y sin dejar de mirarla a los ojos y sonreirle. Cuando salió del agua y sus pies descalzos tocaron la hierba y las flores que en ese jardín había, muy despacio se arrodillo en el suelo, dejando el cuerpo de Andrómeda con suavidad entre las flores, las cuales formaban a su alrededor su silueta.

En ese momento, Hades se tumbó a su lado, con sus brazos apoyados a ambos lados de sus hombros, mirándola a los ojos como desde el principio. Sus brazos se flexionaron para que su boca se acercara a la suya, pero no la besó, simplemente le sonrió.

- Espero que esto no sea muy atrevido por mi parte, dulce dama. - Le dijo mientras que con una mano le quitó el pelo de su cuello, dejandolo libre.

Después, comenzó a besar lentamente su cuello, comenzando desde el hombro y subiendo muy despacio, hasta llegar al lóbulo de su oreja. Allí, la recorrió con su lengua dulcemente al mismo tiempo que una de sus manos descendia hasta la cintura de Andrómeda.

Todo mi ser respondia a cada uno de sus movimientos como si estuviéramos sincronizados a la perfección. Cuando me alzó mis brazos rodearon instintivamente su cuello, sin temor alguno. Una mano atrevida acarició sus cabellos.

Me depositó en la hierba y mis manos se soltaron de él, mis labios respondiendo a su sonrisa. No estaba asustada. Era como si esta cita transcurriese dentro del orden normal del cosmos.

No sabía qué iba a hacer él.... Una vez más se preocupa por si me ofende... Dudo mucho que Hades pueda llegar a ofenderme en ningún momento. No está en la naturaleza del hombre que estoy conociendo.

Su boca se desliza por mi cuello, en una sensación nueva... Cierro los ojos sintiendo una oleada de calor por mi cuerpo y como se eriza el vello de mi nuca.

Cuando su mano se posa en mi cintura, una de las mias vuela hasta la suya.

Hades continuó besándo el cuello de la dama durante unos segundos más, hasta que su mano hizo que el rostro de Andrómeda girara. Sus besos pasaron lentamente de un lado de su cuello, hasta debajo de su barbilla para continuar del otro lado con la misma suavidad y dulzura de antes.

El Dios de la Muerte no sabía hasta dónde podía llegar con ella. Era la primera cita y todo estaba saliendo de maravillas, pero no quería propasarse con la doncella, no quería hacerla sentir mal y por sobre todas las cosas, no quería quedar como un verdadero gilipollas.

La mano que tenía en la cintura comenzó a bajar por la parte exterior del muslo de la bella dama hasta su rodilla y después, muy lentamente, fue subiendo por la parte trasera de su pierna cambiando de posición su mano para acaricias a Andrómeda con el dorso de sus dedos.

Sus dedos volvieron a recorrer el camino andado hasta la cintura y así, con el dorso de su mano, continuó ascendiendo por su abdomen hasta quedar justo al lado de uno de sus senos. Su mano volvió a cambiar de posición y pasó hacia la espalda de la chica, rozando suavemente la parte inferior de su pecho con los dedos.

Fue sólo en ese momento, cuando Hades levantó su rostro del cuello de Andrómeda y la volvió a mirar a los ojos.

- Princesa, si hago algo que te moleste, por mínimo que sea o si en algún momento deseas que me detenga, por favor, decidmelo. - Le dijo susurrándo con el rostro sincero.

El universo estaba en calma, y sentia la aprobación de todo a nuestro alrededor, desde las flores hasta la laguna....

Me dejé acariciar, cerrando los ojos, disfrutando del contacto de su mano sobre mi piel, deslizando las mias hacia su espalda. Sin abrir los ojos deslicé las yemas de mis dedos sobre la piel desnuda de su espalda, memorizando su tacto.

Las caricias de él se iban haciendo pausadamente más osadas. Mis manos se deslizaron por sus costados, bajando por sus caderas...

Me habla. Abro los ojos para mirar directamente a los suyos: Sólo me puedes ofender si alguien decide que la dicha es una ofensa, Hades.

- Entonces no me detendré ni cuando el infierno se quede sin almas. - Dijo Hades y volvió a besar su cuello.

Lentamente, sus manos descendieron por la espalda de Andrómeda hasta llegar a su cintura, mientras que sus besos, comenzaban a descender por el cuello de la chica hasta llegar a su garganta. Sus manos volvieron a subir muy despacio, acariciando el costado de su abdomen con el dorso de sus manos, y rodeando con suavidad el exterior de sus senos, siguiendo su contorno hasta llegar a los tirantes de su traje de baño.

Sus besos comenzaron a descender por el pecho de la muchacha, justo en el centro mientras sus dedos se deslizaron con suavidad por debajo de los tirantes de la bella dama, haciendo que estos bajen por sus brazos hasta dejar sus senos al descubierto y los tirantes sobre los brazos de la chica.

En ese momento, sus labios se dirigieron hacia uno de los pechos de Andrómeda y comenzó a besarlos con dulzura. Su lengua recorrió todo el contorno del pezón de la chica casi sin tocar su piel, tan sólo a casi dos milimetros de ella. Lo justo para que la piel de su seno sienta la humedad y el tacto de su lengua. Despacio, muy lentamente, durante unos minutos.

Su mano derecha dejó el tirante y con suavidad cogió el seno de la hermosa Andrómeda, y sus labios se cerraron sobre su pezón, succionando un poco sobre él y jugueteando dentro de su boca con su lengua, acariciándolo de manera suave.

La frase de Hades fue el disparo que marcó el inicio de nuestra locura.

Sus besos se llevaban mi aliento, y sus manos despertaban cada milímetro de mi piel. Cuando sentí que los tirantes de mi camiseta se deslizaban, movi los brazos ligeramente para ayudar el movimiento.

Ahogué un gemido cuando sentí sus labios sobre mi pezón, y cuando su mano acunó mi otro pecho, mis manos quisieron arrancar de él sensaciones como las que yo estaba viviendo. Mis dedos se enlazaron en la cintura de sus boxer, introduciéndose lentamente en él.... Me detuve algo inquieta.... ¿Y si se molestaba por mi osadia?

Mi mano se quedó en suspenso separando la cintura de su prenda y a medio entrar en ella...

Hades levantó la mirada para mirar el rostro y los ojos de Andrómeda, a modo de aprobación. Si eso era lo que quería, no iba a ser él el que le diga que no.

Continuó besando sus pechos, pasando de uno a otro con suavidad mientras con sus manos la acariciaba.

Sus labios comenzaron a recorrerla de un lado al otro, esperando que ella de ella siguiente paso. Él llevaba la iniciativa, pero no quería propasarse más de lo debido con la dama.

- Hades... No sé muy bien cómo....

Hablar era romper el encanto, pero Hades necesita saber de mi falta de experiencia en este campo. Por mucho que me gusten sus caricias y sus besos... Aún no tengo claro cómo responderle. Sólo sé que quiero hacerle feliz.

Hades medio sonrió.

Pero no era una sonrisa para avergonzar a su bella dama, nada de eso, era completamente todo lo contrario. Era una sonrisa de comprensión, comprensión total en lo que ella le acababa de decir. No iba a pretender obligarla a que aprenda de golpe, y tampoco era eso lo que él quería.

Su misión era que Andrómeda no se olvide jamás de él y por supuesto, que desee volver a verle.

- Entonces cierra los ojos y déjame a mí. - Le dijo con un susurro junto a su oído. - Si necesitas que pare, simplemente me lo dices y dejo lo que estoy haciendo de inmediato, ¿vale, preciosa? -

Sus manos volvieron a entrelazarse en los tirantes de su bañador y lentamente, fue deslizandolo hacia abajo, dejando también el abdomen de la muchacha al aire libre. Sus besos comenzaron a bajar lentamente, por el centro de su pecho, continuando hasta llegar a su ombligo, en el cual su lengua se recreó durante largos minutos.

Las manos del Dios estaban ahora apoyadas en las caderas de la dama, mientras que dejaba de besar el ombligo de Andrómeda y continuó bajando lentamente mientras que se deshacía del bañador por completo, dejándolo a un lado del cuerpo de la muchacha. Sus dedos comenzaron a acariciar las piernas de la princesa, mientras que su lengua recorrió de arriba abajo las ingles de la chica, pasando por encima de su vello púbico, casi sin tocarlo, rozándolo apenas con sus labios.

Pero en un momento, decidió que ya no debería pasar rozando ese sitio. Las piernas de la dama estaban aún juntas, pero eso a él no le importo. Colocó su boca sobre el vello del pubís de Andrómeda y utilizando su lengua con suavidad, la fue metiendo entre sus piernas, buscando desde esa posición la humedad de su sexo...

Tan comprensivo, tan dulce, tan encantador... Sigo sus instrucciones dejándome llevar por las sensaciones que sus manos y su boca van provocando.

Por momentos me siento derretir ante el contacto de su boca en mi piel. Pararia el mundo por él si pudiera.

Siento su lengua descender por mi vientre.... ahora ya estoy desnuda bajo él, su lengua presiona entre mis piernas.... Por instinto y guiada por mi propio placer, separo las piernas, al tiempo que suspiro.

La lengua de Hades continuó su recorrido hacia abajo cuando Andrómeda abrió sus piernas. Sus manos se aferraron a sus muslos por debajo, empujando el cuerpo de la muchacha hacia su boca, la cual ahora mismo estaba justo sobre su sexo lleno de su saliba. Su lengua salió de su boca y comenzó lentamente a acariciar la entrepierna de la dulce Dama.

Subió y bajó varias veces, hasta que logró separar los labios y su lengua se apoyó sobre el clítoris de la bella doncella. Entonces, comenzó a presionar con ella hacia abajo, dandole suaves toquecitos con la punta para después comenzar a chuparlo lentamente, cerrando sus labios sobre él y haciendo un poco de succión con su boca, al mismo tiempo que su lengua jugueteaba con el dentro de su boca.

Fue en ese momento cuando su mano derecha dejó su muslo y recorrió la corta distancia que había hasta el sexo de la chica. Pasó suavemente sus dedos por allí, lubricándolos con el flujo de ella y la saliba de él y lentamente, comenzó a introducirlos en el interior de la muchacha, con mucha dulzura, con mucha suavidad, sin dejar de besarla.

El aire se me iba en gemidos ahogados, mientras Hades se deshacia en atenciones hacia mi. Durante un segundo, apenas, me sentí aún torpe.... él lo estaba dando todo para mi, y yo me estaba limitando a recibir sus caricias y a disfrutarlas.

Cuando sus dedos se deslizaron en mi interior y su boca volvió a la mia, me aferré a sus hombros, besándole con fuerza, mientras mi cuerpo, más sabio que mi mente, me hacia mover las caderas al ritmo que su mano imponia.

- Hades... ¿Cómo puedo yo darte parte de lo que tú me estás dando a mi?- Mi voz sonaba entrecortada, apretándole fuerte contra mi.

Los dedos libres de la mano de Hades se posaron sobre la boca de la doncella, haciéndola callar con una sonrisa que se dibujaba en el rostro del Dios de los Muertos. Sus dedos aún continuaban jugueteando con el sexo de Andrómeda, mientras la miraba a los ojos con gesto tranquilo.

El Dios metía y sacaba dos de sus dedos y jugueteaba con ellos dentro de ella, mientras que su pulgar se dedicaba a presionar su clítoris lentamente, haciendo círculos con él mientras movía los demás en su interior.

- No tienes que complacerme, no hasta que tú estes completamente satisfecha. - Dijo el Dios sin dejar de sonreir. - Hoy serás tú la que reciba toda la atención, por lo menos por ahora. -

En ese momento su sonrisa cambió a algo malicisa, mientras introducía sus dedos aún más profundos, intentando lograr que Andrómeda se deshiciera con sus caricias.