Partida Rol por web

Deivid se dejó levantar y se sentó en la mesa con el Bob Esponja aún agarrado entre sus brazos. Miró con gesto divertido a Ángela que le hablaba con la preocupación reflejada en la voz. Cuando ella le preguntó dónde estaba su padre, Deivid recuperó la seriedad en su rostro. Finalmente asintió y se bajó de la mesa de un pequeño salto.

- Por aquí -dijo simplemente.

Deivid los llevó por un pasillo lateral del laboratorio. El pasillo estaba oscuro, por algún motivo las luces parecían no funcionar allí. Un ligero ruido llegaba desde el final del pasillo. Como si hubiera alguien allí, en la oscuridad.

Alcanzaron el final del pasillo, y no lograban ver nada. Todo era oscuridad.

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Antes de que sus ojos se acostumbraran a la ausencia de luz, Deivid habló.

- No te asustes papá. Son amigos.

Y encendió la luz...

Un zombi enjaulado comenzó a chillar llevándose las manos a los ojos. Luego alzó la vista y se precipitó sobre las barras metálicas de la jaula extendiendo sus brazos hacia ellos, gruñendo y chillando de forma horrible.

Una lágrima escapó de los ojos del muchacho.

Cuando Deivid saltó de la mesa dispuesto a conducirles hasta su padre, Ángela no podía creerlo. ¿Sería posible que el Dr. Fisher continuara aún vivo? Pero... ¿por qué entonces Deivid no estaba con él? ¿Estaría el pequeño llevándoles hasta el cadáver descompuesto y putrefacto de su padre? Con gran curiosidad y la esperanza de encontrar al científico aún con vida, Ángela caminó con impaciencia por aquel pasillo oscuro. Unos sonidos que no llegaba a reconocer se abrieron paso entre el silencio. ¿Estaría el Doctor experimentando su cura con algún zombi? ¿Sería aquella su zona de trabajo?

Cuando las luces se encendieron y el rostro de aquel zombi apareció tras los barrotes, Ángela dio un saltito hacia atrás de manera involuntaria, más por miedo al contagio de cualquier enfermedad que por otra cosa. Pero las lágrimas de Deivid hicieron que volviera junto a él para ponerle la mano en el hombro a modo de consuelo.

- Estupendo... - dijo mirando al zombi y volviéndose hacia sus compañeros -¿y ahora qué hacemos con un doctor convertido en muerto viviente? Deberíamos registrar las pertenencias de su laboratorio, seguro que encontramos algún frasco con la etiqueta "cura zombi" bien visible.

Y tras meditar unos segundos, se agachó hacia el chaval y le habló con voz dulce

- Pequeño... por favor, pregúntale a tu padre dónde ha guardado la cura para los zombis. Con ella podemos intentar curarle.

¿Para qué perder el tiempo buscando cuando tenían allí mismo un traductor personal "humano-zombi" "zombi-humano"?

Cuando Angela unió cabos, Fernanda asintió repetidamente aceptando su idea sobre quien era en realidad Deivid. Aún así, el pensamiento del compositor le parecía de lo más lógico que había escuchado hasta ahora, más lógico aún que lo que decía Angela. 

Caminaron en busca del doctor. No era nada fácil, aquella zona estaba desierta y el grupo dependía de los recuerdos que pudiera tener un niño... vamos, si ese niño fuera como Fernanda iban listos. No se acordaba ni cuando había sido la última vez que había comido arroz cocido con tomate. 

El zombie-padre de Deivid se encontraba encerrado en una celda, con la carne podrida y un hedor a putrefacción que ya lo querrían los propios muertos para sí. Fernanda se tapó la nariz disimuladamente, como el que no quería la cosa, haciendo un movimiento artístico con la mano cual representación en el circo.

- El padre de Deivid parece que lleva unos cuantos días sin ducharse... - comentó en susurros a quien tenía al lado- ... yo no digo nada. - finalizó disimulando.

Aunque las señales eran obvias, Richard María no quería reconocer que aquel zombie fuese Fisher. Fisher tenía que estar en una piña, debajo del mar, no en una celda en un laboratorio. Se acercó con cuidado a la jaula y preguntó con cuidado:

-Señor, me gustaría que nos confirmase si es o no es usted Fisher, porque sino es usted... bueno, nos vamos, y disculpe usted que le hayamos molestado. Y si lo es... ¿no tendrá usted una cura zombie por ahí? -el compositor comenzó a hurgarle los bolsillos al zombie, salvaguardado por la seguridad de los barrotes. Sin embargo parecía que el zombie de Fisher tenía cosquillas, por cómo se revolvía.-Espero que no haga falta hacerle la prueba de paternidad... Aunque aquí hay  material de sobra, y tenemos a un cerebrín con nosotros, ¿eh, Grant? Qué callado te lo tenías. Hasta que no hiciste el truco ese de la puerta creí que eras el más tonto del grupo.
 

En todo el camino la Jessy se había quedado mas que apartada, y es que si aquello era finalmente un programa de televisión a ella no le gustaba un pelo. Joder aquello no parecía terminar nunca y eso le empezaba a aburrir, porque todo sea dicho de paso; el chino no le hacía ni caso; los demás no la dejaban azuzar a zombie alguna las veces que lo había intentado y encima ese niño sabía hablar zombie...estaba claro, ese era un gran hermano a lo basto; "pa frikis"

Pa arriba pa abajo, casa del señor Ano y vuelta de tuerca...sea como fuese le llamó la atención que hubiese vivido una mujer en el piso donde habían ido y ahora el niño había puesto ojillos llorosos, causando que el reloj biológico de todas las feminas en edades de tener crías tuviesen un ataque sensibleril; entre todas, ella también estando al borde de achucharlo hasta asfixiarlo como hacía su abuela; pero no le dio tiempo; el chaval siguió guiandoles hasta encontrarse con su padre zombificado y enjaulado.

Madre mia...que percalazo chaval....dijo en alto refiriendose al niño principalmente.

Grant siguió al grupo, iba detras de todos, mirando con atencion las paredes y los focos que parpadeaban siniestramente. Incluso los sonidos raros que venian del frente le intrigaron bastante.

-Parece una pelicula de terror- dijo con una sonrisa, hasta que vio al padre de Deivid-. ¡Un zombi!- dijo señalando al zombi como si nunca hubiera visto uno. Como todos lo tomaban tan tranquilo, bajó su mano y espero. Richard dijo algo que en verdad le parecio raro-. ¿De que puerta estas hablando?- esta gente estaba muy perdida y no sabia lo que decian.

Deivid negó con la cabeza tras las órdenes de Ángela. Pero sin perder más tiempo, la cogió de la mano y la llevó lejos de allí hacia otra sala. En aquella otra habitación había un mapa de la ciudad desplegado en el suelo con diferentes marcas y códigos grabados. Los códigos eran irregulares y con trazos infantiles. Parecía la letra de un niño. Encima del escritorio había un ordenador aparentemente operativo y a su lado una serie de cajetines donde había muestras de una sustancia en pequeños frascos etiquetados con los mismos códigos que se leían en el mapa. También con letra de niño

- Vosotros sois el H2B45 -dijo Deivid señalando un punto en el mapa donde se veía aquel código.

Se fijaron en aquel punto y descubrieron que se trataba del lugar donde despertaron. La nave industrial.

Deivid se había levantado y cogió el frasco con ese mismo número. Lo levantó, lo agitó ligeramente observándolo con detenimiento.

-Yo soy Grant- dijo el asiatico cuando Deivid les señalo y dijo que eran el H2B45. Tal vez era un apodo. No era un apodo muy bueno, aunque a él le decian "pequeño renacuajo sabelotodo" cuando estaba en la preparatoria... era mejor que "inutil y enclenque marido de mi hija". Ahora que lo pensaba ser "H2B45" le agradaba mas, pero era poco practico para decirlo.

Al ver el ordenador se acercó a él como si hubiera encontrado oro puro, sus ojos brillaban de emocion... esperaba que tuviera electricidad.

Ángela observó anonadada aquella habitación y recibió con extrañeza la información que Deivid le ofrecía. Durante varios minutos quedó pensativa, mientras Grant se acercaba al ordenador. Recorrió despacio la estancia, observando meticulosamente el mapa de la ciudad, los trazos infantiles y la letra de niño. Finalmente, clavó su mirada en Deivid que seguía entretenido con uno de los frascos.

- ¿Cuántos años dices que tienes, pequeño? - dijo, marcando exageradamente la última palabra.

Los hechos sucedían tan rápido que la inexperta mente de Fernanda no tenía tiempo de captar todas y cada una de las variaciones. Aún así, ella estaba contenta por haber llegado hasta el destino que se habían marcado... era como cuando se proponía subir 5 palmadas más por minuto en su función, y después de muchos, muchos intentos, lo conseguía. La circense se sentía realizada por los avances del grupo.

- ¡Toma ya!, nadie podrá meterse con nosotros porque somos la tribu del a nave - dijo en voz baja mientas daba saltitos de felicidad siguiendo a Deivid con el grupo.

Entraron en la habitación y todos quedaron extrañados con la visión, todos excepto Fernanda. 

- ¡Ala! ¿es una sala de dibujo? ¡yo quiero dibujar! - añadió mirando por todos lados y buscando algún que otro lapicero, cuando escuchó las palabras de Deivid. Se acercó al mapa y observó en silencio unos segundos, después, entrecerró los ojos y,con mirada interesante añadió - Así que... no somos el único equipo policial de inveztigación... pues ezo no vale.

Richard María se quedó un poco cortado cuando todos los demás siguieron a Deivid a la habitación contigua. Miró al zombie enjaulado tímidamente, y comenzó a alejarse lentamente.

-Em... U-uzted perdone. Ha debido de haber una confuzión.

Una vez a salvo, observó el mapa y los frascos que les mostró el niño. Poco a poco, su aguda y musical mente, ligeramente dañada por el virus zombie, fue entendiendo qué estaba pasando allí. Pero no demasiado rápido, al principio creyó que el niño había intentado construir un instrumento con matraces con distintas cantidades de líquido, lo que las haría vibrar a distintas frecuencias melódicas. Él lo había hecho una vez con copas de champaña.

Después se dio cuenta de que quizás, solo quizás, aquel frasco era la cura.

-Si eso es la cura y no un flazh de mora, se imponen dos preguntas: cómo producirlo a gran escala, y como hacer que entre en el sistema de los infectados.

Deivid miró a Fernanda cuando se enfurruñó por no ser el único grupo.

- Claro que sí, Fernanda. Sois el único grupo. Todos los demás han muerto -declaró sonriente.

Acto seguido sacó un lápiz de un cajón junto a un taco de folios y se los tendió a la contorsionista.

- Para saber cómo producirlo debemos consultar el ordenador, pero creo que está bloqueado. En la base de datos habrá que buscar el compuesto H2B45 y comprobar cómo sintetizarlo. Y para que entre en el sistema de los infectados... creo que mi padre tenía por aquí una carpeta donde se detallaba... ¡Aquí está!

Deivid alzó la carpeta y se la mostró a todos los presentes. A continuación la abrió sobre la mesa para que todos pudieran verla.

PLAN DE APLICACIÓN DE LA CURA:

Opción A: Vía oral

Se ha comprobado que los individuos conservan su conducta después de la infección repitiendo aquellas tareas que realizaban mecánicamente. El compuesto se podría aplicar sobre aquellas sustancias que la población estaba habituada a beber más habitualmente. La mejor opción podría ser aplicarla al suministro de agua, pero hay una sustancia a la que el ser humano está aún más arraigado: la Cocacola.

La cadena de suministro y consumo de Cocacola se ha mantenido intacta desde la infección. Los operarios de la fábrica siguen preparando el producto, los embotelladores lo siguen embotellando, los transportistas lo siguen repartiéndolo, los camareros y dependientes lo siguen sumistrando y los individuos lo siguen bebiendo.

Tal vez este comportamiento se deba a la publicidad subliminal de este producto. Habrá que estudiarlo más adelante.

Para llevarlo a cabo habría que acceder a la central de preparación de Cocacola situada en California y modificar el compuesto antes de que sea repartido.

Opción B: Vía intravenosa

La madre naturaleza es sabia, y en esta última pandemia nos ha enseñado un efectivo método de contagio: los mordiscos, arañazos y desmembramientos. Al igual que el virus inicial se ha extendido por todo el mundo a través de esta conducta agresiva, la cura podría ser modificada con un inhibidor temporal que convierta a los zombis en portadores que a los pocos días comiencen a mejorar. Eso hará que los zombis se contagien unos a otros con la cura.

Haciendo un cálculo a groso modo habría que infectar inicialmente a unos treinta zombis para asegurarse de que la cura se extiende como un virus. Para ello, los encargados de propagarlo tendrían que inyectarse ellos mismos la cura modificada y morder o arañar a dicho número de zobmis.

-¿Han muerto?- repitió Grant girando su cabeza tan rapidamente que casi se partió el cuello-. ¿Como que han muerto?- por suerte sus preocupaciones desaparecieron al olvidar que los otros grupos habian muerto. Era lo bueno de tener su memoria, todos tus problemas se iban a los pocos minutos. Al escuchar que el ordenador estaba bloqueado, la cara de Grant cambió completamente-. ¿Has probado reiniciando?- se giró otra vez hacia la computadora y trató de solucionar el problema-. No debe ser tan dificil, mi jefe siempre arruinaba su computadora con por... digo trabajar mucho...- sus dedos parecian volar sobre el teclado, asi como un masajista hacia volar sus dedos sobre la espalda aceitosa de un paciente.

Una vez terminado eso y olvidando el porque habia intentado acceder al ordenador, Grant vio el informe y lo leyo con extrema rapidez. Segun veia él, la cosa podia ser muy facil y asquerosa, o muy complicada pero divertida.

-Nuestras opciones son viajar a California... ¿Arnol aun es gobernador?... o darnos de mordiscos con cuerpos podridos....

El anuncio de Deivid dejaron a Fernanda algo preocupada y feliz a la vez, preocupada porque mucha gente había muerto y feliz porque ella se encontraba viva. ¡Que combo de sentimientos!. Recibió agradecida el taco de folios y el lapicero que el niño le ofreció, y se sentó en el suelo a dibujar sobre el papel.

-¡Mira que guay!, somos nosotros corriendo delante de doz zombiez. - enseñó a todos orgullosa.

Tras las palabras de Grant Una bombilla pareció encenderse en la cabecita de la circense. Se levantó del suelo con el dibujo aún en la mano y comenzó a delirar delante de su compañeros, atando los cabos que ninguno había conseguido conectar hasta ese momento.

-¡Claro!: California - Arnol - Ano - Anal - Cura, ¡la respuesta está en allí!, ¡todo encaja!.

Después de ser impunemente ignorada por Deivid, sin recibir respuesta a una pregunta que para nada era retórica, continuó observando y escuchando al chiquillo. Todos los demás estaban muertos. ¿Por qué ellos sí habían sobrevivido?¿Tendría algo que ver la genética, los hábitos de vida, la higiene? ¿O simplemente el azar? Ángela sabía que quizá nunca obtendría respuesta a aquella pregunta, pero por una vez se sintió orgullosa y agradecida por su trastorno obsesivo compulsivo. 

Cuando Deivid sacó el papel, la joven se precipitó sobre la mesa para leer con atención el plan que el Dr. Fhiser había confeccionado para la aplicación de la cura zombi. Asintió con la cabeza a modo de conformidad cuando sus ojos se desplazaron por las líneas que describían la primera opción. Desde luego, le parecía un razonamiento completamente lógico. Siempre había sospechado que la Cocacola tenía algún compuesto adictivo aún no revelado a la población, aunque todos le decían que esos pensamientos eran producto de su trastorno mental. 

Con curiosidad, pasó a la segunda opción, curiosidad que se tornó en el más completo de los horrores cuando terminó de leer el párrafo. Sus ojos se abrieron como platos y  dio un salto hacia atrás, alejándose de la mesa, como si el mero hecho de separarse de ese folio la salvaguardara de las atrocidades que allí se reflejaban. 

- Oh no… - dijo con voz temblorosa  - estáis locos si pensáis que yo voy a arañar y morder a esas cosas… como mucho… como muchízimo, podría aceptar el inyectarme la vacuna y escupirles desde lejos… pero ni de coña me acerco yo a uno de esos bichos si no ez para arrancarle la cabeza… y si ez con un palo de escoba, mejor – el mero hecho de pensarlo le ponía nerviosa, así que comenzó a caminar de un lado a otro de la habitación intentando calmarse. Le fastidiaba, pero tenía que reconocer que la segunda opción era la más rápida y la más efectiva, aunque para ella también la más imposible de llevar a cabo – Ir a California es más seguro, sin duda – Sentenció con rotundidad. 

.......ya hemos infectado a algunos Soltó de golpe la chavala barriobajera Yo al menos Recordó a las cajeras del supermercado, había un par a las que había arañado en la cara ¿Creo que alguna quedó no? Podríamos volver volver y ver si están bien así veríamos si esto funciona del todo Alzó las cejillas anonadada por ese pensamiento, y luego decian que era tonta y que no serviría pa´nah. 

Ir a California es mucho machaque pa dos mordiscos, luego te lavas los dientes te enjuagas y punto

Richard María escuchó sorprendido, y habló sin pensarlo demasiado:

-No deberíamos poner todos los huevos en la misma cesta. Lo mejor es que vayamos a esa fábrica de California, y por el camino, infectemos a cuantos podamos. También deberíamos grabar un spot plublicitario para que los zombies beban la cura. Debemos planificarlo a tres niveles: subliminal, liminal, y superliminal. Yo compondré la melodía, y Grant hará los gráficos por ordenador. El resto... bueno, podéis ser las coristas. -El compositor se acercó hasta los matraces para comprobar el estado de la disolución -Espero que sepa parecido a la coca-cola. 

-Que bonito dibujo- dijo Grant observando el dibujo de Fernanda... ¿Cuantos años tenia esa chica? Parecia mayor pero por otro lado... Bueno, se habia perdido cuado comenzó con lo de Arnold y demas. ¿Que tenia que ver eso con... con...? Bueno, ya se habia olvidad que estaba haciendo alli-. ¿Recuerdas a esa chica que le mordió el cuello al zombi?- le dijo a la Jessy-. Habria jurado que se estaba curando poco despues- entonces parecio asustado, sus ojos se pusieron muy grandes y una sonrisa estupida apareció en su rostro-. ¡Acabo de recordar algo que pasó hace mucho! Jajajaja estoy mejorando.... Aunque no entendí para que queremos huevos, yo no tengo hambre.