Partida Rol por web

Si ha llegado este panfleto a tus manos es porque eres una persona curiosa cuyo morbo por lo desconocido supera a la falta de decoro de mis palabras o te gusta saber la real cara tras el maquillaje y los buenos modales. En cualquier caso bienvenido seas al rincón de la verdad, el lugar donde destapamos todos los secretos que nuestra querida gente quiere ocultar.

¿Y qué mejor momento de muestra de falsedad hay que el evento de presentación de las jóvenes casaderas a la sociedad? Vestidos tan ajustados que quitan la respiración, discursos ensayados frente al espejo, sonrisas artificiales y sueños de un futuro que pocas pueden lograr. Eso si no deshonran antes a su familia con un fugaz amor o manchando su historial con un mísero fallo. Por supuesto tampoco podemos olvidarnos de ellos, tan altivos y desesperados por encontrar una buena esposa que pueda concebir hijos sanos que caerán en los brazos de cualquiera. Y con cualquiera me refiero también a un sinfín de amantes que posiblemente estén entre bambalinas esperando a que su hombre caliente el lecho que comparten cada noche.

En este caso ha llegado a mis oídos las familias seleccionadas para presentarse ante la Reina y os aseguro queridos lectores que no dejarán indiferente a nadie.

Empezamos con la familia Salisbury, o más bien conocidos como los “protegidos de la corona”.

Arnold y Poppy Salisbury cuentan no solo con una inmensa fortuna cuya dote haría llorar a cualquier posible pretendiente, sino con el favor de la mismísima reina. La señora Salisbury no desaprovecha la mínima ocasión para relatar la buena relación con su majestad al ser compañeras de críquet – a quién tutea en privado, ¿será tan descarada también en público? -, ni tampoco la gracia con la que ha preparado a sus tres hijos para la ocasión.

Se rumorea que su ambición va más allá y considera la corte un juego completo que debe ganar, ¿y qué mejor partido que un príncipe soltero en busca de una princesa? Lo que tenemos claro es que no se conformarán con menos.

¿Y qué me decís de los Robertson? Pobre viuda desamparada de la seguridad económica que su marido le daba. Pobres hijos, sabiendo que sin un matrimonio su apellido podría extinguirse tan rápido como su riqueza.

Pero si algo os puedo garantizar es que Eula Robertson no es de las que caen de rodillas. Cinco retoños casaderos no son solo un número significativo de pretendientes, sino el seguro de esparcir el buen nombre por las diversas familias que compiten en el juego del amor. Duques, grandes casas… Un sinfín de posibilidades en las que posiblemente ya haya trazado algún pacto previo. Por algo su marido en vida era una de las personas más influyentes de todo Londres. ¡Estamos deseando conocer el futuro que les depara!

Para futuro, tenemos al linaje más longevo.

Los Colville provienen de una estirpe de grandes duques con innumerables medallas colgadas en su pecho. Sin ir más lejos Elvin y Vivianna Colville todavía conviven con el abuelo George Colville, mariscal que combatió a las órdenes de su Majestad en su juventud y ganó con ello un extenso ducado que a día de hoy es de los más codiciados.

Sin duda sus tres hijos son los más idóneos. Fortuna, tierras, renombre… Una gran dote que hasta a mí me hace querer formar parte de las pretendientes casaderas. Posiblemente por esto la Reina les haya invitado personalmente, en vez de mandar una misiva como al resto. ¡Seguro que a Poppy Salisbury no le hace ninguna gracia saber que tiene una competencia directa por la mano del príncipe!

Pero no ha sido la gran sorpresa de la noche. No, queridos lectores, todos ellos quedan relegados a un segundo plano con la presencia de los Whalenburg.

Chase y Amerie Whalenburg han sido la comidilla de la sociedad los últimos años, y no es para menos. Quien en su día fue la dama casadera más hermosa, deshonró a su familia teniendo una relación adúltera poco después de comprometerse. ¡Y aun así su marido la salvó de un linchamiento público! Desde entonces apenas se les han visto juntos en actos, y eso ha disparado cientos de rumores que prometen expandirse en la presentación ante la Reina.

¿Son realmente sus dos hijos fruto del matrimonio? ¿La vergüenza impedirá que veamos por fin a la familia reunida? ¿Por qué la Reina los invitó tras el escarnio que sufrieron?

Al igual que vosotros estoy deseando saber qué ocurrirá y yo, Lady Confidente, me encargaré de informaros tres veces por semana.

Que comience el baile, lectores.

Ejemplar del domingo 10 de Febrero

Oh, mis queridos lectores, mientras escribía estas páginas no podía evitar imaginaros con el rostro cubierto de congoja y desazón, alarmados por la ingente cantidad de faltas éticas y morales que se ha vivido en el baile, pero ahora que esperas encontrar un poco de compasión en mis palabras sólo puedo añadir un “Os lo dije”.

¿A quién no le gusta llevar la razón? No podéis verme ni escucharme pero ahora mismo sonrío mientras escribo una y otra vez “Os lo dije”. “Os lo dije”. “Os lo dije”. Qué bien sienta decirlo, da cierta superioridad, ¿no creéis? Probadlo, decidlo conmigo en voz alta mientras me leéis.

“Os lo dije”.

Diría que el periodo dorado de Su Majestad la Reina pasó de largo tan rápido que apenas nos dimos cuenta, pero eso sería mentir ya que nunca tuvo tanta suerte. Desde el fallecimiento de nuestro querido Rey la corona se ha cubierto de espinas y ha estado sujeta por muñecos caprichosos que sólo buscaban dar golpes en el suelo para exigir respeto y devoción, aunque bien sabemos que eso sólo causa un rechazo que bien se mostró en el baile.

Porque eso es lo que ha sido el acto final, una pataleta real a modo de cortina de humo para tapar todo lo ocurrido y que por supuesto a muchos de los presentes les ha beneficiado al cubrir también sus propias faltas. Tenéis suerte de que me debo a vosotros, no me perdonaría el dejaros sin vuestra pequeña dosis de realidad.

¿Empezamos mejor por el principio?

Elisabeth Colville, la niña bonita de Londres, rompió toda norma al bailar junto a un caballero de origen francés antes de que estuviera permitido. Cualquiera diría que fue un acto de rebeldía ante su familia o a su prometido, sobre todo con el posterior rechazo con el primer vals. ¿No fue entonces cuando la familia Colville desapareció “misteriosamente” de la sala? Después de la nefasta presentación no me sorprendería que se hubiera convertido en la vergüenza de su familia y de toda su impecable generación.

Y hablando de vergüenzas, no puedo dejar pasar el estelar papel del duque Staithes, donde ha tenido otra temporada más besando los pies de una amada que todavía no ha correspondido a su corazón. Incluso peor, lo ha atrapado y estrujado.

Pensaba que Aveline Salisbury disfrutaba simplemente jugando con el amor del duque y de ser una solterona, pero ha llegado a mis oídos la inesperada cercanía que ha tenido durante la noche con los gemelos Robertson. ¿Sabe el duque el cortejo de ambos debutantes y por eso decidió marcharse tras su baile? ¿Está jugando ahora con el corazón de los gemelos? Debería aprender de su hermana Eleonor Salisbury, quien al parecer se mostró muy cercana a Archie Colville en los últimos momentos de la noche, tanto que se rumorea una posible petición para formalizar esa unión próximamente.

Pero tener una unión no es suficiente. Todos hemos visto a Henry Bolton, el “alegremente casado” con su esposa Mackenzy Bolton, bailar con toda dama disponible. Toda dama que no fuera su esposa, por supuesto.

La crisis en el matrimonio se evidenciaba a medida que avanzaba la noche. En algún punto llegué a sentir pena por la pobre mujer, pero luego pensé que todo hombre necesita tener una descendencia que perpetre su linaje y a veces el fin justifica los medios.

Pero no fue el único matrimonio con ínfulas de añadir una tercera persona a su relación. La inesperada atención de Leroy Robertson con Jaqueline Mousehole ha tomado por sorpresa a más de uno, aunque la posterior marcha de la duquesa no ha frenado al joven enamorado para seguir recabando información. Empiezo a pensar que ambos hermanos tienen tendencia en acercarse a las damas de los duques, ¿qué otra explicación sino hay?

Otra pregunta que podría hacer es por qué el repudiado Alexander Whalenburg tuvo la oportunidad de bailar con la princesa en su único vals. Parece que su Majestad la inepta Reina intenta un acercamiento con los Whalenburg y usó a su hija como moneda de cambio una vez más. No descarto siquiera que ahora vuelva a usar a sus hijos para paliar sus errores, eso o que el príncipe por fin plante cara y decida tomar las riendas.

Y como punto y final de una fantástica noche tenemos la declaración abierta para una guerra que muchos esperábamos, dando así el mejor cierre posible. Sin duda fue una auténtica fantasía que intentó tapar con la cancelación de la temporada pero no os preocupéis mis queridos lectores.

Si hay algo en lo que estoy segura, es que la Temporada de 1827 sólo acaba de empezar.