Partida Rol por web

Escuchas las voces humanas en lengua inglesa y movimiento de escombros.

Los insectos intentan salir a la superficie por el agujero donde el soldado cayó. Los soldados se agrupan y disparan sus fusiles hacia estos bichos.
Nuestros intrépidos aventureros están casi Todos afuera.
( con la idea de Dante OS pongo una complicación y OS doy a todos un PD ).
Dante usa el arma pero esta se descontrola, Esto unido a factores adversos del lugar causa una terrible ola electrica.
Salís expulsados por la explosion 3 metros del lugar. La tierra bajo vuestros pies tiembla y los túneles ya no soportan tanto peso y ceden tapando el acceso al exterior a los Quinoides.
Lo malo es que el Obelisco apunto de explotar en dos acciones. Esta medio enterrado y complicada su desactivación.

“Gracias, mil gracias”, responde Marcos efusivo a sus compañeros que han logrado sacarlo finalmente del aprieto. Mira otra vez hacía la pieza sobrecalentándose. “Pues no hay que tardar más. Dante!” le grita al explorador convertido en soldado de élite con arma antigua. “Hay que salir de aquí! Sea todos nosotros muramos por la explosión, sea sólo los bichos que se quedan atrás! Corramos!”  Pero ya sobreviene la explosión...

Pero no, no fue el Obelisoc, sino el arma de Dante que se le ha ido de las manos, literalmente...

Marcos se levanta, sacude la cabeza, pero está perfectamente consciente. "Hay que correr!" grita otra vez. Con el la pieza al punto de explotar además medio enterrado, ahora no hay manera de desactivarla, hay que huir... 

Masud de estar atrapado no tira mas que furtivo df 2 para salir o quedar atrapado.

Oigo a lo lejos, amortiguadas por los escombros, las voces de mis compañeros. Haciendo un esfuerzo que me parece tremendo, consigo salir de entre las piedras, y veo el panorama que hay sobre mi. 

-Estoy aquí! -les digo, dirigiéndome a continuación hacia el grupo, intentando cubrirme y no salir herido. 

Samuel llega en auxilio de MArcos porque yo no conseguía ayudarle y entre él y el policía lo consiguen. Cundo ya está fuera casi me permito un segundo de relax cuando de repente salgo tres metros despedida de donde estoy por un fuerte impacto.

Me quedo como ida, sin comprender muy bien qué demonios está pasando.

Todo había sucedido muy rápido, estaban con phisilix en la sala de la biblioteca, luego todo se torcio con la llegada de Apófis.
Algunos aventureros decidieron subir al Obeliscos y Eva logro llegar a la tierra y pedir refuerzos.
El Obelisco comenzó a caer aplastando la pirámide, quedando atrapados entre bloques de piedra.
Poco a poco fueron saliendo de su repentina prisión, algunos salieron ayudados por los soldados llegados con Eva.
Un agujero se abrió bajo tierra tragándose a uno de los soldados, comenzaron a salir de este Quinoides, los soldados respondieron ante la amenaza.
Dante acciono una de esas armas provocando una pequeña explosion .
El suelo se cerro, y los presentes salieron despedidos 3 metros.
Una maquinaria del Obelisco estaba apunto de estallar.

Eva y la mitad de los soldados se quitan momentáneamente una casilla de estrés.

Dante salio despedido con las ropas un poco chamuscadas, se levantó recuperándose del aturdimiento mientras oía voces de auxilio en su alrededor. Echó un rápido vistazo a su alrededor evaluando la situación.

-¡Bien! al menos los quinoides han quedado sepultados, pero...¡Demonios, esa cosa va a explotar! vociferó esperando alertar a los presentes.

Trató de dar ejemplo alejándose del radio de peligro que estimaba pero fracasó. 

La consecuencia de la maniobra de Dante me pilla totalmente desprevenido y consigo levantarme varios metros más allá de donde estaba ayudando a Marcos con tan sólo un leve mare, dolor de cabeza y un fuerte pitido en los oídos.

Apenas me he recuperado de la sensación cuando me doy cuenta de que sea lo que sea lo que le está pasando al obelisco ahora está mucho más agudizado. Veo como todo el mundo comienza a correr alejándose del obelisco y no dudo en imitarlos... con desastrosas consecuencias para mi, ya que acabo tropezando con una piedra y rodando por el suelo.

La tierra comienza a vibrar y en el cielo comienza a concentrarse nubes que toman forma de un remolino.

Me pongo en pie con ayuda de los dos soldados que me han rescatado de los escombros. Me siento fatigado, dolorido y sin poder reprimir la culpa de haber condenado a muerte a aquella pobre bestia. Ante mi, un espectáculo dantesco lo rodea todo. Soldados corriendo de un lado a otro, criaturas insectoides saliendo de entre las piedras y un ensordecedor ruido procedente del enorme obelisco, cuyo precipitado descenso ha causado la demolición de la pirámide.

Me tapo los oídos con fuerza para evitar seguir escuchando ese endemoniado sonido cuando, de repente, una fuerza salvaje e invisible me empuja en dirección opuesta a los escombros. Caigo tres metros atrás junto a los soldados que me estaban atendiendo, pero, por fortuna, aterrizamos sobre los cadáveres de un grupo de quinoides que consiguen que no nos hagamos daño. Como contrapartida, acabamos llenos de sus fluidos vitales.

"Por favor, no más golpes..."

Desde esa distancia, vemos como una de las partes del obelisco empieza a titilar frenéticamente, mientras el sonido se agudiza cada vez más. Con el instinto de supervivencia a flor de piel, los dos soldados y yo salimos corriendo en dirección opuesta, ya que esa enorme mole nos recuerda cada vez más a una bomba a punto de estallar.

"¡Rápido, ese trasto está a punto de explotar!"

Dante dándose cuenta de que el artefacto iba a explotar de forma inminente corre hacía una zona que considera segura, primeramente parece fracasar pues tropieza y pierde el equilibrio, pero debe tener los hados del destino a su favor ya que se desliza a lo largo de una columna derrumbada que ataja su camino como si de un tobogán se tratase.

Las sienes le palpitan al ritmo enfebrecido que marca su corazón, su frente bañada en sudor... ¿conseguirá escapar con vida? ¿Y sus compañeros? Todos estos pensamientos aguijonean su mente.