Partida Rol por web

Entre los golpes y el terrible impacto contra la pirámide y el suelo estoy cubierto de polvo, parcialmente enterrado y dolorido, muy dolorido, aún así aferro con fuerza la libreta y el bloc de dibujo contra mi pecho, ya que son demasiado importantes para permitirles sufrir más daños de los estrictamente necesarios.

Cuando soy consciente de mi situación, el dolor ayuda a que sea rápido, comienzo a toser y a intentar moverme. Al ver que no puedo hacerlo comienzo a palpar en busca de los cascotes que me tienen aprisionado para ver la forma más fácil de retirarlos.

Pensé que estaría acabado, pero parece ser que aún tengo historia que contar. Me levanto como puedo, quitando de encima de mi enormes piedras que me obstaculizan el movimiento. Busco a mi alrededor a Hakim, le llamo a voces para ver si lo encuentro por algún sitio. Mientras tanto, intento encontrar una mínima pista que me pueda indicar por dónde podemos escapar. Como soy superdotado no me llevará apenas tiempo, a pesar de estar estresado por la situación.

-¡HAKIM! ¡HAKIM! ¿DÓNDE ESTAS?

Sí lo cogí!" pienso mientras lo cojo.

Lo miro y tratando de respirar y mientras ruego al cielo que funcione presiono el botón y hablo.

-Equipo.... aquí Eva. Hemos venido a buscaros. ¿Equipo? ¿Dante? Señor Thunderer... ´soy la señorita Geend...cambio-les digo rogando que alguien responda.

Hay cuerpos de Quinoides reventados como cucarachas sus órganos y líquidos se confunden entre el polvo y los escombros.
El cielo no parece ayudar puescel lugar que ocupaba el obelisco sea cubierto con nubes y relámpagos, que comienzan a caer primero debilmente en aquel lugar.
También se ven los cuerpos aplastados de los felinos soldados que han dado su vida por ayudar a sus amos.
Hay bloques pesados ( df6) para poder salir sen ayuda.
Entre la zana de desastre se escuchavun walkie.
Es vuestra compañera Eva.
Al parecer venia con los Soldados.
Estos con gran esfuerzo dejan sus armas y comienzan ayudaros a salir.
( por lo que la df baja a 3 en vigor)
Los soldados cuando apartan los primeros bloques el estómago se les revuelve al ver los cuerpos aplastados de esos asquerosos y enormes insectos.

En eso uno señala la zona donde esta uno de los mayores fragmentos del obelisco, se ven destellos estraños y py lanza un zumbido muy intenso que aumenta por momentos.
Dante parece ver el exterior y un soldado con mano firme le ayuda a salir. Los demás están cerca

Comienzo a quitarme las piedras más grandes con ayuda de algunos de los soldados que de pronto están por todas partes.

La cosa no es tan sencilla como parecía al principio, lo que yo había tomado por una piedra grande en realidad era un trozo del tamaño de una moto que costó mucho retirar a pesar de contar con la ayuda de los militares.

Una vez libre miro a mi alrededor buscando alguien a quien ayudar.

Marcos cae de nuevo y se enrede en escombros cayendo sobre el a punto de atraparlo. Solicita la ayuda de los soldados que van a él para liberarlo.

Sin embargo, los trozos que se habían deslizado sobre sus piernas son demasiado pesados. La mirada de Marcos vuelve inquieta hacia el mayor fragmento del obelisco sobrecalentándose, echando destellos y emitiendo un zumbido convirtiéndose demasiado rápido en rugido…

“Dejadme! Dejadme y corred por vuestras vidas!” insta a los soldados.

Mis ojos no alcanzan a ver todo lo complejo de la situación.

"Pero, ¿qué han hecho?" me pregunto a mí misma.

Luego me intento acercar para echar una mano a los guardias con alguno de mis compañeros.

-He venido a ayudaros y nadie se va a quedar aquí-le dico al señor Moncztezuma-. Así que si no quiere tardar más de la cuenta, ponga de su parte o moriremos todos.

E intento con los guardias sacarlo de allí.

“¿Eva? ¿Pero qué hace aquí?” pregunta Marcos espeluznado. “Debería está a salvo en Tierra!” Pero, por supuesto, recapacitando, se da cuenta que ella, como jefa de la expedición, no se habría perdonado de dejar a los demás atrás, es decir, tras de haber puesto su chico a salvo.

“Vale, vale, lo intento...”, responde a la señorita y pone todas sus fuerzas en sacarse de los escombros yaciendo sobre sus piernas, con ayuda de los igualmente desdoblados esfuerzos de los soldados.  

Pero se han agotado sus propias fuerzas y debe confiar por completo en los de sus compañeros si quiere salir de aquí con su vida. Viendo, sin embargo, que el rugido del obelisco aumenta de par en par y que echa cada vez más chispas, insta de nuevo a los saldados y a Eva: “Dejadme, no seáis tontos! Corred, corred por vuestras vidas! De pronto todo aquí explotará! Mejor que os salvéis vosotros que todos nosotros muramos aquí!”

La maquinaria del Obelisco Amenazaba estallar.
Samuel había logrado salir.
Marcos y el resto les estaba costado liberarse más de lo necesario.
La cosa sí podía empeorar más.
Pues un agujero de la tierra se abrió, al parecer bajo la pirámide había túneles subterráneos. El verdadero hogar de los Quinoides.
Uno de los soldados desapareció tras tragárselo la tierra y como cucarachas comenzaron a salir Quinoides por aquel hoyo.
Los SOLDADOS tardaron un poco al ver esos insectos de 2 metros Salir de ese agujero, y al perder a uno de sus hombres.
Los Quinoides tenían aspecto de ser tremendamente peligrosos.

Tienen una Naturaleza Basica.
Obedecer y reunir ganado.
Están saliendo de sus extensos túneles para limpiar la zona de " ganado"

PERO que... Son esas cosasdice uno de los soldados sorprendido al perder por aquel agujero a uno de su Equipo y al ver salir esos bichos.

El enorme bicho de arrastre que estaba montando Hakim se intenta mover y salir de se carcelamiento
Pero solo consigue que le termine de caer y ceder unos pesados bloques.
Queda aplastado.
Pero ha dejado una vía de escapa.
Se ha de sacar df2 en furtivo para salir poder salir de esa prisión.
Suerte.
Los que están ya libres que hacen?

Era hora de devolver el favor a los marines, armándose de valor Dante se dirigió al agujero de dónde manaban los quinoides y apuntando con la vara de descargas que había recogido de entre los escombros intentó efectuar un disparo concentrando al máximo el rayo resultante.

-¡Atacad ahí!, arengó a las tropas para que enfocasen sus disparos sobre el vórtice de la infestación.

La energía comenzó a arremolinarse en el extremo del bastón, unos terribles relámpagos crepitaban ansiosos por liberarse del artefacto pero Dante aguantó al máximo esperando reducir a pulpa a los gigantescos insectos. 

Para Marcos simplemente se han agotado las opciones de actuar. No puede hacer más que ver a los soldados y al atrevido Dante luchar contra la nueva invasión de las cucarachas gigantescas manando del agujero. Como la atención de los soldados está atraída por los bichos, y tienen que luchar contra ellos, ellos tampoco ahora van a ayudarlo. Desde luego, se prepara mentalmente para la terminación de su vida, intentando entrar en un estado de serenidad, de aceptar lo inevitable.

Después de que el techo acabe por ceder, un montón de cascotes y madera se precipita sobre Masud y sobre mi. El científico consigue salir de debajo de la mesa que hasta el momento nos servía de refugio y, de un salto, resguardarse bajo otro mueble cercano de aspecto más resistente. No obstante, yo, desprevenido por el desprendimiento de piedras, lo único que alcanzo a hacer es cubrirme la cabeza con las manos.

Son muchos los impactos que recibe mi cuerpo después del derrumbe, pero, por suerte, la mesa cumple su función de parapeto, y me salva de morir aplastado. Entumecido y sumido en la penumbra, salgo a rastras del montón de escombros en el que me encuentro y me siento para recuperar el aliento, rodeado por grandes bloques de piedra que me imposibilitan el paso. Oigo que tras mi cárcel pétrea Masud grita mi nombre, pero la gran cantidad de polvo suspendido en el aire hace que lo único que pueda dar por respuesta sea un sinfín de roncos tosidos.

Entonces, de repente, algo tras de mi se mueve con fuerza. Un bramido familiar, el de la bestia elefantina que me había servido de montura en mi viaje por aquel maldito desierto, estalla con furia detrás de unos desvencijados biombos. El animal utiliza su último aliento para liberarse de la prisión en la que se encuentra, pero, aunque sus movimientos sean impetuosos, lo único que consigue es que más bloques de piedra caigan sobre él y, finalmente, pongan fin a su existencia.

El último grito del animal hace que el corazón se me estremezca y, cuando empiezo a ver con claridad que no podré escapar de ese lugar, descubro atónito que, nuevamente, mi querido buey-elefante me ha vuelto a brindar su ayuda. Sus enfebrecidos movimientos por sobrevivir consiguieron abrir una pequeña obertura en un montón de escombros por los que se filtra algo de luz del exterior.

Rápidamente, me abalanzo sobre el montón de piedras desprendidas, pero las ansias de escapar hacen que, al intentar retirar sin cuidado los cascotes, mueva la pila de escombros y consiga que caigan todavía más piedras, obstaculizándome así la vía de escape.

"¡Mierda!"

Con furia, al verme indefectiblemente atrapado, empujo desesperado la pila de cascotes. Siguen cayendo más piedras a cada embestida que doy, pero noto, después de varios minutos de lucha, como, la falta de gravedad del planeta hace que haya podido desplazar unos metros el montón de escombros que me obstaculiza el paso.

Sigo empujando con determinación, pero cada vez consigo ganar menos metros. Me duele el cuerpo y he inhalado tanto polvo que me siento mareado. Empiezo a desfallecer cuando, de repente, algo me agarra del brazo y tira de mi con fuerza hacia el exterior. Cuando mis ojos se acostumbran a la luz, distingo la cara de dos humanos vestidos con ropas militares que me miran con preocupación.

"¡Chicos, aquí hay otro superviviente!"

La situación está algo descontrolada, pero no hemos vuelto allí para nada. Así que con una determinación propia de una jefa me dirijo a uno de los soldados mientras el resto a obedecido las órdenes de Dante de disparar a las criaturas que rápidamente nos ganan en número.

-Tú. Ayúdame. Saquémosle de ahí-le digo refiriéndome a Marcos-. Como ves la gravedad de este planeta es diferente, utilicemosla a nuestro favor. Y luego les ayudamos-le indico señalando a Dante y al resto de sus compañeros.

Me acerco a donde está Marcos para ayudarlo a salir antes de que sea tarde.

- Se como ayudarte a salir. - Digo tras recoger algunos restos lo bastante grandes y resistentes para poder usarlos como palanca. - Es un viejo método egipcio para levantar losas, debería ser suficiente. - Dispongo para hacer palanca sobre las rocas que lo están manteniendo atrapado usando una piedra más pequeña para usar de punto de apoyo y trato de levantar el peso para abrirle una apertura a Marcos.