Partida Rol por web

Estaba muy cercano el mediodía de ese 4 de mayo de 2018. Las tripas de los agentes rugían hambrientas y realmente no habían hecho demasiados avances de consideración. Lo más importante que les había sucedido era hacerse con aquel arma para realizar los ensayos necesarios en el laboratorio de pruebas forenses. Debían no obstante, pasarse mutuamente la información que habían obtenido unos y otros y eso sin duda les iba a llevar unos minutos. Sin embargo, eso no podían hacerlo delante del profesor Tyler, que esperaba instrucciones sentado en una silla y custodiando todavía el estuche del arma.

Por petición de la agente Vaamar, Raynor condujo al profesor Tylor al laboratorio de pruebas forenses. Allí se encontraba el señor Takamiya y el experto en pruebas forenses el doctor Rupert Murdock. Raynor les sugirió que fueran preparando uno de esos cuerpos de gel para tests balísiticos, pues iban a necesitarlo para realizar pruebas con el bastón que el señor Tyler todavía llevaba consigo. Acto seguido regresó al despacho 17, donde se encontraba el resto de integrantes de la unidad dispuestos a pasar novedades al resto

-Está bien. Antes del viaje, hablé un poco con nuestro amigo Nimwë. En teoría, debería aparecer por aquí con su bastón para que lo analicemos, aunque dudo que le gusten mis formas, si bien eso no es algo que me preocupe. Ni siquiera le mencioné el asunto de las coartadas. He preferido dejarlo para más adelante. Creo que soy capaz de cabrearlo lo suficiente como para tenerlo donde queremos.

Después miré a mis compañeros.

-¿Qué tenéis los demás?

-He hablado con Finwë Brock -explicó Jefferson, poniendo en común lo que le había sucedido desde la última vez que se encontró con los otros agentes de la unidad-. Cuando lo he visto, el tipo estaba con un corderito. Incluso lloró y todo. Muy distinto del Brock al que nos encontramos la vez anterior. Dice que le tendieron una trampa para sacarle la confesión, que le dieron un tripi que lo dejó bastante exaltado y que por eso se puso como un loco a decir que él era el asesino.

Suspiró. No es que fuera información demasiado relevante para el caso, aunque al menos tenía un dato del que tirar para obtener más información.

-Quien le dio ese alucinógeno fue un guardia de prisiones, un funcionario -aclaró el agente orco-. Lo llaman Trizas, aunque su nombre real es John McGregor. Puede que solamente sea un guardia que se gana un sueldo extra, pero también puede que, sabiendo que una unidad iba a visitar a Brock y que el enano es un puto racista anti-elfos, McGregor le suministrara la droga para hacerlo cantar. En este caso, McGregor no estaría actuando solo. Mi intención sería ir a hablar con el alcaide de la prisión y luego con McGregor.

Necesitamos hacer algo más que eso. Quiero conocer todas las cuentas de McGregror; si tiene un coche nuevo, vacaciones pagadas, una puta cada viernes... to-do. Si alguien le pagó para que le diera la droga, seguro que es lo suficientemente tonto como para que se note por algún sitio. De entrada, deberíamos ir a verle también a ver qué le sacamos.

Mierda, esto cada vez se complica más. Y yo necesito un descanso.

-Por mi parte-dijo el agente tras aclararse la garganta recamando la atención de los presentes-Y según me comentó nuestro querido Doc aquí presente, la última víctima presentaba en su minúscula ropa interior de encaje algunas muestras biológicas y un cabello negro rizado que, sin ser médico forense creo que me atrevo a decir de qué tipo de cabello estamos hablando, ¿verdad, chicas?- dijo en tono socarrón en dirección a sus compañeras.

-Estamos pendientes de resultados, pero considero que es un buen hilo del que tirar...

El equipo se ponía al día con los avances de la investigación, pero por su parte, Nueve ya los había puesto al día.

-Hasta que tengamos más novedades sobre el bastón, puedo colaborar con lo que haga falta. – dijo poniéndose a disposición de la elfa. La veía algo abrumada y se compadecía de ella. Jeaninne ya había tenido la oportunidad de lidiar con aquel tipo de presión. Demostrar confianza en ella, y estar preparada para ayudar en lo que sea necesario, era su forma de mostrarle su apoyo.

"Genial, tenemos los pelos de la polla de nuestro hombre" pensó el agente orco, para sus adentros. Fuera o no el vello púbico del asesino de elfos, era una posible pista de la que poder tirar. Si resultaban ser los pelos de Eldren, Frank se veía capaz incluso de irse a tomar un trago para celebrarlo.

-Las otras víctimas no presentaban signos de haber mantenido relaciones sexuales antes de morir -dijo Jefferson, haciendo memoria-. Ni siquiera en el caso de la webcamer. Quizá nuestro asesino está cambiando su modus operandi...

Está bien. Entonces nos falta hablar con Harrison y de nuevo con Nimwë. Tendremos que esperar a que vengan por aquí y no dudo en que así lo harán dentro de una hora si sabe lo que le conviene -dije, mirando a todo el mundo en general y a nadie en particular.

Hasta entonces, tenemos una nueva prioridad, McGregor. Nos tomaremos un descanso y después, cuando llegue nuestro hombre, a buscar. Tenemos que descubrir sus movimientos bancarios, su historial como funcionario y sus costumbres. Si tiene perro, canario u oveja, si fuma, bebe o esnifa polvos de talco. Cualquier cosa. Dos equipos. Uno en la casa, preguntando a los vecinos sobre sus costumbres y todo lo que conozcan, y otro aquí intentando obtener información de dónde sea, tirando de los hilos que sea.

Aunque ahora lo que necesito es media hora de desconexión total.

- En mi caso... - Dijo Zoddert. - No tengo nada que aportar. - Respondió. - Sé que tenía que ir a ver a Boyle, pero... - Buscó una excusa en su cabeza, una que sonara convincente, pero no lo encontró. - Lo cierto es que no he podido. Me ha surgido un imprevisto, personal. - Confesó finalmente. - Pero puedo quedarme aquí mientras alguien va a entrevistarse con ese funcionario, el tal Trizas. Puede ir a hablar con Boyle mientras tanto. ¿Que te parece Vaamar? ¿Quién va a dónde? - Aprovechó para preguntar. - ¿Crees que es interesante que alguien se entrevistara con el ex novio de la chica? De la última en morir... No sé, para descartar. ¿Os acordáis como se llamaba?

Zoddart se quiere quedar. Está bien, no seré yo quien se lo impida.

-De acuerdo. Tú quédate aquí y saca toda la información que puedas. Dos para ir a hablar con Boyle, Frank y Ryan por ejemplo, para compensar. Nine y yo iremos a por McGregor. ¿Todos de acuerdo?

- No nos hemos entendido... - Dijo entonces Zoddert. - Me ofrezco a quedarme yo en Dependencias y subir al laboratorio informático para hablar con Boyle. Frank y Raynor pueden ir a ver al ex de la última asesinada. Si os parece bien, claro... - Trató de aclarar las cosas el agente orco.

- No Zoddert... - Dijo entonces Raynor. - Alguien tiene que encargarse de analizar el arma. Estar presente aquí para ese entonces y... - Miró a Vaamar muy severamente. - ¿No estamos esperando a Eldren Nimwë? - Le tiró en cara. - Creo que no te puedes ir, tú no. Si quieres Frank y yo nos ocupamos de McGregor y también del ex novio de Cealta Nimraen. 

Sacó su cuaderno de notas. Allí había estado apuntando casi todo en referencia al caso. Era allí donde también tenía apuntado el nombre de la última víctima y de su pareja.

- Althor Finthosmar, trabaja en el club de alterne SilverMoon. Se le encuentra preferentemente por la noche, pero tenemos su teléfono de contacto. És el 876 450 0034. 

-Preferiría ser yo el que fuera a investigar a McGregor, jefa -indicó Jefferson, un tanto extrañado de la decisión de Vaamar de hacer rotar a los agentes en las distintas líneas de investigación-. Al fin y al cabo, soy el que ha visitado a Brock y está más al tanto de la rama carcelaria. Raynor podría acompañarme. Tampoco creo que sea necesario destinar dos agentes para hablar con Boyle cuando Zoddert ya ha dicho que él solo puede encargarse bien.

-Sí, es verdad -dije fastidiada, por haberme olvidado por un momento del coñazo de Nimwë -. Vale. Entonces mejor así. Zoddart para ir a hablar con Boyle; Frank y Raynon con McGregor. Yo esperaré aquí y buscaré mientras tanto todo lo que pueda que haya en la base de datos. Nine, échame una mano. Esta noche iremos a hablar con Althor.

Y sin esperar nada más, me senté en la silla y empecé a teclear en el ordenador. Ya estaba todo dicho. O casi todo.

-Tomaros un descanso y luego al trabajo -les dije, sin apartar la vista de la pantalla.

Una vez cada uno tuvo asignada su labor, partieron hacia sus diferentes labores. Frank regresaría a la prisión junto con Raynor, pues el tema de “El Trizas”, era cuanto menos interesante, aunque muy posiblemente no tuviera relación alguna con el caso que les preocupaba. Fuera como fuera, que un funcionario de prisiones estuviera pasando pastillas y a saber que más a los reclusos, era siempre motivo de preocupación.

Por su parte, Zoddert se marchó hacia el primer piso del Departamento. Allí debía encontrarse con Boyle. La reunión con aquel hombre se estaba retrasando demasiado. Si había logrado dar con alguna pista acerca de la matrícula del vehículo del asesino, podía ser que estuvieran perdiendo el tiempo. Una matrícula era siempre un indicio muy revelador. Zoddert deseaba tener suerte con aquello.

Finalmente Vaamar se quedó en el despacho junto con Jeannine. Antes de bajar al laboratorio de pruebas con el profesor Tyler y los expertos del departamento, querían consultar el historial que tenían acerca de aquel elfo, Althor Finthosmar. Sin duda tendría antecedentes penales si estaba involucrado en temas de prostitución. ¿Trata de blancas, droga, blanqueo de capitales, agresiones o un cómputo de todo? Enseguida lo sabrían.

Zoddert estaba algo cansado de ir de un lado para otro y no sacar nada en claro. Pero fuera como fuera, no le quedaba más remedio. ¿Ir a ver al informático? Que remedio. Estaba convencido de que por alguna razón, había un complot contra él. No era un orco de despacho, sino de campo. ¿Por qué entonces insistían en encargarle ese tipo de misiones a él? Daba igual, ya habrñia tiempo para la acción. Seguro que llegaría tarde o temprano.

Zoddert se marchó hacia el departamento de informática. La misión que le había encomendado Celarian era sin duda, si no la más fácil, una de las más sencillas. No tenía ni que salir del edificio del Departamento. En menos de una hora si encontraba a Boyle operativo, habría acabado y luego... ¿Qué? Fuera como fuera, decidió seguir las instrucciones de la elfa.

A paso ligero fue adentrándose en aquel laberinto de pasillos, cubículos y mesas de trabajo que era la comisaría central de Nueva York; por suerte sabían que el departamento informático se encontraba en la primera planta del edificio, por lo que no les costó encontrarlo.

En el camino se cruzó con algunos pocos policías administrativos que iba de aquí para allá y que o bien le ignoraban por completo o le saludaban con un simple movimiento de cabeza o mano. Subió los dos tramos de escaleras y llegó al pasillo del departamento de informática del cuerpo de la Policía Metropolitana de Nueva York. A diferencia del resto de la comisaría, aquella zona lucía más como una empresa de asistencia técnica de telecomunicaciones que como una parte del edificio policial.

La puerta de cristal que anunciaba oficialmente la entrada en el departamento informático no ofreció ninguna resistencia y se abrió con suavidad, dándole paso a una estancia grande llena de cubículos compuestos por un escritorio con ordenador y poco más, si bien la mayoría de ellos tenían esparcidos por los mismos cables, elementos de hardware o piezas de equipos.

Al entrar, una persona vestida con camisa blanca, sin corbata ni chaqueta se levantó de un mostrador y le saludó con la mano.

- Buenos días, agente. ¿Qué puede hacer el departamento informático por usted? - Preguntó, se trataba de un agente enano, un viejo conocido de la unidad Rurik Smith.

Jeannine se sentó junto a la elfa. Celarian entró en la base de datos para consultar los antecedentes penales y policiales de aquel elfo. Tecleó sus contraseñas y actos seguido apuntó con el ratón sobre el buscador, anotando el nombre de aquel elfo, Althor Finthosmar. Un reloj de arena empezó a dar vueltas en la pantalla del ordenador cuando la elfa le dio al intro y en pocos segundos salió un resultado.

Allí estaban los datos de aquel elfo.

Althor Finthosmar, nacido en Brooklyn el día 23 de abril de 1961, número de seguridad social 3345112887.

Vehículos a su nombre: Dodge Challenger matrícula JTY-1003.

Antecedentes penales: 

• Tráfico de estupefacientes en el 2000.
• Agresiones en 2001.
• Violencia de género en 2016. Víctima: Cealta Nimraen.

Antecedentes policiales:

• Altercado en club SilverMoon 2015.
• Multa de estacionamiento 2016.
• Insultos a agente de la autoridad 2017.
• Altercado en club SilverMoon 2018.

Menudo gilipollas, pensé cuando vi su ficha policial. Además, si había algo que me cabreaba era un maltratador, así que no lo había visto en persona y ya tenía ganas de partirle la cara. Supongo que no sería muy buena idea que fuese a verle, dado que mi capacidad diplomática, que ya era habitualmente escasa, sería en esta ocasión inexistente.

Procuré fijarme en el resto de la información.

Tenía un Dodge Challenger matrícula JTY-1003. Otro coche para añadir a la lista.

Cansada, me estiré en la silla, rescostándome contra el respaldo y tensando mi espalda. Me había estado doliendo desde que me puse en pie aquella mañana.

-Dudo que saquemos algo en claro de este tío, pero supongo que podríamos empezar por aclarar a qué se debió el último altercado que tuvo y lo que tiene que decir sobre su relación con la novia -comenté en voz alta, dejando que se notara que aquel día se me estaba haciendo interminable.