Partida Rol por web

La bruma que rodeaba a los Caballeros comenzó a disiparse y pudieron ver donde se encontraban ahora.

Estaban en una sala exactamente igual a la que entraron en los salones de la orden, pero donde las paredes de la sala de la orden eran negras, estas paredes eran blancas, con adornos dorados y plateados. Y ahora, frente a ellos no se encontraba el Maestro de los Escribas, si no una mujer desconocida vestida de blanco frente a ellos.

- Bienvenidos sean, oh gloriosos Caballeros de los cielos. -Mientras hablaba, la mujer hizo una profunda reverencia para recibir a los caballeros- Mi nombre es Mide Khatayin. Maestra Arcana del consejo gubernamental de Aliburn. Es un honor conocerlos.

Los cuernos y cola de la mujer delataban que era una Draco, una sub-especie nacida a partir de la mezcla entre Dragones antiguos y humanos de tiempo pasados. Era cierto que en Aliburn había una mezcla de Razas prominente, pero como en su inicio el pueblo era un asentamiento de Dracos, la mayoría de la población aun estaba compuesta por ellos.

Se dejó envolver por la luz, luz, luz cegadora y fulminante, implacable y fulgorosa, quizá. Aquella transportación no le era del todo desconocida pero la del Salón de Héroes en aquel sector remoto de la Sede de la Orden Luminosa era especialmente más genial o al menos extravagante que la más simple y funcional que la de su propia ciudad, para no gastar recursos extras y quedar como un irresponsable que imponía sus propias necesidades en lo que era su jurisdicción, responsabilidad y todo eso. Así, siendo absorbido por los corpúsculos lumínicos, se vió manifestado...

¡Aquí!

Al ver a la guapa mujer no pudo evitar hacer un gesto de apreciación, si bien mientras ocurría dicha apreciación femenina producto de sus constantes ocupaciones más ausencia de otras damas en lugares de trabajo o lo que fuese producto de esa misma represión es que también tomaba en cuenta que esta mujer era de la misma raza de Estel, ni más ni menos. ¿Coincidencia? Imposible, seguramente la misma raza tenía una fuerte alineación-tendencia hacia la religión de los Nueve Soles, era obvio, hasta un cabezadura orientado al combate como él podía saberlo.

- Madame Khatayin, un gusto, soy el más joven y débil pero servicial de quienes somos los Cuatro Heraldos de la Luz. Agradézcole que nos reciba.

Si bien había un toque coquetó en eso de "servicial", lo decía por compensar la afirmación misma de su debilidad entre sus colegas. Aquello incluso iba con un gesto de inclinación y parcial genuflección, leve, muy parecida a la que usaría como alguna de sus varias posturas para usar la katana, solo que dejando a su Tenshibana ahí nada más, colgando. Sí, podía pensarse que dejar la cosa colgando frente a una dama era malos modales pero lo compensaba con su etiqueta verbal. ¡Que algo había aprendido! Alzándose entonces firme, miró alrededor.

"Tiempo sin venir aquí, bastante."

Sintió cierta nostalgia, solía viajar acá muy ocasionalmente con su padre cada tanto, pero son memorias vagas. Por otro lado si bien no era anormal estar en una cámara al transportarse, ser 'emboscados' aquí era casi como si los quisieran retener. Se imaginaba que Katrina se impacientaría por si les estaban haciendo tiempo muerto y no la dejasen mirar los cádaveres con sus aptitudes necromagiománticas raras pero útiles. Él mismo la verdad no manifestaba mucha gracia (Aunque mantenía su sonrisa serpentina hacia afuera decentemente) de que les retuvieran.

Pero en vez de cagarla hablando de sobra, posó las manos tras su nuca y empezó a mirar por ahí y por allá, ojeando el lugar mientras esperaba o más bien anticipaba que Seamus mismo declarase qué o cómo actuar ante esta conveniente intervención, de momento. Ser secundario y todo eso, tácticamente, o necesariamente.

En silencio cerraría sus ojos y dejaría que la magia hiciera su proceso, sin duda un viaje mágico de tal magnitud dejaría una fuerte carga en el cuerpo de las débiles ovejas. La única pena es que todo ese poder mágico no lo pudiera absorber, aún recuerda la vez que lo intentó hacer y quien habría pensado que ocurriría algo tan peligroso por ello. Sin duda no fue divertido así que mantendría sus manos quietas, seguro un gesto apreciado por Seamus.

- . . . Tsk... Una vez llegados todos a su destino abriría sus profundos ojos rojos y se le escaparía un gesto de desagrado por la decoración. Si algo no soporta es la mezcla de colores que buscan mostrar en las paredes de un templo lo que no tienen los acólitos en su corazón. Miraría a su alrededor y viendo que solo hay una persona para recibirles su expresión se queda sería mientras ve a esta niña a los ojos y para saber si este ser despierta interés en ella o no decide hacerle una pregunta.

- Maestra Arcana... ese es un puesto divertido. Dime, ¿Qué crees que hay después de la muerte? Pero vamos andando, no es agradable perder el tiempo cuando todos lo tienen más corto cada día que pasa.

Seamus ya había pasado por el trance del teletransporte en tantas ocasiones que ya no le parecía nada místico ni sobrenatural. Una vez llegaron a su destino, echó un vistazo rápido al lugar, que parecía ser otra sala de teletransporte como cualquier otra, donde esperaba una joven draco... Aquella raza nacida del mestizaje entre humanos y dragones. Entre los dragones dorados era una costumbre mal vista, por la perdida de pureza, pero desde que casi perecen todos en la Guerra del Ocaso, muchos recurrieron a ese mestizaje para que la raza sobreviviese...

- Sir Seamus, primero de la Orden de la Luz Divina, encantado... Pero minimicemos las cortesías, imagino que ya sabéis para que hemos venido... - la voz de Seamus sería algo tosca, en contraste con la del joven Yoshimitsu, puesto que lo primero que deseaba Seamus era ver los cuerpos de sus compañeros y descubrir en que condiciones habían sido asesinados.

Mientras esperaba la respuesta de la joven se pararía a mirar los detalles de la sala, recordando como Aliburn en el pasado apenas era un asentamiento, para luego convertirse en la gloriosa y misteriosa ciudad que es ahora: Hay que reconocer que Aliburn ha cambiado mucho en todo este tiempo... Demasiado incluso me atrevería a decir... - luego solo con una mirada rápida advertiría al resto de sus compañeros de que no bajasen la guardia, puesto que ya se encontraban en territorio enemigo.

Al pasar por el teletransportador una mueca de disgusto y nausea apareció en mi rostro. A pesar de que consideraba esto fascinante, el hecho de tener que ver con una gran cantidad de energía mágica me hacía sentirme levemente enfermo. Al observar como todo se empezaba a disipar, exhale fuertemente para dejar ir la sensación grotesca que azotaba mi mente y mi estómago.

Aliburn era un lugar que ya había visitado en mis viajes errantes en un par de ocasiones, por lo cual estaba levemente familiarizado con toda el área. Observaba a todas partes con una mirada afilada, mi rostro podía estar sereno y tranquilo, pero en el aura a mi alrededor se podía sentir cierta sed de sangre suprimida, cosa que alguien con cierto nivel de destreza pudiese notar con tal de tener mis sentidos activos ante cualquier signo de peligro. 

Me había mantenido muy al margen de hablar con la Maestra Arcana, a fin de cuentas, nunca he sido muy afín con la gente relacionada fuertemente con la magia... Tomando en cuenta que simplemente ha de ser una marioneta más de la Iglesia esta, cosa que se me hace repugnante. Una leve reverencia fue lo único que pudo obtener de mí, mientras analizaba la reacción de esta nueva persona.

A el sofisticado saludo de Sir Yoshimitsu, Madame Khatayin hizo otra reverencia, un poco menos vistosa que la que hizo al recibirlos a todos, llevándose una mano al abdomen e inclinando la cabeza hacia adelante frente al joven caballero.

- No tiene porque agradecerme mi señor, este es mi deber y un honor que se me ha concedido. -Dijo Madame Khatayin con la cabeza baja, para luego alzar la mirada directamente hacia Yoshimitsu con una elegante sonrisa- El gusto de conoceros es mio.

La maestra arcana parecía estar esperando la respuesta del caballero, pero antes de que alguno de ellos pudiese volver a hablar, Katarina dio un paso al frente y comenzó a interrogar a la mujer con su actitud característica, interrumpiendo la interacción entre ella y Yoshimitsu.

- ¿Después de la muerte? -Dijo Madame Khatayin confundida por la repentina pregunta- La palabra de la iglesia dice que después de la muerte las almas de aquellos caídos se reúnen con el creador nuevamente, quien decidirá si les dará el descanso eterno en los cielos, o los enviará nuevamente a Terra para cumplir con su propósito de vida…

Al encontrarse tan confundida por la pregunta aparentemente fuera de lugar de Lady Katarina, la maestra arcana no pudo si no recitar de memoria las enseñanzas de la Iglesia del Noveno sol. Era interesante, acababan de llegar a la ciudad, y ya podían comenzar a ver la sombra que proyectaba la iglesia en los habitantes.

Por suerte para Madame Khatayin, Seamus intervino en la conversación, salvandola de tener que ingeniárselas para si quiera tratar entender a Katarina, cosa que era muy difícil incluso para una maestra arcana como ella.

Inmediatamente el dragón legendario hablo sobre la razon por la cual ellos estaban reunidos en Aliburn, Madame Khatayin tomo una expresión mas seria y asintió a las palabras de Lord Seamus. Se podía considerar que todo el tiempo que pasaban sin ir hacia su objetivo era tiempo perdido, y la maestra arcana entendía porque los caballeros estaban en tal apuro.

- Por supuesto mi señor. -Dijo ella en respuesta a Seamus- Primero que todo, me gustaría expresar mis mas profundo sentido pésame por lo ocurrido a sus compañeros… -Hizo una pausa durante la que hizo otra reverencia con la cabeza- El consejo gubernamental los esta esperando para discutir con ustedes el procedimiento que se llevará a cabo con los cuerpos de sus difuntos compañeros. Por favor síganme los guiare a el palacio.

Después de decir eso, Madame Khatayin miro una vez mas hacia los caballeros, esta vez fijándose un poco mas detenidamente en Sir Qishan, quien hasta el momento no habia interactuado de ninguna forma, y al ver que el Caballero Divino no tenia intenciones de interactuar con ella, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la gran puerta de la cámara.

Mientras caminaban, la maestra hizo un gesto con la mano apuntando hacia la puerta, e inmediatamente las enormes lozas de piedra comenzaron a moverse, dejando entrar luz hacia la sala y cegando por unos instantes a los caballeros, pero, una vez sus ojos se adaptaron al ambiente, fueron recibidos por la impresionante vista de la ciudad santa.

- Hoy el espíritu protector de Aliburn esta volando en lo alto para recibiros, mis señores. -Dijo la maestra arcana con una sonrisa.

Kiri-Facta, el mítico espíritu protector de Aliburn volaba por los aires. Tenia la forma de una ballena gigante de cuerpo transparente que reflectaba la luz que pasaba tras el y proyectaba vividos colores en las casas de la ciudad. Nadie sabia a ciencia cierta que era ese espíritu, o si de verdad hacia algo estando allí, pero la razón de su presencia es, porsupuesto, acreditada a la iglesia.

Ah, vaya, vaya sí, nada más. No era ni una pizca, ni un grano en un arenal o un monte siquiera en comparación, este sentimiento, sin duda. Pensaba en lo jodidamente genial que se sentía quedar como el bueno, simplemente por haberse hecho ver como el simpático y, sí, menos poderoso/amenazante de su cuarteto de cuatro claramente, y pensaba en lo mucho que su propio padre solía ser visto así, como una luminaria andante, como un santo en carne, real aunque sin sacra energía real, pero como si incluso fuese más, ni la necesitase. Tal era la sensación de quedar como simpático y bueno ante la Maestra Arcana, porque el bien fuese visto como fuese, era hecho por los que podían y querían hacerlo, sin más, y eso le deleitaba. Pobre y guapa mujer, enfrentaba a una tunda de seres como estos sola, o qué ruda, ambas cosas.

Por otro lado él mismo echó ojo hacia atrás con un sonrisón oculto, que Qin estaba cabreadísimo y con su propia psicosis, dándole interés a su propio colega de combates y haberes, nada menos que el héroe errante que le derrotó a sí mismo en su propia ciudad en aquel entonces, poco después de sus despertares cercanos en tiempo como Héroes Sagrados, frente a toda la guardia y milicia de su ciudad en un enfrentamiento de lo más honorable como brutalmente aguerrido como fue entonces hace algunos años. ¿Qué pensaba ahora su pana? Tenía ideas, pero a su vez no asumía, eso lo hacían los torpes, y los traidores sobretodo si se trataba de amigos.

Así, al subir o dejarse subir o lo que fuese, él, el inepto total en magia puramente disfrutó de la vista, buena retaguardia y ruda además, no tenía la guardia baja, lo notaba, sabía eso en las personas instintivamente y sabía que no podría apuñalarla por atrás de intentarlo siquiera, nada mal, además eso era, estaba seguro, tela y partes de armadura mágica, casi completamente certero, su padre alguna que otra vez puntual habría comerciado con tal, podría reconocerlo, si bien él ahora era más bien una cabeza frontal puramente del negocio de su ya acaecido predecesor y guardián.

Al mirar a la ballena en el aire recordó un libro extraño, sobre un cazador y una creatura símil, que era más bien una idea, un mal ambiguo exagerado enormemente. Sintió ganas de emular a dicho cazador psicótico, ¿y si esta ballena...? No, no, que estaban ahí todos, pero sí que apenas tocó con casi todos sus dedos pero al final, solo tres, su mango, y si bien sintió la tentación de emular un harpón a larga distancia, la espada fue dejada oscilar en su cinto y costado apenas moviéndose. Tronó el cuello y se acostumbró a la luz que le cegaba, como la luz de la montaña donde "nació", ya que hablaban de la muerte y no se qué. Anda a intentar matarme a mí, eh, venga. Esto va para los cabrones que hicieron lo que hicieron, por simpático y "el tipo bueno" que fuese, como sus compadres, no venía a hacer amigos, principalmente, sino a ajusticiar a los guardianes mismos del mundo como le conocemos.

- Apocalipsis. -Mentó de la nada y sin ningún aviso, aún cuando la visión era lumínica, él mismo portaba una luz más bien destructiva y decir esto era casi una provocación, pero diría inmediatamente lo que quería hacer entender.- Así le llamaría a este poderoso... ¿Guardián cósmico? ¿Os ha hablado alguna vez? ¿Tiene compañeros? Vale, perdonadme, que he sido imaginativo desde niño.

Sonriendo, saltó de inmediato, ya que en sí, lo que vendría no le iba, pero metería esa punzada justo antes.

- Khatayin, me gustaría invitarte a beber algo, ya que necesito conocer la ciudad y conversar, comparar puntos... Si tus votos lo permiten, claro.

Así, sin más, y luego de recibir la reacción que fuese, se cruzaría de brazos tras la nuca como el ser infantil que declaró ser al apodar a la super-ballena cósmica de Aliburn con un nombre tan ominoso como quién le salía y luego invitar a salir a la Maestra Arcana que les bienvenía, cojones como montañas, fuese el niñato de la cofradía, eh. Pasó a posarse a un lado de su compadre Qishan, el de los Mil Caminos, y le dió un par de toques, sonriendo, mirando hacia lo lejos a las múltiples edificaciones. Aquí ya era la parte en donde el tema de los caídos, sus hermanos y el proceso de cómo serían analizados correspondía enteramente a Katarina, su necromante localmente no local y el líder de dicha cofradía, Seamus-sensei, sin más.

Toca ir a segundas cuando eres secundario en qué momento o cual, que tal.

Yoshimitsu por supuesto que, bueno, sí, igual se había visto seducido por esos indecentes tajos en la pierna de ese vestido-armadura-mística o sotana, lo que fuese, sí, pero no era todo, claro que no. Aquel instante, ese pálpito ínfimo en el que su despiadado ataque a traición y sin aviso alguno fuese hacia ella, usaría o dejaría usar su Aura Noble para no solo influenciar su decisión posible sin manipularla del todo, sino que además permitirse una especie de rebote y poder saber... ¿Qué pensaba ella? Sería una cosa de pedirle una cita, mirarla, verla reaccionar de cualquier forma, física, mental, hablada o alguna otra y de inmediato obtener gracias a su propia extensión de espíritu una idea de su verdadera opinión sobre él al ser hecha "tropezar" o que ella "rebotase" un proyectil/corte psicológico de este tipo directamente.

No sería tan, tan tonto de usar su Pulso para asegurar el impacto y obtener una respuesta completa, por genialmente viable que eso fuese, usar magia siendo un super torpe en la magia contra una, ya sabes, Maestra Arcana era idiocrático, y sentía como si voces de otros cosmos le hiciesen saber que por tal o cual motivo, en paradigma, tenía que saber medir, usar sus poderes y aptitudes. Agradecía a ese mensajero impresente de una u otra forma. No podía evitar ser un serpentino sujeto, sobretodo si le dan a una dragona tan bonita y apetecible como si fuese un huevo gigantesco o qué.

El sentir la ciudad de Aliburn estar tan influenciada bajo la presencia de la Iglesia hace que tenga una leve mueca de disgusto por un segundo. Nunca he sido fanático de las religiones, el pensar que muchas personas están encerradas en saber la verdad, pero niegan otras posibilidades porque su "fe" no se los permite es impensable, es necio. Aun cuando hay cosas más allá de nuestra comprensión, se aferran a la idea de algo para mantener su tranquilidad sin aventurarse al panorama de lo desconocido... 

Nunca me había agradado Aliburn por eso y otros motivos, mucho menos sabiendo que dos caballeros divinos han fallecido aquí y parecen recibirnos con una gran tranquilidad, como si nos hicieran sentir que lo sucedido estuviese en segundo plano. El sentir esa sensación hacía que mi rostro sonriente se tornara poco a poco más serio. ¿El espíritu protector de Aliburn, eh? Que gran cosa más útil, si tan solo hubiese ayudado a nuestros camaradas a no morir. ¿A que protege esa cosa en verdad, a quienes los necesita, o será algún invento de la Iglesia? Solo de pensarlo me irrita en mi interior, pero lo que no me esperaba, fueron los comentarios de mi antiguo conocido Yoshimitsu. 

Recuerdo muy bien cuando lo conocí, ambos aun no éramos elegidos como campeones. Siempre lo considere un ser peculiar cuanto menos en su actitud, pero eso era parte de lo que lo hacía ser el mismo. Pero el hecho de invitar a la Maestra Arcana a una bebida me dejo perplejo, cosa que se notó en mi mirada pues abrí los ojos cuales platos. Cuando paso al lado mío con su sonrisa típica que la recuerdo al momento de conocerlo. Solté un suspiro, intentando calmarme a mí mismo ante sus actos. — Lamento ser un aguafiestas, Yoshimitsu, pero espero que recuerdes el motivo por el cual hemos venido. — le dije con una mirada seria, pero una postura tranquila con él, a comparación del aura que le emitía a la Maestra Arcana. — El recibimiento de "el espíritu protector de Aliburn" nos halaga, pero dos de nuestros compañeros han fallecido. Como espero pueda comprender — y mire de reojo a Yoshimitsu, como diciéndole "te hablo a ti amigo" — queremos iniciar las investigaciones lo más pronto posible y solventar el gran problema que tenemos entre manos, no es momento de bebidas ni comparar puntos de vista en este lugar...  — y voltee nuevamente a ver a la maestra Arcana, en donde naturalmente mi mirada se hizo levemente más severa, esperando que entendiese que no hemos venido a ser sus amigos necesariamente, y esperando que Yoshimitsu entienda el mensaje de igual manera. Este tipo no ha cambiado nada durante años, eh... 

^{Al menos me alegra eso.} 

Seamus ignoraría los comentarios de Yoshimitsu, puesto que Qishan ya se encargó de recordar para que se encontraban allí. Aunque la contestación de lady Khatayin no fue del todo satisfactoria para el veterano caballero: ¿Consejo Gubernamental? ¿Discutir el procedimiento? ¿Desde cuando existe un consejo que pueda poner lindes a nuestras jurisdicciones? - el aura alrededor del caballero se oscureció, como si una tormenta fuese a desencadenarse en el lugar.

- Solo necesitamos una cosa de usted lady Khatayin, y es que nos guíe hasta el lugar donde reposan los restos de nuestros compañeros... Una vez hayamos hecho los ritos e investigación requeridos, nos presentaremos ante vuestro "consejo gubernamental" pero nada ni nadie impedirá que vayamos a ver a los nuestros en primer lugar... - las palabras de Seamus no arrojaban duda alguna, y podía palparse en el ambiente la clara hostilidad que rezumaba, ya que aquellas palabras lo habían enfurecido de suma manera.

Estaba más que claro que todo aquello era una provocación, un intento de menoscabar la autoridad dela Orden de la Luz Divina, pero no los daría ese gusto, y dudaba bastante de que aquella frágil muchacha fuese a negarse.

Una vez salieron de la sala de teletransportación, Seamus echaría un rápido vistazo a la ciudad a la vez que miraba con cierta curiosidad al "espíritu guardián" de Aliburn.

La mirada de Katrina pasaría de una de expectación a una de decepción y luego a desinterés mirando hacia adelante como si nunca hubiera dicho nada.

- El noveno... sol. Mortales.

Diría con una neutralidad tan simple que pareciera que hablara de algo tan simple y común como una bota o una planta, pensar que sintió curiosidad por un ser tan simple, sin duda los creyentes así de acérrimos al noveno sol generan tanto interés como una pelea entre un aventurero y un gobling; ninguno.

- "La muerte tentó a Dios; y los muertos no tienen estado, no tienen dimensión ni tienen domicilio. Se salen de la mano del amor y el rostro del mal desconocen. " ¹

Y así como tantas veces simplemente recita versos sacados de quien sabe dónde, tal vez de lo que ven sus ojos no humanos o de aquello que conversas por las noches con su ángel. Lo que sí, es que es sabiduría digna de escuchar.

Pasaría sus ojos por toda la ciudad y terminaría colocando su mirada otra vez en este ser aburrido nombrado Khataryn, tal vez ella sintiera algo o tal vez no dependerá de su afinidad con la magia, pero algo Katrina vio dentro de ella que la hizo sonreír. (Uso la pasiva Cita)

- Pobre jsjsjs Reiría con una pequeña y suave sonrisa.

ignoraría la intervención de Yoshimitsu, si el quiere divertirse desgastando un simple juguete al azar es algo que no le incumbe, igual lo que hagan el resto con su tiempo no interrumpirá que llegue pronto con los cadáveres de sus compañeros. Simplemente aceleraría el paso siguiendo a Seamus y más vale que se den prisa, le importa poco la ballena... bueno, la verdad la mirará después.

En un principio, Madame Khatayin recibió las palabras de Joshimitsu con una sonrisa cálida, pero incluso antes de que pudiese articular la primera palabra de su respuesta, Seamus y Qishan intervinieron en la situación, cambiando por completo el ambiente. Y sus intervenciones estaban justificadas. La razón por la que habían venido a Aliburn era seria, muy seria a decir verdad. No tenían absolutamente nada de tiempo que perder.

Ya con la intervención de Sir Qishan, la maestra arcana regreso a una actitud seria, pero cuando Lord Seamus se paro frente a ella y le hablo de esa forma tan agresiva, la mujer no pudo si no asustarse. En ese momento no solo tenia a uno de los legendarios Caballeros Divinos frente a ella, si no que este también era verdadero dragón. Seamus era un ser que literalmente forma parte de los ancestros de su raza entera, así que el miedo que la maestra arcana sintió en ese momento vino desde lo mas profundo de su mente, y la estremeció por completo, haciendo que inmediatamente se arrodillase frente al caballero divino en pánico.

- Mis mas sinceras disculpas mi señor. -Dijo ella apresuradamente- Mi intención nunca fue desafiar la autoridad de su Orden. P-pero es que el consejo... -Al decir eso, Khatayin alzo la mirada de nuevo a Seamus, y al ver al dragón se tragó las palabras que estaba a punto de decir- L-los guiaré de inmediato a los restos de sus compañeros.

Inmediatamente la maestra arcana se levantó y comenzó a caminar por los pasillos, guiando a los caballeros a su destino. Claramente apresurada por el miedo. Lo cual hizo que las palabras de Katarina tuviesen un significado ominoso.

Resulto ser que la cámara de teletransportación esta en una torre, así que tendrían que bajar varios niveles antes de llegar a las calles de Aliburn. Cuando bajaron el primer nivel, encontraron que en el piso de abajo estaba su fiesta de bienvenida. Recién bajaron las escaleras se encontraron en una sala tan grande como las de la orden, y toda esa sala se encontraba llena de arriba a bajo de gente en batas blancas y demas uniformes elegantes. Estas personas debían ser algunos de los nobles de la ciudad y los sabios que trabajaban en aquella torre.

Al ver a los caballeros llegar, la sala explotó en ovaciones y aplausos para los caballeros, dándoles la bienvenida a la ciudad santa. Frente a el tumulto de gente, marcando el limite entre el publico y los caballeros, habia una linea de soldados de la guardia del consejo gubernamental que estaba controlando a la multitud. De entre todos los soldados hubo un hombre humano que se acerco a los caballeros. A juzgar por la diferencia en su uniforme, debía tener un rango elevado en la guardia.

- La ciudad de Aliburn los recibe con ánimos, caballeros de la Orden de la Luz. -Dijo el hombre al acercarse- Mi nombre es Garen, capitán de la guardia del consejo Gubernamental. Mi señor, lord Jyhla del consejo gubernamental me dio el honor de ser el responsable de su escolta para guiarlos a su reunión con el consejo.

A pesar de que el hombre se había presentado como uno de los capitanes de la guardia, el tipo tenia mas pinta de mercenario que de soldado. Las dos espadas que llevaba en su espalda, y el diseño particular de su armadura roja eran muy llamativas como para ser de un mero soldado.

Cuando el capitán de la guardia menciono la reunión con el consejo, madame Khatayin inmediatamente se vio alterada. Trato de abrir la boca para decir algo, pero por miedo a Seamus, prefirió no decir nada. Aun así, el capitán se percató de la reacción de la maestra arcana y una expresión de confusión apareció en su rostro.

- ¿Ocurrió algo? -Pregunto el capitán Garen.

Cerraste tu ojos por un par de segundos, y luego cuando los volviste a abrir, todo color se había tornado en rojo, todo, a excepción de La maestra arcana, quien cuando la veías, estaba rodeada por una bruma negra.

El manto negro del final de la vida se posa sobre todos los seres vivos tarde o temprano, sin importar quien o que sea. Pues frente a los ojos de la muerte, todos somos iguales. Lo único que cambia es el cuando y el como.

Nombre: Mide Khatayin

Raza: Draco

Edad: 66 años

Vida restante: 4 días, pasado meridiano.

Causa de muerte: Morirá empalada en estacas de piedra en una caverna de El Abismo.

Otra alma cerca del final inevitable... El momento en que otra vida dejará de existir se acerca.

Kiri-Facta... La verdad no podías decir a ciencia cierta que criatura era. O si siquiera se trataba de una criatura o si en verdad era un espíritu como los habitantes de Aliburn creían. El hecho era que nunca habías visto algo como eso antes a lo largo de tu larga vida, pero, aun así, podías encontrar una que otra pista a base de lo que habías escuchado al respecto a ella.

Para comenzar el termino Kiri-Facta era Octoshi. Una lengua muerta que pertenecía a una raza llamada "Aegir" y significaba “Colector de Almas”.

Los Aegir, también conocidos como “los hombres de los mares” vivieron hace 480 años, pero hoy en día ya no existen, pues ellos fueron una de las razas que se vieron mas fueron afectadas durante las guerras divinas, lo cual redujo sus números de forma tan drástica, que no sobrevivieron muchos años mas allá después de el final de las Guerras Divinas antes de extinguirse por completo de la faz de Terra.

La cultura Aegir no esta muy bien documentada, pero aun hay algunas cosas importantes sobre ellos que si se conocen. Justo en este momento, solo habia una cosa que se te pasaba por la cabeza cuando recordabas los documentos que habías leído sobre aquel antiguo pueblo.

Los Aegirs eran unos pioneros en investigaciones místicas en el ámbito del espacio y la realidad. Sus avances son responsables por la existencia de las cámaras de teletransportación que existen hoy en día, y otros demas artefactos y conceptos que fueron descubiertos gracias a las artes mágicas desarrolladas por los Aegir. Cabe destacar que una de las cosas que mas recuerdas, era el hecho de que, según lo que habías leído hace muchos años, uno de los objetivos finales de esas investigaciones, era buscar una forma de abrir un pasaje hacia otros planos de las existencia, como el místico, el etéreo o, incluso el divino...

Tal vez valga la pena investigar un poco mas sobre los Aegir para descifrar la verdadera naturaleza de ese “espíritu protector”… Tal vez en la biblioteca de Aliburn puedas encontrar información interesante.

Luego de la reacción de miedo de la maestra de la magia frete a Seamus habría fruncido el entrecejo hacia esta mujer por un par de segundos y luego miraría a Seamus. No es como que le importe mucho la vida de los insectos, pero esta es una mosca más grande que las demás.

- . . . Extraño, muy extraño. Diría mientras se acerca un poco más a Seamus mientras bajan las escaleras hasta que llegan al piso inferior y se encuentran con esta bienvenida. Esto es lo que no le gusta, aunque es de su agrado que sepan que deben honrar la presencia de los caballeros de la orden de la luz como se debe (cosa que esta bienvenida le sabe a poco) no es buen momento para esto y menos cuando este otro insecto se acerca con más ganas de hacerles perder el tiempo así que decide hablar.

- La reunión con el consejo será después, ahora iremos a ver a los nuestros... Diría con una pequeña sonrisa mirando a los ojos al tal Garen para luego posar su mirada en la nuca de la joven maga.

- Lady Mide Katheyin Diría con una voz un tanto musical que, aunque melodiosa para el resto de los que se encontraran allí (los npc´s) para esa joven resultaría algo escalofriante pues le habla directamente a su alma y no a sus oidos. - Será mejor que te des prisa ya que no te queda mucho tiempo jsjsjsjs 

Al decir esto miraría también a Yoshimitsu como si parte del mensaje fuera para el también, pero eso ya debería desifrarlo el solo.

El veterano dragón se limitaría a continuar su camino una vez la joven se quedase sin aliento ante aquella situación. En el fondo le inspiraba algo de lástima, puesto que posiblemente aquella muchacha no tuviese culpa de nada, pero no podía permitir que la muerte de dos de sus miembros se tornase en una mascarada para el Consejo de Aliburn, ni estaba dispuesto tampoco a compartir la responsabilidad de examinar los cuerpos con nadie.

Seamus ignoraría por completo toda aquella parafernalia montada en su honor... Un triste chiste sin gracia, moviendo a una masa ignorante, solo para celebrar su triunfo delante de sus narices. Pero los caballeros no los darían aquel gusto a ese "Consejo". 

El problema llegó cuando uno de los soldados, probablemente uno de mayor rango, vino a recibirlos con intención de llevarlos hasta el Consejo, pero al ver la reacción de lady Khatayin, se percató de que algo sucedía: Capitán Garen... disculparéis nuestra premura, pero nuestro deseo es examinar los cuerpos de nuestros compañeros difuntos, para nosotros es una causa por la que no podemos ni debemos demorarnos... Una vez hayamos examinado los cuerpos, iremos a ver al Consejo, pero NO antes... - Seamus rebajó el tono de su diálogo algo, simplemente por no generar un caos y pánico innecesarios delante de tanta muchedumbre. Algo por supuesto premeditado, para evitar que fuesen directos, prefería evitar hacer cavilaciones pero la posibilidad de que en Aliburn quisieran mancillar los cuerpos de sus compañeros no era descabellada.

- Espero por supuesto, que no os suponga un problema guiarnos hasta la cámara donde reposan los restos de nuestros compañeros caídos... - cual dragón con su lengua bífida, estás últimas palabras fueron dichas con cierto tono de exigencia, pero sutil, dejando claro que no aceptarían otra respuesta.

El capitán Garen se vio claramente confundido al escuchar las explicaciones de los caballeros divinos. Lo que ellos le estaban diciendo iba completamente en contra de las ordenes que habia recibido de los magnates de Aliburn, así que estaba bastante confundido y claramente no supo muy bien como reaccionar.

- Pero mi señor Jyhla dijo que… -Dijo el capitán confundido.

Antes de que Garan pudiera argumentar algo a Lord Seamus, Madame Khatayin se acerco al capitán caminando de forma bastante apresurada. La pequeña interacción que acababa de tener con Katarina habia alarmado aun mas a la pobre Maestra Arcana quien ya estaba bastante alterada desde que Lord Seamus la amenazara de esa forma en el piso superior.

Al escuchar la voz dulce pero mortífera de la hechicera de los Caballeros Divinos diciendo tales ominosas palabras, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, y ni siquiera fue capaz de voltear la mirada hacia Katarina, así que se limitó a quedarse quieta hasta que encontró un chance para escapar de esa situación cuando fue a ayudar al capitán.

- Capitan Garen. Siga las indicaciones de Lord Seamus. -Inquirió Khatayin con tono autoritario- Yo discutiré con lord Jyhla mas adelante para explicarle lo sucedido. Así que usted solamente tiene que preocuparse por seguir las ordenes de los Caballeros.

El capitán de la guardia miró a la Maestra Arcana bastante confundido por unos instantes, pero entonces, agacho la cabeza con formalidad y le contesto.

- A sus ordenes Madame. -Entonces, Garen o la cabeza y miro a los caballeros de nuevo- Yo Garen Alimar, capitán de la guardia de Aliburn, me encuentro a su servicio nobles caballeros. Sus deseos son mis ordenes. Por favor siganme, los guiare junto a sus compañeros.

Madame Khatayin dejo salir un suspiro de alivió al escuchar la reacción del capitán a la vez que Garen se daba la vuelta y comenzaba a caminar, guiando a los caballeros hacia la salida. Al ver al grupo comenzar a moverse, los soldados comenzaron a dispersar a la multitud para abrir paso a los caballeros y que estos pudiesen pasar sin ningún problema de un lado de la habitación hasta el otro.

Una vez llegaron hasta el otro extremo de la sala, pasaron por un umbral de piedra blanca que los llevo a las escaleras principales de la edificación en la que se encontraban. Era bastante grande y si se asomaban por el borde, podía ver que la torre debía tener alrededor de 10 pisos.

El capitán comenzó a bajar por las escaleras junto a los caballeros y les tomó un buen rato llegar hasta el primer piso de toda la torre. Durante el camino, pudieron ver grupos de Escribas, Magos, Ingenieros y muchos otros hombres y mujeres de distintas profesiones científicas rondando por el edificio. Cuando los veían pasar, todos agachaban la cabeza y se apartaban del camino para no entorpecerlos. Ninguno se atrevió a tratar de interactuar con los caballeros.

Al llegar al piso inferior, el grupo fue recibido por un pequeño grupo de soldados a los que el capitán se acerco.

- Muchachos, hubo un cambio de planes. -Le dijo a sus soldados- No iremos a el palacio del concejo, si no a la morgue inmediatamente.

Los soldados se vieron entre si por un instante, y luego uno le contesto a su capitán.

- Pero, capitán. ¿Y el desfile?

- Bueno, eso… Eso dependerá de los Caballeros. -Garen entonces se dio la vuelta esperando la respuesta de los caballeros.

El observar como el gran maestro Seamus se puso en tremenda postura agresiva en contra de la maestra arcana me hizo sentir un poco de pena, pero era una reacción normal. ¿Como podía esperar que nosotros hiciésemos tremenda pérdida de tiempo al estar en una situación como esta?

Durante todo ese tiempo me había quedado en silencio dejando que Seamus manejara todo, ya que no nada mucho que hacer más que apenarme un poco por la draconiana. Al menos el capitán que tiene toda la pinta de ser un mercenario no fue tanto problema, me pregunto qué tan fuerte será...

Ver como todo el mundo parecía tener temor y respeto hacia nosotros me hacía sentir un poco mal, generalmente en mis viajes voy cubierto con mi capucha que cubre todo mi cuerpo para que los demás no distingan tan rápido que soy "importante". Al punto de llegar al primer nivel, cuando escuche acerca de un desfile. — Un desfile, ¿Eh? — solté un leve suspiro, sorprendido por lo que acababa de escuchar. — Honestamente no se cómo se les puede ocurrir que después de la muerte de dos de nuestros compañeros, la mejor idea es preparar un desfile de bienvenida y hacernos esperar al hecho de ver a nuestros fallecidos... — me puse la mano derecha en la barbilla, intentando comprender el sentido común que tenían en Aliburn. — Maestro. Si tienen un desfile preparado para nosotros y no asistimos daremos a entender que lo que venimos a hacer es importante, y generara dudas y ansiedad en la ciudad que pueda causar  problemas mas adelante — mi mirada se tornó más seria de lo normal al momento de hablar con Seamus — no estoy seguro si esto ha sido planificado adrede, pero está de más decir que debemos ser cuidadosos. Permítame ir en su representación al desfile y poder hablar con los "Altos Mandos" mientras investigan a nuestros compañeros, así recabaremos información más rápidamente. ¿Cuáles son sus órdenes? 

Katrina miraría a Garen, por lo que ha visto en la ciudad el usar magia sería la mejor forma de conseguir pistas rápidamente. (Uso la pasiva cita en Garen) mientras escucho lo del desfile e ignoro su importancia.

- No me gustan los desfiles. Si sus compañeros creían que es importante participar en estas costumbres humanas no es de su incumbencia, de igual forma luego de realizar lo que vino a hacer irá a ver a lo altos mandos ya que Seamus lo dijo así.

- Si es importante pueden resolverlos ustedes, pero yo debo ver a los nuestros ya. Sin duda se estaba comenzando a molestar. Si estos fueran su séquito no habría hecho tantas preguntas y habrían comenzado a dirigirse a la morgue. Tal vez debería resolver eso del libre albedrío de estas personas. - Espero que no hayan puesto a más cuerpos ni siquiera en el mismo piso que nuestros compañeros ¿verdad?