Partida Rol por web

¿que te cuente algo??-alza las cejas ante tan extraña petición , parece que todo era fachada de tipo duro pero en el fondo...- yo.. eh.. bueno.. no sé. Te.. contaré mi plan -en realidad no tenía ninguno pero comenzó a improvisar para tenerle entretenido - primero hare un poquito de sangre y la extender en mi cara y roca -su inglés a veces dejaba que desear, pero se esforzaba por que la entendiera - después me tumbaré en el suelo y me haré la muerta -sonríe sacando la lengua fuera y poniendo cara de muerta, teatralmente - tú llamaras al guardia haciéndote asustado y cuando abra mi celda para acercarse y ver que me pasa.. ¡Buash! le haré mi llave maestra secreta errrr...Bu...¡ Bushinkako-no Kyuu kao !-sonríe triunfalmente ante la estupidez de nombre que acaba de inventarse y observa a Axel, al menos este tipo de tonterías hacían que no perdieran los ánimos..

Axel intenta no mirar la herida, y centrarse en Kyuu y su historia. Aunque el dolor apenas se lo permite, consigue centrarse un poco y pensar en una forma más eficaz de cortar sus ataduras.
A ver...jod...el problema es que...no puedo mantener las manos quietas...y asi no hay manera de quemar nada...pero...¿qué puede servir si no dejo de moverme?...Joder...claro. Un corte. La navaja...
De repente Axel deja de prestar la poca atención a la historia de Kyuu y se afanba en sacar su navaja de la bota. Al presionar la pequeña palanquita, la cuchilla salta con un pequeño "clack". Después, girándola en su palma pone la cuchilla en las cuerdas y comienza acortarlas frenéticamente. Al principio parece que tampoco le servirá, pero tras un rato de insistencia la navaja hace su trabajo y le libera las manos. Sin perder un segundo coge el mechero encendido y observa la llama.
-Bi...bien...-susurra totalmente abstraido en en el pequeño fuego intentando darse ánimos.-Ahora vi...viene lo jodido...-.
Su respiración ser hace más acelerada. Gotas de sudor recorren su frente. Inspira profundamente...y coloca la llama en la herida.
-¡NnnnghaaaaaaAAAAAAAAAAAAAH!-al principio intenta contener el grito apretando los dientes, pero el dolor es demasiado insoportable y al final, surge desgarrador de su garganta.
Le sería imposible precisar si tuvo el fuego en la herida un segundo o una hora, simplemente cuando no pudo más lo apartó bruscamente y se dejó caer de espaldas en el suelo jadeante y medio desmayado por el dolor.

Kyuu intenta relatar una historia algo alocada para que Axel consiga distraerse o incluso reírse, aunque él parece que deja de prestarle atención enseguida para dedicarse a cortar las cuerdas de sus muñecas con la navaja.
Tarda un poco pero lo consigue sin excesivo problema y después se quema el dedo con el mechero cayendo al suelo empapado en su propio sudor, convulsionándose unas cuántas veces a causa del dolor antes de que este mengue.

Se siente terriblemente cansado de repente, cómo si hiciera varios días que no duerme, con un pequeño dolor que le recorre todo el cuerpo cómo si tuviera alfileres distribuidos por doquier, pero aún así soportable.
La herida ha sido cauterizada toscamente pero con éxito, ya no sangra y deja de suponer un peligro inminente.

Tras un rato intentando recuperarse, Axel se incorpora, y con movimientos lentos coge su navaja, la pliega y la guarda otra vez en su bota derecha. Después coge el mechero de Kyuu, lo cierra haciendo un gesto en señal de agradecimiento y con, un último esfuerzo, se lo devuelve. Después vuelve a caer de espaldas dando un sonoro suspiro.
Joder...esa ha estado cerca...Me vengaré...me vengaré de esa puta...
-Por cierto...pequeñaja.-dice sin moverse de su posición lo suficientemente alto como para que Kyuu le oiga.-Cuando le hagas la llave maestra dale una de mi parte...-tras eso se vuelve a sumir en un profundo silencio. Parece que no piensa abrir la boca cuando de repente susurra:
-Te debo una-

Vuelve a apretar los dientes cuando Axel grita como un poseso, desde luego había que tener agallas para hacer lo que hizo. No puede dejar de observarle hasta que por fin parece calmarse, sonriendo aliviada. Wegh, huele a pollo frito..

¡Eh vago! No te pongas a dormir, todavía tenemos cosas que hacer.. -susurra mientras toma el mechero y lo guarda de nuevo en su bolsillo- necesito que me dejes esa navaja: estas cerraduras son grandes y toscas, quizás podría abrirlas con un poco de suerte...

Una vez con la navaja en sus manos , la abre y con cuidado introduce la hoja por el ojo de la cerradura, hurgando sutilmente en los mecanismos de esta..

Axel se acomoda en la medida de lo posible en su celda, lo cuál no es mucho, pero aún así se siente lo suficientemente cansado para no tener ganas de hablar demasiado, así que se apoya en una de las paredes mirándose el pequeño muñón en el que se ha convertido su dedo antes de pasarle la navaja a Kyuu y escuchar de fondo cómo ella empieza hurgar en la cerradura con insistencia.

La cosa parece que va relativamente bien, no es que haya conseguido abrir su puerta, pero un par de pestillos interior ya han chasqueado y dado lo rudimentaria de la puerta no puede tardar demasiado en acabar de ceder del todo, tan sólo un poco más de paciencia...
Repentinamente la puerta que da acceso a la mazmorra vuelve a abrirse, por suerte con el suficiente estrépito cómo para que la japonesa esconda el arma y pueda disimular con relativa naturalidad.

Un hombre y una mujer bajan las escaleras y se presentan en el pasillo, de aspecto sucio y algo punk, pero sin duda desganados y malhumorados.
La mujer va armada con una pistola de 9mm muy parecida a la de la propia Kyuu, quizá de hehco sea la suya, el hombre lleva un machete con restos de sangre reseca en la hoja.
-Creo que ha llegado la hora de la diversión- comenta el tipo sin muchas ganas, lo cual deja bien claro que la diversión no va a ser precisamente para él.

Sacan primero a la japonesa al verla más "manejable", sin molestarse a atarla y limitándose a encañonarla con la pistola en la espalda.
El hombre se encarga entonces de abrir la celda de Axel, con toda la intención de atarle nuevamente las manos bajo la amenaza de disparar a su nueva compañera de celdas.

Ya casi lo tenía, ya casi eran libres.... pero una vez más el destino les jugaba una pesada broma. Aparecieron aquellos dos malnacidos para echar abajo todo su esfuerzo y esperanzas de fuga. Sale de la celda sin rechistar, entrecerrando los ojos cuando ve su querida pistola en manos de esa pestosa. Al encañonarla dirige una última mirada hacia Axel, después echa a andar junto a su captora en tensión, buscando una pequeña oportunidad de librarse, aunque tampoco tenía muchas esperanzas de ello ya...

El suelo estaba frío, pero en ese momento hasta una roca le parecía un colchón de latex. Cuando está a punto de abandonarse al sueño, la voz de Kyuu retumba en la prisión. Lenta y perezosamente Axel se incorpora, busca su navaja, y se la lanza a Kyuu.
-Cuidala bien ¿eh?- dice con una sonrisilla imitando el mismo tono que empleó ella cuando le paso el mechero.
Observa esperanzado como Kyuu desarma poco a poco la cerradura, cuando de repente las puertas de fuera se abren.
Perfecto...hijo puta uno e hija puta dos...
Los muy cobardes van primero a por la chica y tras encañonarla van a por Axel. Por un momento se le pasa por la cabeza aprovechar la ocasión, es más, la mujer perdería un tiempo precioso en disparar a Kyuu y él lo aprovecharía para dejar KO al hombre del machete. Si fuera otra persona Axel lo habría hecho sin dudar, pero por alguna razón le había cogido cariño a Kyuu y como ya le dijo, le debía una. Además estaba demasiado cansado y dolorido como para intentar una huída. Así, que lentamente se pone en pie, mira con desprecio al hombre del machete y, con las palmas abiertas, extiende los brazos en cruz, para terminar juntando delante de su pecho las muñecas.
-Dejad en paz a la chica, sólo es una cría...-dice mientras realiza todo el proceso de "rendición"
Son unos putos rastreros...

-No es que dependa de mí precisamente- se limita a decir el tipo atando las muñecas de Axel toscamente con una brida de plástico, empujándole después para que empiece a andar sujetándole del brazo, seguidos de cerca de Kyuu con la mujer apuntando directamente a su cabeza mientras camináis.

Subís las escaleras de piedra y atravesáis la gruesa puerta de metal, algo oxidada y desgastada.
Todo el lugar es oscuro, frío y húmedo, la palabra "acogedor" no tiene el menor sentido en esa especie de castillo-fortaleza más o menos rehabilitado.
Algunas antorchas y lámparas iluminan escasamente los amplios pasillos de gruesa piedra por los que vuestros pasos resuenan en eco, en realidad no andáis demasiados metros antes de entrar en una de las puertas laterales, esta vez de madera robusta.

Os encontráis en una estancia rectangular bastante amplia, en cuyo centro se alzan dos camillas con sus respectivas correas de cuero para sujetar a "pacientes", aunque más bien tiene aspecto de que sean víctimas.
Alrededor de las paredes se distribuyen varias mesas y muebles llenos de potingues variados, medicinas y esterilizantes en su mayoría, pero también hay herramientas de operaciones cómo bisturís y pinzas y otras no tanto cómo taladros y cuchillos.
Todo lo expuesto se encuentra en un estado deplorable de higiene y óxido, con sangre reseca en el instrumental y relativamente reciente en suelo y camillas. Aún puede notarse su poderoso olor en el ambiente.

Un hombre se encuentra de pie junto a una de ellas, pues aún hay un cuerpo tumbado. Se quita los guantes de látex ensangrentados y los tira por encima de la camilla vacía antes de girarse hacia vosotros y acercarse con una sonrisa torcida y desquiciada, permitiendo así que veáis a su presunta víctima inconsciente. El tipo que parecía estar muerto y quizá ahora lo esté de verdad.

Tanoko observa a los dos presos, su mirada ya desquiciada e inyectada de por sí parece salirse de las órbitas al ver a Kyuu, sonriendo con dientes amarillentos y expresión cuanto menos escalofriante.
Hace un gesto al tipo que lleva a Axel, el cuál le obliga de mala manera y a base de golpes a ponerse de rodillas en el suelo a "esperar su turno".

La mujer se aparta a un lado dejando espacio, pero su pistola sigue siendo relativamente peligrosa.
-Por fin de nuevo, Kyuu...- dice finalmente con voz ronca y desgastada acompañada de una expresión triunfal -¿Creías que podrías esconderte de mí? Vamos, pero si somos hermanos, no tendrías que haber huido de mí...- ríe por lo bajo y se acerca a ella tirándola del jersey con brusquedad para que se acerque a la camilla.
-Aunque está claro que no has perdido el tiempo en hacer nuevos amigos- dice esto último con desdén mirando de reojo a Axel antes de centrarse en el cuerpo inerte de Ziyak.

-Quién es este- espeta en tono imperativo impregnado de hastío e incluso celos.

Abre mucho los ojos al ver a Ziyak sobre las camillas , parte de la carga que soportaba su corazón se vió aliviada al volverlo a ver con vida. Bueno, no sabía si estaba vivo realmente pero a Tanoko le gustaba hacer sufrir , y un muerto no sufre mucho.Aunque ya intuía que era él dió un pequeño grito cuando este se giró hacia ella. Estaba más demacrado aún que la última vez que lo vió, su odio hacia él era inmenso pero no pudo evitar el terror que le produjo el encuentro, las piernas la temblaban y su rostro se empapó de sudor.

Por unos momentos guardó un tenso silencio, como si creyera que todo esto era una profunda pesadilla, pero al ver que la emprendían a golpes con Axel se lanzó a intervenir - Yo.. me.. me perdí y no sabía encontrarte, ni que esos hombres eran tuyos.. me querian matar ¿sabes? - pensó mucho sus palabras, sabía como tratar con él y con un poco de labia quizás podría evitar la tortura a sus amigos, al menos en esta sesión. Reunió todas las fuerzas que pudo y trató de parecer creíble - me alegra volver a verte.. -miró con desprecio hacia Axel y Ziyak cuando preguntó- a ese no le conozco.. bueno, estaba abajo -señala a Axel- y ese imbécil lo conocí por ahi, era mi portamaletas..-deja de mirarles para centrarse de nuevo en su hermano- pero tú me buscabas a mí.. ¿qué hay para cenar por aquí? No sabía que te habias echado una novia- volvio a hacer una pausa, aquello que iba a decir le resultaba especialmente traumático y doloroso pero quizás sería la unica oportunidad de matarlo. Se acerco un poco y susurró en japones.

Susurro:

yo que quería estar a solas contigo..

Axel pasa todo el camino en silencio, pensativo, imaginando al sitio al que los llevan, aunque después de las palabras del "hijo puta uno", no hace falta echarle mucha imaginación...
Sus sospechas se confirman nada más ver la mitad de la habitación.
Joder...una sala de torturas ¡Putos grillados!...
Se acerca un poco más y entonces se da cuenta de que el tio que esta en la camilla era el "fiambre" de la celda. Al parecer no estaba muerto del todo y lo están rematando.
Entonces Axel se fija en el supuesto torturador. Sól ocon verle la cara le recorre un escalofrío.
Je...mira que tiene cara de psicópata el cabrón. Tiene pinta de disfrutar con lo que hace..como la otra zorra...ahora entiendo porqué son los jefes...
Cuando le obligan a ponerse de rodillas lo hace sin oponer resistencia, pues sería inútil, y entonces el tal Tanako o Tanoko comienza ha hablar con Kyuu. Las cosas no pintan bien...aunque no pintan bien desde que empezó el dia.

La mujer presta relativa atención a la charla y la situación, sin embargo el hombre del machete que custodia a Axel parece perder el interés enseguida resoplando sonoramente sin disimular su aburrimiento. Probablemente preferiría estar en cualquier otro lugar más "entretenido" a su modo de ver.

Tanoko no muestra interés en ninguno de sus mercenarios, observando a Kyuu inquisitiva y fijamente intentando discernir qué parte de verdad y de mentira puede haber en sus palabras.
-¿Penitencia? No somos nada, sólo... colaboradores- sonríe complacido y burlonamente antes de sacar de su bolsillo un pequeño bisturí que acerca a la cara de su hermana con rapidez sin llegar a cortarla, simplemente por el placer de asustarla.

-Iremos a cenar enseguida, en cuánto acabes con tu "portamaletas"- repite el adjetivo usado por la joven con el mismo tono desdeñoso, tendiéndole la pequeña arma, si es que se la puede llamar así.
Se aparta apenas un paso para dejarle espacio mientras los párpados de Ziyak y la punta de sus dedos se mueven ligera y pesadamente, abriéndolos parcialmente y con esfuerzo cómo si aún estuviera medio dormido, probablemente sedado.

La sonrisa de Tanako se expande al comprobar que está consciente y observa con expectación a su hermana pequeña y la primera incisión.

Toma el bisturí con mano temblorosa y se acerca hasta Ziyak, sonríe cuando sus sospechas de que seguía con vida eran ciertas. Duda unos instantes en que hacer pero lo que estaba claro es que no pensaba asesinarlo. Acerca la cuchilla hacia el pecho de Ziyak y le hace un pequeño corte, del que manan unas cuantas gotas de sangre, insignificante para él.

Aparta el bisturí y se gira hacia él - Yo.. sabes que la sangre me pone mala. Además es un estupido buey grandullón pero es muy fuerte, seguro que sería de tus mejores hombres, ¿por qué desperdiciarlo y matarle? tu eres listo, sería una tontería matar a este, para eso mejor uno de esos delgaduchos - señala con el bisturí a los punkies- esos sí serían más divertidos.. -sonríe traviesa mirando a los hombres que instantes antes les sacaban a patadas del calabozo. ¿me dejas a uno?

Vamos Kyu aguanta, tienes que mantener la calma o todo se ira a pique..

Tanoko observa nuevamente a Kyuu y después al hombre tendido en la camilla, Ziyak, planteándose seriamente la propuesta de su hermana que sin duda no ha pasado desapercibida puesto que la propia Penitencia mencionó que alguien de dicha complexión y habilidad sería un buen soldado para el grupo... sin embargo acaba negando con la cabeza volviendo a acercarse a él.

-Imposible, ya le he inyectado una dosis del virus y a menos que sea completamente inmune a él no creo que tarde demasiado en deteriorarse. Quizá un poco más por su corpulencia... Le harás un favor si le matas ahora- se mesa la desordenada barba y ríe por lo bajo, parece que le hace bastante gracia lo que acaba de decir; después coge la mano de Kyuu con firmeza y la hace descender hasta una de las amplias cejas de Ziyak para cortar nuevamente mientras él permanece inmóvil ante todo, en un estado de semi inconsciencia.

El bisturí vuelve a ponerse sobre la piel de Ziyak provocando que la sangre empiece a brotar lentamente, ante la atenta y desorbitada mirada de Tanoko que parece disfrutar realmente del pequeño "espectáculo", quizá aún más al poder hacerlo con la mano de Kyuu...

Y entonces la acción se desboca y todo empieza a suceder terriblemente deprisa.
Parece que realmente la corpulencia de Ziyak necesitaba una dosis más alta de lo que sea que pudieran administrarle, porque se incorpora repentinamente provocando que el bisturí rasgue parte de su frente y de su ceja.
Tanoko le golpea en la cara con brutalidad, partiéndole el labio, mientras la mujer de la pistola apunta, pero no llega a disparar debido a la proximidad de su jefe.

A pesar de haber recibido el golpe la expresión de Ziyak resulta imponente y feroz, incrementada por la sangre que recorre su rostro.
Aprovecha la confianza de Tanoko para sujetarle la mano y arrebatarle el bisturí con relativa facilidad puesto que su fuerza es mayor, apoyándolo en su cuello mientras le gira y sujeta con un brazo.

-El que ríe último ríe mejor- le murmura apretando los dientes antes de mirar alrededor con respiración agitada.
La mujer sigue apuntándole sin atreverse a efectuar el disparo mientras el hombre del machete duda y acaba por amenazar a Axel apoyando la hoja de su arma cerca de su cuello.
-Ni hablar, tu jefe es más importante, ¿verdad...? Desata a ése- Ziyak señala con la cabeza a Axel y el tipo duda unos segundos, pero finalmente corta la brida liberándolo.

Su rostro palidece cuando dice que lo ha infectado con el Virus y por unos segundos la idea de tener que acabar con su vida le amartilla la cabeza.Por suerte un milagro ocurre y la situación da un vuelco de 180 º antes de que le de tiempo a asimilarla - Ziyak.... -murmura sonriendo levemente al verle de nuevo en acción.

Trata de actuar rápido, una oportunidad así no podían desaprovecharla.Se cubre tambien tras Ziyak y registra a su hermano Tanoko en busca de algún arma de fuego, si era el jefe tenía que llevarla, y así estarían en igualdad de condiciones con la otra fulana que tenía su preciada Glock.

¡Axel, bloquea la puerta! Que nadie pueda entrar.. -después miró a los punkies- y vosotros, tirad las armas!

En apenas dos segundos la situación cambia. Por primera vez en mucho tiempo la diosa fortuna hace su aparición estelar, aunque esta vez adopte la forma de metro noventa de "fiambre" con rastas.
El tal Ziyak tiene cogido por los huevos al cabrón del psicópata y los otros dos mierdecillas no saben qué hacer. Por fin las cosas pintan bien.
Axel sigue cansado y le duele el dedo meñique que ya no tiene, pero, esta vez los ánimos han aumentado, y lentamente se vuelve a dibujar la sonrisilla de confianza habitual en él.
Cuando el tio del machete le corta las ataduras, Axel se levanta y lo encara sonriéndole. Lentamente con las palmas abiertas levanta los brazos hasta ponerlos en cruz, como ya hizo cuando el mismo tio fue a atarlo. Se queda así, mirándole a los ojos, disfrutando del momento. Arquea las cejas, y de repente le suelta un potente rodillazo en los genitales.
-Ata a tu puta madre cabrón.-dice por fin entre dientes.
Rápidamente le quita el machete, y lanza una mirada a Kyuu y a Ziyak. Después mira a la mujer de la pistola seguro de que no va ha hacer tonterias mientras su jefe esté amenazado.
-Cojonudo colega. Kyuu ahora me das mi navaja ¿ok?- dice cuando se dirige, machete en mano a la puerta de entrada. Cuando llega la cierra de un portazo y la atranca como puede.
Es una pena que no sea la zorra la que tenemos de rehén...Pero bueno ya le daré lo suyo.
Acto seguido vuelve a su posición para recibir la navaja de parte de Kyuu e "invitar" a la tia de la pistola a que tire el arma.

El tipo del machete se encoge sobre sí mismo con un quejido de dolor, acabando en el suelo sujetándole los genitales.
La mujer le mira de reojo con desdén y acaba por lanzar la pistola al suelo con un chasquido de lengua, apartándose hasta una esquina donde permanece quieta mirándoos con odio y furia. Si las miradas matasen...

Axel bloquea la puerta arrastrando una las mesas repletas de bisturís, cuchillos y demás instrumental ensangrentado, aunque eso no detendrá demasiado tiempo a un grupo de Chacales decididos así que habrá que intentar darse algo de prisa.

Kyuu busca entre los ropajes y bolsillos de Tanoko mientras él aún le sonríe burlonamente, consiguiendo al final la extraña pistola del propio Ziyak.