Partida Rol por web

Arqueando una ceja con curiosidad, echo un nuevo vistazo a los mapas en un intento de ver lo que parece que todos excepto yo encuentran con facilidad. En fin, ya dije que no se me dan bien estas cosas.

"¿Qué hay, grandullón?", saludo al minotauro en cuanto su enorme cabeza asoma por encima de nuestros hombros. "Lo interesante sería comprobar qué sucede si cae con una tostada atada a la espalda. Se supone que la gata caería de pie, pero la tostada tiene que caer por el lado de la mantequilla..."

Mira el mapa con atención analizando todos los detalles, pero sin decir ni una palabra, hasta que llega el minotauro y la clerigo ...

- Bueno ya estamos todos aqui, creo que podriamos ir ya a ver al herrero si os hace falta ... , cuanto acabemos los encargos, podremos reunirnos en lugar calido para estudiarlo en profundidad.- momento en que cierro los mapas y me dirijo hacia una direccion concreta, hacia la carpa del herrero ...

Brisa se quedó por un instante mirando la mesa vacía que había sido rápidamente recogida por el hombre de hierro.

¡¡ Pero que recontraestirado que es este tío..... !!

Brisa se alzó de hombros, había visto lo suficiente, ahora tenía que organizar en su mente todo aquello para buscar la mejor forma de aproximación. Conocía el terreno y ahora tenía más información, necesitaba interiorizarlo, pensar.

Sonrió. A mal tiempo, buena cara. Una vez más se dirigió a Hamakok, de alguna manera la muchacha consideraba que era el líder de la expedición. Si no ¿a santo de qué el jefe despacha con él los detalles?

- En cuanto tengas un hueco, necesito un rato a solas contigo - comentó divertida a Hamakok en voz baja pero sin preocuparse mucho de que el resto de compañeros la escuchara. - pero no para lo que tú piensas.

En voz más alta se dirigió a G1nz0

- ¡ Ya era hora ! - inesperadamente también le sonrió, realmente no quería estas a malas con nadie y el trabajo de exploradora solía ser bastante solitario. Su sonrisa en cierto modo indicaba inseguridad en el trato con las personas. Brisa intentaba ser agradable, pero no sabía si lo estaba haciendo bien. - ¡ Vamos !  Seguro que tenéis dagas de esas pequeñas que se pueden arrojar.

Señaló a los mapas que guardaba.

- Si luego puedo me gustaría verlos de nuevo, más tarde, con mejor luz.

    Ante el revuelo que parecía haberse montado de un modo tan repentino, Hamakok dedicó una mirada con renovado interés al mapa en busca de aquella señal que intrigaba a Brisa y a Nayle. Con no poco esfuerzo, ante él comenzó a revelarse una figura translucida marcada bajo un área muy concreta del plano, una especie de runa que... Repentinamente, el hombre de acero se interpuso para imponer su orden e instar a todos a seguirlo hacia el herrero para finalizar de una vez por todas el día.

    La mente cerrada y metódica del samurai le había impedido ver mejor aquello, pero al menos alcanzó a ver lo suficiente para poder hacer alguna suposición, aquella marca parecía una runa, una perteneciente a una lengua que no usaba desde hacía tiempo, la lengua de los diablos, y había sido grabada con alguna clase de método que únicamente permitía observarlo bajo condiciones especiales, no le cabía duda, solo así podría explicarse el que costara tanto discernirlo. Si los medios para ocultar el mensaje habían sido arcanos o mundanos, serían un asunto que descubrir más adelante.

    Villtur se mantuvo al margen mientras todos se reunían y su única respuesta al ver al grupo prepararse para partir, fue aproximarse de nuevo a la hoguera para echar un par de leños más sin pronunciar despedida alguna, había cumplido con su parte y se encargaría del resto por la mañana, así que ahora solo le restaba esperar hasta que le dieran el relevo.

    Por su cuenta, tras la brusca intervención del samurai, los aventureros se dirigieron a la que sería su zona de descanso, no tardaron mucho en ver como poco a poco se iba incrementando el número de mercenarios a su alrededor, aunque lejos de la seriedad y el silencio propios de la guardia, el ambiente era mucho más distendido, pues allí era donde podían relajarse antes de acostarse. Podían verse soldados comiendo, bebiendo y realizando juegos de apuestas con las partes de su paga, aunque en cualquier caso sin muchos excesos.

    Aunque más de uno se giró a observar al grupo con cierto interés, especialmente ante las mujeres que lo conformaban, la visión del samurai al frente fue más que suficiente para evitar hacer comentarios de ningún tipo. Poco después, Gu1nz0 se detuvo ante una de las tiendas, el aumento de la temperatura y el repiqueteo del choque de metales ya les había anunciado desde lejos que ahora se encontraban ante el herrero Thorgrim.

    El viejo enano era la más clara representación de su raza. Nervudo, de anchas espaldas y densa barba poblada de canas únicamente protegido del fuego y los metales incandescentes por un pesado mandil de cuero viejo, el enano trabajaba en una pieza de acero con una demostración de maestría impresionante. La forma y tamaño podrían dar a pensar que se trataba de alguna clase de sable, pero no se detuvo a atenderlos hasta dar los últimos martillazos previos a templar su trabajo.

   Fue entonces cuando dejó la pieza de metal descansando sobre el yunque y se aproximó hasta ellos, con mirada acerada se detuvo a ver a cada uno de los recién llegados hasta pararse ante Gu1nz0. 

    -Supongo que Villtur ya te lo habrá dicho, terminé poco después de que os marchaseis en la mañana la armadura realizándola los ajustes siguiendo tus instrucciones, cuando vayas a tu tienda podrás encontrarla en su soporte.- Thorgrim era un Puñoacero, uno de los clanes enanos famosos por poseer los mejores herreros militares del continente, el respeto y la dedicación que profesaba a su profesión le habían ganado el respeto del samurai en el pasado al punto de que solo a él le permitía acercarse a su armadura o sus katanas, con salvedad de la reliquia familiar que guardaba a buen recaudo. Su carácter podía resultar en un primer encuentro duro y frío, al igual que los minerales a los que daba forma, pero del mismo modo también poseía un fondo noble y sabía respetar a aquellos que lo tratasen de la manera adecuada. -Se rumorea que vas a abandonarnos por una temporada ¿Se supone que estos serán tus compañeros de viaje?- Dijo con tono dubitativo arqueando una ceja que denotaba el no saber a que se debía el traerse a aquel séquito hasta él. 

En el momento en que se reunieron todos y los mapas desaparecieron de su vista, Brisa tomó dos de los sacos que había obtenido de la tienda de materiales y se los tiró a sus compañeros.

- Este para ti, Gaidar, lleva tres cuerdas gruesas y un par de antorchas. - Lanzó el primer saco - Y este otro para ti, lleva también un par de cuerdas, antorchas, yeso y un cuchillo para poder cortarlo y hacerte las tizas que quieras. - El segundo saco se lo lanzó a Vanielle.

- Los equipos de curación tendréis que pedirlos en algún otro sitio. - dejó caer, ya que no había visto nada de eso en el almacén. Era probable que los tuvieran, si es que tenían, en algún otro lado.

Tras esto, siguió a G1nz0 hasta llegar a la tienda del herrero, percantándose de las miradas que dejaba a su paso con una ligera sonrisa. Por lo visto en el campamento no abundaban las mujeres, esperaba no tener ningún contratiempo y poder descansar en paz. También fue consciente del respeto que impartía G1nz0, lo que le dio mucha confianza en el samurai. Obtener un respeto así en un campamento como este no estaba al alcance de cualquiera.

Tras avanzar un poco mas, llegaron a la tienda del herrero. Mientras éste saludaba a G1nz0, Brisa guardó silencio esperando ser presentada para dar sus respetos al enano antes de hacer cualquier petición. Observaba de reojo el fino trabajo en todas las armas que le rodeaban, dudando acerca de su propio acero. Quizás era un buen momento para que el maestro artesano observara su espada por si le aconsejaba cambiarla por otra mejor. Y necesitaba dagas pequeñas arrojadizas.

- Saludos Thorgrim  - dije nada mas levantar al lugar de la fraguan donde el enano trabajaba diariamente ... - Si me ha comentado ... y solo pensar que mis preciadas armas estuviera en sus manos ( refiriendome al hobgoblin) no me ha gustado nada ..., pero sin problema, cuando lo tengas listo ... -

Deje el paso al resto de aventureros ...

- Si Thorgrim , tenemos una mision muy concreta y Sensei a contratado a estos aventureros para que me acompañen, asi que los deseo bien equipados, ya me conoces ... - de mis ojos un pequeño brillo jocoso surgio, algo tan leve que solo el enano y yo me entendia, o alquien mi perceptivo ...

    El enano no oculto un resoplido producto de la reticencia que sentía por lo que sospechaba que podría venir tras una invitación como esa. La mayor parte parecían ya armados pero seguro que si se creían que aquello iba a ser una barra libre acabaría teniendo que tratar más con un puñado de críos que con adultos formados y no estaba dispuesto de entregar el producto de su trabajo a un atajo de cualquieras.

    -Esta bien, si es por orden de Malk'Evar no me opondré.- Acabó por decir pese a sus reservas. -Pero tampoco quiero que os creáis que esto es una tienda de juguetes, mirad o pedid pero no toquéis, si necesitáis que ponga a punto vuestras armas dejadlas en la mesa y las tendré listas para antes de que partáis ¿Cuándo será eso?- 

Manteniendo siempre su sonrisa y tras la introducción de G1nz0, Brisa se presento, mostrando sus respetos al maestro armero y no tocando ninguna de las armas expuestas, inclinándose ante él.

- Maestro, soy Brisa, exploradora al servicio de Malk'Evar-sama. - sacó su estoque, un arma corriente, lo cruzo por el pecho tomándolo con dos manos y se inclinó de nuevo respetuosamente dejándolo sobre el yunque. - Esta es mi arma principal, ligera para mi modo de lucha. - Entonces sacó un par de dagas, también corrientes y las situó al lado de su arma principal. - Y un par de dagas para ataques... - iba a decir "a traición" o "por la espalda" pero no quedaba bien - ...encubiertos.

- Os pido, si pudiera ser, mejorar el filo de estas armas o que me facilitéis algo similar para ser más eficaz en los combates y poder cumplir la misión encomendada. También os pediría varias dagas más pequeñas o estrellas shuriken que me permitan atacar a distancia.

En este punto Brisa dudaba. Tenía su arco con sus flechas, pero no tenía claro si un maestro forjador se sentiría insultado si le pedía algo de madera. No tenía muchas flechas, pero quizás suficientes. No perdía nada con pedirlas.

- Unas flechas o puntas de flecha también serían una gran ayuda.

Terminó de nuevo su petición con otra inclinación. Recordaba la importancia que los maestros artesanos otorgaban a sus creaciones y esperaba haber seguido el protocolo de forma correcta. Le era muy difícil seguir esas normas, es su naturaleza simplemente le habría sonreído y pedido lo que necesitara.

Tras la última inclinación no pudo evitar que se le escapase una sonrisa cómplice al herrero. Espero no fastidiarla al final.

Gaidar no pudo mas que mirar extrañado la afirmación de su compañero cornudo y rojo, claramente no había entendido la referencia de la tostada, ante la rápida recolección por parte del samurai no pudo mas que extrañarse y soltar un Vale, después les daré un vistazo... quitándole importancia por el momento a los mapas, Luego tomando el saco lanzado por su compañera azul, respondió con un Gracias... sin mayor expresividad...

Siguió al grupo ante el herrero al entrar no pudo mas que admirar las creaciones en la pared, en silencio esperando le dieran entrada o lo presentaran directamente, justo al momento que estaba por tomar un hacha guindada en la pared para comprobar el balance, escucha la advertencia del enano como si fuera hecha por el mismo, por lo que retiro la mano de inmediato sin tocar el arma venga casi la lío parda... 

Luego ante la petición de Brisa Gaidar decide no hacer ninguna solicitud material, solo la opinión de un maestro...

Se acerca al herrero y mirándolo fijamente a los ojos en señal de respeto, Yo por mi parte no pido nada material, solo la sabiduría de un maestro... desenvaina su arma lentamente y apoya el mango en el suelo... Esta es el hacha de mi padre, quien la obtuvo ante la muerte de su padre... la seriedad del rostro del minotauro le dejaba claro al enano y quien pudiera ver sus ojos que aun no se sentía merecedor de aquella arma, en las hojas se veían múltiples nombres grabados, y bastante espacio vacío aun, pero por ninguna parte se observaba el nombre de Gaidar.

Solo pido evaluéis su estado y me aconsejéis la mejor manera de cuidarla, ha llevado mucho sol y sal y mi padre me dejo a muy temprana edad por lo que no pude aprender la correcta manera de cuidarla y sacar su mejor rendimiento... Hasta hora la he tratado con respeto, pero de seguro que solo el respeto sin habilidad, la hará oxidar en algún momento... para un ojo experto ya se podrían notar algunos trazos de óxido sobre todo en los puntos de conexión, el filo era lo mejor mantenido, pero tenia algunos defectos aunque ninguna muesca...

Sonreì a Gaidar cuando me preguntó dando como respuesta un guiño y una caida elegante al suelo desde la rama cayendo de pie, por supuesto.
A Hamakok simplemente le señalé el bastón de viajero que llevaba ya a la espalda dando a entender que no habría sitio para la tostada.
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Me disponía a dibujar la runa si era capaz de recordarla, pero el culo duro tenía un "horario que seguir", o algo de ese estilo.
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Lo seguí sin decir nada.
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"¿Qué lo ibamos a acompañar?
Muchos aires tenía el coso este, pero no era de extrañar si le contestaba a su patrón..."
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Guardé silencio hasta que hubo un hueco.
Presenté mi espada ante el enano herrero. Se notaba un buen mantenimiento propio de una sierva de Gond, aunque la falta de melladuras o desgaste en el filo dejaba claro que se le daba poco uso.
-Si pudiera echarle un vistazo, maestro, y unos dardos... - pedí humildemente.
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"¿Qué serían los shurikens esos?"

Bueno, parece que por hoy se acabó lo de ver los mapas. En otras circunstancias me aseguraría de dejar clara mi autoridad, pero no me apetece convertir la expedición en un campeonato de longitud de atributos antes siquiera de emprender la marcha; por ahora, que el señor cara-de-hierro se relaje creyendo que lo controla todo. Peor para él si se acaba poniendo demasiado pesado.

La propuesta de Brisa despierta mi curiosidad. "Quizá después de recopilar todo el equipo y material podamos encontrar un rato para charlar. Aunque me ofende que pienses que he tenido ideas ruines al respecto. Soy todo un caballero."

Por el camino se hace bastante evidente que despertamos la curiosidad de todo el mundo. "Entiendo que aquí son todo rudos combatientes y que jamás habrán visto a alguien con mi elegancia y atractivo", murmuro con sorna. "Pero eso no es excusa para ser tan descarados..."

Finalmente alcanzamos la tienda del maestro herrero. Yo no muestro mucho interés en sus artes y productos, más allá de la mera curiosidad por las armas más llamativas; las herramientas de guerra no son para mí más que palos y piedras decorados para aparentar ante otros guerreros, demasiado toscas en comparación con la belleza de los poderes arcanos.

"Mi intención es partir mañana con las primeras luces del alba. No creo que ganemos nada remoloneando por aquí, o más de uno se gastará todo su dinero en alcohol y compañía", comento, solo bromeando en parte.

Cogió el sacó que Brisa le lanzó y asintió.

 -Gracias. Yo ya he cogido material de curación suficiente para el viaje. Y también un bastón viejo que podría ser útil.

En cuanto a la necesidad de armas, con lo que ya tenía iba servida en realidad, así que lo único que hizo fue coger su lanza y ofrecérsela al herrero.

 -Si podéis afilar esta lanza, os lo agradeceré. También tengo una maza que si podéis mejorar o poner a punto sería de gran ayuda.

El bastón estaba bien como estaba, no necesitaba ningún ajuste para mejorarlo. El aspecto desvencijado que tenía unido al símbolo de Ilmater eran más que suficiente para la fervorosa clériga.

 -Y con esto yo creo que ya estaría lista para partir en cuanto hayamos decidido la ruta que seguiremos mañana. Partir al alba me parece perfecto, no obstante. Aprovechar las horas de luz es fundamental en este tipo de viajes.

No le hacía demasiada gracia coincidir con el demonio, pero también había que recordar que era un tiefling y no un infernal completo. Era un ser entre medias, con posibilidad de redimirse ante los ojos de los dioses de la luz y la vida.

    Resoplando al enterarse del escaso margen de tiempo que le sería concedido, el enano pasó a analizar las armas que le habían sido ofrecidas. La mayor parte de ellas eran únicamente funcionales, prácticamente se trataba de trabajos realizados en masa sin ningún interés en adaptarse a aquel que estuviese destinado a empuñarlas, pero con el tiempo había aprendido a ocultar la desidia que le provocaba trabajar con aquellos elementos, simplemente las fue retirando conforme le llegaban hasta llegar al hacha del minotauro.

    Definitivamente era una obra magnífica, llena de historia y bien mantenida con el paso de las generaciones, de hecho parecía que el filo acababa de ser recién afilado y aceitado... 

    -Habéis usado ese pringue repulsivo de trasgo con ella ¿Verdad? No se que clase de ponzoñas usará para hacer ese aceite. Aunque me cueste admitirlo da buenos resultados, pero no mancillaría una obra tan buena con algo así. En cualquier caso, el metal de su corazón es de gran calidad, no será gromil, pero si la sigues tratando como hasta ahora te sobrevivirá para que puedas dejarla como legado a tu descendencia.- En ese momento regresó la vista hacia la que parecía ser la exploradora del grupo. 

    -Creo que me confundes con el forjado, yo no soy de añadir cosas a los nombres de los demás sin motivo, llamó a las cosas por lo que son y esas estrellas de juguete de los orientales no entran en mi estilo, si tuviera tiempo y me pagarán como es debido por ello, te haría un juego de cuchillos, pero con la noche que me espera solo contaría con unas cuantas flechas como la montaña manda.- 

    Finalmente cogió la espada de la tabaxi, arqueando una ceja movida por la incredulidad, su vista se desvió varias veces de la guarda a la monje hasta volver a hablar. -¿Sois sierva de Gond? ¿Es vuestra esta obra?- La espada corta estaba lejos de poder ser considerada entre las mejoras hojas que el enano hubiera llegado a blandir, incluso lejos de ser un trabajo magistral, pero incluso en aquella austeridad había algo loable, el equilibrio y templado de la hoja eran obra de una labor dedicada que merecían los respetos de Thorgrim. -Bueno, esta noche olvidaros de librar combates, al menos no con estas armas si en verdad pensáis partir mañana y ya veré que puedo hacer con los otros encargos.-

Al ser preguntada agacho la mirada un poco vergonzosa ante las preguntas del maestro herrero.

- Sí… - contesto en un pequeño susurro – fue mi trabajo final como aprendiz de Gond… - dejo que las palabras floten ahí antes de levantar la vista.

>> Sé que sus herramientas serán de gran calidad… pero he pensado que tal vez… tenga algún juego de herramientas para aprendices que pueda llevar conmigo… podrían sernos útiles… bueno, nunca se sabe con que imprevistos podemos toparnos, ¿verdad?

“¿Forjado? ¿Había dicho forjado? ¿Entonces no era una persona de verdad? ¿Podría mirarle detrás de la tapa a ver como funcionaba? Sería la mar de interesante…” – procuré que mi mirada curiosa no se desviara hacia el culo duro para no traicionar mis pensamientos…

Brisa asintió y dejo las armas allí. No tendría estrellas para lanzar y seguramente tampoco dagas, tendría que arreglarse con lo que llevaba... como siempre.

- Gracias Maestro, cualquier cosa que podáis hacer será agradecida.

Entonces se giró hacia Hamakok una vez más, sobre todo tras oír que partían al día siguiente.

- No quiero insistir, pero tenemos que hablar.

Me encojo de hombros, preguntándome qué podría ser tan importante. Pero de todos modos no voy a renegar de un rato tranquilo en agradable compañía.

"Demos un paseo. No creo que aquí nos necesiten más, yo al menos no tengo necesidad de cargar con más trabajo al maestro herrero", contesto a la joven de piel azul. Después me dirijo al resto del grupo. "Os veré en un ratito. Y prohíbo cualquier comentario si vuelvo con la marca de una bofetada. Sed un poco respetuosos, por favor."

Brisa se acercó a Hamkok y le susurró al oído. 

- ¿Puedes pedirle un mapa de la zona a G1inz0? Creo que hará más caso si se lo pides tú.