Partida Rol por web

A medida que lentamente aquellas muchachas van abriendo los ojos, lo que estas Maids pueden ver es como una hermosa y apacible playa fue tintada por lo que parece ser los restos de un desastre aéreo; un pequeño avión se había estrellado en la playa y un gran número de Maids se encontraban entre los destrozos que este había causado en el impacto, entre el acero doblado y los pequeños incendios que se producían a lo largo y ancho de aquella playa. Los más perspicaces podrían notar como el impacto no había sido directo, sino que el avión había tratado de hacer un aterrizaje forzoso, por lo que se podían encontrar maletas y trozos del avión por toda la playa, así como dichas Maids.

Respecto a estas Maids, todas parecían estar ligeramente magulladas por el impacto, lo cual era un auténtico milagro teniendo en cuenta como había quedado el avión, pero lo más destacaba era que aquellas Maids se encontraban a lo largo y ancho de aquella playa; la que más chatarra tiene a su alrededor por encontrarse en la zona más cercana a la cabina del avión era IX.

La que más heridas parecían tener era I, la cual tenía una pierna rota, con el hueso fuera de su sitio y a la que tendrían que entablillar luego de colocárselo correctamente, un proceso bastante doloroso para el que lo padeciera; pero además de ello, II tiene un visible corte en el hombre, aunque superficial para fortuna de la Maid, aunque dicha herida era facilmente deducible que no había sido culpa del accidente, pues cerca de ella III tenía un cuchillo ensangrentado.

Respecto a las otras chicas, V, VII y VIII, está tumbadas en la arena entre los restos del avión, lejos las unas de las otras y sin nada que destacar ni que las pudiera diferenciar del resto de las que habían sufrido directamente el accidente de aquel pequeño avión.

Las otras chicas, IV, X y VI se encontraban bastante lejos de donde ocurrió el accidente del avión, en concreto las tres estaban al lado de una pequeña radio transmisor al amparo de la sombra de la única sombrilla que había en el lugar... una encima de otra como si hubieran jugado al Twister y hubieran perdido todas en aquella montaña de carne.

Cercana a aquella playa hay un pequeño pueblo costero que puede ser visitado, aunque apenas hay unas cuantas casas visibles, eran más que suficientes como para tener una estancia apacible sin verse demasiado las caras o sin necesidad de compartir habitación con nadie más.

Por último, aquellas que decidieran comprobar que estaban relativamente bien  y que pese a aquel accidente nada les había pasado (con excepción de aquellas dos), podían encontrarse que en sus bolsillos había una PDA con un número romano grabado en la parte posterior de las mismas. Y no hacía falta ser un experto informático para saber que todos eran idénticos, del mismo modelo, y que parecían estar conectados por una red local; lo que significaba que podían estar siempre en contacto las unas con las otras y, por desgracia, no podían contactar con nadie más fuera de aquella isla.

Oh dios mio ¿Que paso aquí wey? Miro a mis manos y veo el cuchillo lleno de sangre, lo suelto de inmediato. ¿Por que tenía eso en la mano. Empezó a mirar a mi alrededor y veo a las chicas. Me acerco corriendo la que está sangrando.  ¿Vos está bien? ¿Y ustedes? Mire al resto de chicas y el entorno por si encontraba algo para controlar la hemorragia.

-¿Dónde estoy...?- Murmura aún adormilada mientras se frota un ojo para desperezarse. Su primera reacción al notarse en medio de aquella playa no es alterada en absoluto, sino que al contrario, se mantiene apacible, calmada, tomándose el tiempo de evaluar su situación a medida que lentamente observa sus alrededores.

Intentar recordar el cómo o el por qué se encuentra en ese sitio no parece servirle de mucho, para su desgracia. Una introspección más meticulosa pronto le hace comprender que no solamente ha olvidado su llegada a ese sitio, sino que también todo sobre sí misma y tratar de pensar de más en ello solo le produce una jaqueca que le hace llevar una mano hasta su frente.

De momento prefiere dejar de lado la búsqueda de sus recuerdos y acaba centrándose en las chicas más cercanas a ella, sin percatarse aún de las que se encuentran más alejadas y en peor estado. -¿Quienes son ustedes...?- Pregunta en un tono de voz bajo, suave. ¿Siquiera estaban despiertas? Trataría de agitar el hombro de una de ellas para corroborarlo, pero al final hace retroceder su mano y desiste de la idea.

Sin mucha más idea de qué hacer, "la cuarta" acaba por enfocarse en la radio que tenía cerca de ella, cogiéndola con ambas manos y tratando de apretar cuanto botón y cosa esta tuviese para ver si funcionaba, o si hacía algo en absoluto. El problema es que no es precisamente delicada para hacerlo, inclusive algo bruta, por lo que no se cortaba en darle un golpe o dos, o en apretar varias veces el mismo botón cual jugador de Super Smash Brothers.

Tras investigar exhaustivamente la radio, aquella Maid descubre que esta da señal, por lo que puede tratar de comunicarse con quien sea que estuviera al otro lado usándola. Lo que esta Maid fuera a decir sería cuestión suya, pero quién estuviera al otro lado conectado quizás no fuera alguien amigable.

Me despierto, tras un sueño de... no recuerdo bien. Solamente unicornios rosas volando por el cielo. miro a mi alrededor. Espera ¿Qué hago aquí? ¿Y por qué estoy vestida de...? A decir verdad, ni me acuerdo de quien soy. Miro a mi alrededor, buscando con la mirada que hacer.

Hablan dos, una ¿tipa con un cuchillo? Yo a esa no me acerco, parece mala con el cuchillo ensangrentado, de hecho, la miro con desaprobación. Y otra con alas negras, ¿demonio? Puff, esos dan mal rollo en los cuentos. Solo para ver que alguien tiene una pierna rota. Me acerco a auxiliarla,  - ¿estás... estás bien? - Por supuesto que no. Tiene la pierna rota, que obviedad, ahora. -¿Qué... que se hace con una pierna rota? - digo al aire me pongo pálida viendo el miembro sangrando, y me tengo que posar en uno de los sitios. Rápido, tengo que hacer algo, ¿habrá en la PDA un manual de primeros auxilios? Lo miro a la vez que la tomo el pulso. Genial, ya he manchado la PDA de sangre, espero que no se estropee. Lo normal es que no pero que huela a bicho.

  No iba a mentir, quizás llevase un poco mas de tiempo despierta que el resto, pero el que no me moviera se debía al agradable cálido tacto que dejaba la arena en mi cuerpo, tal que no me importaba mucho el llenar parte de mi mandil y blusa con arena si con esto podía desfrutar este pequeño espacio, oooohhh... ese era el plan...   

    Gasssssshp - suspiraba a la vez que mi lengua serpenteaba ligeramente me acompañaba a medida que daba un rápida mirada por encima - Ohhhh my, esssto no ssse ve para nada bien - viendo a las dos señoritas magulladas, no pudiendo evitar ladear ligeramente mi rostro hacia un lado - Deprissssa, necesssssitamosss tratar de inmediato esssssass Laceracionesssss... la brisssa marina no ssser buena para heridasss y cortesss  - y luego mirar a la chica con la pierna rota - y quizássss improvisssssar una esssscayola, con algo recto y firme....- silenciando unos instante mirando a la nada - p-pero p...para ya~ya  - para esta vez apuntar al resto de presentes que se encontraran ligeramente mas estable.

Poco a poco abrí los ojos. Primero el derecho, con cierta dificultad. Luego me rasque ese mismo ojo, y abrí el izquierdo al mismo instante que profería un ligero bostezo. Luego tanteé con mi mano en el suelo en búsqueda de mis gafas de mentira... No es que las necesitase... de hecho, veía bien sin ellas, pero me gustaba llevar lentes.

Espera... ¿me gustaba?

A decir verdad, en ese momento dudé... Porque... ¿quién era yo? ¿y por qué estaba tirada en la arena? Las dudas asaltaban a mi mente, mientras abría bien grande los ojos y miraba, seriamente, a las demás.

Viendo a las demás parecía que, a pesar de haber perdido la memoria, había tenido algo de suerte. A algunas incluso se les había partido una pierna... ¡pobrecilla! En cualquier caso, me levanté, y... viendo que algunas ya se disponían a auxiliar a las heridas, yo me dediqué a quitarme la arena del precioso vestido que llevaba y a mirar a mi alrededor.

—Estamos en una isla —dije, más para mí misma que para el resto—. ¿Qué hago en una isla?

No es que hubiera descubierto nada extraordinario, era claro que estábamos en una isla... pero... pensar en voz alta tal vez me ayudara a recordar...

Fue en ese momento en el que vi a otra, cercana a mí, trasteando con una... ¿radio? ¡Sí, eso es! ¡Una radio!

—¿Me dejas probar? —pregunté.

Ella no parecía saber muy bien como usarla... a decir verdad, si no paraba, se la iba a cargar...

Entre toque y toque un pequeño ruido provino desde la radio, indicando que esta tenía señal y provocando que la muchacha de uniforme Cian levantase ambas cejas, no de entusiasmo ni de excitación, sino más bien de sorpresa. Al parecer ni ella misma se tenía mucha fe en hacerla funcionar. Estaba apunto de decir algo... Cuando escuchó la voz de una chica dirigirse a ella, provocándole un respingo. Al parecer se había ensimismado con la radio por un instante.

-Ya la... He hecho funcionar.- Sería toda la respuesta de la mujer, orgullosa, antes de aclararse la garganta y, finalmente, alzar la voz. -¿Hola? ¿Se escucha? ¿Alguien... Del otro lado?- Preguntaría. Su voz seguía siendo suave, aunque algo más firme esta vez pese a que en su rostro se le notaba cierta falta de entusiasmo, como si desde el principio no se esperase respuesta alguna. -¿Cómo mierda es que terminé aquí?- Se preguntaría a sí misma, aunque lo suficientemente alto como para que aquellas a su alrededor la escuchasen.

Alzaría la vista al cielo mientras tanto, frunciendo algo el entrecejo. Algo había allí que no le gustaba.

Del interior de la cabina del avión sonó la voz de una de ellas procedente de la radio que se encontraba ahí dentro, al parecer aún estaba funcional a pesar del impacto en aquel accidente aéreo.

-¿Hola? ¿Se escucha? ¿Alguien... Del otro lado?-

 Aquella voz aunque no era familiar para ninguna, las Maids podían ver a IV  usando un radio transmisor desde la seguridad de la sombrilla, por lo que a nadie le fue difícil hilar la idea de que ella debía de ser la que estaba comunicándose con el avión. Lo que significaba que la radio del avión y la radio de la playa estaban conectadas.

VI despierta algo mareada.

Aun así, simplemente se levanta y se espolsa la arena de la ropa.

No sabia quien era, ni que hacia allí, pero por alguna razón eso no le resultaba un problema, su rostro era como el de una muñeca de mármol, incapaz de sentir ningún tipo de emoción, seria por culpa del accidente, o simplemente siempre había sido asi...

Aquella era una pregunta que no podía responder, con lo que no tenia demasiado sentido darle vueltas, así que se centro en la información que tenia en aquel momento.

1-Al parecer habían sufrido un accidente aereo,  y aunque algunas estaban mas heridas que otras, ninguna parecía estar herida de muerte.

2-Se encontraban en una isla, a simple vista desierta, pero habria que investigar mas para saber si era asi.

3-Todos tenían una PDA en los bolsillos, así que, salvo que alguien se hubiese dedicado a metérselas mientras estaban insconscientes, todas tenían algún vinculo.

4-Tanto ella, como la chica del vestido chino y la que era algo masculina habian aparecido algo mas alejadas del accidente. ¿Ya estaban alli?¿O se consiguieron alejar antes de caer insconscientes?

Mas preguntas sin respuestas.

Y visto que las chicas de allí ya se estaban preocupando de tratarse las unas a las otras hizo lo único que se le ocurrió.

-Voy a inspeccionar los alrededores, a ver si hay alguien mas, unos primeros auxilios no van a ayudar a las heridas, y podrían empeorar, lo mejor seria ver si hay algún hospital o clínica cerca, o si por desgracia, estamos en una isla desierta.

Miro de nuevo al otro sitio.

-Por cierto, yo me andaría con ojo con la chica de acento hispano, y la de las orejas de gato, al parecer la latina ataco a la otra.

Dijo con una calma que helaba la sangre.

-¿Alguna quiere venir a mirar?, no tengo ni idea de que me puedo encontrar hacia adentro. igual hay animales salvajes, estaría bien tener una compañera que me apoyase.

  Mi despertar seria ciertamente menos elegante que el de otras, sentándome en el suelo poco luego de abrir los ojos y soltar un largo bostezo, pestañendo un par de veces antes de mirar a mi alrededor.

 -¿Por qué tanto alboroto...? -me quejé, con mi gruesa voz antes de estirarme, sentada con las piernas abiertas y el delantal cubriéndose hacia adelante hasta la arena, siendo que poco a poco fui percatandome de donde estaba, o eso se podría decir. - ¿Qué diantres...?

 Cualquier intento de recordar era cubierto en mi mente por una densa niebla que solo provocaria malestar, una situación que parecía compartir con el resto en el sentido de que nadie sabía que demonios había pasado...

 -Oye, esa es una acusación un poco infundada... -señalaría entonces a la chica amarilla VI, mientras me ponía en pie: varias de las piezas metálicas que me rodeaban se de empezarían a mover entonces, siendo que debajo del delantal resultaba tener un uniforme de maid acompañado por cadenas y piezas metálicas, siendo estas tan largas que llegaban al suelo como una extensión de mi falda en distintas direcciones. - ¿Qué Ray... bah, da igual -no le di vueltas antes de continuar mi declaración. - ¿Por qué crees que la latina atacó a la otra? A saber cómo llegamos aqui, igual y ella desarmó a la responsable de la herida antes del accidente... -opiné, fijándome entonces con detenimiento en III con una mirada firme y penetrante, antes de añadir. - Olvidenlo, ha sido ella -​​​me retracte de inmediato.

 Algunas parecían querer explorar, otras ayudar a las heridas: en mi caso, empezaría a buscar entre los restos del avión a ver si conseguía algo de utilidad: si aquella radio, y nosotras, habíamos sobrevivido, igual otros objetos seguían allí esperando ser encontrados.

 Pese a tener un apacible despertar, encontrar un panorama tan extraño y devastado no era nada alentador. El avión destruido, la extraña ropa queridas parecían compartir en estilo y el hecho de que hubiesen heridas no resultaba nada alentador.

 No me sentía adolorida pero si tremendamente confundida, que hacíamos allí y por sobre todo el por qué no podía recordar algo tan básico como mi nombre me resultaba en gran medida algo aterrador.

 El sol era molesto y me provocava a buscar en las inmediaciones algo que pudiera servirme cuál sombrilla. Era consciente de aquellas heridas, pero entre que ya había gente dispuesta a ayudarles, y que tenía el presentimiento de que estorbaría más que ayudar, lo mismo que las que trasteaban con los radios, solo sentí que podía revisar aquel PDA que terminaría encontrando entre mis pertenencias, intentaría prenderlo mientras dos charlatán sobre la posibilidad de que la latina fuese quien apuñaló a otra, y eso me haría desistir de aquello y optar por seguir a la que propuso explorar.

 -Voy-

 Apenas y tomaría su vestido con dos de mis dedos para llamar suavemente su atención, el tono bajo de mi voz no ayudaría mucho pero si mi porte más robusto.

Aquellas dos Maids VI y VII abandonaron la escena del accidente y se adentraron al pueblo cercano en busca de algo que pudiera ayudar a las muchachas heridas, suministros para saciar su apetito, quizás algún pintauñas para arreglar la pedicura o... armas para acabar con la vida de las que seguían ahí respirando... O cualquier otra cosa, sinceramente todo esto es especulación.

-Agh... Mugre de aparato...- Se quejó la muchacha con cuernitos azules, no de muy buen grado al no recibir respuesta alguna de la misma. Al final tan solo se pondría de pie, sacudiéndose la ropa y mirando por primera vez a las muchachas más alejadas de ella, las más cercanas a ese accidente y al avión. Una parte de ella sintió la irremediable necesidad de ir a ayudar, pero al ver que algunas ya habían comenzado a tratar a las otras, simplemente decidió mantenerse al margen y no estorbar.

Al final, sin decir nada, se apartaría de la playa para comenzar a explorar por su lado, sin ir detrás de las otras dos que se habían marchado ni solicitando que nadie la acompañase. Al parecer era más del tipo solitario... Aunque al dar dos pasos lejos de sus compañeras, rápidamente se devolvería a coger la sombrilla bajo la que se encontraban. -Qué calor...-

Una vez que salió al exterior de la zona de confort que la sombrilla daba, la piel de esta muchacha empezó a picar y sus ojos fueron deslumbrados por la luz del lugar; y tan rápido como esta sintió el picor, pudo ver como su blanquecina piel expuesta al sol empezaba a hervir, generando pequeñas burbujas que explotaban, dejando ver el músculo debajo causando un intenso dolor, obligándola a retroceder bajo la sombrilla nuevamente.

- ¿Pero se supone que la sal si es bueno, no? Ahora que lo pienso - estiro mis piernitas hasta el mar y recojo un poco de agua marina para intentar limpiar las heridas, mientras miro si hay algo entre los restos que pueda usar como palo para sujetar la pierna.

Aquellas Maid IV, llevándose la sombrilla de la zona, abandonaría la escena del accidente y se adentraría al pueblo cercano en busca de algo que pudiera ayudar a las muchachas heridas, suministros para saciar su apetito, quizás algún pintauñas para arreglar la pedicura o... armas para acabar con la vida de las que seguían ahí respirando... O cualquier otra cosa, sinceramente todo esto es especulación.

Aquella Maid fue capaz de encontrar trozos de metal lo suficientemente rectos como para poder usarlos a modo de tabique para curar la pierna de la compañera de profesión herida, tan solo necesitaba algún trozo de tela que podía sacarlo de su mandil, de su uniforme o incluso de las maletas que había desperdigadas por la playa para tenerlo listo y atenderla.