Partida Rol por web

David se mantuvo en silencio un momento. -Mi reflejo fue muy vago en sus palabras. Una de las frases que me dijo fue que no me desnudara en la guardería.- Volvió a reír nervioso. Que estúpido, vaya. Aunque supuso que la persona que robara el libro el espejo podría haberle dicho "Toma el libro". También esa persona podría haber entrado en panico al ver a su reflejo hablarle...

Se quedó confundido al escuchar a Banes. -¿Te quedarás aquí?- Repitió. -Pensé... bueno, que me acompañarías... Digo, dos personas hacen mas que una...- Estaba nervioso. ¿Cómo podría reconocer al culpable? Bebió de su té, unos sorbos más. 

Bueno si tu reflejo no te dijo nada útil es culpa tuya. - se mordió el labio levemente, intentando corregir sus palabras. - Bueno, no tuya tuya, si no de tus "yo" de otra vida.

Sí. A desayunar ¿no te lo acabo de decir? Además, si vamos los dos juntos, al menos ahora que aún no nos deberíamos conocer, el ladrón podría saber que vamos tras él. - asintió. - Lo mejor será que nos reunamos luego y que recabemos información cada uno por nuestra cuenta. - se levantó para dejar la taza de té vacía en el fregadero. Rebuscando por los armarios algo que comer. - ¡Oh! Cereales con miel.

De nuevo David se quedó un poco cortado ante las palabras ácidas del hombre. Se llevó la mano a la nuca. -Va. Bien... eh, pues supongo que nos vemos luego. ¿Aquí? ¿Tienes mi número de móvil?- Le preguntó, anotándolo rápido en un papel y esperando que Banes también le diera el suyo para mantenerse comunicados. Luego subió a cambiarse, deteniéndose frente al espejo un momento, esperando a ver si decía algo distinto a lo que había dicho al principio.

Si no decía nada más, y luego de dar una última mirada hacia Banes, fue hacia la puerta de su casa, con rumbo a la dirección de donde se encontraba la empresa para la que se suponía que empezaría a trabajar, pero donde aparentemente ya trabajaba.

Mientras Banes se rellenaba un tazón con cereales, simplemente contestó. - No, claro que aquí no, en la empresa. No te preocupes tengo todos tus datos importantes David. Te llamaré si descubro algo. - y entonces se dispuso a disfrutar de los cereales como si de un niño pequeño se tratara.

David salió de su casa y se dirigió directamente a la empresa. Todo aquello era muy confuso, ni si quiera había hecho la entrevista y Banes ya había hecho que lo aceptaran dentro de la empresa ¡eso denotaba la influencia que debía tener dentro de esta! Aunque el jefe no debería estar muy contento no solo con que Banes tome una posición de poder dentro de esta, si no que han robado el libro por el que estaba pagando para traducir. O el jefe era alguien a quien realmente no le importaba mucho nada de esto. David tampoco podía saberlo con seguridad.

Al llegar a la empresa, se percató de lo enorme que era el edificio, tenía muchas plantas, pero ahora mismo se encontraba en la baja, justo en la recepción. Un cartel indicaba que la cafetería no estaba muy lejos de dicha recepción, por lo que si se quería reunir con Malcom ya sabía donde tenía que ir. Por otra parte a lo mejor prefería ir a ver al jefazo de la empresa... O hacer cualquier otra cosa en este mundo de infinitas posibilidades.

Realmente el sitio era mucho mas grande de lo que pensaba. En un sitio así, sin embargo, sería mucho más sencillo esconder el libro sin dejar el lugar. Le pareció que aquello era justamente lo que ocurría; por tanto, si queria hallar el libro, no podía dejar que nadie saliera del edificio sin revisar. ¿Pero como podría hacer eso?

Tuvo una idea en ese momento. Algo quizás tonto. Se acercó a recepción, y buscó si había alguna cartelera donde aparecieran los pisos y los nombres de los que estaba cada oficina para ver si daba con la oficina o cubiculo de Malcolm. Si no había esa opción, preguntaría en recepción donde estaba la oficina de Malcolm Wallace.

La recepcionista miró a David con cierto asco ¿cómo osaba aquél criajo sacarla de su durísimo trabajo mirando la nada? - No llevamos un registro de todos los trabajadores de segunda y tercera que hay en la empresa, pero si te interesa mucho puedes rebuscar en los pisos tres y cuatro, en el tres están los más nuevos, con sus cubículos y demás. En el cuatro están los que han ganado un poquito de reputación, pero meh, siguen siendo don nadies, don nadies que se agrupan en despachos compartidos. - con eso dicho, simplemente se giró y empezó a limarse las uñas. Parecía que no iba a molestarse más contigo ni a darte más información.

-Mil gracias.- Dijo David, intentando mantener la sonrisa cordial a pesar del trato de la secretaria. Con esta información se apresuró a subir en el ascensor en dirección al cuarto piso, donde esperaba que podría encontrar el cubículo de Malcolm. No sabía cuanto tiempo tendría antes que su compañero se decidiera a subir nuevamente a su cubículo, por lo que intentaría ser lo más rápido que pudiera. ¿Reconocería el libro si lo veía? No estaba seguro pero quería confiar en que sería capaz de hacerlo. Pensando en lo que había dicho Banes sobre el reflejo, comenzó a concentrase en una frase. Sólo por si acaso algo pasaba, por si fallaba.

"Alguien robará el libro temprano". No quería cometer los mismos errores que sus otras versiones de aquel ciclo extraño habían hecho. Necesitaba mas datos, pero de momento eso era lo mejor que podía hacer. Buscó su reflejo en el ascensor, repitiendo la frase como un murmullo, asegurándose de que nadie estuviera cerca, escuchando.

David no paraba de repetirse aquello delante del espejo... Pero lo único que consiguió es que el tipo que al abrirse las puertas del ascensor, el tipo que quería subir mirara con cara de circunstancia a David, el cual salió con la cara un poco roja de dicho ascensor.

Ya en la planta cuatro, pudo observar a la gente ir con libros en las manos, de un lado para otro. Incluso podría decir que algunos iban sin rumbo fijo. A pesar de que la planta era bastante grande, no tardó demasiado en encontrar la habitación donde trabajaba su amigo Malcom. Antes de entrar allí, pudo observar que compartía la habitación con otras cuatro personas, una de las cuales era el jefe de dicho grupo. Se dispuso a abrir la puerta para registrar la mesa de su amigo, pero entonces recibió una llamada.

Miró el móvil, era Sally, su exnovia ¿qué demonios querría ahora?

David, claramente avergonzado por el episodio en el ascensor, llegó hasta el lugar donde trabajaba su compañero. Agradeció encontrarlo tan rapido, pero antes de entrar comenzó a sonar su telefono. Sally. Se mordió el labio, antes de silenciar el teléfono. Lo que fuera que ella tuviera que decirle, podría volver a llamarla despues, en cambio no sabía cuanto tiempo tendría antes que Malcolm decidiera subir de nuevo. Con el telefono silenciado en modo vibración, se adentró al lugar. -Disculpen, soy David; Malcolm me dijo que buscara algo que dejo en su mesa.- Dijo para justificar su presencia allí.

David entró en la estancia y... Estaba vacía. Habían cuatro mesas en el centro de la estancia y una más al fondo, presumiblemente la del jefe de plantilla. La más cercana a la puerta era la de Malcom, por lo que David fue apresurado hasta ella y empezó a rebuscar. Rebuscó por todos los cajones, por encima de la mesa... Pero no había nada que le llamara en especial la atención, de hecho lo único que pudo encontrar era su trabajo actual, revisar la traducción al inglés de "Moby Dick". Como si no lo hubieran revisado ya veces... Que trabajo más aburrido debía tener el pobre.

Sin embargo, algo si que le llamó la atención. Había un solo pelo blanco o rubio, no pudo distinguirlo bien, pero era largo, muy largo. Lo miró con intriga ¿sería de alguna compañera de despacho? Pero aun así solo había una mujer que trabajara en aquella habitación y aun así ¿por qué habría un pelo de esta en la mesa de Malcom? Pero pronto el ruido de la puerta abriéndose sacó a David de sus pensamientos.

Una mujer con unas pintas muy extrañas entró en la estancia y se quedó mirando a David. - ¿Quien coño eres y que haces aquí? Y lo más importante ¿qué haces en la mesa de Malcom? - David pronto se percató de que el pelo de aquella mesa no podía ser de esa mujer.

Soltó un suspiro d alivio al darse cuenta que no había nadie más, lo que le permitió revisar a fondo el espacio de Malcolm. Sin resultado. No sabia si sentirse bien al saber que su amigo no estaba involucrado, o mal por seguir sin pistas. Lo del cabello le llamo la atención, antes de ver a la chica gótica entrar. Carraspeó un poco.

-Hey, hola. Soy David.- Dijo, extendiendo la mano hacia ella. -El... el chico nuevo; soy amigo de Malcolm.- Dijo. -Me había dicho de vernos aquí para tomar algo, pero parece que no está... ¿Lo has visto?- Dijo, sonriendo nervioso, tratando de verse realmente perdido y confundido.

La chica se acercó a David, muy cerca, ignorando incluso la mano tendida que había de por medias. Lo miró a los ojos directamente. - Puedo ver a través de tus mentiras. Me sorprende que en el mismo día, en apenas unas horas de diferencia, vengan dos amigos de Malcom. Además, por muy nuevo que seas, sabes leer ¿no? No creo que te hayan metido aquí para cobrar una subvención, así que deberías haber leído el enorme cartel de la cafetería. Y si tan amigo suyo eres, habrías hablado con él y habríais quedado en la cafetería que es, después de todo, donde se consigue la comida. - la chica cada vez estaba más y más cerca, tanto que resultaba incómodo. Parecía que la mentira de David no había calado en la chica. - Dime la verdad, David. - dijo el nombre del joven con cierto recochineo, como si tampoco se creyera que aquél era su nombre.

Si el aspecto de la chica no le había dado una pista al principio, su forma de acercarse le había terminado por confirmar que era una tia rara. Pero fuera rara o no, había leído tras su mentira. Al mismo tiempo, sin embargo, había revelado algo de información. -¿Otro amigo? ¿Una chica, rubia?- Preguntó, haciendo asociación de ideas con lo que había visto y lo que le estaba diciendo la chica. Levantó las manos en forma de rendición. -Bien, bien, de acuerdo. Si somos amigos, y si trabajo aquí. Malcolm tiene la sospecha de que alguien quiere perjudicarlo. Esta chica... Sally.- Probó, fue el primer nombre que le pasó por la cabeza. -Una ex, esta obsesionada con él. En fin, no parece que haya dejado nada perjudicial en su mesa.- Hizo ademán de intentar darle vuelta a la chica y salir de allí.

Hmmm... - dijo de forma muy sonora. - Sí, era rubia, pero no, no era la novia de Malcom, es una chica que trabaja en la empresa y nunca, nunca, nunca se ha relacionado con Malcom ¡y mira que el tipo se esfuerza por relacionarse con quien sea! - comentó con cierta pena, aunque pronto se le pasó y siguió mirando a David bien de cerca a los ojos.

Aunque bueno... Lo de la ex puede ser verdad... Pero mucha casualidad que vengan dos personas aquí tan seguido, como te digo. Algo tramáis. - aun así, la chica no sacó su móvil para avisar a Malcom, por mucho que parecía que sospechara de David. - ¿Te interesa saber quien era la chica rubia?

David intentó que no se reflejara en su rostro la sorpresa al escuchar a la chica. ¿Podría ser que la gótica estuviera interesada en Malcolm? De todos modos parecía más dispuesta a hablarle que a acusarle. Tal vez sus propios celos la harían revelarle quién era la otra chica.

-Si, la verdad me interesa saber. Malcolm es mi amigo, él me cuida las espaldas y yo a él.- Dijo, lo cual en cierto modo era verdad; Malcolm era quien le había concertado la entrevista.

La chica sonrió con malicia. - Si tanto te interesa... Tendrás que trabajar para mí un poco. - se alejó de David y se frotó las manos. - Quiero que investigues en la biblioteca, está en el piso número siete. Dicen que hay una sala secreta detrás de alguna estantería ¡pero que solo el gran jefazo sabe como abrirla! Quiero que me traigas alguno de los libros que haya allí, como prueba. O bueno, si no existe tal sala, pruebas de que no existe. - se sentó en la mesa y señaló la puerta. - Venga, largo.

David ya no tenía dudas. La tía estaba loca. Se le quedó mirando mientras iba y se sentaba en la mesa, con el tono de un gato que ha encontrado un ratón con el cual jugar antes de zampárselo. El traductor se pensó que le salía mucho mejor bajar a hablar con Malcolm directamente y averiguar quien era la chica rubia con su amigo, que hacerle investigaciones secretas a la gótica. Sin decir dejar claro si aceptaba o no su juego, salió de allí hacia los ascensores, con las manos en los bolsillos, viendo si por casualidad notaba a alguien que lo mirara o a alguna tia con cabelo rubio.

Entró al ascensor e iba a presionar el boton de planta baja... Pero... ¿Y si realmente había una biblioteca secreta? ¿Y si el jefe estaba detrás del robo del libro? Su mano se dirigió casi por voluntad propia hasta el botón 7, y presionó. Se llevó la mano a la frente, y cerró los ojos. ¿Estaba siguiendo su instinto, o era una tontería? Mientras el ascensor subia, sacó el móvil para ver la llamada perdida de Sally, y le marcó.

Pero al sacar el móvil, antes de llamar a nadie, pudo ver dos mensajes más el primero y más antiguo, de Malcom.

¿Dónde estás?

Te sorprendió la brevedad y sequedad del mensaje, con lo vivaracho que era... Pero también es verdad que le habías dado plantón.

Por otra parte había otro mensaje, de parte de Banes.

He descubierto algunas cosas, bastante locas de hecho. Reunámonos en la planta siete, si alguien pregunta podremos decir que estamos estudiando juntos. 

También era una buena casualidad que estuviera justo en la planta a la que se dirigía.