Partida Rol por web

Das otro profundo tajo al tipo delante tuyo en el cuello, el cual parece demasiado dolorido del tajo anterior como para defenderse. Cae al suelo sujetando inútilmente la yugular seccionada, con la cara desencajada por el terror y la sorpresa.

Pero en cuando cae oyes el silbido de un proyectil acercándose, instintivamente te cubres tirándote al suelo pero no eres suficientemente rápido. El proyectil se mete por tu hombro derecho saliendo limpiamente por el otro lado, esperas que no haya dañado ningún musculo.

Hay gran caos de pisadas, parece que se han puesto en marcha. Hay muchas voces al unisono, se cruzan interjecciones y ordenes por el tono que se emplea. En la mazmorra entran tres hombres vestido con hábito negro con cara de pocos amigos, ven con sorpresa a su amigo muerto en lo que parece un accidente. Y antes de que digan algo se adelanta el que parece más viejo de los tres y suelta rápidas ordenes.

-Garceaux ayuda a defender la torre. Manel a mi lado.-

Y este se acerca a la celda, viendo que todos están sentados menos tú.

-¿Y tu quien demonios eres?-

Seguís caminando, ya vislumbráis la torre desde vuestra posición. Escucháis voces "A él" arriba, un silbidos de flecha lanzada, el choque del metal...

Está claro que mis compañeros deben de haber atacado la torre de forma incluso más contundente de la que esperaba... en realidad creía que aprovecharían el despiste de los guardas al cogerme a mí para infiltrarse, pero las cosas no acostumbran a salir como se planean... por desgracia.

-Les dije que debía hablar con Txetxu y no me hicieron caso... Será mejor que me lleven ante él antes de que se enfade todavía más y le explique que he estado aquí encerrada con estas... ratas- me cuesta un poco pronunciar la última palabra pero espero haber sido un poco convincente, sobretodo teniendo en cuenta la situación que nos rodea.

Si el engaño no surte efecto tampoco me importa en exceso, quizá podamos escapar de todos modos aprovechando el despiste general...

-Eso no contesta en absoluto a mi pregunta. Me resulta muy extraño que un experto como mi... difunto socio... se haya volado la cabeza sin querer. Es demasiada coincidencia. ¿Quien nos ataca? ¿De que conoces a Txetxu?- Dice frunciendo el ceño.

-¿Es que aquí sóis todos igual de estúpidos?- espeto con aparente frialdad, cosa que al principio me resulta difícil pero poco a poco me adapto... de hecho es casi una buena forma de liberar mi frustación y abersión hacia esas personas, aunque normalmente no recurriría al insulto.

-Por supuesto que no ha sido una coincidencia, y si no quieres ser el próximo en sentir cómo le estalla la cara harías bien en sacarme de aquí... Mi paciencia tiene un límite- frunzo el ceño. ¿Mi paciencia tiene un límite...? Bueno, supongo que no es una mentira demasiado grave aunque si salgo de ésta sin duda tendré que confesarme. Después de todo es por un bien mayor.

Sabiendo que, con el daño que tiene, no tardará en morir, me fijo más en el hombre de la ballesta, que ya me ha causado algo de daño, y corro hacia él tras desembarazarme del de la daga, atacándolo también con mi alfanje, pero fallo, quizás por no calibrar el efecto de la flecha sobre mi brazo.

- Rápido, apresuremosnos. Ese puede ser Kamal haciendo de blanco humano. - la voz del andaluz sonaba tensa, preocupada, apremiante, en un susurro contenido para no alertar a los posibles vigías de la torre, acelerando el paso a pesar de la dificultad del discreto camino escogido.

El tipo desenvaina esquiva fácilmente tu estocada, habías calculado mal el golpe y se queda corto. Intenta responder con su espada corta dando un rápido golpe que hace manar sangre en la frente de Kamal.

Esta herida no es muy grande, pero empiezas a perder sangre, lo que es preocupante.

Y es más preocupante que tres tipos más se unan a la reyerta a la carrera.

Alonso trepa cual ardilla por el empinado escalón rocoso que aun queda para llegar arriba, corriendo todo lo que puede. Al final confirma sus propios temores, ve a Kamal enzarzado en una pelea contra uno de esos tipos de negro. Lo peor ves que llega, tres tipos más salen corriendo de la torre.

Comienzas a correr con todas tus fuerzas para llegar al combate,desenvainando instintivamente, casi sin pensar.

A mitad de camino te das cuenta que casi no te queda resuello, aunque parece que aun no han reparado en ti. Tienes una dura decisión por delante, si les atacas no lucharas en condiciones optimas, pero podrás defender a Kamal. Sin embargo desde tu posición podrías intentar alguna cosa ya que no te han visto aun.

El tipo se guarda una media sonrisa.

-Quizá sea verdad después de todo. ¿Quien diría que en este pueblo a tiro de piedra de Barcelona y su Inquisición hubiera una bruja? En todo caso deberé abrir esta puerta.-

Parece buscar la llave entre sus ropajes mientras se acerca a la celda. Rápidamente saca la mano, la pone con la palma hacia arriba delante de tu cara con una celeridad que te sorprende. Sopla y toda la zona queda espolvoreada por un polvo fino, que te hace toser.

Se aparta y dice su compañero.

-Tardará poco tiempo en hacer efecto. Lo suficiente para ver que oculta esta niña.-

No entiendes a que se refiere hasta que empiezas a ver como tu visión se hace vidriosa. Las formas de la celda se curvan y los colores parecen cambiar su matices. ¿Te han embrujado o te han drogado?

Un gruñido escapa de mi boca cuando siento el dolor de su golpe en mi frente. Sin embargo, me preocupa más la aparición de cada vez más gente. Como sigan apareciendo, Alonso y Luis se verán obligados a bajar, y nos concentraremos sólo en un punto, lo cual no es precisamente bueno. Entonces recuerdo: "Todo está en el mismo lugar", así lo enseña la geometría sagrada de mi Tradición, y cuanto más parecidos son los elementos en principio distantes, más débil es la fuerza de esa ilusión y por tanto más potente su conexión. Los tipos embozados están unidos por su causa común, además de estar muy cerca en la ilusión que es la distancia. Sin dudarlo, tomo mi brújula en una mano y apunto al que más cerca tengo con mi alfanje, frunciendo el cejo y esperando que mi furia logre desatarse gracias a mi conocimiento, encomendándome a Alá para que ilumine el camino que sigue mi mente y permita a mi Voluntad acabar con el mal que intenta dañarme, y peor aún, dañar a los inocentes.

Que Alá se apiade de tu alma...

Alonso apenas tenía resuello. Kamal tenía problemas con el ser contra el que se enfrentaba, y no bastando ello nada más, agora tres más de aquellos seres se acercaban a la carrera. Cuatro contra dos. No sería la primera vez que se batiera en número inferior, pero bien sabía que aquello solía ser arduo. Por ello, no podía sino encomendarse a su adorada Virgen, con toda su fe puesta en ella y en la esperanza de que la magia maligna de aquellos individuos no volvieran a interferir con la suya.

Agarrando con fuerza el símbolo toscamente tallado en madera, con su siniestra, pues era la mano libre, se encomendó en silenciosa plegaria a la Virgen de las Angustias.

"Virgen mía, Virgen de Granada, ahorra nuestras angustias, y hazlas padecer a estos que provienen del maligno. Ayudanos a traer la luz que tu hijo nos legó. Virgen de las Angustias, acude en nuestro auxilio ahora. Ciega sus ojos para que no puedan ver nuestros aceros, y haz que rueden indefensos por la fría piedra, donde podamos darles su justo final."