Partida Rol por web

Por fin podéis poner el pie en el suave tacto de la arena. El barco os dejó en el muelle improvisado y poco a poco fuisteis bajando. Al día siguiente os recogería en el mismo punto. En frente vuestra, en la playa veis un buen equipo de DJ, unas hamacas, una pista de baile inmensa, una barra para beber todo lo que queráis y algo apartados unas cabinas para ir a hacer las necesidades. Detrás de la playa hay árboles, posiblemente algo parecido a una selva, ya que está lleno de árboles y enredaderas. La isla no es muy grande pero solo necesitáis el trozo donde está la marcha para pasarlo bien y conoceros.

Cuando Eli sale de la piscina, mi "estado" me impide seguirla sin violar una docena de reglas del decoro, como derribar botellas si me giro bruscamente o sacarle el ojo a alguien en su tumbona si no calculo bien las distancias. Ademas, lo ultimo que me ha dicho me ha frito un tanto el cerebro y solo puedo observar lo bien que se mueve cuando sale de la piscina y se aposenta con gestos graciles en la tumbona.

No me creo que tenga tanta suerte. Estoy muerto y he ido al cielo. Quien dice que una vida de rectitud y fiel adoración cristiana no tiene su premio?.

Hago unos largos en la piscina, dejando ir a la energia que he acumulado en mi rato de conversacion con Elli. No me la puedo quitar de la cabeza y eso casi me cuesta que me la parta contra el bordillo un par de veces. Para cuando avisan que llegamos a la isla, estoy lo suficientemente calmado como para salir del agua y sonreir a Elli cuando llego a su lado.

He recordado coger mi toalla de camino y me seco con cuidado de no mojarla mientras estoy frente a ella.

Parece que hemos llegado. Si quieres puedo ayudarte con el equipaje. Lo mio es una bolsa de deporte, grande, pero que me deja ambas manos libres para cargar con lo que ella pueda llevar, asi que no me cuesta nada ofrecerme.

El aire huele a salitre, sudor mezclado con crema protectora y alientos alcoholizados. Escudada tras las enormes gafas de espejo Sonya analiza como un T-800 a la gente allí reunida. La mejor parte de la mayoria parece que se secó en las entrepiernas de sus madres, entre los gorilas hiperdepilados con los testiculos carcomidos por la testosterona y las muñecas hinchables con la garganta ya adaptada a los dedos indice y corazón. Una cosa está clara, si le apetece cangrejo solo tendra que arrimarse al vello púbico de cualquiera de esos anélidos.
Aún así, no todo parece estar perdido. No necesita a un ingeniero aeronáutico para echar un polvo siempre que tenga el instrumento afinado, y hay unas cuantas doncellas que parecen en apuros, así que a la mierda. Comprueba que el bikini y el pareo con los que va vestida están en su sitio y se pone en marcha.
Lo primero es lo primero, necesito gasolina.

Se sienta en un taburete de la barra y tras pedir un caipirinha estira los brazos sobre la cabeza para aliviar el entumecimiento.
Al sacar uno de sus cigarrillos liados de la bolsa de viaje su piel ya de por si blanca adopta el tono del mármol.
Ostia puta, el mechero.

Sami baja con los cascos puestos, con Ramones atronando en su cerebro. Nada más sentir la arena en sus pies se detiene y cierra los ojos. Deja que el calor de los rayos del sol se lleve los restos del alcohol y las drogas de anoche.

-Ahhhh! - expira cuando abre los ojos. ¡Esto es vida!

Con unos andares danzarines y su boina calada para protegerse del sol se dirige a la barra. Lo primero es lo primero.

-Camarero! Un Destornillador!

Al girarse para apoyar la espalda en la barra se fija en la chica que está allí estirada como un gato. Huele a problemas. No pasa nada,seguro que él tampoco huele a flores precisamente.

-¿Dura noche? - le dijo con aquella sonrisa suya de niño travieso.

Mientras Elli se secaba sentada en su tumbona, escuchó a través de los altavoces que el barco ya iba a anclar en el puerto, por lo que ya llegaban a su destino. El trayecto se le hizo corto pero a la par entretenido. Se quitó la toalla que la estaba cubriendo el cuerpo y volvió a ponerse la parte de ariba de su bikini. Al final he tomado poco el sol, para variar. Pensó cuando vio que Ryan volvía a caminar hacia ella.

Él se ofreció para ayudarla con su equipaje, pero no le pareció correcto aprovecharse de esa forma de un recién conocido, por lo que negó con la cabeza. -No, muchísimas gracias, pero he traído lo justo y la verdad es que no pesa mucho, así que me las apañaré sola. Esta noche nos vemos en la isla, yo vuelvo a mi camarote, que pronto llegamos a tierra y estoy deseando pisar la playa. Se ata la toalla a la cadera y se despide de él guiñándole el ojo y sonriendo después.

Al llegar a su camarote, se quita la toalla y se pone un pareo fino, dobla la toalla y la mete con el resto de sus cosas a pesar de estar húmeda. Recoge lo poco que había sacado fuera y sale de allí. Ve como la gente ya empezó a salir del barco, por lo que les sigue y cargada con su maleta, pisa la fina arena -Tal cual la imaginaba. Sonríe orgullosa de poder estar allí y camina hacia su habitación para dejar y colocar sus cosas, y si tiene tiempo, tumbarse en la cama, ya que más tarde tendrá tiempo de descubrir los pequeños rincones y nadar en el mar.

-Larga y dura como la polla de un cura.- Dice sin mirar al orígen de la voz.
Abandonada toda esperanza de encontrar su mechero simplemente se quitó el cigarrillo de la boca y atacó con su mano libre el vaso. Estaba dando el primer sorbo de su cóctel cuando oyó cual coro de sirenas tras una densa niebla londinense el desgarbado punteo de una guitarra y la inconfundible voz de Joey Ramone.
Si el cuerpo de Sonya fuese un submarino las caras de los tripulantes se hubiesen iluminado de rojo carmesí y el capitán ordenaria bajar el periscopio para divisar al enemigo, pero como no era un supositorio de metal destinado a la guerra, se conformó con voltear la cabeza y mirar a su acompañante.
Pelirrojo. Buen cuerpo. Buen gusto musical.
Veredicto: Lanzen torpedos.
-¿No tendras por casualidad...?- Dice mientras levanta la mano con el cigarrillo.

Justo cuando Tom se disponia a zambullirse en la piscina, los altavoces del barco resonaron aununciando la llegada a la isla -por fin, llego el momento del descontrol!!- penso, antes de abandonar el barco recogio sus cosas en el camarote, llevava simplemente una mochila en la que guardaba algunas "cosillas"...al bajar del barco el paisaje le sobrecogio, fue pisar la arena de la playa, ver el bar, la pista de baile, la zona del Dj.....Tom sintio un impulso irrefrenable de arrodillarse en la orilla del mar, agacharse, besar la arena de la playa, colocar los brazos en cruz, mirar al cielo y gritar - Esto va a ser la mejor noche de toda mi puta vida jodeeeeeeeer!!!!- se puso en pie, se limpio la boca ya que tenia los labios llenos de arena, se quito la camiseta de tirantes mostrando su torso de ebano, no es que quisiera ponerse mas moreno de lo que ya era sino que el calor que alli hacia era insoportable...aunque se le ocurrio una buenisima forma de aliviarlo, metio la camiseta en la mochila y se encamino hacia el bar de la playa, alli vio a una preciosa chica llena de tatuajes y a un chico bastante fuerte con una boina en la cabeza charlando amistosamente -Hola colegas!- viendo la copa que estaba tomando el chico.. -¿Tio que demonios es eso? con este maldito calor creo que me tomare uno de esos, eh barman! ponme lo mismo que a este anda!, ¿por cierto, sabeis donde podemos dejar nuestras cosas?- Tom no podia dejar de mirar de forma descarada el cuerpo de la chica -Bonitos tatuajes cariño...-

Sami sacó un mechero viejo y gastado y lo encendió con facilidad. Con la otra mano apagó los cascos y se los bajó al cuello.

-Toma -dijo tras aquella sonrisa suya.

Sami esperó a que acabara de encendérselo y volvió a guardarlo.

-Nunca he sido tan amante del clero como para comprobarlo - dijo con una risita. Soy Sami.

Entonces llegó un tipo como una elefante en una chatarrería. Sami ignoró su comentario sobre su boina y le sonrió de vuelta. No le gustaba la gente que se tomaba tantas confianzas sin conocer de nada a alguien. Sami lo llamaba "sindrome de borracho de bar". Era típico de la gente que solia regentar un bar solo hasta que se sentía lo suficientemente cómodo o borracho para hablar con desconocidos como si se conocieran de toda la vida.

Le tocaban los cojones los borrachos de bar.

Por esta vez decidió ignorarlo y se quedó a la espera de la contestación de la chica. 

Se enchufó el cigarrillo con la agilidad que otorga el mono a nicotina y dió una profunda y lenta calada, reteniendo el humo el máximo posible antes de dejarlo escapar con un gemido casi inaudible.
-Oh, mi caballero de brillante armadura. Gracias.
Sonya se quitó las gafas y las dejó colgando de la tira del bikini.
-Si me lo permites pensaré que ese 'tan' significa que hay una monja en algún lugar con las cañerias limpias de telerañas.- Dijo mientras le devolvia la sonrisa y daba otra clada. Al acabar le tendió la mano.-Sonya.
De entrada no pensó que la otra voz se dirigiese a ellos, al fin y al cabo, aquello estaba lleno de gente. Pero el sonido y sobretodo la própia presencia de aquel tipo no dejaba lugar a dudas.
La chica lo miró y esperó a que dejara de hablar para contestarle.
A veces pasaba, habia gente que la cagaba en el último segundo. Casi como un político pillado con un chapero el último dia de campaña.
-No, ni idea. Pero puedes cogerlas, envolverlas en papel de embalaje, y metertelas por el culo. 'Cariño'.
Enfatizó la última palabra dandole la forma de un bisturí verbal.
Una auténtica lástima, de verdad.

-wooooooooooo! la gatita tiene uñas...jajajaja, me gustan las chicas con caracter, al menos demuestran tener algo mas que un buen cuerpo, porque no dejamos aqui a tu aburrido amigo y vamos a tumbarnos en la arena con un par de cervezas bien frias y charlamos un rato para conocernos mejor?, por cierto me llamo Tom aunque casi todo el mundo me conoce como Dj Scream...- dijo Tom mientras señalaba con la cabeza un lugar mas apartado de la playa con alguna palmera para protegerse del sol

Me despido con un gesto de Elli y me adelanto un buen trecho a ella, pasando junto a ella cuando salgo de mi habitacion tras dejar en ella mis cosas y ponerme un pantalon de verano y una camisa ligera blanca. Le guiño un ojo a la preciosa rubia como saludo y me encamino a la barra, seguro de que al menos alli encontrare una cerveza decente.

Dejo a un par de metros a un trio de compañeros de fiesta y que parecen un tanto tensos. Supongo que el viaje a pasado una cierta factura y se estan empleando expresionas gruesas. Sobre todo por parte de la mujer, la cual parece tener una fijacion sexual con el clero catolico. Que le vamos a hacer, hay de todo bajo el cielo del señor.

Tomo la Paulaner helada que me sirven un me la voy bebiendo con calma, observando lo que pasa alrededor y adaptandome al nuevo ambiente, en teoria, mas relajado que el que vivo yo a diario.

Sami no podía creer lo que oía.

-Tío... Tú eres muy tonto, ¿No? Ninguno de los dos te conocemos, asi, anda, haz el favor y vete a jugar por ahi... Deja a los mayores a sus cosas.

Sami no tenía ganas de tonterías como aquellas. Estaba de vacaciones y solo quería compartir un cigarro con una chica que parecía tener una historia detrás. ¿Era tanto pedir?

Por fin Oliver bajó del barco pudiendo admirar la isla. Era bastante mejor de lo que imaginaba pero faltaba ver como acababa de transcurrir el día.

El primer paso fue buscar un sitio desde el que pudiera ver bien la mercancía y después volver a intentar meter ficha. ¿Y qué mejor sitio que la barra? Así por lo menos la sed la calmaría.

Dejó la bolsa de viaje en el suelo, apoyándose en un lado de la barra, pidiendo una copa y observando el ambiente.

Más o menos cerca de él había una chica de aspecto punk y otro de aspecto heavy al cual se unió pronto un negro que, a opinión de Oliver, si seguía así no iba a mojar mucho. Al menos con ella...

El muchacho dejó escapar una sonrisa de picardía y dio un trago a su copa observando como avanzaría la escena.

La chica arqueó las cejas y soltó una risita cansada. Escuchó la parrafada del hombretón y la contestación del pelirrojo sin inmutarse, simplemente dió otro trago mientras daba unos golpecitos al cigarrillo sobre el cenicero, para luego clavar sus ojos en los de el Dj.
-Vaya, no escuchaba esa expresión desde los 90, estás hecho todo un Casanova ¿Verdad?
Hizo una pequeña pausa para llevarse las manos a la nuca y atarse el pelo con una goma. Dio una lenta y profunda calada y añadió -No obstante, y a pesar de que tu lengua de plata hace que me chorree hasta los tobillos, creo que voy a pasar.
Y sin más, dejó caer lo que ya era practicamente una colilla en sus labios en el vaso del hombre.

La respuesta de la joven tatuada no le sorprendio mucho la verdad, viendo como habia empezado la conversacion no esperaba menos de ella..-Bueno al menos te hago chorrear....- en ese momento la chica dejo caer su cigarrillo en la copa de Tom y el otro chico le dijo que si era tonto o que, que se pirase, en la cabeza de Tom comenzo a resonar la palabra tonto, cada vez con mas intensidad, ahora le venian a la cabeza imagenes de cuando tenia 7 años y su padre le gritaba, "eres tonto chaval, un autentico tonto inutil de mierda!!" La cara de Tom iba cambiando cada vez mas claramente de su color negro natural a un rojo oscuro...-Noooo!! no soy un tonto papa!!! no lo soooooooy!!!- se puso a grtar mientras lanzaba su copa contra la pared del bar, mientras estaba fuera de si salto la barra y comenzo a romper botellas, vasos y todo lo que se encontraba a su paso, golpeo al barman, volvio a saltar la barra...-necesito meterme un tiro de coca ya joder! eso me calmara- saco de su mochila una bolsita que contenia 3 gramos de cocaina, y alli mismo en la barra del bar se puso un par de rayas, -buaaaaaaa, mucho mejor diossss.....- cogio sus cosas y se fue en direccion a la playa, alli se tumbo un rato en la arena para relajarse

El camarero, atemorizado, sale corriendo y se esconde en algún lugar, entre la gente.

Aquello la tomó por sorpresa, vaya que si. Había esperado que nombrase a su madre o la comparase con el animal de rojizo pelaje. Incluso estaba pensando en otras maneras de espantarlo si seguía con su rollo de macho alfa, pero no...
Cuando aquel enorme montón de musculos se transformó en una granate fuerza de la naturaleza lo único que pudo hacer Sonya fue intentar dar unos pasos hacia atrás con la copa aún en la mano, pero como estaba sentada en el taburete trastabilló y cayó de culo en la arena.
Parte de la caipirinha se derramó por su brazo y pecho, pero aún así no podia dejar de mirar los espasmos y ataques del DJ.
Sonaron los cristales rotos y los gritos del barman y algunas personas de alrededor, como si se fracturase la noche en un momento. Cuando la masa oscura reapareció mascullaba palabras que la chica en un principio no entendió.
El hombre saca algo de la mochila y lo manosea sobre la barra, desde esa posición solo ve la mirada perdida del minutos antes ligón supremo.
Algo áspero que desgasta el aire, un ruido rápido y agudo.
Y por fin se da la vuelta y se va, como si nada hubiese pasado, como quien tira la basura y vuelve a casa.
Sonya, sentada sobre la arena lo observa todo en la misma posición y sin cambiar de gesto, mezcla de sorpresa e incredulidad. Cuando el hombre se ha alejado lo suficiente se levanta muy despacio y mira alrededor contemplando la caótica obra de arte que se a montado en un momento.
-Jo... der...- En su cara se dibuja una sonrisa propia de quien ve un video de hostias en Youtube.

Recién había bajado del barco cuando me dirijo a la barra para tomar un trago y poder disfrutarlo en la playa, cuando escucho una conmoción, veo a un camarero corriendo y me detengo ahí mismo sin ganas de querer enterarme de lo que realmente esta ocurriendo allí. Cambió mi rumbo y me dirijo a la playa. 

-Nope, nada de peleas para mi - Pienso mientras intento alejarme del lugar - Nada de problemas innecesarios, estoy en este viaje de relajación merecido y quiero que se mantenga así. 

Veo que un hombre de piel oscura sale de ese lugar y camina en mi dirección, me quedo quieta unos instantes y veo como me pasa y va a sentarse en la arena en la playa. Pienso que tal vez también se esta escapando de la conmoción que debe haber en ese lugar. Suelto un suspiro y continuo andando también hasta la playa y me siento en la arena cerca del agua. Observar el mar me ayuda a despejar mi mente, siempre me gusto el mar, aunque irónicamente casi nunca he ido siquiera a la playa. 

Viendo que en la barra se estaba organizando una posible trifulca y no deseando participar en una mas, al menos en mis dias de vacaiones, tomo mi cerveza y me alejo hacia la playa, dejando atras el alboroto. Que sea tabernero y haya presenciado cientos de escenas similares no quiere decir que disfrute con ellas.

Casi al mismo tiempo veo una muchacha pelirroja que esta en la playa, cerca de donde he dirigido mis pasos, y dado que no tengo nada que perder y no es cuestión de beber y beber hasta perder la consciencia, me dirijo a ella.

Espero no molestarla, pero si lo que busca es tranquilidad y soledad tal vez debio escoger otro tipo de isla. Lo digo con una sonrisa agradable en los labios para dejar claro que no es una critica ni nada por el estilo, es solo para ver si dice algo de lo sucedido en la barra. O una simple forma de romper el hielo con una hermosa desconocida. Me llamo Patrick Ryan. Ryan para mis amigos. Esto ultimo lo digo cuando sus ojos se posen en mi, tendiendole la mano de formalmente al mismo tiempo.Esta sola?.

Sami se había preparado para tener que partirle la cara a aquel tipo. A fin de cuentas, no le había dejado otra opción al llegar allí insultando. De hecho, hasta le había pasado la primera ofensa. Precisamente por eso, casi se cae de culo junto a la chica cuando aquel pirado se puso a destrozarlo todo como si fuera una estrella del rock. Sami se limitó a cubrirse con los brazos cuando el cristal empezó a volar por todas partes y a intentar no salir herido.

Cuado todo hubo acabado y aquel psicópata se hubo ido, se dió cuenta de que la chica estaba en el suelo, alucinando. 

No me extraña, penso.

Sami le ofreció la mano para reincorporarse.

-Desde luego -le contestó a su comentario. ¿Estás bien, tía?

Sami no pudo evitar fijarse en que parte de la caipirnha se la había echado por encima y que el bikini, ahora mojado, insinuaba  un hermoso pezón.