Partida Rol por web

En poco tiempo la jefa del ejército y vosotros dos os reunisteis en el bosque, en las proximidades de la nave. Con vosotros también estaba Huong, siempre alerta con su ametralladora gigantesca y su cara pintada. La jefa habló.- Muy bien, soplapollas, esto está casi hecho. Necesitamos vuestra colaboración también para que este mundo no se vaya a la mierda. Mis gatitas son demasiado dulces como para tener las agallas de vosotros. Zorras asquerosas. Iré con vosotros para dar ejemplo.- Dice, a la vez que coge una minigun.- Entretendremos a los extraterrestres que vayan saliendo, Huong os acompañará. Tenéis descifrar el código fuente de la nave, y la china en tecnología es una hacha. Una vez tengáis la información la escoltaréis hasta este punto. Intentad que no os vean.

La jefa siempre hablando con su voz gruesa y lenguaje de comionera, contrastada con una buena figura y en forma, eran bastante encantadoras y daban ganas de someterla. Pero seducciones aparte, había unos aliens que pedían a gritos ser evaporados de la tierra. 

Miró a la asiática unos momentos y luego de confirmar que siquiera parecía estar preparada para lo que podría pasar,  asiente con la cabeza. -bien entonces nos vamos moviendo.- sin responder a más provocaciones o agresiones, ahora solo estaba enfocado en matar a esas criaturas y verlas estallar.

Arthur carga su arma, revisa que sus cuchillos estén bien colocados y comienza a caminar, para agazaparse cuando estuviera cerca y mantenerse encubierto.

“Las gatitas sólo tienen que preocuparse de mí cuando vuelva de volarles las pelotas a todos esos putos aliens…”, comento mirándolas a todas cual macho alfa, “…porque vendré con mucha mucha hambre”.

Reventar putos aliens, mandar a tomar por culo su nave, y luego cobrar en especias. Joder, ya podrían haber venido de visita antes.

- Vamos.- dice poniéndose en primer lugar y avanzando entre la maleza, intentando pasar desapercibida.

A pesar de ser una maleza bastante exuberante la china avanza como si estuviera en casa, sin dudar ni un momento. Va mirando rastros de los árboles y en un momento dado toma musgo del suelo y se lo lleva a la nariz.- Es extraño, han ido dejando rastro hasta aquí, y luego se ha perdido el rastro. Estad alertas chicos.- Dice en una voz casi imperceptible que se mezcla con los cantos de pájaros que pululan por allí.- Estad alertas.

Tras otear vuestro alrededor no lográis ver nada que os llame la atención, así que Huong avanza un poco más. De repente escucháis un ruido como de un látigo, y Huong comienza a levitar, quedando sumida en una especie de trance, con los ojos en blanco. Huong se mantiene a unos dos metros del suelo, inmóvil. De repente, alrededor vuestra como de la nada aparecen tres... ¿aliens? con armas que parecen chungas.

os están rodeando, la chica está entre vosotros dos, en el centro de este círculo que se ha formado. Sin más comienzan a disparar con unos ruidos sordos procedentes de sus ametralladoras.

Marcus es impactado por una especie de bola de energía que hace que se desplace un metro hacia atrás. Es una barbaridad las armas que tienen estos cabrones.

Arthur sin embargo cae al suelo y rueda. La sangre brota de la herida que lleva a la altura del pecho, y se encuentra débil, aunque aún pueda luchar.

Huong sigue sumida en un sueño levitando.

El disparo dolió como los mil demonios, Arthur grita "¡ LA PUTA QUE LOS PARIÓ!" y sentía que en su boca ya no solo había salvia, mientras se recomponía de haber rodado por el disparo. apenas pudo y aún así en el suelo, intentando retroceder con los pies alzaba su arma y apuntaba, con los ojos rápidamente había buscado a ver si alguno de los aliens tenía sostenida a la asiática, pero ninguno parecía hacerlo; así que posiblemente se tratase de un dispositivo, ya luego lo buscaría; primero abre fuego sobre el alien que tiene más cerca.

-¡¡MUERE MIERDA!!-

Arthur dispara desde el suelo, malherido, pero aún así reúne la precisión necesaria y da un golpe certero con su rifle, lo que hace que el alien explote y manche a todos de un líquido verde viscoso. Los pájaros sobrevuelan la escena asustados.

Marcus apunta y dispara al otro enemigo con su rifle pesado, haciéndole agujeros del tamaño de un puño. El enemigo cae al suelo y cuando os giráis el tercero ha desaparecido...

La chica sigue durmiendo la siesta mientras levita.

La herida seguía doliendo y ardiendo como los mil demonios, una vez el alien a quien le disparó explotó por darle justo en los puntos exactos donde había que darle para que reviente. Arthur se arrastró con prontitud hacia un lado y se intentó apoyar en un árbol para ponerse de pie y así no darle la espalda a nada, intentaría ver algún rastro del alien que quedaba o de la trampa que sostenía a la china en el aire -¡Mierda, busca al alien o esa cosa que la tiene así!-

Miras hacia el suelo bajo la chica y ves un parpadeo rojo proveniente de un artefacto parecido a una mina.

Había visto el aparto de mierda ese, se puso de pie y acomodó el rifle con la corre para sacar su psitola y apuntar a la mina esa, no sabía como funcionaba y seguro que le sería útil a algún nerd cinetífico... pero valía verga no había tiempo para averiguar como desactivarlo.

-Olvídalo ya lo encontré.- le dice a su compañero.

Con cierto cuidado de lo que vaya a pasar (por si tenía que saltar y cubrirse) apunta a la trampa alienigena con la pistola y con la otra mano espera la caída de Huong, no vaya a ser que se pegue en la cabeza y deje de ser de utilidad; de paso que se sentiría agradecida de seguro.

Finalmente tira del gatillo para romper la cosa esa.

La joven cae y en seguida vuelve en sí.- ¿Qué ha pasado?.- en ese momento escucháis un ruido de disparos proveniente de la espalda de Marcus parecidos a los de antes ¡Es el cabrón que había desaparecido! ha aparecido como por arte de magia detrás de Marcus. Suerte que el exoesqueleto que lleva Marcus absorbe todo el daño esta vez y ni se inmuta.

La chica se levanta y mira alrededor mientras recarga su arma.

Puede que éstos cabrones nos hayan pillado por sorpresa, y casi dejado sin ese cuerpecito tan rico de Huong, pero no hay nada que un buen cañonazo no pueda arreglar. Lo que pasa es que a éstos putos aliens no les entra en la cabeza que les vamos a dar de hostias hasta el su puto carnet de identidad alienígena.

“Unos putos aliens queriendo capturarte para hacerte su zorrita…”, respondo, girándome hacia el cabrón que había huido, mostrándole una dura sonrisa… momentos antes de dejar hablar a mi cañón por mi. "Y nadie me toca a mis chicas".

No hubo un momento de paz ni siquiera para meter mano y tocarle una teta, entre que ella cobraba la consciencia y que comenzaban a atacarles de vuelta - Te aturdieron con sus trampas.- le responde escuetamente y suelta para que se ponga de pie.

Con la pistola en mano, la alza y comienza a tirar del gatillo.

Marcus acaba con la amenaza antes de que Arthur pudiera reaccionar, dejando el camino "libre" de enemigos. Aunque los putos aliens invisibles eran un peligro, pues nunca sabías cuándo podían atacar. La chica continúa su camino a través de esa extraña selva y finalmente llegáis a escasos metros de la nave, que es inmensa y ha hecho todo un cráter alrededor de ella. Allí hay un montón de aliens preparándose para una verdadera guerra, armados hasta arriba. Si os detectan estáis muertos, hasta Chuck Norris* lo estaría.

La situación es la siguiente. Vosotros estáis en lo alto del cráter, en frente vuestra hay una pendiente moderada hasta el platillo, y alrededor del platillo hay diferentes tipos de aliens dando vueltas como locos, mientras unos cogen armas y otros se dedican a atornillar cosas de la nave. La puerta está abierta justo a la izquierda vuestra, pero visiblemente no hay nada para ocultarse. 

- Mierda, mierda. ¿Ahora qué coño hacemos para pasar desapercibidos y entrar por la puerta?.- decía al tiempo que me tumbaba en el suelo, dejando al descubierto parte de mis nalgas.

La situación encontró su final pronto, el alien ya estaba tirado en el suelo lleno de plaomo gracias a la rápida respuesta de Marcos y Arthur ni tuvo que tirar del gatillo una sola vez, en parte mejor, mientras menos disparos serían más difíciles de rastrear.

Le miraba el culo, le hizo olvidar unos momentos la misión y todo lo que se enfrentaban, pero de pronto uno de aquellos ruidos de mierda de las máquinas le sacó de sus pensamientos bombeando aquel rico trasero asiático que tenía en frente.

-Bueno, podríamos generar una distracción ¿alguien trajo explosivos extra?-

- Yo llevo dos granadas, no sé si te valen.- digo sacando una del cinturón con un movimiento sexy.