Partida Rol por web

- Con vida o sin vida debemos llegar hasta Thraxis. Es esencial para nosotros. Replicó el elfo tras Valinor. Que hubiera muerto junto a otros mineros era lo de menos, lo importante era lo que llevaba con él y esperaba que aún muerto pudiera llevar encima sus pertenencias. 

A Jukeam no le quedó más remedio que aceptar y tener que moverse con ellos al peligroso lugar donde había muerto aquella expedición. Sobre la criatura que los había matado, no le preocupaba aquel grupo era muy capaz y sabrían sobreponerse a cualquier dificultad. Ya dentro de la cueva la tensión se notaba, en cualquier momento podrían ser atacados. Con una mano sobre su varita se encanto para estar mejor protegido contra aquella criatura.

Los PJ tras seguir el mapa de Damog a la celda de Jukkeam. Descubren que Thraxis fue capturado dos semanas antes por una banda de dolgaunts, que han reclamado una caverna Khyber dragonshard cercana como su propio territorio

La prisión es un laberinto retorcido de bloques de celdas aislados y cámaras de confinamiento, muchos de los cuales están equipados con dispositivos especiales o están adaptados para contener prisioneros excesivamente desviados o peligrosos. Todas menos unas pocas celdas están vacías, pero las que están ocupadas son terribles de contemplar. En una celda, la cabeza de un prisionero está encerrada en una máscara de metal, con las manos esposadas a la espalda y atadas a la otra. Está atada en medias y amordazada con una gruesa brida de cuero. Todos están brutalmente reprimidos y demasiado lejos para gritar

Los bloques de celdas donde se encuentra Jukkeam albergan a muchos más prisioneros desesperados, todos los cuales ven a los personajes como rescatadores. Sin embargo, las computadoras saben que la Dama Risueña no está equipada para manejar una gran cantidad de refugiados. Jukkeam anuncia que una vez que él y el grupo hayan escapado de forma segura, utilizará los recursos de su padre para cerrar la operación de extracción de fragmentos. 

Pero que haran los personajes? Resistiran a dejar atrás a los prisioneros esclavizados?

No podemos dejarlos aquí, pero tampoco podemos llevarlos con nosotros, sin embargo tengo una idea. - anuncio con serenidad a mis compañeros.

Rescatamos a Thraxis o su diario, me da lo mismo y una vez que vayamos de salida le dejamos las llaves a los prisioneros para que tomen el control del lugar por la fuerza.

Que ellos decidan su propio destino, después de todo logramos birlarles las llaves a los guardias que nos recibieron y a ese barbudo de la forja, eso nos permitirá huir sin problemas, pues la revuelta creará una distracción tal que mantendrá a los esclavistas muy ocupados y con algo de suerte, quizá hasta desbarate su operación.

¿Están de acuerdo amigos?

Panacea examinó a los cautivos, buscando a quienes tuvieran mejor carácter, más claros de pensamiento, más bondadosos y listos.   Su idea era darle las llaves a ellos, y que fueran liberando a quienes más se lo merecieran. 

A ti, a ti te daremos las llaves.  -señaló a uno de ellos.  Podrán salir y escapar, quienes tu digas que valen más la pena.  Se lo dijo sólo a esta persona.  

La Dama Risueña habría de llevar a los más posibles.  ¿Cuantos caben?  Les dijo a sus compañeros.    Esos los liberaremos a la salida para llevarlos de una vez en esta ocasión, y luego, si, Jukkeam, a por el resto.  

Y claro, tiraremos la llave al resto para que algo de caos se genere a nuestra salida.

Vayamos con los seres tentaculares. 

Panacea se detendría fuera de la cueva, y sabría justo que hechizo echar. 

Al elfo le daba lo mismo lo que pasara con los reclusos, estaban allí confinados por algo o quizás no, pero a él le daba igual. Habían venido a por lo que habían venido y era lo único que le importaba a él. Aunque también sabía que quizás habría problemas en el grupo tras las declaraciones de Valinor. Algunos de los allí recluidos parecían muy violentos y por supuesto malvados y llevar con ellos un Paladin y liberar a la escoria del planeta no iban unidos de la mano.

- Haced lo que queráis pero que no suponga un problema para los que estamos aquí y nos acabe retrasando. En cuanto a lo de llevarlos en el barco me niego. Bastante que les dais una oportunidad para ser libres. Deben ser ellos los que han de buscar alguna forma de salir de aquí.

Confía en mi juicio Shahnaz.  Sólo eligiría a los acusados injustamente, a los secuestrados, y a los buenos de corazón.   Esta no es la cárcel oficial de los enanos, es una cárcel ilegal.

- Aún así, llenar el barco de reclusos no creo que sea el mejor plan de acción Panacea. Pero lo dejo en vuestras manos. Intentemos que no nos retrase más de lo previsto estos acontecimientos.

Julius escuchaba a sus compañeros en un ir y venir de ideas, dejarlos a su suerte no era una opción, acá había posiblemente tanto personas malas como personas buenas, culpables e inocentes, y solo el como paladin mediante los favores de su Dios podía decidir quien debía ser libre y quien no!

Amigos este es mi trabajo, pienso que, con su permiso yo debo de decidir acá, puedo saber a voluntad quien es bueno y quien es malo, rescatar a personas malas no va de la mano de mi Dios pero el que inocentes esten encarcelados simplemente no es justo, denme las llaves que yo me encargaré de liberar a los inocentes únicamente, extendió su mano esperando las llaves al mismo tiempo dijo Heironeous permiteme saber quienes son indignos, momento en el cual sus ojos empezaron a brillar con un resplandor dorado, siendo capaces estos de sentir la maldad en quienes le rodeaban.

Esto permitiría salvar solo a los buenos de corazón. Los malos continuarían con su castigo.

Estoy de acuerdo con Julius, los inocentes vendrán con nosotros, siempre que haya espacio en el barco, a los demás les daremos la oportunidad de ser libres, pero no nos acompañaran de vuelta al barco.

Toma Julius, libera a los inocentes, quienes deberán esperar en aquella celda con la puerta cerrada y al volver los llevaremos con nosotros. - digo señalando una celda vacía

Los demás tendrán una oportunidad de montar un motín y que los dioses sean quienes determinen sus destinos. - le propongo a mis compañeros para luego dirigirme a los presos.

A nuestro regreso sereís libres, ahora vamos a separar la paja del trigo, pero os doy mi palabra que les entregaremos las llaves a todos para que sean ustedes quienes determinen su propio destino y cobren venganza de sus victimarios.

Muy bien Julius, date prisa, el tiempo apremia. - añado, entregándole el manojo de llaves al paladín, mientras veía como un plan iba tomando forma, ese motín nos serviría mucho.

Activo detectar el mal, si no siento maldad aquel será salvado, sino simplemente quedará en su celda, esto lo hago lo más rápido posible para no perder tiempo.

Ok, manos a la obra.

Al mismo tiempo trato de fijarme en el estado de salud de los encarcelados.

MINAS SHARD (*Trasfondo para situar a los PJ esto se lo puede contar Jukkeam)

Bajo Dreadhold hay una serie expansiva de abismos volcánicos que contienen grandes depósitos de fragmentos de dragones Khyber. Pocos de los enanos Kundarak que manejan la prisión saben de la abundancia de fragmentos debajo de ellos, aunque son definitivamente conscientes del peligro de los habitantes de Khyber. Como tal, los tramos inferiores de la prisión se guardan diligentemente contra las incursiones de dolgrims, dolgaunts, desolladores y otros sirvientes del

Filgamn ir'Kundarak, también conocido como Filgamn "El Negro", descubrió hace décadas una cueva dragonshard durante una misión de asalto a Khyber. Una vez que alcanzó el rango de capitán de bloque, Filgamn pidió ser asignado a las salas profundas para continuar defendiéndo de la amenaza Khyber. En realidad, el enano tenía motivos mucho más oscuros. Para su plan de explotar los restos de dragones debajo de la prisión, Filgamn primero usó prisioneros que pensó que nadie echaría de menos. Sin embargo, después de un incidente que resultó en la muerte de un prisionero que resultó tener conexiones políticas importantes, Filgamn recurrió a una fuente de trabajo más prescindible. Hoy, las minas son trabajadas por esclavos y custodiadas por los enanos de Filgamn mientras defienden los pasajes que conducen más profundo bajo tierra. Hace dos semanas, un grupo de dolgaunts atacó a un equipo de minería en una de las cavernas de fragmentos. Solo un guardia escapó, y la historia se extendió rápidamente a través de la población esclava. Los enanos ahora evitan esa caverna mientras Filgamn busca una forma de superar a los dolgaunts sin alertar a sus amos sobre la operación minera secreta.

Sin mayor dilación, nos dirigimos a las minas de Shard en busca de Thraxis o su diario, todos eramos conscientes del peligro que corríamos al ingresar a esos túneles, pues las bestiad del Khyber se caracterizan por dos cosas su salvajismo y malicia.

Con paso lento pero decidido nos acercamos al punto exacto donde el gnomo perdió la vida confiando en poder hallar el diario del gnomo antes de que los dolgaunts nos encuentren a nosotros.

Con la varita de protección a mano presto a activarla en cuanto divisara a un enemigo, el elfo se movía lo más sigiloso que podía en aquella caverna. Jukkeam les había contado todo lo que sabía sobre aquel lugar. Por suerte no encontrarían muchos guardias tras el ataque que recibieron no hace mucho pero las bestias salvajes que allí habitaban eran realmente peligrosas. Llevaba su puño bien cerrado sobre su alfajón a la espera de que algún dolgaunt se interpusiera en su camino. 

El calor y la humedad se hacían incomodas para tanta ropa que llevaba encima pero se sobreponía a ello con la premisa de que pronto tendrían que luchar para abrirse paso hasta allí donde estuviera el cuerpo de Thraxis y conseguir las páginas que había birlado.

Espérenme.  Pidió Panacea. 

Mejor que la mejor vista, la ecolocación.,  les dijo a sus compañeros, con esas extrañas palabrejas de druida, y comenzó a invocar. 

Murciélagos de las cavernas, así como los protegemos siempre, ahora pedimos su ayuda.  Que nos detecten el peligro que acecha allá adelante. 

En cuanto aparecieran, y les echaría la druida otro hechizo: faerie fire, para con ello iluminar las siluetas de los seres tentáculares que los quirópteros comenzara a rodear y atacar, y que no así no pudieran agarrarlos por sorpresa o descuidados.

Valinor, ¿algo similar?   Dijo, guiñándole el ojo, antes de voltearse y continuar haciendo las gesticulaciones con sus manitas callosas y hermosas que pronto les traerían un enjambre de murciélagos apareciendo dentro de la cueva por donde habían desaparecido los prisioneros.

Me temo que esta vez te voy a decepcionar Pana, pues no tenía contemplado que nos internásemos en las entrañas de la tierra.

En verdad, por ahora sólo me queda poder de fuego, nada realmente utilitario. - respondo con una sonrisa complice.

Aunque nos va a venir bien contra esas bestias que moran allí abajo.

B9: ENTRADA DE MINAS

Los tramos inferiores de Dreadhold eran un laberinto de túneles de piedra labrada que se ramificaban en todas las direcciones. Algunos de estos túneles sólo se adentraban unos pocos metros en las entrañas de la Tierra, acercándose a la oscuridad. Otros túneles terminaban en unas cámaras naturales de diferentes tamaños y formas. Los caminos a Khyber estaban vigilados por puestos de guardia enanos que sometían a los esclavos sin remordimientos. Para ellos eran seres inferiores, meros instrumentos para alcanzar su fin. Más allá de los puestos de guardia, los túneles se convertian en tubos de lava naturales con unos signos mínimos de excavación. El tacto de las paredes era extraño, presentaba unos surcos en grupos de cuatro franjas y solamente en las paredes, nunca en el techo o el suelo. Unas paredes de un sólido y compacto material que no serían fáciles de excavar.

Ante vuestros ojos comenzaba el túnel de losas talladas que moría en una caverna amplia con techo bajo. La sensación de opresión producida por los túneles disminuyó, pero el aire seguía notándose enrarecido, sucio y caliente. Las maderas gruesas apuntalaban una combinación de paredes toscas y naturales, dándoles soporte estructural. Unas maderas que se encontraban humedecidas en los lugares en los que recibían el goteo del techo El suelo de la caverna estaba desgastado y cubierto con parches dispersos de grava suelta. La maquinaria pesada y un andamio desvencijado llenaban el espacio restante, junto con los enormes carretes de cables colocados en los ejes de las manivelas y enrollados con cuerdas de cáñamo gruesas.

Muy bien muchacho, llévanos al punto en el cuál se extravió la expedición al Khyber, una vez que recuperemos a Thraxis o su diario nos largamos y no volverás a ver este infierno nunca más, a menos que hagas una verdadera estupidez. - le digo a Jukkeam en tono sereno.

Descender por los túneles fue un verdadero incordio, más aún sabiendo lo que nos esperaba abajo, sendas abominaciones corrompidas por la esencia maligna de Khyber, seres cuya existencia en sí misma, era un oprobio para la naturaleza.

Julius estaba enfocado en su tarea, la cual era proteger al equipo, su fortaleza reside en golpear al enemigo con la fuerza que su Dios le provee, las tareas más intelectuales eran sin duda para el mago quien tenía una fuerte influencia en el equipo. Debíamos llegar a rescatar a rescatar a un tal Thraxis o su libro, lo que primero encontremos, y allí terminaba la misión, la cual de por si, no era del todo del agrado de Julius.

No tenía idea de lo que esperaba del todo abajo pero si era algo maligno estaba más que preparado para hacerlo cenizas y devolverlo por donde vino.

Aquí fue donde Panacea echó a andar su plan de invocar el enjambre de murciélagos e iluminarlos con faerie fire. 

Los murciélagos salían de sus manos como una nube negra que se fuera concretando en jirones de terciopelo de ese mismo color, que se confundía a los pocos metros con las sombras, las paredes, la maquinaria negra herrumbrosa y todo.  Sólo atinaban a ver algún batir de alas cubriendo algún reflejo metálico allá a lo lejos, o lo que fuera. 

Panacea, muy estratégica, iluminó ¡a sus propios murciélagos!, con esa luz de druida que proviene de las hadas, los cocuyos y las luciérnagas.  Ahora eran seres luminosos, recorriendo cual nube consciente y veloz aquella sala cavernosa donde habían hace días la ilegal operación había perdido a varios mineros, entre ellos Thraxis. 

Confío en que los detecten con su sonido y visión nocturna, y los rodearán.  Eso evitará que nos sorprendan y probablemente dejen a alguno aturdido.  Tengan sus ataques a distancia listos, en cuanto quede uno apuntado y resaltado por la luz, -les dijo, muy sabedora de su estrategia-  moveré en ese momento al enjambre, y en ese mismo instante sueltan ustedes flecha y lanza cual muerte que avanza.  Cuando lo mueva, le pediré al enjambre vaya a su siguiente objetivo.

Conviene lo más posible a distancia atacar para librarnos seguros de su agarre tentacular.

- Estad todos atentos en estos túneles nos podrían atacar de cualquier lado. dijo mientras se fijaba en uno de los puestos de guardia enanos ahora vacíos. La expedición sería más larga de lo esperado si se perdían por aquellos tuneles pero con Jukeam acompañandolos esperaban poder encontrar rápido la salida.

El tunel en el que se encontraban se abrió en una amplia estancia. Parecia que hasta allí habían llegado con la maquinaria enana y que a partir de ese punto iniciaban las partidas de investigación. Miró entre la maquinaria enana para asegurarse que ninguna criatura estaba escondida entre la maquinaria acechando con el alfajó agarrada fuertemente en la mano por si acaso.