Partida Rol por web

El calor iba creciendo a medida que deambulaban por los túneles. Si seguía creciendo de aquella manera de seguro que pronto acabarían teniendo problemas. Por suerte no fue así. Parecía que habían llegado al final de esos túneles y ante ellos se mostraba una pila de cadáveres. Entre ellos el de un Gnomo tenía que ser Thraxis. 

- Por favor Panacea ilumíname aquí. ¿Es ese el cuerpo de Thraxis? Le preguntó a Jukkeam. - Si este es el cuerpo cojamoslo y salgamos de aquí antes de que aparezcan esos monstruos. dijo mientras se acercaba a la pila de cadáveres y examinaba los extraños tatuajes del cadaver esperando que Jukkeam se lo confirmara.

Nos enfrentamos a aberraciones del plano de Xoriat, vulnerables sólo a armas mágicas o de manufactura de byshek, las cuales se alimentan de sus víctimas a través de sus largos tentáculos. - respondo con bastante seriedad a Panacea.

Esas cosas son ciegas, pero son bastante rápidas y pieden sentir nuestra presencia con total facilidad. - añado a modo de advertencia para mis compañeros.

El olor del montículo de cadaveres olía mal pero no tanto como sería de esperar. La falta de fluidos y la ligera momificación hacían el lugar más soportable. Jukkeam dio un par de pasos mientras se llevaba las manos sobre su boca -Es... Es él- Levantó su dedo índice señalando al Gnomo tatuado -Hemos encontrado a Thraxis y esas marcas...
El revoloteo de los murciélagos cambió dejando algo menos iluminado el montículo. Las palabras de Jukkeam retumbaban en la cavidad, hacían difícil escuchar cualquier otro sonido pero aún así, la agerrida druida estaba convencida de que que nadie más se encontraba allí. Tampoco fue capaz de encontrar más entradas, solo los túneles que acababan de dejar tras ellos daban acceso a esta gruta, esta despensa de alimentos para una aberraciones que podían aparecer en cualquier momento

Rápido, saquemos a Thraxis de aquí y larguémonos, ya lo revisaremos fuera de estos túneles y si por ventura carga el diario con él, pues ponemos pies en polvorosa y nos largamos de aquí. - digo mientras oteo la caverna.

Jukkeam lo había identificado, aquel era el cuerpo de Jukkeam. Hasta ahora habían tenido suerte y aquellos monstruos no se les habían aparecido. Tenían que ser rápidos y salir de allí. Shahnaz mientras Valinor hablaba se acercó y agachó para recoger el cuerpo y sacarlo de allí lo antes posible.

- Lo tengo, es hora de salir de aquí antes de que seamos nosotros las comida de esos bichos. ¿Estáis listos?

¡Ponlo en el dinosaurio!  ¡El lo lleva!  ¡Revisa si trae el diario, y si si, salgamos!

Pidió a los murciélagos que guiaran el camino de regreso. 

Tal como le dijo Panacea llevo el cuerpo del Gnomo al dinasaurio para que lo transportara.

La druida se acercó a revisar si estaba vivo el gnomo, y de paso revisó si traía el diario consigo.  Si no, tendremos que buscar entre la pila de cadáveres, ugh.  Lo amarró para que fuera a ser fácil y seguramente transportado en caso de una pronta y estrepitosa huída.

Cuiden la entrada, estoy segura que estos seres de Xoriat harán su aparición en cualquier momento.

Jukkeam Se encontraba emocionado observando los tatuajes del Gnomo, los repasaba con los dedos -Magnifico, espectacular... Todo está aquí- Sus ojos seguían las marcas pero su mente ya no se encontraba allí. Sus pensamientos ya viajaban por otros derroteros, era una de sus cualidades. Jukkeam Podía abstraerse de todo lo que le rodeaba y divagar.
Su rostro se afligió cuando se movió el cuerpo sin vida de Thraxis para colocarlo sobre el dinosaurio. El diario no estaba pero parece que no importaba.

Ya teníais en vuestro poder todo lo que estabais buscando en estos túneles y comenzasteis el regreso hacía la embarcación.

La Dama Risueña flota suavemente en el canal de la caverna. La descarga se completó, y ahora solo una pasarela conecta el barco al muelle. Grupos de enanos patrullan la caverna, un ogro enorme vigila cerca de otro enano que parece estar a cargo. Dos enormes balistas, una en cada extremo de la caverna, apuntan ominosamente hacia el canal, aunque las armas de asedio actualmente no tienen a nadie que las pueda hacer funcionar. Damog y su tripulación fingen arreglar una vela mientras esperan su regreso y el Enano (Finglamn) que se encuentra junto al ogro vigila que la descarga vaya según sus indicaciones

Al ver el panorama, logro distinguir las tres amenazas principales para el barco por lo que me dispongo a anularlas.

Amigos míos si no anulamos las balistas, me temo que no llegaremos muy lejos, yo puedo hacerme cargo de aquella balista y el guardia.

Puedo usar un hechizo de transposición para intercambiar de lugar con aquel guardia y mientras ustedes lo someten, yo cortaría la cuerda del arco de la balista inhabilitándola para dañar al barco. - susurro señalando hacia la balista más lejana.

Luego uno de ustedes deberá escurrirse por detrás y hacer lo propio con aquella otra balista mientras los demás se escurren hacia el barco y me arrojan una cuerda para subir desde el otro lado del barco.

El último en subir que patee la plancha para cortar la vía de acceso a los guardias, pero para que mi plan funcione, necesitamos una distracción, algo que atraíga a los guardias hacia el otro extremo del muelle. ¿Alguna idea? - pregunto pensativo.

Puedo invocar un enjambre o criatura animal para que distraiga o destruya la balista.   Las termitas acabarían con la madera. 

Escuchó atento el plan del mago. - Yo podría transportarme gracias a estas extrañas marcas hacia la balista, pero me temo que la distancia a la que actualmente llegaría me dejaría a medio camino justo en la posición del ogro. Quizá las termitas de las que habla Panacea nos sean más útiles para que generen el caos en el lugar mientras te ocupas de la balista más cercana y nosotros del guardia.

Se paró un momento a pensar. - Aunque me temo que no habrá forma de llegar sin un poco de lucha. Podrías intentar todos alcanzar el barco mientras yo defiendo la pasarela y una vez la tiréis podría usar la marca para transportarme al barco.

Me gusta el plan de Pana, usar el enjambre de termitas para anular una balista mientras yo me ecargo de la otra, con las balistas fuera de servicio, nuestra prioridad debe ser llegar al barco.

Los prisioneros que liberamos no deben tardar mucho en alcanzar este punto, y si no estmos en el barco para cuando eso ocurra, entoces todo se irá al garete. - digo con seriedad.

Pana que tus termita se coman primero la cuerda y luego el mecanismo de elevación, los demás prepárense para correr como almas que lleva el diablo. - añado mientras me comcentro.

Listo pana a tu señal avanzamos. Julius sujétame con fuerza, Shahnaz pon tu acero en mi cuello una vez realizada la sustitución, dején fuera de combate al enano antes de que grite.

Siguió las indicaciones de Valinor y puso su acero al cuello del elfo. - Julius si puedes tápale también la boca para evitar sonidos.

Esperen al guardia para taparle la boca, yo necesito hablar para conjurar. - digo con seriedad para que Julius no se adelante.

Valinor y Panacea lanzaron sus hechizos, susurraron las místicas palabras mientras realizaban hipnóticos movimientos. El Enano abrió desmesuradamente sus ojos al ver como se encontraba sometido. No era capaz de comprender como en un parpadeo había llegado a esa posición mientras las termitas comenzaban su banquete con las cuerdas de la balista.
Los movimientos de la tripulación eran extraños, simulaban arreglar una vela, un burdo intento engañar a los enanos que se encontraban más pendientes de la entrada de personas en el puerto que de los tuneles. Un laberinto del que comenzaban a surgir gritos y unos extraños sonidos de succión que se acercaban más y más a cada momento. Pronto dejarían de estar solos en la entrada de la caverna, los prisioneros liberados llegarían hasta ellos o algo peor...
Un sudor frío comenzaba a recorrer el rostro del Enano apresado, lo que estaba escuchando lo atemorizaba.

Raudamente me aproximo a la balista y empiezo a cortar la cuerda del mecanismo de disparo, mi espada bastaría para tal labor, después de todo se trataba de una mera cuerda de cáñamo,  por lo que bastaría con un par de pasadas de su filo mágico para lograrlo y si las cosas se complicaban, bien podría recurrir a mis conjuros y terminar el trabajo.

¡!  ¡Se acerca una horda de dolgaunts!  ¡Hagan una barrera aquí enanos, ogro, vamos!  Si quieren salvar la vida y los cristales Figham hagan lo que les digo.  Dejen pasar a los prisioneros y en cuanto lo hagan, ¡cerremos filas!

En un susurro le digo Panacea a sus compañeros. Uds Suban todos al barco y tengan todo listo para huir con los prisioneros  ¡

Ustedes también enanos, en barrera!  A menos que quieran hacerles frente dispersos y débiles  vamos!

.

La transmutación se completo y Valinor desapareció al tiempo que el guardia aparecía en los brazos de Julius. No estaba para más tonterías y menos a sabiendas de que los ruidos que provenían de los túneles no proferían un buen augurio. Sesgó el cuello del guardia con su alfajón.

- El caos llegará pronto debemos ser más rápidos que lo que quiera que venga del tunel. le dijo a Panacea y a Julius. En un instante se lanzó sobre si mismo un conjuro que le daría mayor movilidad y comenzó a moverse hacia la salida del tunel para dar la alarma a aquellos guardias y dejar paso libre a Julius y Panacea.

- ¡GUARDIAS, GUARDIAS! los monstruos salieron de los tuneles. Necesitamos ayuda para contenerlos, están a punto de llegar hasta esta posición. ¡Rápido! gritó a los guardias desde una posición adelantada de la salida de los tuneles.