Partida Rol por web

El primer y furioso asalto del castellano sorprende a los eisenos logrando herir a todos ellos. Con elegancia el acero de Alvaro pincha, corta y hace sangrar a los bellacos. Pero estos son de una pasta especial: eisenos duros como el famoso acero de su tierra devastada.

La sonrisa desaparece de la cara del joven castellano cuando los hombres se niegan a caer. Y entonces los eisenos atacan. Con la furia de los mastines de los que toman el nombre las inmensas hojas de acero caen una y otra vez sobre la defensa del joven. Superado en numero por fin una de las peligrosas hojas rompe su defensa.

Demasiado tarde Álvaro, acostumbrado a luchar con matones inferiores, descubre su error. Su defensa ha dejado un hueco que uno de los perros aprovecha para infligirle unas heridas superficiales. 
La habitual sonrisa de Álvaro se torna en consternación. Reteocede un par de pasos, pero trastabilla con un compañero caido. Su concentración se ha visto rota y lo pagará caro. Los perros como una jauria se avalanzan sobre él. Desesperadamente recupera el equilibrio. Para uno, otro y otro, pero uno de aquellos bastardos hunde una cuarta de acero eiseno en las costillas de Álvaro quien suelta un grito tanto por la sorpresa como por el dolor. 

Oiis el grito de Alvaro incluso desde el segundo piso.  Este recibe dos poderosisimos espadazos y cae doblado al suelo sangrando profusamente.

Nota como se le nubla la vista y le tiemblan los brazos.

No está vencido aun y su indomita voluntad le impide dejarse caer en brazos del olvido.

Pero la situación ha tomado el cariz del peligro mortal. 

La situación era desesperada pero no sería. O por lo menos eso diría su señor padre. Aun así los eisenos eran muchos, demasiados. La Compañía del Toisón era buena, la mejor de hecho, pero no estaban todos sus integrantes, la mayoría seguramente sorprendidos en la noche y capturados, o algo peor. Había sido tan sólo la fortuna de Theus que habían coseguido sus amigos y él lelgar hasta el cuartel y avisar. Pero no había servido de mucho, tan sólo para que ellos estuvieran ahí con sus camaradas para morir junto a ellos con honor.

Alvaro fue el primero en salir al combate, la muerte del guerrero como debe ser. Pierre buscando a los francotiradores. Rodrigo...Rodrigo observó la situación con ojo clínico y salió corriendo por una de las puertas del almacen.

En el patio Alvaro caia, Pierre seguía disparando. La compañía cayendo hombre a hombre y dando cara su vida. Fue entonces cuando Rodrigo volvió. Tenía un barril de polvora al hombro y otro bajo el brazo, y una llama de locura en sus ojos.

Hans ayudamente hombre. Necesito de tú prodigiosa fuerza. Nuestros camaradas la necesitan.
Voy a abrir hueco en sus defensa. En cuanto escuches la explosión abajo lanza el barril tan fuerte como puedas en dirección a la puerta, es donde más se concentran esos perros eisenos.
Sí lo sé, eres un buen hombre,pero no todo el mundo tiene la fortuna de nacer en Castilla. Pierre, en cuanto lo lance tendrás que volarlo antes de que toque el suelo. Así afectará a más. Abriremos una brecha, y los nuestros podrán salir del cerco.

sino he entendido mal rodrigo quieres que dispare al barril que lance rodrigo antes que toque el suelo, me gusta la idea chicos es la mejor oportunidad
Aun asi hans dejame una de tus pistolas por que las mias estan descargadas y no hay tiempo de recargarlas
Otra cosa en cuanto exploten los barriles correre a por alvaro, como medico del grupo es mi mision recuperarlo
Suerte y a por ellos

En el patio Alvaro caia, Pierre seguía disparando. La compañía cayendo hombre a hombre y dando cara su vida. Fue entonces cuando Rodrigo volvió. Tenía un barril de polvora al hombro y otro bajo el brazo, y una llama de locura en sus ojos.

Rodrigo no era tan fuerte como Hans, ni tan diestro como Alvaro, o tan carismático como Pierre. Pero, a veces, tenía buenas ideas.
Dejó los dos barriles en la entrada y les quitó el tapón que servía para descargar la polvora en los cañones. Los colocó de lado y les pegó una patada, cada uno en una dirección diferente. Los toneles rodaron dejando su oscuro rastro a su paso. Seguramente no llegarían muy lejos, pero esperaba que lo suficiente. En medio del fragor de la batalla podrían pasar desapercibidos. Pero no la siguiente parte del plan.
Antorcha en mano Rodrigo no tuvo más remedio que exponerse a los ballesteros de la compañía eisena. Pero era un pequeño precio que pagar si su plan salía bien.

Compañia del Toisón. Estos perros traidores y sin honor creen que han acabado con nostros. Demostremoslés su error. Antes morir que perder la honra. Ellos serán más, pero nosotros somos mejores. Enseñadselo. Enseñadles qué significa enfrentarse a nosotros. Por Theus. Por Toisón. Por Castilla. Sus y a ellos.

Y dejó caer la antorcha en los regeros de polvora.

Le doy una pistola a Pierre. Saco mi mosquete, y apunto a los ballesteros que nos diezman desde arriba. No me tiembla el pulso a la hora de disparar a mi propia gente. 

Daría algo por ayudar a mis compañeros, pero la situación es peliaguda. Quizá Pierre pueda hacer algo, pero mi labor es concentrar el fuego. Recargo deprisa mi mosquete.

Viendo la situacion cojo la pistola de hans y se lo agradezco,
hans bajo para ayudar a los castellanos,debemos traer a la seguridad de este recinto a Alvaro
antes de bajar cojo una silla de la habitacion, de esta manera tendria una pequeña defensa contra las flechas a la hora de ir a buscar el cuerpo de alvaro que estaba tendido en el patio
corro por las escaleras hacia el patio y para colocarmr al lado de Rodrigo y asi tambien apoyarle en su tarea de mermar a los atacantes
Abro la puerta de acceso y veo como en ese momento de las manos de Rodrigo cae la antorcha que va a crear el caos

La puerta del cuarto de avituallamiento vuelve a abrirse y Rodrigo emerge de ella profiriendo maldiciones sin cuento. A su alrededor repican las saetas pero el castellano las ignora mientras este con acerada calma echa a rodar dos barriletes de polvora. Sorprendidos los eisenos que rodean al herido Alvaro se lo quedan mirando mientras el resto de combatientes más alejados sencillamente lo ignoran.

Las expresiones de los Perros de la Guerra más cercanos se tornan de sorpresa a pánico cuando el castellano acerca la llama al reguero de polvora. Como una centella corre la llama hasta los barriletes prendiendo estos bajo los pies de los traicioneros enemigos.

Dos explosiones retuenan por el patio de armas y una quincena de mercenarios eisenos saltan por los aires. El ambiente se llena del humo negro de la polvora y acobardados los Perros de la Guerra retroceden momentaneamente. El teniente y la quincena de miembros de la Compañía del Toisón restantes dejan escapar un vitor. ¡Ahi os lleve Legión bastardos! y volviendose hacia Rodrigo, Alvaro y más lejos a Pierre y Hans os grita ¡Señores! ¡A mi la Compañía! ¡Debemos replegarnos siganme a la capilla! Y señala con la espada a las recias puertas entreabiertas al otro lado del patio. Con buen orden los hombres de la compañía se retiran más allá del pozo en el centro del patio de armas hacia la dirección señalada.

Rodrigo se esperaba la explosión, por lo que tan sólo quedó ensordecido unos instantes en los que llegó Pierre. Le gustaría poder ir con sus compañeros, pero no podían abandonar a Alvaro.

Echame una mano con él rápido. Hemos de ponerlo a cubierto.

La polvora todavía podía olerse, y casi saborearse, en el patio. Pero al estar tendido no le debería haber afectado demasiado a su compadre.

Cuando llego al patio veo como rodrigo gracias a su idea, ha abierto una brecha en las lineas enemigas y eso es aprovechado por la buena vista de nuestro teniente, corro hacia rodrigo y cojemos a alvaro, con la otra mano empuño una de las pistolas y me preparo por si se acerca algun loco a atacarnos.
Hans corre no nos queda tiempo y no se cuanto tiempo el teniente dejara abierta la capilla

El caos desatado por Rodrigo logró darle un respiro de la medicina de acero que estaba recibiendo. Aunque le costase aceptarlo y fuera lo último que quisiera hacer, debía reconocer que la situación le habría pintado muy mal sin la ayuda de su compatriota. Mas las situaciones no hay que desaprovecharlas y ahora el camino estaba despejado hasta sus compañeros de la compañía y su capitán, quien les ordenaba replegarse a la capilla, quizás para resistir heroicamente, o al menos poder reducir el número de enemigos a los que enfrentarse a la vez.

Rodrigo ya estaba a su lado, preocupado por sus heridas.

- Vamos, hermano, vayamos con nuestros hermanos a la capilla. – mira sus heridas, torciendo un poco el gesto por el dolor, pero sin poder echarse la mano por tenerlas ocupadas con sendas espadas – No os preocupéis por mis heridas. De peores he salido y aún podré ayudar a mis hermanos contra estos bastardos eisenos que no conocen el honor.

Tras lo que se encaminó con el gallego a la capilla, torciendo un par de veces la cabeza en el camino para divisar a Pierre y Hans y ver que tal les iba para llegar hasta ellos con el chico.

Estais ya muy cerca de la capilla cuando veis como los mercenarios eisenos empiezan a arrastar hacia sus posiciones, junto al portón de entrada, a algunos heridos de los hombres de la Compañía del Toisón ¿Es que acaso no conocen la más mínima decencia estos bárbaros?

A pocos pasos vuestro un pelotón arrastra con malas maneras a un soldado herido en el estomago que aún así trata de resistirse a pesar de sus menguadas fuerzas. Al veros lo dejan caer como un saco y tomando las armas hacen gestos amenazadores en vuestra dirección.