Partida Rol por web

Rodrigo vio como los mercenarios eisenos arrastraban a uno de sus compañeros heridos. No estaba seguro de qué iban hacer con él pero daba igual. Nunca se abandona a un compañero. Nunca.

Viendo que Alvaro podía caminar por su propio pie se acercó a ellos con paso decidido y el acero en su mano. Sabía que los Perros eran duros. Pero no fue hasta que no intercambió estocadas con ellos que se dio cuenta de lo buenos que eran realmente.

Su hoja fue detenida con facilidad. De hecho, con vergonzosa facilidad.

Los eisenos avanzan hacia vosotros como verdaderos perros de presa sedientos de carne y sangre. Se despliegan a vuestro alrededor acechandoos. De repente salta Rodrigo y lanza una serie de golpes de esgrima que los mercenarios para con facilidad. 

Uno de ello traba la espada de Rodrigo con la guarda de su enorme sweihander y pegando su cara a la del castellano le insulta  schwanzlutscher... Sin esperar respuesta a sus zafias palabras propina un cabezo al castellano mientras dos de sus compinches tratan de acertarle con dos mandobles certeramente dirigidos.

Los otros tres mercenarios se abalanzan con odio sobre Hans llamandole traidor, hijo de mil padres y otras lindezas pero su rabia les ciega y el camarada eiseno los esquiva con un rápido movimiento.

Álvaro se lanzó tras Rodrigo contra los Perros. Estaba malherido pero no dejaría que esos sucios bastardos traicioneros hijos de unas cerdas con sífilis se llevaran a su compañero.

- ¡Sucios bastardos sifilíticos, quitad vuestras sucias manos de quien tiene más honor en la punta de su bota que vosotros en todos vuestro árbol genealógico!

Una rápida estocada hirió a uno en la cara, lo suficiente para despistarlo y que rompiera la formación, lo que le dio la oportunidad de hacer un rápido giro y clavar por sorpresa sus dos aceros en otro eiseno que cayó al suelo fulminado.

El herido Alvaro avanza dispuesto a vengar las heridas recibidas. Hiere de gravedad a uno de los mercenarios y hace un feo rasguño a otro. Aunque uno de sus camaradas está ahora en el suelo doliente los insensibles mercenarios siguen combatiendo impasibles aferrando sus enormes espadas mientras rondan como mastines al grupo.

Álvaro seguía moviéndose a buen ritmo a pesar de las heridas. Estaba claro que desde que recibiera el beso del acero eiseno estaba siendo más cauto. Aún así su habilidad seguía quedando patente.

Primero bailó entorno a Rodrigo para desconcertar a sus adversarios. Otro rápido tajo mandó al suelo al que ya hubiera herido antes, lo que atrajo la atención del último perro que hacía frente a Rodrigo. Las oportunidades así no se desaprovechan, así Álvaro hundió rápidamente sendas espadas a la vez en el cuerpo del bastardo, que cayó al suelo con una expresión de dolor.

Se giró y vio que Pierre aún seguía teniendo problemas. De tres zancadas rápidas estuvo en la refriega presto a auxiliar a su compañero. Con quien no tenía honor no habría de mostrarlo. Por la espalda clavó a Almudena y Victoria en uno de los eisenos, que también cayó sin acertar a ver a Álvaro acercarse. Otro se giró para encarar a Álvaro. Mientras lo hacía Álvaro ya había sacado sus espadas. Con una paró el torpe golpe que le lanzaba aquel, mientras que con la otra hería su pierna, haciéndole una fea herida por la que probablemente le recordaría el resto de su vida, si lograba conservarla al salir de allí.

Ahora se notaba que volvía a disfrutar. Probablemente, también por tener la oportunidad de vengarse de las heridas recibidas por los otros perros.

Y alli ibamos todos como una ola que golpea el casco de un bote, con decision con firmeza, no podiamos permetir que estos porcs sans honneur nos atacaran y ademas se cebaran con nuestros compañeros caidos, tenian la ventaja pero no les permitiriamos que usasen con nosotros sus mas sadicos instintos.
Me pongo a un lado de Alvaro y cubro su flanco atacando sin cuartel con mi espada en una mano y el main gauche en el otro

Álvaro seguía moviéndose a buen ritmo a pesar de las heridas. Estaba claro que desde que recibiera el beso del acero eiseno estaba siendo más cauto. Aún así su habilidad seguía quedando patente.

Primero bailó entorno a Rodrigo para desconcertar a sus adversarios. Otro rápido tajo mandó al suelo al que ya hubiera herido antes, lo que atrajo la atención del último perro que hacía frente a Rodrigo. Las oportunidades así no se desaprovechan, así Álvaro hundió rápidamente sendas espadas a la vez en el cuerpo del bastardo, que cayó al suelo con una expresión de dolor.

Se giró y vio que Pierre aún seguía teniendo problemas. De tres zancadas rápidas estuvo en la refriega presto a auxiliar a su compañero. Con quien no tenía honor no habría de mostrarlo. Por la espalda clavó a Almudena y Victoria en uno de los eisenos, que también cayó sin acertar a ver a Álvaro acercarse. Otro se giró para encarar a Álvaro. Mientras lo hacía Álvaro ya había sacado sus espadas. Con una paró el torpe golpe que le lanzaba aquel, mientras que con la otra hería su pierna, haciéndole una fea herida por la que probablemente le recordaría el resto de su vida, si lograba conservarla al salir de allí.

Ahora se notaba que volvía a disfrutar. Probablemente, también por tener la oportunidad de vengarse de las heridas recibidas por los otros perros.

Los compañeros saltaron a la defensa de su camarada herido de las manos de los salvajes eisenos. Con bravura Rodrigo trabó espadas con ellos pero falló en su ataque mientras que Pierre con más suerte logró herir a otro. Decidido a vengar la brutal paliza recibida en el combate anterior el bachiller saltó de nuevo a la lucha con sus espadas de buen acero de Castilla. Cayeron rapidamente varios de los eisenos hasta que solamente uno, que atacaba a Pierre, quedó en pie.

Pero de un salto el montaignés esquiva la mortifera espada del mercenario y queda en posición para acometer de nuevo a sus enemigos.

Esto iba mejor de lo que esperabamos, aunque los contricantes eran duros nosotros no eramos nuevos en estas lindes, asi que era momento de zanjar el tema, agarre con fuerza las dos armas y fui a por mi contricante para demostrarle a esta escoria como nos las gastamos en esta compañia
No se como terminara este asalto pero no se van a ir de rositas por todo lo que han hecho

El montaignés se vuelve sobre si mismo con la elegancia propia de la escuela Valroux de esgrima. Traba con la guarda de su espada el mandoble del eiseno y antes de que este pueda liberarlo le asesta una puñalada baja con su main gauche justo en la riñonada. Gime como un animal herido el eiseno.

Afortunadamente para Rodrigo, no estaba peleando solo. Por lo que sus compañeros dieron buena cuenta de los soldados acabando con casi todos ellos. Tan sólo quedaba uno, que seguramente en otras circunstancias le habría dejado huir. Pero no esa noche, no con todo lo que estaba pasando.

Sin apenas moverse del sitio, el castellano fintó un ataque por la diestra para finalmente sortear la espada eisena y clavarse en el estomago de su enemigo. El pobre desgraciado no tuvo ninguna oportunidad en cuanto se quedó solo.

Buf. Si no es por vosotros no lo cuento.
Recojamos a nuestro compadre y vayamos a la capilla.

Os retirais con el camarada herido al interior de la capilla. Ahí os dais cuenta de que apenas una treintena de miembros de la Compañía del Toisón han logrado seguir el estandarte y reagruparse. La mayoría estan heridos y el pequeño espacio, debilmente iluminado por las velas al pie de los santos, se ve invadido por el olor metálico de la sangre y los gemidos de los heridos.

Veis al fondo un pequeño grupo de hombres reunidos al pie del altar, entre ellos se encuentra el teniente con el estandarte y sentado con la espalda contra el ara del altar un demacrado Isidro Guzmán de Soldano. Este os hace una seña para que os acerqueis y seguidos por Micchelangelo obedeceis y os incorporais al consejo.

A la que os acercais veis que el jubón del Capitán está cubierto de sangre ahí donde lo apuñaló von Lüdlow y que su piel tiene una tetrica palidez. La voz suena debil y agotada cuando por fin el Don Isidro os habla.

Realmente Dios ha favorecido esta noche a vuestras mercedes. La traición eisena ha diezmado los rangos de esta nuestra Compañía y como podrán ver apenas un puñado hemos logrado sobrevivir a este primer envite. Hace una pausa para recuperar aire y su respiración suena preocupantemente trabajosa Aunque sea el Cielo testigo de que solo la traición más bellaca ha podido acabar con nostros. Pero me temo que el resultado final de esta noche está ya decidido por nosotros. No hay más salida de esta capilla que la puerta por la que entramos, ni del cuartel otra que la puerta por la que entraron los eisenos. Si tuvieran vuestras mercedes alguna idea milagrosa les ruego que la expresen ahora pues es el momento. Su mirada pasea por vuestros rostros iluminados por las velas Si no como mínimo moriremos con honor y honra arrastrando al infierno a cuantos de esos bellacos podamos. Solo lamento que ese bastardo eiseno ponga sus manos en nuestra sagrada enseña.

Habían logrado llegar a la capilla, pero eso no quería decir que hubeiran salido de aquello todavía, la mayoría de los hombres estaban heridos, y era más que obvio que no serían rivales para los eiseno.
Pero lo que realmente hizo que a Rodrigo se le encogiese el corazón fue ver al comandante en aquel estado. No le quedaba mucho de vida, y todos lo sabían, incluído él.

No desfallezcaiz comandante. Eso perros arderan en los fuegos de Legión por lo que han hecho. La compañía del Toison no acabará aquí ni hoy, lo juro por Theus.

El castellano comenzó a mirar la capilla. Estaban encerrados en ella, y era obvio que no había salida. ¿O sí? Después de todo estaban en Vodacce. Quizás con la excepción de las cortes de Montaigne no había otra más conspiradora que la de ellos.

Mi señor. Puede que no estemos tan perdidos. Estamos en una casa principal de Vodacce, en la capilla. Los principes conspiran entre ellos continuamente, y no pueden arriesgarse a hacerlo en lugares públicos. Pocos lugares más discretos hay que las capillas o las casas de citas de sus ciudades. Y para llegar a ellas no solían usar todos los implicados las puertas principales. Algunos tenían que llegar sin ser vistos. Y eso requiere pasadizos y puertas secretas.

Por no hablar de cuando quieren ir a ver a sus amantes.

Me juego mi soldada de todo un año a que en esta capilla existe una de esas puertas y pasadizos. Debemos buscarla.

Tragando saliva con obvia dificultad Don Isidiro asiente. Muy cierto lo que deciis. Mi duda es sobre si ese perro de von Lüdlow nos dará tiempo a encontrar esos pasillos. Gotas de sudor pueblan su frente Y aún peor dudo que al menos yo pueda emprender tan azaroso viaje. Trata de esbozar una mueca que pase por una sonrisa Pero vuestro tesón os hace realmente valedores de ser miembros de nuestra Compañía. Nunca desfallecer, nunca rendir armas y enseñas ¿no es cierto?

Ois una vocecilla que os habla des de entre los hombres reunidos junto al Capitán.

Signori dice la vocecita la cuestión es que io si que sé donde podemos salir de aqui. Il pozzo che a en el centro del patio. Es muy antiguo y muy profundo. Va a dar a las catacumbas y desde ahí se puede llegar hasta el puerto. Traga saliva el niño Ma e molto pericoloso hay cosas...nello oscuro

Medita el Capitán las palabras del niño. En ese caso la lucha aún no ha acabado, hay esperanza. Su mirada pasa por los rostros de vosotros cuatro y percibiis un brillo de esperanza renacer en sus ojos Esta aciaga noche no tiene por que ser el fin de nuestra Compañía. Haremos una salida y trataremos de ganar el patio hasta el pozo. Desesperada en efecto será esta acción y no podemos si no esperar caer con honra. Pero vuestras mercedes deben ganar el pozo y una vez ahí huir al puerto. Cumplan el juramento al muchacho y lleven con vuestras mercedes el honor de esta Compañía del Toisón. Hace un gesto y el teniente inclina el estandarde, apoya Don Isidro la mano dejando una mancha de sangre en la tela. Juren que servirán a esta Compañía con honra y honor ahí donde Dios y el Destino les lleven. Juren..juren que un día será vengada esta noche de traiciones.

despues de ver como deriva la conversacion y mientras recargo mis dos pistolas y le devuelvo a hans la suya, ma cuadro y miro con seriedad al capitan
señor juro por mi sangre que acabare con todo los perros traidores de los perros de la guerra que me cruce en mi camino y asi les recordare la vil accion que cometieron contra nosotros y nuestro estandarte
bien pues dispongamosnos para la batalla, muert o venganza
por favor darme otras dos pistolas que creo que me haran falta