Partida Rol por web

Todos los compañeros han logrado salir del mortal horno en el que se ha convertido el laboratorio y solamente Alvaro, quien lleva fuertemente agarrado el artefacto, ha tropezado y caido a apenas un par de metros de la seguridad. Aún algo mareado por la explosión consigue gatear hasta la seguridad del pasillo.

Ahí reunidos los cuatro recuperan el resuello tras su, enésimo, roce con la muerte. Tras algunos minutos el violento incendio de los productos químicos parece haber consumido todo el material consumible y haberse apagado. El laboratorio ha quedado arrassado completamente y solo quedan restos de maderas e inmundicias medio chamuscadas. Aunque ahora el pasillo en el que os encontrais está lleno de un humo de olor acre que probablemente no sea demasiado bueno para vuestros pulmones.

Álvaro se arrastró hasta una pared opuesta a la puerta del infierno del que había salido, dejando en el suelo a medio camino artilugio infernal que había hecho que las llamas lo alcanzaran. Se mantuvo sentado recuperando la respiración y tosiendo por el humo inhalado hasta que logró recuperarse un poco. Su mano sobre su costado donde parecía que le había alcanzando más metralla de las redomas que explotaron.

“No ganamos para ropajes…” pensó con una media sonrisa.

El fuego se apagó y en el pasillo sólo quedaba humo. Se puso en pie. Era hora de continuar.

- Diría de seguir y cuando encontremos un lugar donde no llegue este humo parad un momento para que Pierre pueda mirar mis heridas. Estos vapores del averno seguro que podrían matarnos – dijo con odio hacia los retos del incendio – Por favor, guardad esa maldita cosa y sigamos. Malditas las ganas que tengo de volver a verlo si no es para dárselo a Martina a cambio de nuestro oro.

Empezó a avanzar sigilosamente como antes, aunque se podía notar en su andar el dolor que debía sentir por los cortes.

Cojo la baratija y la coloco en mi mochila en la que ahora hay sitio de sobra, también aprovecho y miro por encima las heridas de Alvaro que no tienen buena pinta, pero por lo menos no son cortes sangrantes esta vez, aunque son quemaduras y siguen siendo peligrosas.
como veais podemos terminar de registrar esta ala o volvemos al comedor que ya no hay quien nos moleste y tratar las heridas que tengamos

Miro a Alvaro con preocupación, el fuego era peor que cualquier espada y sus heridas parecían graves.

Continuar aquí, no se sabe nunca que haber. Despues, seguir pasillo.

Mallory es parca en palabras pero deja que sus acciones hablen por ella. Agarrando una de las dos antorchas que os quedan se acerca hacia la arcada del final del pasillo.

Esta da a una pequeña capilla vaticana, o a lo que queda de ella. Los bancos y otro moviliario han sido reducidos a pedazos de madera astillados y cubiertos de polvo y otras inmundicias. El altar se encuentra derribado y en el suelo medio rota reposa una cruz de Theus con algunas joyas engarzadas.

Pero lo que llama la atención a la temblorosa luz de la llama son las paredes. Estas parecen cubiertas de crudas pinturas que representan figuras vagamente humanoides en diversas y macabras posiciones. ¿Quien fue el artista? ¿Que representan exactamente? Un escalofrio os recorre el espinazo cuando veis que en realidad no son pinturas si no dibujos hechos arañando la propia piedra de la pared.

Viendo que estamos en una zona que parece segura, cojo a Alvaro y lo siento para poder revisar sin problemas las heridas, veo como la piel se esta callendo a tiras de la zona calcinada y dejaba aflorar una zona sonrosada llena de ampollas y liquido.
ya había visto estas heridas en el campo de batalla como consecuencia de explosiones o cañones y era sorprendente que el dolor no le hubiese hecho perder el conocimiento, aunque Álvaro decia que no tenía de eso, así que me puse manos a la obra.
empiezo a limpiar las quemaduras para quitar toda la piel muerta con agua con sal y luego aprovecho el barro que encuentro, la polvora y ciertos aceites que tengo para crear una cataplasma y poder cubrir todas las heridas bien, antes de vendarle y dejarle sus "pupitas" lo más protegidas posible
creo que ya estas a punto compañero, pero creo que tendras que olvidarte de fumar en pipa una temporada,
Aprovecho para revisar mis heridas por suerte lo mio es menor, un par de laceraciones producidas por la roca de la montaña, asi que limpio bien los cortes y vendo sin necesidad de coser por que no son profundas, ya estoy en condiciones
ale ya estamos seguimos?

Una vez más Álvaro se confío a las expertas manos de Pierre cuyos cuidados esta vez dolieron menos que en otras ocasiones. Escoció, no nos engañaremos, cuando limpio las heridas con el agua del mar, pero el cataplasma lo sintió como una mano angelical que se llevara de una caricia todo el dolor que sentía.

- Muchas gracias, doctor – le agradeció con una sonrisa una vez el dolor hubo pasado.

Luego se cuidó él mismo. Con el ajetreo de que la exploración no habían caído en la cuenta de que Pierre se había lastimado al caer en la escalada.

Ahora ya sí listo de nuevo para la acción exploró la estancia con el resto de sus compañeros, santiguándose una vez más al descubrir los extraños grabados en la pared. Rezaba por no encontrarse con la criatura que los había hecho, en caso de que no fuera aquella a la que habían dado muerte un poco antes.

Vio la cruz engarzada de joyas y no dudó un momento en cogerla para tendérsela a Pierre y que la echara en la saca.

- Esto será un buen extra para los fondos de la Compañía, chicos. – dijo con una sonrisa sincera.

Por último esperó a que sus compañeros estuvieran listos para regresar y explorar las partes del castelo que aún quedaban por delante de ellos.

Rodrigo se mantuvo en silencio el resto del recorrido hasta llegar a la especie de capilla. Estaba preocupado por las heridas de Alvaro, por supuesto, pero sabía que tenían que buscar un lugar adecuado para descansar.

Cuando por fin lo encontraron el Gallegos se quedó mirando las macabras pinturas mientras Pierre hacía su magia y curaba a Alvaro.

Interesante. Son la mar de interesantes. Desde luego siguen la tónica de las pinturas que vimos antes. Muy desagradables, pero creo que dejan claro la intención del dueño del castillo.

Cuando estuvieron listos no hubo más remedio que continuar. Cuantos antes investigaran todo y encontraran los objetos antes saldrían de aquel lugar infernal.

Bueno. Estamos listo para seguir ¿no?

Viendo todo hasta el momento, me da que pensar cosas raras y poco lógicas para un hombre de ciencia como yo, pero el ser que nos ataco antes está fuera de lo lógico y lo humanamente explicable por las leyes humanas.

señores de momento aqui hay cosas poco comunes, no se que causó el estado de este castillo, pero aquí pasaron cosas que la ciencia no podría darle definición y creo que no se acabaron con la desaparición del castillo durante tanto tiempo.
Recordarme cuando volvamos le preguntemos a nuestra "jefa" si sabía algo de esto

Seguiis vuestro camino por el lobrego pasillo dejando atrás la puerta que llevaba al comedor. Pasais por delante de los macabros lienzos y finalmente llegais al fin del pasillo. Este acaba en una escalinata que desciende más allá de lo que llegan las luces de vuestras antorchas.

Empezais el descenso y aunque tratais de andar con sigilo vuestros pasos casi diriais que resuenan en la sepulcral quietud.  Cuando estais llegando hacia el final de la escalera veis que esta desemboca en un gran hall. Restos de espejos cubren las paredes laterales y arrancan brillos extraños a la luz de vuestras antorchas.

Justo cuando poneis pie al final de la escalera unas puertas dobles se abren y un grupo de una docena de los cazadores de tesoros entran corriendo en el hall. Sus rostros son mascaras de terror y respiran agitadamente pero se detienen armas en mano cuando os ven.

Sorprendidos de encontraros se detienen en seco y os observan.

Por el amor del Profeta musita uno de ellos ¡son otra trampa! ¡acabad con ellos! Pero el resto parecen miraros sorprendidos y no siguen sus ordenes.

¿Debeis intentar parlamentar? ¿Huian acaso de algo estos saqueadores? ¿O debeis aprovechar la ventaja y atacar?

Miro a eso cazadores de tesoros, con la cara desencajada por el miedo, lo que me dejaba claro que probablemente hayan encontrado a esas criaturas del infierno.

Espada en mano doy un paso hacia a ellos.

No trampa, nosotros explorador. Que haber adelante?

Las dos espadas de Álvaro aparecieron en sus manos como por arte de magia cuando vio aproximarse a los cazatesoros. ¿Una docena? Más habían despachado antes del desayuno, pero siempre podrían sufrir algunos rasguños y perder energías que necesitarían contra las criaturas del averno que les siguiesen.

- ¡Dejad de decir insensateces! Somos personas de carne y hueso como vosotros.  Ahora… - dijo entrecerrando los ojos - ¿si os dejamos marchar, qué nos asegura que no nos esperaréis fuera para asaltarnos cuando hayamos acabado con las criaturas del averno?

No estaba en su naturaleza atacar inmediatamente a quienes huían de un terror salido del infierno, pero no se fiaría de aquellas ratas sacadas de las peores calles de Vodacce. Bien podrían esperarles para atacarles cuando estuvieran debilitados tras la lucha con las criaturas de este maldito Castelo, bien podrían tratar de tomar el barco fuera y tomar como rehenes a su patrona, tal y como hiciera el sargento de la guardia en el puerto. Tampoco serviría decirles que dejen sus armas, pues encontrarían las armas en la entrada de la docena de fantoches que habían despachado al trepar. Odiaba pensarlo, pero era probable que no les quedara otra solución que acabar con aquellos inútiles aquí y ahora para evitar que les apuñalaran por la espalda más tarde, pues tal era la naturaleza de los escorpiones y de los vodacios. 

Viendo la situación esto se ponía peliagudo, además de ver que los mercenarios estaban asustados y no tenían ganas de atacarnos, pero lo que decía Alvaro era verdad, sobretodo cuando salieran y descubrieran que su barco se había hundido y no tenian medios para abandonar la isla y eso era un problama a tener en cuenta y que habia que solucionar ahora, para no encontrarnos una sorpresa después

mon amis vamos a tranquilizarnos, caballeros creo que nuestros caminos llevan el mismo fin, pero creo que los seres que hay en este castillo y que no son de este mundo, han afectado sus cerebros más que a los nuestros -en ese momento levanto las pistolas y les apunto- pero como dice mi compañero no me fio de alguien que desde que hemos llegado tienen ordenes de acabar con nuestras vidas, no se como vamos a llegar un acuerdo, excepto si en vez de huir, entrais con nosotros ahi dentro de nuevo

No.. no lo entendeis balbucea el que ha hablado Hay cosas en estos salones. Cosas terribles. ¡Ese bastador de Cagliari nos ha traido aquí a morir! ¡Está obsesionado con esa maldita puerta! Esas cosas nos han cazado por decenas y aun así ese loco sigue frente a esa maldita puerta... en ese momento un coro de chillidos parece subir por la oscuridad desde las espaldas de los saqueadores. Uno de ellos se vuelve y chilla presa del terror ¡Se acercan! ¡no lo lograremos!

En ese momento dando poderosos saltos un trio de criaturas de pesadilla sale de la oscuridad. Una de ellas derriba de un salto a uno de los cazadores de tesoros y con sus garras eviscera a otros dos. La segundo muerde el cuello de uno de ellos provocando una cascada de sangre y liquida a otro par antes de que puedan levantar sus armas. La tercera cae desde el alto techo en medio de los restantes y en un frenesí de mordicos y arañazos no tarda en quedar rodeada de cadaveres y agonizantes.

En ese momento las tres horribles criaturas se vuelven hacia vosotros, contemplandoos con sus rostros vagamente humanos y sus ojos negros como pozos sin fondo. Sus bocas, llenas de dientes triangulares y afilados parecen contraerse en sonrisas burlonas antes de caeros encima.

De repente dos de ellas saltan hacia adelante tratando de herir a Rodrigo y a Mallory. El de gallegos esquiva con pasmosa facilidad el ataque de la criatura que parece enloquecida ante la visión de tanta carne que devorar. Pero por su parte el que cae sobre Mallory logra pillar por sorpresa a la eisena y sus zarpas vuelan hacia la cara de la mujer.
 

Un trio de criaturas... Una ya me había dado bastantes problemas, pero mi resistencia era alta. Estaba preocupada por los demas, ya que aun qie era habiles, no poseían la dureza de mi cuerpo y la protección de mi dracheneisen, el cual acababa de evitar que un buen corte profundo surcara mi cara.
Escupo al suelo por el sabor de la sangre y miro a los ojos de la criatura, moviendo mi espada y panzerhand, animandolo a venir a por mi de nuevo.