Partida Rol por web

La imagen imponente del hospital parece fría y quizás lo es pero es ciertamente el único lugar donde podrían hacer por Clay. Más de una persona se vuelve a ver al viejo cacharro que lleva a la rubia pareja, suponen que es una emergencia pero más de uno se pregunta qué diablos hacen allí. Una ambulancia con dos paramédicos cruza con el auto de Winter y lo maldicen pues casi se estampan contra ellos, no hay a mano un lugar donde estacionar pero enseguida puede el policía ver los grandes letreros que le indican por dónde ir. La vertiginosa llegada de la pareja no podía ser de otra manera al parecer el tiempo apremia y la zona de urgencias ya no está lejos.

Unos metros más y al fin dan con el lugar, por suerte hay donde aparcar y no habrá que hacer mucha maniobra, además, Clay pesa tan poco que no es gran problema llevar hasta la entrada.

Aparco lo más cerca posible, sin fijarme si quiera si es zona reservada o no, durante el trayecto, apenas si puedo pensar, concentrado en no empotrarme contra nada ni contra nadie. Salgo apresuradamente, y abro la puerta de atrás, alzando en brazos a mi hermana, ignorando a cualquiera que me diga algo, ya sea enfermero o seguridad, hasta que cruzo las puertas de urgencias.

Las alarmas de seguridad, detectan la pistola, algo con lo que contaba, ¡SOY POLICIA! ¡TIENEN QUE AYUDAR A ESTA MUJER! busco una camilla próxima donde dejar a Clay mientras los seguratas hacen su trabajo. Me dejo registrar sin poner ningún inconveniente.

Ha habido un atentando en la corporación Mcmord, y me han encargado, PERSONALMENTE, que atiendan a esta mujer con todos los medios que consideren necesarios aunque he bajado el tono de voz, me aseguro que los del mostrador de admisiones me oigan.

Levanto las manos, en plan pacífico, no es mi intención causar ningún problema, simplemente intentar que por lo menos, reciba la primera atención, ya habría tiempo de ir pensando en algo para más adelante.

Muchas miradas se volvieron a Winter mientras entraba con Clay en brazos, de hecho esas miradas se detuvieron de lo que estaban haciendo hasta que el policía depositó a su hermana en una camilla que había en un pasillo blanco e inmaculado. La mano de ella cayó inerte, helada pero su rostro seguía enrojecido. No pasó mucho tiempo antes de que la guardia del hospital corriera a sujetar, revisar y de ser necesario sacar a Winter de allí con todo y mujer pero se detuvieron justo cuando el hombre dijo ser policía.

Un doctor bastante joven se acercó a él mirándolo de arriba a abajo, parecía estar en su sano juicio y tener las cosas bajo control pero la mujer debía ser algo especial para él o por mucho que fuera una herida del accidente en McMord, no la habría llevado personalmente. Hizo una seña a los dos guardias para que se apartaran de Winter, no quería una escena en su hospital, además, era un policía y la placa era genuina. Volteó a mirar a la recepcionista y le hizo una seña, para que llamara a McMord y preguntara pero luego de unos segundos, nadie atendió. Así que el doctor se encogió de hombros y miró a Clay por encima del hombro de Winter.

Cuando notó que la chica había dejado caer el brazo, apartó a Winter de una sola vez poniendo su mano en el hombro de este y dando órdenes.

-¡Traigan un resucitador por si lo necesitamos! ¡Tomen los datos a... Al policía! ¡Dos enfermeras aquí!

Se arrodilló ante Clay y tomó su pulso mientras contaba mentalmente, algo quizás obsoleto pero que Santiago había aprendido de su padre y le gustaba hacerlo a la antigua usanza. Se dio cuenta que no era una mujer tan vieja como parecía a simple vista y que estaba demasiado delgada, miró a Winter unos instantes y negó con la cabeza.

-¡Vamos a llevarla a CI, muevánse, muevánse!

Mientras dos camilleros se llevaban a Clay aún inconsciente, Santiago fue hasta donde Winter.

-Señor... Parece que la joven tiene un paro cardio respiratorio, iré a hacer lo necesario por ella. De los datos a la enfermera y lo veré dentro de unos minutos. Dania, que llamen a Stein, quizás lo necesitemos.

Hizo un gesto a la enfermera para que pidiera los datos a Winter, esta asintió, se trataba de dinero, cómo no y se alejó corriendo en la misma dirección en que se habían llevado a Clay.

-Tiene suerte, su esposa estará bien atendida... Pocas veces el director del hospital se encarga de nadie... ¿Su nombre, oficial?-dijo la enfermera.

!Whisman! pregunta por Whisman digo a la telefonista, aunque para mi alivio, nadie contesta, mejor, ya lidiaré más tarde con eso. Me aparté rápidamente cuando el doctor tomó el mando, hay que dejar que cada uno se dedique a lo que sabe. Observo impaciente los movimientos del médico, y cuando niega con la cabeza me quedo mirándolo con expresión incrédula.

¿Qué no qué? Eh, ¿qué coño significa justo en ese momento la camilla se interpuso entre nosotros, sino le hubiera arrancado la lengua para que hablara claro, aunque cuando se acerca, su tranquilidad me apacigua, pero lo del paro cardiaco sí que lo entiendo, y no me gusta, no me gusta una puta mierda, ¿me verá en unos minutos?, ¿qué le dé que mierda de datos?

Estaba totalmente flipado, lo había visto muchas veces, pero joder, así costaba mucho de asimilar, me volví a la enfermera, pero casi no escuchaba lo que decía, ¿Se va a poner bien?, ¿ha dicho que tenía una parada cardio respiratoria? ¡Joder! di un golpe en la mesa, de impotencia. Estaba nervioso, muy nervioso, joder Clay, tienes que aguantar, no me jodas Clay, no me jodas. Paso las manos por mi rostro, tengo sueño, los ojos rojos, estoy cansado.

Lo siento, lo siento… son los nervios miré a la enfermera de gesto serio ¿Podemos dejarlo para cuando el doctor me de noticias por favor? Ella… es, lo único que tengo, necesito saber que se va a poner bien sentía las lágrimas pedir paso de nuevo, alcé los ojos tras volver a secarlos, por favor casi supliqué, no podía hablar casi, tenía que estar preparado, ya había pasado por esto, por sus sobredosis, pero, esta vez, me sentía completamente roto.

Observé al doctor Drexler, parecía demasiado preocupado, quizás fuera porque la mujer venía de corporaciones McMord o no pero no me importaba o al menos ese no era mi trabajo. Cuando me dirigí al esposo policía, no conseguí que me diese ninguno de los datos, estaba por demás alterado y quizás terminara por necesitar ser atendido también. Levanté ambas palmas en alto y lo miré fijamente, intentando hacerle tranquilizar un poco.

-Escuche, el doctor Drexler es el mejor. Creo que su esposa se pondrá bien. Pero necesito tener sus datos para que el doctor haga lo necesario por ella...-era un tipo bastante guapo.

Había mujeres con suerte, a veces no entendía cómo es que podían liarse con tías así, me encogí de hombros mentalmente y sujeté una de sus manos para tranquilizarle aún más.

-En cuanto me dé los datos que necesito, que son nombre, edad, enfermedades de su esposa, yo misma iré a ver qué sucede allá dentro. ¿Está bien?

Wishman, ese nombre me sonaba pero no acababa de dar con la cara para el apellido.

Con la mirada aún algo cristalina, enfoqué la de la enfermera que insistía en mis datos, no se me había pasado por alto el matiz de datos igual a hacer algo por ella, de todas formas, si a ella no la atendían por culpa del maldito dinero, el doctorcito iba a tener que operarse de un tercer agujero en la frente. Tenía que recomponerme, había dicho que era el mejor médico, y con lo que valía cada aparatito de los que tenían aquí seguramente yo viviría durante tres vidas, así que la cosa tenía que salir bien.

No te vengas abajo, nunca los hecho tío, y ahora es el peor momento para hacerlo intento infundirme ánimos, Clay, se llama Clay Winter respondí tras unos segundos de duda, armonizando de nuevo mi respiración, Ha… ha tenido algunos problemas con las drogas, en el pasado, tiene treinta y cuatro años y… no puedo perderla, ¿lo entiende? la miré de nuevo angustiado, tenía que quitarme esa idea de mi cabeza.

Pero viene de parte de Whisman, Kylie Whisman, ella me dijo que la trajera aquí, trabaja para Mcmord es una carta arriesgada, nada me apetece menos que quedar en deuda con ella, pero cuando la vida de tu hermana corre peligro, pensar mucho no es una opción. Dejé que me cogiera la mano, en cierta manera me tranquilizaba la cercanía, pero bien sabía que en estos sitios era mera fachada, lo que tardara en darse cuenta de que la rubia no me respaldara.

Entonces es cuando esa amabilidad se tornaba en hostilidad.

Al final había conseguido los datos, no estaba mal para alguien que teme perder así a su mujer. Sonreí asintiendo al tiempo que anotaba todo rápidamente en la hoja de recepción.

-No responden, intentaré más tarde pero usted tiene que tranquilizarse, señor Winter.

Bajé la mano que antes lo había sostenido y cogí mi taza de café entregándosela.

-Beba un poco, le hará bien. Iré a ver al doctor Drexler...

Rodeé mi lugar de trabajo y caminé por el pasillo, dejando al señor Winter allí, me perdí por los pasillos y pronto di con la Unidad CI. Allí estaba Drexler, con cara de concentración y mucho, pero mucho trabajo. Entré en la sala y me acerqué a Drexler, para darle los datos de la mujer. Él asintió y continuó su trabajo.

Cuando carter volvió a la recepción, se dedicó a hacer de recepcionista de nuevo, debía encontrar a la mujer de McMord o los esposos Winter deberían irse. Luego de un buen rato de estar enfocado en el CPR de la mujer, que ahora sabía se llamaba Clay, Santiago entendió muchas cosas con la llegada de la enfermera. Drogas, no lo había pensando así como estaba dedicado a reanimar el corazón de la joven. Por fin, luego de un gran esfuerzo lo consiguió pero la fiebre seguía allí. Le pareció oportuno ir a dar noticias y luego volver con la enferma, lo peor había pasado. Salió dando largos pasos pues era muy alto, perlas de sudor coronaban su frente y cuando al fin cruzó la puerta que separaba CI de la recepción, se acercó a Winter.

-Escuche, ella está bien ahora. Aún debemos descubrir la fiebre. ¿Me puede decir qué sucedía exactamente cuando ella se puso así. La enfermera Carter me habló de drogas, así que supongo que algún episodio debió tener.

Drexler se pasó la mano por la cabeza y se arrancó el gorro que cubría su castaño cabello. Tenía 17 horas de guardia pero eso era mejor que volver a casa y fingir que todo estaba bien con Camille. Se secó el sudor y volvió a mirar a Jane.

-Lo siento, pero tienes que llamar a McMord y encontrar a alguien antes de que pueda continuar atendiéndola...

Volví a mi lugar, la noche sería larga pero mejor si tenía cosas que hacer que si no. Enseguida me puse al teléfono nuevamente. Una voz me atendió por fin del otro lado en Corporaciones McMord después de que el aparato sonara unas seis veces.

-Corporaciones McMord...
-Buenos días, necesito hablar con la señorita Wishman.

Luego de que me dijera que no estaba, prefirió darme su número telefónico antes que seguir dándome explicaciones. Le agradecí, corté y volví a digitar, esta vez los números personales de la señorita Wishman. El teléfono llamó más de siete veces, debía estar dormida a esas horas. Cuando al fin me atendió del otro lado una voz somnolienta.

Tiene razón, tengo que tranquilarme, sujeto la taza de café y asiento esbozando una leve sonrisa, sólo está siendo amable, y ahora mismo, no me importan los motivos que propicien esa amabilidad. La observo cómo se aleja, y doy un sorbo del café, que aunque ya no está demasiado caliente, espero que por lo menos me ayude algo.

Con pequeños y nerviosos, voy apurando la taza hasta que veo aparecer al doctor, suelto entonces el recipiente en la mesa y voy a su encuentro, suspirando aliviado cuando dice que está bien, joder, Clay, no me des esos sustos, no vuelvas a hacerlo, y liberando un poco la cabeza para pensar en la segunda parte del problema Gracias doctor respondo con calma, si, ella ha tenido algún que otro problema de drogas, pero esta vez no tengo ni idea de lo que pudo haber tomado, la encontré tras el atentado en el edificio Mcmord, ella había ido a visitar a su amiga Kylie, y yo había quedado en recogerlas después acaricio mi barbilla, sin desviar la mirada del médico salimos ilesos de la explosión, y luego, perdió el conocimiento parecía que el doctor perdía interés cuando no olfateaba el dinero, jodidos gilipollas.

Pero no tenía otra opción de momento, sólo esperar a poder hablar con la rubia, y que esta me ayudara, puta mierda, si que estaba mal la cosa, pacientemente me mantuve en silencio, hasta que al final la encontraron.

Si quiere, pásemela digo a la enfermera.

Notó que la enfermera había logrado hablar con Wishman y entonces prosiguió.

-Escuche, voy a ser muy directo con usted. Su corazón estás muy dañado, quizás necesite una cirugía de corazón, un trasplante, un... Bueno, usted ya sabe y para eso hay que rellenar muchos papeles. Además, aún debo encontrar la causa de esa fiebre que me está molestando mucho...

Me giré a ver a Jane y le hice una seña.

-Hable con Kylie, lo esperaré.

-Lo siento, buenos días. Busco a la señorita Wishman, hablo del hospital Deck Belmont. Un minuto... El señor Winter desea hablar con usted.

La mujer del otro lado no estaba nada contenta y era normal, la había despertado de quién sabe qué sueño. La verdad es que luego de toda la noche despierta, yo tampoco estaba muy contenta. Extendí el teléfono hacia el policía.

-Tome, ella está en la línea.

Abrí los ojos, aún era muy temprano pero el maldito teléfono no dejaba de sonar. Si era mi padre las cosas se iban a poner feas. Cuando estiré el brazo para responder el maldito móvil, tiré una botella de whisky, algo carisímo pero un lujo que yo valía. Maldije en voz alta, encendí la luz de noche y apreté el botón para atender.

-Wishman...-dije de mala gana con la voz adormilada, adolorida a pesar del whisky y poco pude entender.-¿Quién? ¿Qué? Espere un segundo, no le entiendo nada... Espere... ¿Winter?.

Ah, lo único que me faltaba, pero la verdad es que al escuchar el apellido del rubio policía, me intrigó. Llegué a pensar en los escasos minutos en que esperaba oír su voz del otro lado, que era una puta broma de mal gusto de algún malnacido. Estuve a nada de cortar la llamada pero no me resistí a llegar al fondo de aquello.

¿Qué?, ¿qué cojones decía el médico este?, ¿ un trasplante? Fruncí el ceño, iba a recriminarle, pero por otro lado la enfermera me tendía el teléfono, ya discutiría con él luego, ahora lo más importante era convencer a la rubia, así que agarré teléfono y lo acerqué a mi oído, tenía que haberme puesto uno de esos ciberimplantes que lo activaban directamente, pero claro, costaban pasta.

Kylie guapa, soy Winter pagaría por ver su cara en estos momentos estoy en el Deck Belmont, con mi hermana, tal y como me dijiste que la trajera, si, ella está bien, el doctor ha podido reanimarla, aunque al parecer me estaba diciendo que necesita hacerle un seguimiento tapo un momento el auricular para dirigirme a la enfermera mejor no preocuparla sin estar seguros de nada luego vuelvo a prestar atención al móvil pero necesitan que autorices el ingreso, para el tema de los gastos, ya sabes, burocracia digo en tono despreocupado.

Te paso de nuevo a la enfermera, para que agilices las cosas, y ahora hablamos más tranquilos tú y yo, ¿de acuerdo? bueno, ahí va la primera bola.

Cuando escuché la voz del otro lado, sentí que estaba aún dormida. No, no era conmigo. Sin duda aquello era una puta broma de alguno de los graciosos de mis amigos o intentaba convencerme de ello, de la manera en que Winter me hablaba, como si fuéramos amigos de toda la jodida vida pero quién mierda se creía. Mi boca se abrió y cerré los ojos, el maldito idiota se ponía en ese plan y me iba a escuchar pero no me dio tiempo a decir ni media palabra, enseguida me comunicó con la enfermera.

Mientras me daba con la enfermera, me por un instante me quedé pensando. Podía tranquilamente mandarlo a la mierda, a mí su hermana no me importaba en lo más minimo, si acaso la había visto unos instantes en el edificio de la corporación pero nada más. Sin embargo pensé en la pequeña Ae, se quedaría sin una madre, como me había quedado y entonces, algo me dijo que no podía simplemente colgar y ya.

-¡Maldito seas, Winter! Claro que hablaremos pero maldito seas...

Enseguida la voz cambió a la de la enfermera, me pedía algunos datos y lo que es peor, tenía que firmar un par de cosas. A menos que lo cargaramos a los gastos de McMord pero eso sería demasiado y no quería que mi padre se enterara.

-No, escuche... No, atiéndame. Iré a firmar ahora mismo, entretanto atiendan a la...-hice un silencio.-A la señora Winter y deme con el m... Con el policía, por favor agilice las cosas, papeleo y demás en lo que llego. Estaré allí pronto, mejor no.

Corté sin esperar respuesta de la enfermera y salí de la cama con total pereza pero más furiosa que antes.

-Entendido...

Fue lo único que alcancé a decir porque ella ya había dado por terminada la charla. Empecé a meter datos en la computadora y miré al policía, del que ahora sabía era hermano de la mujer. ¿Estaría casado? No, demasiado joven y guapo para estarlo.

-La señorita Wishman viene para acá-dije a ambos y Drexler me miró con su tipica cara de fastidio.

Ahora recordaba a la mujer. Claro, una de las amiguitas personales del doctor Drexler. Alguien a quien su mujer odiaba y no era para menos, una mujer guapa, un hombre guapo, todo es cuestión de sumar 1+1.

Si algo le faltaba a Drexler para completar la noche, era ver a Kylie. Hacía meses que no tenía noticias de ella pero sabía que se debían una charla, aún así, este era su trabajo y trataría de mantener las cosas alejadas de allí. Después de todo ya todo estaba jodido con su mujer pero no quería acrecentar más las cosas.

-Bien, en lo que ella llega iré a ver a Clay. Señor Winter, no se preocupe, le aseguro que haré todo lo que esté en mis manos pero ella va a estar bien.

Lo creía, por algo era médico. Sabía que sería difícil, no es fácil tratar con drogadictos pero haría el intento. Tomó el móvil super moderno, una pieza de las más caras y raras y llamó a uno de sus colegas, iba a necesitar ayuda. Antes que le respondieran y temiendo la llegada de Kylie, se despidió de Winter.

-Intente dormir un poco, pasarán varias horas aquí... Lo veré pronto.

Se dio media vuelta para marcharse por dónde había aparecido.

Ahora sí que dedico una de mis habituales sonrisas a la enfermera, ronda dos superada, aunque todavía queda la tercera parte, como en el hockey, la decisiva, y sin embargo, la que más deseaban jugar todos los miembros del equipo, era donde realmente se veía quien servía y quién no. Muchos polis me tachaban de niñato, inmaduro y gilipollas, es posible que fuera un poco de todo, pero jugaba como nadie los minutos finales, y eso les jodía.

Y la cosa mejoraba con las palabras del doctor, la pasta va a entrar y todos volvemos a ser amigos, cojonudo, Gracias de nuevo doctor, no he dudado ni por un instante que haría todo lo que estuviese en sus manos mientras la firma de la rubia esté asegurada en ese maldito papel claro. Intentaré seguir su consejo lo miro alejarse durante unos segundo, para volverme a la enfermera de nuevo.

¿Hay algún sitio donde pueda esperar? pregunté de manera agradable, ya estaba mucho más tranquilo, y si tiene un momento, me gustaría invitarla a un café, me bebí el suyo

Una sonrisa se dibujó en mi rostro, después de todo a los 26 puede que aún tuviera una esperanza con lo mal que me había ido pero lamentablemente la invitación llegaba en mal momento.

-Puede descansar en aquella sala, me aseguraré que no le molesten. Es una sala especial para familiares de pacientes especiales-sonreí amablemente.-Me encantaría un café pero es casi hora de cerrar turno y si mi jefa no me encuentra aquí, alguien va a quedarse sin trabajo.

No entendía cómo podía estar negándome y al final, no podía hacerlo del todo.

-Terminaré de agregar los datos de su hermana y luego, una vez que la señorita Wishman firme, quizás podríamos tomar ese café...-nuevamente la sonrisa un tanto idiota.