Partida Rol por web

Pendergast salió del coche con muchos ánimos y una idea. Y una pistola, claro.

Se encaramó al coche y allí, de pie, apuntó al primer zombie que se aproximaba al coche y le disparó al brazo derecho; su izquierdo. Con uno sólo no podría trepar, y tendría problemas para asaltar el coche con Kerensky dentro. ¡Pum! -Pestañeó un instante antes, pero no salió ninguna bala.

Ah, claro, con eso no bastaba. Volvió a apuntar, pero ésta vez tuvo el acierto de apretar el gatillo. La bala le arrancó el brazo de cuajo -se ve que dio en el tendón- , y el asqueroso ser que había sido un hombre solrtó un soberbio chorraco de sangre mientras giraba sin control. Sin volver a apuntar, Pendergast disparó de nuevo, ésta vez al pecho, y gritando de nuevo: ¡Pum!

La bala acertó a un coche, cuya alarma empezó a sonar. Se ve que el grito no era muy eficaz. Así que disparó al otro brazo. ¡Nada! Vaya, iba a parecer que gritar no daba suerte...

Esa cosa sigue avanzando.

Es el único pensamiento que puedo tener.

Mierda, no hay manera de darles.

Salgo del coche y les grito a mis comapañeros.

¡¡No hay llaves...corred mientras os cubrimos.!!

Tras mis palabras, pongo el arma en fuego automatico y riego de proyectiles el frente de maniaticos que avanza hacia nosotros, confiando en darles algo de tiempo a mis compañeros.

-Mierda!- exclamo ante la situación.... Asiento a las palabras de Luc, y disparo a la multitud tambien, mientras voy dirigiendome con el grupo mientras huyen...

Disparando a las piernas -Pendergast le ha cogido el gusto a eso de los gatillos-, porque son la parte mas peligrosa de sus enemigos en estos momentos, pendergast baja y se coloca en el asiento central para que sus compañeros se puedan meter por cualquier lado con m´´as rapidez.

Me concentro en correr hasta llegar a un punto medianamente seguro. 

Una vez allí ya podré hacer prácticas de tiro, porque lo cierto es que siendo incapaz de disparar decentemente apuntando y con tranquilidad, me parece que en plena carrera sería capaz de darle a cualquiera, incluso uno de los míos.

Doy un tirón más tratando de llegar lo antes posible.

Joder...cómo pesa el puñetero maletín...

Cada vez se veían más rodeados de infectados que els iban cerrando el paso, dispararon y algunos tiros fueron certeros. Pero por cada infectado que caía aparecían dos más. Por un momento pensaron que todo había acabado allí mismo y que aquella masa de gente sin conocimiento iba a matarles con sus propias manos, y sería una muerte muy lenta y dolorosa.

Pero en ese momento empezaron a sonar tiros de rifles de asalto y la primera fila de infectados se fue al suelo como fichas de un domino. Una segunda rafaga hizo caer a otro grupo y el resto comenzó a huir como si aquellos demonios de pronto hubieran recordado el miedo a la muerte. Se olvidaron de ellos y en cuestión de segundos se quedaron solos.

Aquellos disparos provenían de una furgoneta que circulaba de espaldas con varios militares en su interior.

Recordando algunas palabras de Stevenson, bajo el arma para no caer por el fuego amigo y saco mi cartera, para enseñar que soy del FBI.

¡¡FBI...no abran fuego. No estamos infectados.!!

Luego miro hacia el coche que hemos dejado atrás, con Stevenson y la muchacha.

Pendergast baja el arma cuando se da cuenta de que ya no tiene objetivos para disparar, y su primera impresión es que le han jugado una mala pasada. Pero luego reflexiona un instante y ve la negra camioneta que fulmina hileras e hileras de enemigos.

Vaya.

Se coloca la mano como una visera y sigue su recorrido como un trabajador que detiene sus esfuerzos ante un refrescante espectáculo.

Desde la furgoneta se ordenó el alto el fuego y instantes después dos hombres bajaron de ella y se acercaron hacía donde estaba el grupo.

Les saludo con la mano, aunque me abstengo de tratar de estrechársela.

Es un alivio verles...debo reconocer que ha sido toda una sorpresa ver que esos pirados retrocedían ante sus disparos...os nuestros parecían incitarles mas a atacar.

Me paso la placa por el cuello de la cadenita, para que se vea en todo momento que soy agente federal...en teoría en el mismo bando que ellos.

Estábamos en una misión de rescate, cuando sufrimos un accidente. Pueden echarnos una mano?.

Hago un gesto a mis compañeros para que no se acerquen demasiado aun. Todavía no sabemos bien a que atenernos con esta gente.

Pendergast asiente a todo lo que dice Kerensky -aunque no le escuche-, mirando con cara convincente a los soldados. A lo mejor aún está a tiempo de llevarse bien con el aterrador policía.

Me quedo quieta aunque alerta, sujetando aún el maletín. Ahora que me siento más preparada toco el arma que llevo conmigo sin exponerla.

En cuanto tengamos un momento de calma le pediré a Luc que me familiarice con ella. Espero no tener que usarla, pero si ocurriera algo parecido otra vez, me gustaría estar prearada.

- Estamos todos bien, ¿verdad? - Pregunto a los demás mientras Luc habla con los desconocidos que nos han salvado el pellejo.

- Si, estoy bien, parece que ha habido suerte.

Bajo el arma, cautelosamente, acercándome a Luc, mirando aún con algo de desconfianza al otro grupo....

-Si, estoy bien. Soy de la "Agencia"....- Miro a los soldados.... -Quién es el superiór?- Pregunto a los soldados para ver que información tienen...

-Yo soy el superior. Teniente Stevenson -contesto con voz fría dirigiéndome hacia el federal y el de la CIA-. Estamos cumpliendo nuestra propia misión: eliminar a los contagiados y asegurarnos de que la población civil se mantenga en sus casas. En este momento nos dirigíamos al hospital a aprovisionarnos cuando escuchamos los disparos ¿Cómo está la situación en la ciudad?

-Me uní hace poco a éste grupo, pero la cosa pinta fea. Al Hospital? vamos con vosotros, pero podriamos pasar por una guarderia primero? creo que pilla de paso....- Contesto al Teniente Stevenson. -Pero hablemos más a fondo de camino, ok?- Le apremio, tiempo, no tenemos....

-Un momento, un momento -digo sin moverme de donde estoy. Estos de la agencia eran todos iguales. Unos enamorados de la acción y las prisas-. Esto no es una excursión de Boy Scouts. Esto es una misión de combate y no puedo llevar a rastras a un puñado de civiles. Mis órdenes son asegurarme de que la población civil vuelva a sus casas, así que si saben de algún sitio seguro, les ruego regresen a él. No tenemos tiempo de andar haciendo de niñeras.

Teniente...eso esta muy bien, aunque no somos civiles. El es de la agencia, yo soy del FBI, y el resto que nos acompaña son asesores de la agencia. Aparte de que ahí atrás, algo accidentado esta el jefe local de la "Agencia"...o como quieran llamarla. Estamos mas bien lejos de ser civiles.

Hablo con tranquilidad, sin intención de que surja un problema o discusión.

En cuanto al hospital, no se si sera buena idea. Estará lleno de infectados que fueron llevados allí en los primeros estadios de la enfermedad. Se imagina las salas y pasillos del edificio lleno de cientos de infectados?...niego con la cabeza. Si me lo permite, creo que seria mejor idea que nos acompañaran. También estamos en una misión de protección de civiles, y algo mas, de lo que podríamos discutir mientras viajamos. No por ganas de llegar a la próxima pelea, sino por el buen blanco que damos aquí, en medio de la calle.

Miro al tipo con firmeza, sin saber si confiar en él o no. Lo que ha dicho del hospital es bastante duro. Aunque nuestra visita a ese edificio era más bien circunstancial. Entonces, agarrándole del brazo, le aparto un poco del grupo para que solo él me oiga.

-Verá, encontramos una niña en la calle después de deshacernos de unos cuantos de estos enfermos. Parecía sana pero... está infectada. Queríamos ir al hospital para... ya sabe... ver qué se podía hacer.