Partida Rol por web

Veo como los demás se lanzan a por la reina. Karestya empieza a llenarla de impactos como si no hubiese mañana, y veo saltar lascas de su coraza. Unas cuantas tienen carne pegada por dentro, así que veo que le está haciendo daño. El jodido bicho también debe de notarlo, porque se yergue en su dirección y lanza una enorme bola de fuego que cruza la sala en apenas un par de segundos, dandole a la pata-pulpo el tiempo justo para lanzarse de cualquier manera fuera de su alcance.

Zardón ha decidido arreglarlo en el espacio corto. No veo que tenga armas y no se hasta que punto es viable pelear a puñetazos... hasta que de repente, en vez de puños tiene dos enormes taladros.

¿Es que nadie sabe palear aquí sin unsar una de esas pócimas de hechiceros? Si ya me gustaba poco ese pellejo de escama, ahora me gusta menos aún.

Bueno, yo sí que se de alguien que no necsita pistolas ni brujería. Mirando rapidamente hacia Wickelkind, veo que el también se prepara. Somos los últimos. Nuestros ojos se cruzan, y tengo una idea.

Doctor, acuérdate de la piedra y la cuerda cuando estaba practicando con las botas. La fuerza centrómera o como se llame. Tengo una idea.

Recuerdo ese episodio. Fueron mis primeros días en la isla, tratando de hacerme a las botas cohete con una cuerda atada a una piedra y unos cuantos postes que usaba para cortar en giro pasando a toda velocidad junto a ellos. Tenían marcas de espada por todos lados menos por donde deberían. Jurando cosas que habrían dado un sofoco a la mitad de las chicas casaderas de la aldea, me había sentado cuando el bebé-genio pasó por ahí y pregunto que ocurría. Se pasó un buen rato intentando explicarme que perdía precisión al girar por la fuerza... ¿centrofaga?. La verdad es que no entendí casi nada. Excepto una cosa. Cuando giras alrededor de algo, cuanto más giras, más rápido vas...

...y más fuerte puede ser el golpe al chocar con algo.

Dejo caer el brazo de la espada a un lado y con el otro me agarro al brazo del robot.

Sujétame con los dos brazos y no me dejes ir pase lo que pase. Voy a usar los cohetes para dar vueltas como un tuflshund bailando en un tornado. Si entndí lo que me explicaste, con eso deberíamos poder estrellarnos contra algo con mucha fuerza.

No creo que conozca a los perros salvajes hyperboricos que dan un amplio giro en manada para atacar, menos por su nombre nativo. Pero debería pillar el concepto. Es listo.

Mientras esté girando, no voy a tener ningún control de adonde voy, y voy a tener quefijar la vista en ti para no marearme. Por eso te necesito para que me vayas guiando en dirección a ella- digo, apuntando a la reina. ¿Entendido? Perfecto. Ahora, agarra como si nos fuera la vida en ello. La mia por lo menos va.

Con la adrenalina rugiéndome en las venas por las ganas de devolverles a esos bichos de mierda la emboscada que nos tendieron, de demostrarle a ese bebepocimas como se pelea como los hombres y el mismo furor de cazar de nuevo a un enemigo superior, tiro la precaución a los vientos y enciendo las botas a plena potencia. El mundo se convierte en un borrón apenas con la vaga sulueta del robot ante los ojos, el rugido del viento en los oídos y eö silbido de la espada cortando el aire como una sierra circular a medida que empezamos a pillar velocidad.

¡¡¡TORNADOOOOOOOO CENTROGRATORIOOOOOOO!!!

¡Centrípeta zoquete! Le espetó el doctor a Bronan mientras intentaba explicarse. A pesar de todo el robot dobló las piernas para prepararse, pues ya sabía a que se estaba refiriendo el bárbaro.

A los ojos de Wickelkind, Bronan estaba loco, lo que quería hacer era algo altamente arriesgado, sin embargo, era él quien exponía su cuerpo, por lo que alguien que sólo expone un trozo de metal técnicamente no puede negarse. Y que coño, por eso se apuntó al escuadrón, para vivir este tipo de aventuras y sentir adrenalina. No te quejes después. Le advirtió y las manos del mecha se cerraron firmemente alrededor de los brazos del Hybórico. Una de las ventajas de la tecnología era que podía aguantar eternamente mientras no volviera a mover los mandos, por lo que que Bronan saliera volando de repente era algo totalmente descartado.

De repente el bebé fijo su mirada en la reina y el robot comenzó a moverse. Los movimientos del enano eran tranquilos pero muy precisos. Las piernas del robot comenzaron a pivotar y empezaron a girar. ¡Ahora! Gritó al bárbaro para que accionara sus botas. El robot saltó al unísono. La velocidad de giro fue avanzando y cada vez giraban más y más rápido, la iban a hacer pacotilla.

Los mandos se movían constantemente, era un locura, le costó más de lo que pensaba dirigir la trayectoria de semejante peonza improvisada. De nuevo volvió a acordarse de Alumi y las mejoras prometidas, pues con propulsores propios todo hubiese sido más sencillo. Aún así logró mantener la trayectoria y que la espada de Bronan golpeara repetidas veces por todo el lateral del gusano, crean un espectáculo de chispas que dejo visualmente un ataque espectacular.

Cuando pasaron de largo de la reina el doctor cayó en la cuenta, ¿cómo iban a frenar? ¡Apaga esas botas que nos matamos! Jijijijijiji. Se rió como un poseso, aquello le había parecido increíble, era justo para lo que se había apuntado a esta aventura. Volvió a mover mandos para como pudo ir reduciendo la velocidad poco a poco, hasta que calculó que era seguro frenar con los pies. ¡Brutal! Dijo soltando por fin al Hybórico cuando ya estuvieron parados y seguros en tierra firme.

El plan salió justo como esperaba... más o menos. Cuando pasabamos por el lado de la reina notaba que el golpe de la espada contra mi muñeca y brazo al impactar era irregular. A veces parecía profundo y otras casi impercptible. Supongo que incluso con el cuerpo de acero del bebé, es difícil controlar esa especie de peonza en giro en que nos convertíamos, especialmente al golpear a nuestro objetivo.

Por suerte, pasamos sin más problemas, y a la orden del doctor apago las botas. Poco a poco, el mundo va volviendo a definirse delante de mis ojos, aunque la cabeza aún me da alguna que otra vuelta y siento como un remolino en los oídos. Sacudo energicamente la cabeza para despejarme.

Ja. Eso no ha estado mal. Quizás tendría que pensar en una forma un poco más segura de aterrizar, pero... definitvamente, deberíamos volver a hacer esto. Aunque sólo sea porque es divertido.

Aún así, no puede decirse que haya sido un mal golpe... un vistazo a las marcas sobre el cuerpo de la reina me dice que, aunque no hayamos hecho un daño catastrófico, si debemos haber hecho más que cualquiera de los demás hasta ahora. De momento me vale con eso.

No nos durmamos. A ese bicho le queda mucha guerra todavía, me da a mí. Y después de esto, tengo todavía más ganas de dársela.

Sonrío lobunamente. Ah, sí. Siempre está el conseguir comida para la aldea, claro. Pero muy en el fondo, el verdadero motivo de que uno siguiese siendo cazador era este. Las emociones.

La peonza giratoria golpeó una y otra vez a la reina con brutalidad. Pero para cuando el ataque terminó, pudieron comprobar que no lo habían infligido un gran daño al flameante enemigo. Si los gusanos se habían mostrado como un duro contendiente, su matriarca obligatoriamente tenía que serlo mucho más.

—¿Le ponéis nombres a los ataques?—preguntó entre sorprendido y entusiasmado Mik'Ango, blandiendo dos toscas espadas.

El tortúguido entonces corrió hacia la reina y recogió los brazos en el interior del caparazón. 

—¡Ataque tortuga!

Era un nombre pésimo y ni siquiera había atacado, pero al menos lo estaba intentando.

Mik'Ango prepara una acción. ¡Hora de las TCOM chicos!

Estado del combate:
- Bronan 19 puntos de daño. HERIDO.
- Dr. Wickelkind 14 puntos de daño.
- Reina gusano de fuego 8 puntos de daño.
- Karestya 4 puntos de daño.

Estaba claro que la reina no iba a caer tan fácilmente, por lo que el Doctor se irguió en su asiento de nuevo y apretó sus manitas sobre los mandos del mecha. Esto no ha hecho más que empezar pequeña. Dijo mientras ponía una pose molona cruzando los brazos del robot y preparándose para la ofensiva de nuevo.

Bueno. Parece que salvo Mik' Ango, cuya estrategia es... bueno, es un... o sea, tiene... no, definitivamente, no sé qué esta haciendo. Pero parece que todos estamos haciendo nuestra parte. Nadie está haciendo mucho daño, porque la piel de ese bicho simplemente es demasiado dura... y el calor sería un buen problema de no ser por esta pasta, tengo que preguntarles qué lleva. Aunque no se si querrán decirmelo.

Pero le estamos haciendo daño, así que no queda más que agachar la cabeza, embestir y seguir atacando hasta que caiga. Cuando tu presa es de este tamaño, no queda otra. Agarro con fuerza el mango de la espada y me la apoyo en el hombro a la vey que flexiono las piernas.

Cuanto más grandes, más hay que pegarles... pero luego más duro caen. Vamos, doctor. Si la fuerza centrifugadora no funciona, la de un buen par de brazos con metal al final todavía no me ha fallado.

—¡Mik'Ango! ¿Qué estás haciendo?—preguntó entre sorprendido y molesto Zardón—¡Atacad! ¡Atacad sin cuartel!

¡Es el turno de Wickelkind!

Iniciativa: [17] Wickelkind [16] Karestya[14] Bronan [13] Mik'Ango Zardón [9] Reina

Estado del combate:
- Bronan 19 puntos de daño. HERIDO.
- Dr. Wickelkind 14 puntos de daño.
- Karestya 4 puntos de daño.
- Reina gusano de fuego 8 puntos de daño.

El bebé se sentía especialmente motivado, después de su ataque junto a Bronan medio fallido en cuanto a la cantidad de daño realizado, sentía que era su oportunidad de demostrar al escéptico de Zardon de lo que estaba hecho. 

El robot dobló sus piernas hasta lo que parecía ser el tope y de repente y como si de un resorte se tratase se estiraron. Wickelkind subió y subió hasta una altura considerable. Durante la subida analizó el cuerpo de la Reina buscando una debilidad en su piel y para cuando estuvo arriba se lanzó hacia allí. ¡Ahí! 

La caída fue asombrosa, parecía un águila yendo a por su presa con los brazos estirados. Para cuando llegó al punto donde había decidido golpear el mecha recogió ambos brazos y en el último momento los volvió a sacar para golpear al gigantesco gusano con sus poderosos puños metálicos.

El doctor le dio un tremendo cachiporrazo a la reina que hizo saltar varias placas de piedra. De hecho el golpe había sido taaaaaan potente, que el doctor se preocupó de que se hubiera podido dañar el sistema hidraúlico que movía sus brazos. Además Zardón los miró con aceptación por primera vez, cosa que era digna de mencionar.

Karestya por su parte puso sus cuatro pistolas en horizontal.

—¡Disparo con pose molona lateral!

Sin embargo en esta ocasión sus disparos rebotaron sobre la dura piel del ardiente enemigo.

Wickelkind le hace 9 puntos de daño a la Reina Gusano de Fuego.
Karestya no es capaz de superar la resistencia física.

¡Es el turno de Bronan!

Iniciativa: [17] Wickelkind [16] Karestya[14] Bronan [13] Mik'Ango Zardón [9] Reina

Estado del combate:
- Bronan 19 puntos de daño. HERIDO.
- Dr. Wickelkind 14 puntos de daño.
- Karestya 4 puntos de daño.
- Reina gusano de fuego 17 puntos de daño.

Wickelkind se lanza al combate con decisión. Esta vez hemos reaccionado a diferente velocidad. Por mucho que me hierva la sangre, las heridas del combate pasado me sieguen haciendo más lento. De momento, la rabia y el furor de la batalla me calientan la sangre lo bastante para que no lo note demasiado, pero va a ser un problema si ese bicho me alcanza.

Bueno. Siempre nos quedará la medicina del doctor. No puedo decir que me fie de ese potaje mucho más que de las pociones de brujas que usa ese condenado bolso glorificado o nuestra Yo-yo, pero he visto al buen doctor pelear con nosotros y batirse el cobre contra estos gusanos como los demás. Puede no tener mi confianza, pero tiene mi respeto, y con eso basta.

Y hablando de respeto, el tremendo golpe que acaba de propinar es desde luego digno de él. Va a ser mejor que empiece a ponerme las pilas, o va a resultar que el bebé solo pelea mejor que los dos juntos.

Hablando de eso...

El ataque anterior me ha dado una idea. Hace falta ser preciso con el giro, pero después de todas las vueltas que hemos dado, creo que tengo media idea...

Sin pensarlo más, me cruzo rapidamente el pecho, un golpe en cada hombro, y me encomiendo a Korm. Esto puede salir muy bien o muy mal. Si sale bien, puede que haya descubierto una buena forma de atacar a enemigos grandes. Si sale mal, puedo acabar tirándome de morros en la boca de ese bicho. Podría atacar normalmente, claro, pero mi instinto me dice que no es mala idea lo que me propongo. ¿Y qué hace un cazador sin su instinto?

Clavo la espada el el suelo, la agarro con fuerza y activo las botas a toda potencia. En un par de segundos, estoy girando a toda velocidad, y la espada empieza a inclinarse por la fuerza cen... cet... lo que sea. Tengo que pedirle al doctor que me la escriba.

Entonces la suelto.

Salgo disparado hacia la izquierda, alejándome de la reina. Entonces cambio la dirección de mis caderas, flexiono las piernas y apago las botas. Poco a poco, voy desribiendo un arco cada vez más lento acercándome a la reina, hasta que noto en el equilibrio de mi cuerpo que empiezo a irme de nuevo a la derecha, hacia ella. En ese momento, vuelvo a activarlas a máxima potencia y saglgo disparado como una bala, heciendo un arco mucho más corto hacia ella.

He calculado bien. Voy justo pegado al costado. Tiro un tajo y noto la espada hundirse, así que apoyo mi cuerpo en ella y dejo que el impulso que llevo me haga pasar por todo el flanco del gusano, dejando una marca tras de mi donde el filo corta la piel, y no frenando hasta estar a una distancia del bicho, girándome  mirar.

Necesito pulir más esta idea- pienso en voz alta. Pero no esta mal para ser la primera vez.

Bronan le dio otro buen golpetazo a la reina, que empezaba a acusar los repetidos golpes de sus enemigos. Lo cierto era que la distancia numérica, se notaba y mucho en el combate. Zardón pareció entender lo que quería hacer Mik'Ango porque hecho sus punzantes brazos hacia atrás, mientras corría para rodear a la reina.

—¡Vamos Mik'Ango! ¡Los dos a la vez! 

El guerrero cocodrilo se coordinó con su compañero tortuga y cada uno desde un lado lanzó desde un lado distinto un potente ataque frontal. Mik'Ango había encogido sus brazos en el caparazón para ganar más recorrido a su estocada haciendo que sus espadas atravesaran las gruesa piel. Y los brazos con forma de punzón de Zardón hicieron lo mismo. Poco a poco empezaban a doblegar al ardiente enemigo.

Bronan le hace 6 puntos de daño a la Reina Gusano de Fuego. Ha gastado el punto de épica.
El ataque combinado de Zardón y Mik'Ango le hace 5 puntos de daño a la Reina Gusano de Fuego.

—¡Doble doble golpe batrácido!—dijo un motivado Mik'Ango al tiempo que golpeaba.

La reina estaba herida y se le empezaba a notar. Pero cualquier cazador que se precie o cualquier científico con un mínimo de formación, sabe que un animal herido es el más peligroso. Y ésta no iba a ser una excepción. La criatura dio un fuerte grito al mismo tiempo que destaba una ola de calor tremenda. La pasta con la que se habían recubierto el cuerpo pareció llegar a su límite pues empezó a desprenderse de su cuerpo como si fueran trozos de costra.

Y por si eso fuera poco, tres  gusanos de fuego cayeron del techo reduciendo la diferencia numérica.

La Reina Gusano de Fuego gasta un punto de épica para desactivar el efecto de la pasta batrácida. Volvéis a sufrir daño por contacto.

¡Hora de nuevas TCOM chicos!

Estado del combate:
- Reina gusano de fuego 28 puntos de daño.
- Bronan 19 puntos de daño. HERIDO.
- Dr. Wickelkind 14 puntos de daño.
- Karestya 4 puntos de daño.

La cosa no va marchando mal. El buen doctor ha dado un golpe magistral. El suyo, por mal que esté que lo diga el mismo, no ha estado nada mal tampoco. No  son grandes ataques que inflijan un daño devastador, cercenen miembros o provoquen chorretones de sangre y tripas precisamente, pero cuando se trata de bichos tan grandes, eso no pasa. Se los derriba hiriéndoles una y otra vez, golpes sin mayor importancia por si solo, pero que se van amontonando hasta provocar el desplome.

Y a juzgar por el rugido bestial que lanza la reina, está empezando a notarlo. Aunque no coincidan en idioma, en especies o incluso en tip de garganta, todas las especies conocen el dolor, y todas pueden reconocerlo en un aullido en el viento. Y ese grito lo tiene.

No es lo único que tiene, por desgracia.

A la onda expansiva del bramido le sigue otra, una bofetada de calor más brutal que la que haya sentido nunca hasta ahora. Son apenas unos segundos, pero basta para que el sudor me empiece a chorrear sobre la piel y el pelo y las fibras de tejido de mis ropas humeen. Y entonces noto como si algo se desprendiera de mi, y empiezo a ver escamas resecas de un color oscuro caerse desde mi cuerpo hasta el suelo. Inmediatamente noto la temperatura de la habitación subir.

Será hija de puta...

Tenemos que empezar a tener cuidado. Si nos tiramos contra ella como un miro como hicimos con los gusanos de fuego, vamos a desgastarnos. Cada golpe tiene que contar. Agarro la espada y empiezo a caminar de lado, buscando un punto por donde entrarle al bicho...

La reacción de la reina fue brutal, el calor subió de forma drástica con su grito y el barro que recubría al mecha se fue cayendo como si de los pétalos de una rosa marchita se tratara.

Wickelkind pulsó un botón, por su experiencia en el combate anterior sabía que poco podría hacer para luchar contra semejante temperatura, sin embargo, ese botón activaba los chorros de agua del protocolo cambio de pañal al más puro estilo váter japonés. Le hubiera hecho falta el cambio, pues con ese grito de la gusano se le había ido de todo por todos los esfínteres, pero de momento se conformaría con el leve refresco que le proporcionaba el agua, pues no estaba la situación para perder la concentración.

El doctor volvió a tensar la piernas del mecha con un preciso movimientos de mandos, pero esta vez no saltó, si no que salió corriendo a todo lo que daba para buscar una apertura por donde golpear a la reina.

—¡Yo me encargo de uno de los pequeñitos!—exclamó Karestya mientras abría fuego repetidamente contra uno de los recien llegados gusanos de fuego—¡MORIIIIIIIIIIID!

Karestya le hace 12 puntos de daño al Gusano1. Este reduce en 6, quedándose 6 puntos de daño.

—¡YO ME ENCARGO DE LA REINA!—bramó Zardón.

El batrácido cocodrilo saltó sobre una pared mientras todo su cuerpo se transformaba. Ya no es que sus manos se convirtieran en punzones, es que todo su cuerpo se convirtió en uno. Era curioso ver como toda su fisionomía y su ropa se adabtapaba a esa forma. Entonces salto con gran potencia contra la matriarca de los gusanos dándole el golpe más brutal que podían imaginar. No sólo rocas, sino también ardiente carne y sangre.

Pero el haber perdido la protección al calor se mostró como un problema a tener en cuenta. Zardón tenía parte del rostro, los brazos y la ropa chamuscados. El fuego de la reina era mayor que el de los gusanos.

Zardón gasta 1 PEP para subir el impacto. Le hace 19 puntos de daño a la Reina y esta reduce en 10, quedándose en 9. Zardón sufre 4 puntos de daño, de daño por contacto.

¡Es el turno de Bronan y el Dr. Wickelkind! Podéis postear en cualquier orden pero sin ataque combinado.

Iniciativa: [16] Karestya [15] Zardón [13] Bronan [12] Dr. Wickelkind Gusano1 Gusano3 [10] Reina Gusano Mik'Ango Gusano3

Estado del combate:
- Reina gusano de fuego 37 puntos de daño. GRAVE.
- Bronan 19 puntos de daño. GRAVE.
- Dr. Wickelkind 14 puntos de daño.
- Gusano1 6 puntos de daño.
- Karestya 4 puntos de daño.
- Zardón 4 puntos de daño.

El combate con los gusanos enseñó al doctor que no podía permitirse golpear de cerca tan pronto, pues suponía que la reina aún estaba lejos de ser vencida. Su robot no estaba en perfectas condiciones y golpear de cerca sólo lo dañaría más y haría más difícil el resto del combate, así que decidió ganar tiempo con su técnica especial, corrió a por uno de los gusanos gue acababan de aparecer, se situó debajo de la cabeza y apuntó. Su idea era darle un tremendo gancho con su técnica especial, perdía un brazo que a saber como recuperaría, pero no lo dejaría mermado para seguir luchando, pues aún tenía el otro.

¡Puño cohete! Gritó soltando el brazo izquierdo que salió propulsado como un misil. 

Esperaba que eso lo amedrentara y les dejara pelear con la reina tranquilos o por lo menos dar tiempo a Zardón y Mik'Ango a acabar con ella definitivamente.