Partida Rol por web

—¿Cómo vamos a salir ahora el faro? —preguntó un agitado Gervais—. El profesor Arroyo ha "desgajado" las escaleras.

Azalée se fijó entonces en el efecto del conjuro de Iolus sobre las escaleras. Las paredes del faro se habían fundido, cerrando prácticamente el paso. El hechizo que había impedido la entrada de los tentáculos los dejaba ahora encerrados en el faro, a la espera de que la criatura regresara.

—Arianne, Profesor —dijo, mirando a los dos sacerdotes—, ¿tenéis alguna forma de sacarnos de aquí?

El conjuro había alterado las propiedades físicas de la piedra, y para devolerla a su estado original no bataría con disiparlo, sino que haría falta un efecto equivalente.

Arianne echó un rápido vistazo a las magulladuras de Evette, teniendo cuidado de no apretar cuando pasaba la mano ecorazada por encima. Debía doler muchísimo, pero su vida no corría peligro.

Estaba a punto de empezar a orar por la curación de su compañera cuando vio que Arroyo se derrumbaba. Había mantenido la compostura sorprendentemente bien para tratarse un académico y ahora le pasaba factura. Lo había visto antes y lo volvería a ver. La locura de la batalla y el sabor amargo que ésta deja en la boca podían derribar una mente poco acostumbrada como un ariete un castillo de arena.

- Discúlpame, amiga mía - dijo Arianne con amabilidad para dirigirse hacia el profesor - luego me ocuparé de tí -

A medio camino escuchó la conversación entre los lugareños y la petición de Azalée.

- Si las amenazas vienen del mar, tanto habría dado que hubierais dormido en la playa - dijo con tono menos amable - deberíamos llevaros lo más lejos posible, aunque haya que separaros en varias casas. De hecho, eso sería más recomendable - no dijo por qué, los que supieran algo de la crueldad del mundo lo imaginarían - Incluso sugeriría salir del pueblo e instalaros en las afueras hasta que todo haya pasado -

Luego miró a Azalée.

- No hay nada que yo pueda hacer para arreglar las escaleras. Ni siquiera sabría por dónde empezar, como bien dice nuestro amigo, las ha "desgajado" bien - sonrió a su pesar - quizá Elodie conozca un conjuro que pueda ayudarnos -

La vieja inquisidora. Incluso cuando no se daba cuenta se comportaba como una Hermana de las Bendiciones Piadosas

- Podemos romper la pared que he creado. O podemos esperar a mañana para que mi diosa me conceda el conjuro para deshacer lo que hice. Yo no veo ninguna ventaja en salir corriendo ahora del faro, si las aguas no vuelven a subir no hay peligro, y si lo hacen tampoco veo donde podremos estar más protegidos que aquí. Sugiero pasar la noche y por la mañana abriré camino. Quizás me equivoqué poniendo ahí ese muro, pero no sabía qué más hacer... De todos modos he dejado un hueco por el que cabe una persona, si queréis desalojar podemos salir, pero con paciencia.

—¿En tierra?

Rowane parpadeó aunque no le quedó muy claro si fue por haberse oído a si misma o por lo retórica que le había parecido la cuestión del profesor sobre dónde podían estar más seguros. Es decir... si los monstruos marinos viven en el mar, ¿lo más seguro no era estar en tierra? Los tentáculos de aquella cosa eran largos pero tenían un límite.

Y personalmente no le apetecía nada que derrumbasen un faro sobre su cabeza. Aunque si los noiransinos no habían hecho aquel pequeño traslado antes quizá se debía a que les presentaba alguna pega.

La elfa oscura carraspeó incómoda y decidió mirar el agujero que les separaba del piso de abajo mientras se frotaba un brazo, no le gustaba ser el centro de atención.

—Fuera hay... es decir. Hay muchas casas en alto, ¿no... habrá una escalera de cuerda que pudiésemos usar o algo así?

Había algo unos cuatro metros de caída seguro. No es que se fueran a partir la crisma, ella misma podía bajar con cuidado, pero seguramente algunas de aquellas personas no podían permitirse semejante salto.

-No profesor -Dijo Evette llegándole por un costado y apoyando su mano sobre su hombro -No te has equivocado, reducir el espacio por donde esas 'bestias' entraban era una buena estratégia.

-Pero la amenaza sigue viva -Dijo esta vez refiriéndose a todos -Tan solo la hemos herido y la hemos hecho retroceder, pero ciertamente volverá!. Unos segundos de silencio se apoderaron del entorno haciéndo más trágico lo que recién habia afirmado la ladrona.

Se encogió de hombros -La única opción es pasar la noche en este lugar, ya mañana el profesor revertirá el conjuro y podreos ir a otro lugar. -Pasar la noche al lado de dos cadáveres ciertamente no le hacía ni cinco de gracia y menos aún, en un lugar donde vió de cerca su propia muerte, pero no iba a arriesgar la integridad de los campechanos arriesgándolos a escalar un risco húmedo y resbaladizo.

Caminó inquieta por toda la habitación y se acercó a Gervais cuando este estuvo un poco alejado del resto de Noiranenses -Señor, ¿Hay algo que pudiéramos hacer con esos dos....-Tragó saliva -Cuerpos?, ¿como sepultan a la gente en este pueblo? no deberiamo dejárlos ahí durante la noche.

Elodie miró fijamente unos instantes a Arianne antes de desviarla nerviosamente.

—No, lo siento. Ese hechizo rebasa mis capacidades. El profesor es más habilidoso que yo.

Gervais bizqueó.

—Los devolvemos al mar —respondió—, en ofrenda por los favores que el mar nos concede en vida. Modemoiselle Elodie suele "embalsear" los cuerpos, untar los lienzos con aceite y decir unas palabras antes de que pongamos su cuerpo en una chalupa y lo "depongamos" al mar. Desde la orilla se lanza una flecha que prende la barca y el cuerpo en él. Es la tradición, pero creo que las circunstancias no lo permiten hasta mañana.

Los Celestarum incineran a sus difuntos. Algunos eruditos creen que este ritual fue en un primer momento una precaución o necesidad, pues los servidores de Nocturne suelen utilizar muertos vivientes.

—Quizá podamos encontrar una escalera lo suficientemente alta en casa de Gwenael. Él arreglaba los tejados del pueblo —apuntó Nicodeme tras pensarse un momento las palabras de Rowane—. O podemos pasar la noche aquí.

Se rascó la calva.

—Nos habéis salvado de un horrible destino. Creo que hablo en nombre de todo el pueblo cuando digo que haremos lo que nos digáis.

—Yo puedo ir a buscarla—ofreció Rowane, agradecida de encontrar más gente que tenía en cuenta lo que decía. Coger escaleras sería lo más normal que habría hecho desde que habían llegado a aquel pueblo... aunque al siguiente segundo se rascó la cabeza como si acabase de caer en la cuenta de algo—. Es... um... si me dice qué casa es.

Azalée frunció el ceño tan profundamente que sus cejas se juntaron, formando una irregular línea negra. Tanta cautela para buscar en un pueblo medio abandonado, y tanta maldita calma cuando podemos morir en cualquier momento. Si Rowane no se hubiera ofrecido para ir a buscar una escalera, ella misma hubiera saltado al piso inferior con Nico. No quería, si podía evitarlo, perder a nadie más, pero poner a salvo al niño era lo primero.

—Por favor, Rowane —dijo Azalée finalmente—, y gracias. Cuando antes saquemos de aquí a todo el mundo, mejor.

»Cierzo —pidió a su familiar—, sal y vigila la superficie del agua.

Rowane esperó a que Nicodeme o quien fuera le dijese la ubicación de la casa del tal Gwenael, luego se acercó al agujero y miró hacia abajo. Estaba... alto, francamente alto.

Cogió aire y se descolgó por el borde. No es que fuese muy alta así que aún le quedaban casi tres metros hasta el suelo y al soltarse, la fuerza de la gravedad aliada con el peso de la armadura la hicieron soltar un quejido cuando uno de los tobillos le dio un latigazo al aterrizar. Se quedó unos segundos encogida apretando los dientes pero enseguida se puso de pie y salió en busca de la escalera.

Ay.

Arianne casi sonrió ante el sonido de la drow cayendo, le resulto tan...inocente ante aquella situación tan difícil. Le recordó todo por lo que luchaba su Fe, o al menos, quienes aún tenían fe de su Fe. Era extraña la empatía que le causaba aquella criatura a la que debería odiar por principio.

- En cuanto lleguemos me ocuparé de vuestras heridas - dijo a Evette - Si Rowane sigue viva, claro. Mademoiselle Elodie, sería un honor que una hermana de mi Fe me ayudara, y a cambio yo podría tratar de ayudaros con vuestros heridos o enfermos, cuatro manos hacen más que dos -

Se preguntaba realmente si sería una charlatana o sería una charlatana capaz de hacer magia. Si se trataba de lo segundo en su opinión, hablaba en su favor que hubiera dedicado su poder a ayudar a otros en lugar de convertirse en una hechicera o una nigromante, siempre centrados en sí mismos y en su poder. Pero aún así, su instinto le decía que era una falsa sacerdotisa, por nobles que fueran sus intenciones, aquello no podía quedar sin castigo.

Llevaba mucho tiempo lanzándole cepos, que ella esquivaba adecuadamente. Lógico...los timadores son los primeros en darse cuenta de un timo. Esperaba que ahora que los extraños habitantes del pueblo estaban de su parte podría avanzar en sus sospechas.

Elodie se cruzó de brazos.

—Basta ya de tonterías, Hermana. ¿Se puede saber a qué viene tanta suspicacia sobre mi persona? ¿He preguntando yo acaso qué hace una Inquisidora de Celestar con un grupo de refugiados en vez de con sus Hermanas? ¿He sospechado yo de vuestra extraña forma de actuar con la elfa oscura que os acompaña? —señaló a la Inquisidora con un dedo—. ¿Qué tal si lo dejamos en que ambas hacemos lo que es justo y ayudamos a nuestra gente como sabemos?

Cierzo salió detrás de Rowane. El pequeño elemental volaba, así que no tuvo problema en salvar la distancia al primer piso. Ambos pudieron comprobar que el agua había bajado de nivel tan rápidamente como había subido. No hacía falta ser un experto marino para darse cuenta de que aquel descomunal y repentino cambio de mareas no había sido cosa de la naturaleza. Allí había magia de por medio, y no algo al alcance de cualquier mago de tres al cuarto.

Sin embargo, no había rastro de la titánica criatura que había brotado de las aguas. Parecía haberse dado por vencida, y haberse retirado a aguas más profundas. O tal vez, sintió de algún modo que la marea estaba remitiendo y se fue antes de que no pudiera regresar.

Con todo en calma, Rowane chapoteó por la arena empadada, dirigiéndose a la casa que le habían indicado para coger la escalera...

Arianne luchó por no sonreír. Ninguna hermana se ofendería por que se requieran sus habilidades, y mucho menos en sus artes curativas.

- La luz de Celestar nos ilumina a todos, "hermana" - se esforzó en dar un tono casi jocoso a la última palabra - si vieras la luz que he visto yo en los ojos de Rowane lo sabrías - "Pero claro, no puedes, porque eres una falsa sacerdotisa" no la llamó elfa oscura como Elodie, ahora Rowane era una hija de Celestar a sus ojos y tenía nombre - ¿Y en qué punto has sospechado de nuestra extraña forma de actuar con ella? ¿Cuando ha luchado por defender a esta gente? ¿O ha sido cuando ha sido herida por hacerlo? Puede que cuando se ha ofrecido a ir a buscar unas escaleras...si...ése es el plan, sin duda, defenderos para robaros. En fin, si, dejemoslo - dijo con un encogimiento de hombros - no vaya a ser que la criatura vuelva y os demos más que sospechar muriendo por vosotros -

No era su discurso más diplomático, pero la Hermana de las Bendiciones Piadosas que tenía dentro no estaba de humor para jugar a los interrogatorios. Ya la pillaría...

Evette enarcó ambas cejas con la reacción de Elodie pero permaneció en silencio, dejando a la Hermana Arianne que se defendiera.
Suficiente habían tenido los aldeanos con semejante susto como para tener a dos mujeres peleando entre sí, una de ellas su guía espiritual y la otra una celestarum que había demostrado querer defenderlos.

Puso su guante de cuero en el hombro de la hermana, tratando de olvidar que era una hermana piadosa y confiando en sus palabras sobre la luz de los ojos, si la mestiza tenía 'aquello' Evette seguro lo tendría también.

-Hermana, quizá sea momento de ayudarme con esta fea magulladura en el cuello, por favor!. -Dijo gentilmente, con la intención de alejarla de Elodie y evitar una contrarespuesta.

-Elodie, por favor, ayudanos con los cuerpos.... Sus familiares querrán una ceremonia digna, es lo menos que podriamos hacer ahora.