Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo II

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28/11/2008, 00:25
Anabel Cornwell

Anabel sonríe, de nuevo traviesamente, aunque enseguida se reprime para no incomodar excesivamente a su hermanita. Siempre sería la pequeña por mucho que llegase a la mayoría de edad, se desposase o su cabello empezara a adquirir canas.
-Pues yo creo que distinguí como tus ojos se iluminaban más dela cuenta- ríe por lo bajo y empieza a sacar varias carpetas de uno de los cajones del mostrador.

-Vaya vaya, así que tú también le interesaste, ¿no es maravilloso? Cuando asistamos al baile del viernes me aseguraré de que te invite a un baile, no te preocupes- de nuevo una sonrisa pícara que reprime hasta hacerse con varios papeles laboriosamente escritos y detallados.
-Voy a comprobar el almacén y sacar algunas de las telas para dejarlas a mano, te encargas de atender a los clientes, ¿sí?- sin duda la tarea de comprobar inventario y reorganizarlo era mucho más pesada y aburrida, pero esa mañana estaba de suficiente buen humor para ofrecerse voluntaria a ello así que se fue a la trastienda pudiendo escuchar a Liz y cualquiera que entrara en la pequeña boutique desde ahí.

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29/11/2008, 18:59
Elizabeth Cornwell

Observa a su hermana, aún enfurruñada....

-No deseo bailar con él...!-De repente, la imagen de cierto caballero acaudalado se pasa por su mente y el rostro de la joven palidece parcialmente...-Ni con nadie...!-se apresura a decir... Mira a su hermana:-Mejor encárgate tú de bailar con el Señor Collins...-ríe traviesamente, tras lo cual, asiente a su hermana:-Por supuesto... Yo me encargo de los clientes...


Tras lo cual, se apresura a disponer todo para la mejor atención de los futuros compradores...

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30/11/2008, 02:53
Patrick Collins

La dama hizo un comentario que provocó al irlandés una sonrisa velada. O bien se estaba haciendo la dura e interesante o es que no consideraba a su señor digno de su altura como para acudir a una fiesta. Tal vez, en verdad, estuviera prometida, y no considerara oportuno acudir a la fiesta sin que su acompañante fuera invitado. Respondió a su inclinación, protocolario.

De cualquier modo, a él le distraía más la visión de las muchachas de aquel lugar, y de los hombres y mujeres de tan variada condición que por allí pululaban en sus quehaceres. Sin embargo, podía verse a las claras que la antención de las féminas se depositaba de vez en cuando en ellos, acompañada de cuchicheos con sus amigas y risas nerviosas y sofocadas para no alzar la voz.

Era aquel un universo curioso, sin duda, acostumbrado como había estado durante largos años a las privaciones de la campaña y las miradas suspicaces, cuando no hostiles, de la población. Después de atravesar Portugal, España y parte de Francia vistiendo la casaca roja (aborrecida por los civiles tras ciertos desmanes, pero agradecida cuando los franceses estaban cerca y en pie de guerra), había olvidado la comodidad campestre, lo indolente y apacible de la vida civil en aquellos lugares. Para él, sin embargo, la vida social era a veces aburrida, demasiado encorsetada y pendiente del gesto, la palabra y los modales superlativos.

Él era más un alma libre: escapar con el caballo del tedio del hogar, recorrer el corazón de la campiña y el bosque para tenderse junto a un arroyo con el cielo y las copas de los árboles como único techo. Disfrutar de su existencia, a tantos buenos hombres negada, como parte de la merecida paz, de un modo pleno. Por eso, centrando su atención en aquel paraje y escapando de aquella conversación, a pesar de su deber para con su señor, era un poco más libre, y vivía un poco más su vida. Había que aprovechar cuando se podía, porque el amo era exigente en su compañía y, por otra parte, le unía a él el lazo de la amistad y la camaradería. Por eso era tan difícil dejar aquello, huir con un caballo bravo de vuelta a su Irlanda natal para combatir al inglés opresor, como otros tantos hermanos. Él había entendido que cada persona es un mundo, y que no hay mayor respeto ni lazo más firme que aquel que te ata a un compañero de fatigas, un amigo que está a tu lado a las duras y las maduras.

Él era lo que era, porque había decidido serlo. A esa conclusión llegó cuando, recién licenciado del servicio, se vió solo frente a la oficina de los Horse Guards: a un lado de la calle, el carruaje que había de llevarle junto a su señor. Al otro lado, la libertad plena. Y escogió.

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02/12/2008, 02:19

 

Cerradaaaaaaaa

entre el martes y miércoles pondré los turnos, ahora a esperar ! :D

 

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18/12/2008, 20:45

El amanecer del viernes despertó a las hermanas Cronwell con un ansia que surgía desde sus corazones y recorría el cuerpo con emoción. Anabel no recordaba otra ocasión en donde tuvieran la perspectiva de asistir a una velada tan concurrida, se suponía que no sólo todas las familias importantes de Windfield estarían allí, sino también aquellas menos pudientes, como la de ella misma.

Elizabeth se levantó presurosa de la cama y saltó dando tumbos, Susanne era la más calmada y no porque no ansiara tal encuentro sino porque quería organizar bien el día. Mamá iba a acompañarlas sólo un rato ya que sería mala educación que no se presentara, pero luego quizá se volviera o se quedara durmiendo en un sillón, como solía pasarle.

La cuestión es que ahora, que despuntaba el nuevo día era hora de planear todo para llegar a la fiesta lo más bellas posible, y también organizar bien el trabajo en la tienda.

Susanne pensaba que lo mejor sería cerrar un poco antes para tener más tiempo. Anabel simplemente seguía soñando despierta y Elizabeth estaba por preparar el desayuno. En ese momento la madre entró en la habitación hecha un huracán.

-¡¡Hoy es el día!! ¡Digo es la noche! ¡Es el día que tendrá una noche que recordar, es...!- la señora estaba más emocionada que las tres muchachas juntas -hoy su futuro puede definirse.

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18/12/2008, 20:55

La mucama descorrió la enorme cortina roja de la habitación de Mary Ann y Claire y las despertó con el desayuno ya servido sobre una bandeja de plata. Té con algunas rodajas de pan y miel y una jarrita con leche. La menor de las hermanas se despertó primero, dió un leve bostezo que tapó suavemente con una mano y luego parpadeó. Poco a poco cayó en la cuenta.

-¡Hoy es la fiesta!- dijo con emoción.

Mary Ann estaba quieta, pensando en su encuentro del día miércoles con los señores. Su bandeja permanecía intacta, aún no le había contado nada a su hermana de lo que había acontecido. Aunque no fuese mucho. Pero lo cierto es que sí se había acordado de conseguir dos hermosos vestidos para esta noche.

Claire pensaba también sobre quienes asistirían a la reunión, aunque la verdad no sabía bien donde irían a parar sus atenciones. Entonces recordó al caballero de cabellos dorados, imaginó que seguramente él no faltaría a la ocasión. No tenía idea verdaderamente, no podría decir que caballero terminaría conquistándola si es que alguno habría de hacerlo. Lo que más le preocupaba por el momento era la cara de seriedad de su hermana.

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18/12/2008, 21:01

Francis y Patrick estaban cabalgando muy temprano, hoy era el día de la fiesta a la que tantas personas irían. Gente no conocida aún y personas que ya han tenido la gracia de conocer. Ambos estaban observando la hermosa mañana. El sol iluminaba el diáfano cielo y el aire estaba lleno de verdor. La mansión lucía hermosa, pero tenían que estar atentos para que hasta el último detalle se desarrollara correctamente.

Tendrían que dar las instrucciones debidas al servicio, arreglar que todas las habitaciones estuvieran dispuestas: una antesala en donde se pondría conversar con suficientes sillas para todos y algunas mesas en donde servir aperitivos y, más adelante, el salón principal donde se bailaría. Con el enorme piano en un costado y un lugar también para algunos musicos que han sido contratados para una pequeña sorpresa.

Entre los señores reinaba el silencio y la armonía del lugar, cada uno tenía su corazón puesto en sus propias perspectivas. Lo cierto era que empezaba un día muy importante para Windfield, en donde destinos tal vez se cruzacen.

Francis rompió el silencio para decir:

-Ultimemos detalles ahora y luego descansaremos un poco, no sería adecuado que nos durmiéramos en nuestra propia fiesta, ¿verdad?

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18/12/2008, 21:16

Grégorie tenía el día libre, igual que su primo Jean, las hermanas Hancock les habían dejado tranquilos para que se preparan para la fiesta de la noche. Grégoire no había llegado a cumplir un día de jardinería lo mismo que Jean con el francés. Justo habían sido contratados en un "mal momento". Lo cierto era que luego de la velada, al otro día, o más bien al siguiente lunes podrían realizar sus tareas en forma cotidiana. Pero lo primero era lo primero y había que empezar a ver cómo encarar esta noche que se avecina. Conocerán muchas gentes del pueblo y de otras ciudades que están allí por vacaciones u otros asuntos y nunca se sabe dónde se puede obtener contactos importantes.

Jean estaba pensando sobre su encuentro del miércoles con la desconocida mientras se terminaba de acicalar. Hoy no habría clases de francés así que tenía el día por delante para hacer lo que le viniera en gana. Grégoire, por su parte, recordó el tropezón del otro día y a la joven de pocas palabras, seguramente estarían en la velada de esta noche.

Ambos jóvenes tenían sus esperanzas también puestas en encaminar un poco sus destinos ese día, o al menos, encontrar un rumbo.

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18/12/2008, 21:27

Avon se ha levantado de un relajante sueño. En él había un baile al cual asistía, más por aburrimiento que por otra cosa. En medio del mismo todos los rostros parecían idénticos, parejas grises danzando monótonamente las cadencias de una melodía oscura. El joven se quería retirar pero todas las puertas lo devolvían al salón una y otra vez y... entonces la vió. Destelleante en medio del lugar, su vestido resaltaba entre otros, su figura y sus ojos, pero por sobre todo, su hermosa sonrisa. Lo miró sólo un instante y desapareció entre la multitud dejando a Avon con un inusitado deseo de volver a verla.

Y así despertó, con el corazón latiéndole con fuerza. No recordaba el rostro de aquella joven pero sí la sensación de que era una parte suya, algo que le volvería a hacer sentirse vivo. Recordó entonces el baile, el verdadero, al que acudiría esta noche y, aunque no quería darle demasiada importancia al sueño... sonrió. Tenía que prepararse para la ocasión, sea o no un sueño, no podía darse el lujo de perder una oportunidad así.

 

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18/12/2008, 22:18
Anabel Cornwell

Anabel se levanta algo más llena de energía de lo habitual, aunque quizá sea propiciado por los nervios que no puede evitar sentir ante la velada nocturna que les espera... No está muy segura de que vaya a saber comportarse como es debido, pero se conformaría con que Elisabeth intente morderse un poco la lengua con algunos comentarios.

Cuando su madre entró en la cocina, el cuerpo de Anabel reacciona con un pequeño respingo, bajando de sus propias nubes imaginarias para prestarle atención.
-Es una posibilidad remota madre, sólo es una fiesta... En una noche es difícil que consigamos construir todo nuestro futuro- niega levemente con la cabeza de forma paciente.
-Ah, y recuerda que atosigar a los hombres de clase bien acerca de nuestras virtudes no suele ser una buena forma de impresionarlos- sonríe traviesamente ante este aviso, tantas veces vivido por cualquiera de las tres hermanas, ayudando a poner la mesa antes de sentarse a comer.

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20/12/2008, 15:40
Jean Antoine Lésdiguièrs

Me miro en el espejo una vez más, no termino de encontrarme demasiado a gusto, sé que mi vestimenta no estará a la altura de la de muchos, tal vez sea mejor no ir a esa fiesta, después de todo, ¿Qué es lo que espero encontrar realmente allí?, mujeres y hombres aburridos e hipócritas que se divertirán a mi costa, el profesor de francés, el chico que habla raro, el fracasado escritor que se gana la vida como buenamente puede, la alta sociedad solía comportarse de esa manera.

Pero le prometí un baile a la joven Susanne, faltar a la palabra de uno es inaceptable, sonreí, sólo era una excusa, realmente anhelaba ir, tal vez fuera yo quien lo pasara bien a costa de ellos, con mis palabras me había abierto paso durante toda mi vida, puede que no fuera un talentoso poeta, ni un elegante prosista, pero tenía cierta habilidad para engatusar a la gente.

No quería realizar nada especial en aquel día libre, simplemente descansar, repasar alguno de esos bailes ingleses que tanto se estilaban, así como aprovechar para ir ordenando un poco toda la información sobre el lugar y su gente que había intentando ir recopilando durante los días anteriores. Salió de su cuarto para buscar a su primo, listos para marchar hacia el lugar, tenían una buena caminata, y no estaba el asunto para muchos derroches.

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21/12/2008, 18:11
Patrick Collins

Patrick refrenó la montura antes de embocar un puentecillo de piedra. Detuvo al corcel junto al arroyo, sacándose un papel del interior del chaleco, desdoblándolo. Gustaba de anotarse las cosas más importantes para evitar que se le olvidaran los detalles, y sin duda el baile era muy, muy importante. Un colibrí tomó el néctar de unas flores y voló hacia otras, pasando cerca de la cola de su caballo.

-Los criados y tendrán todo preparado dos horas antes de la llegada de los invitados. El mayordomo acompañado por el ama de llaves recogerán las invitaciones de cada uno. Nosotros estaremos en el hall, cerca de la puerta, saludando a los recién llegados que se personen en el espacio de una hora, veinte minutos antes y cuarenta después de la convenida en las invitaciones. El resto deberá buscarnos al inicio del primer baile para presentarnos sus respetos.

Dobló la cuartilla.

-Primer baile en el salón. Paralelamente al refrigerio de la antesala, que se servirá hasta el final de la velada, los músicos tocarán una danza tradicional inglesa, para bailar en grupos, reforzando el carácter informal de este primer baile.

Le dió la vuelta y la miró por el otro lado.

-Segundo baile en el salón, primer baile de coreografía en parejas, todavía informal. El tercero, plato fuerte de la velada, está reservado a una hora prudente en la que casi todos los invitados habrán terminado el ágape y se dispongan a bailar. Danza tradicional inglesa por parejas.

Volvió a desdoblar el documento.

-Cuarto baile, vals a petición de lord Heddington. Anteriormente, una pareja en solitario mostrará paso a paso la ejecución de la danza para aquellos que no la conozcan y por ello no se animen a practicar. Los músicos tocarán seguidamente un bals de Mozart, cuando las parejas estén preparadas.

Dió la vuelta a la cuartilla.

-Seguidamente, se realizarán danzas grupales o por parejas a petición de los asistentes. Se abrirá el salón para caballeros y damas, donde se hará reparto de puros y coñac a los caballeros más distinguidos, chocolate de indias y otras bebidas de moda para las damas. En este momento se abrirá también el acceso al jardín desde el salón de baile, para aquellas parejas que deseen más intimidad.

Se guardó el papel de nuevo.

-Y así transcurrirá el resto de la velada hasta su fin.

Respiró el aire de la campiña, reflexivo. Aquella era una noche importante para todos, y para muchos sería la noche, con mayúsculas. Estaba algo nervioso, porque no sabía si su deber al lado de su señor le iba a posibilitar o no bailar con ella. Parpadeó luego, mirando a su señor.

-¿Que os parece, milord?

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21/12/2008, 20:17
Elizabeth Cornwell

Llega a la cocina dispuesta a desayunar con calma, para dejar de lado el sueño que aún la adormilaba... (pese a los primeros saltitos matinales).

Una vez allí, se sentó, y cuando iba a comenzar a comer, su madre entró en la cocina, haciendo que la joven se asustara, y casi tirara al suelo la tostada que acababa de prepararse...

Suspiró, poniendo en orden sus pensamientos, y escuchó a su madre y a su hermana hablar...
Sonrió de lado, mientras saboreaba la mermelada que acababa de probar, y las miró...


-Madre... Y si no se define, esté usted tranquila que se definirá más adelante... Aún somos jóvenes...
-Sonrió, con dulzura..

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21/12/2008, 21:52
Susanne Cornwell

-Mis hermanas tienen razón madre -dijo Sue acercándose a ella y dándole un sonoro beso en la mejilla-, además si te muestras tan interesada en conseguirnos marido van a terminar creyendo que te damos tantos dolores de cabeza que lo único que quieres es deshacerte de nosotras -añade con total relajo.

Se sentó a la mesa y acompañó a su familia a desayunar. A ratos adquiría un aire ausente y es que se ponía a pensar en todo lo que debía hacer.

-Voy a abrir la boutique un poco antes, pero cerraré antes también. No va a faltar quien llegue a hacer compras de última hora y algo me dice que incluso habrá gente esperando para entrar aún antes de abrir -esboza una sonrisa-. Iré sola a la tienda, ustedes no se preocupen de nada salvo de ponerse bien lindas para la fiesta, se arreglan el cabello y ya cuando yo regrese me ayudan con el mío.

Las miró, esperando que le dijesen si estaban de acuerdo con su idea o no.

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23/12/2008, 00:35
Grégoire Byrne

Despues de haber pasado un largo rato frente al espejo por fin parezco satisfecho con el resultado, mirando despues un par de veces ensayando la sonrisa, hasta que po fin me giro para salir por la puerta en direccion a la fiesta

¿Listo?, es el primer acto social en la zona, es importante la impresion que causemos, aunque ira todo bien o eso espero, hay un par de cosas que espero entender bien como estan por aqui

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25/12/2008, 21:31
Mary Ann Windsor-Hancock
Sólo para el director

Notas de juego

¿pq estoy seria?

:P

perdona me desconecté un poco y ahora no me ubico bien.

Tengo que proponer o decir algo concreto??? qué pasó con los señores?

alguno me gustó o me dijo algo????

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26/12/2008, 03:12

Notas de juego

Perdón, quizá no me expresé bien. Quise decir seria en el sentido de pensativa, poniendo tu mente en esos dos caballeros y el hecho de que uno al menos parecía de una condición social incluso superiores a las de uds. Acuérdate de que tu hermana no sabe nada de este encuentro.

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27/12/2008, 12:33
Mary Ann Windsor-Hancock
Sólo para el director

Notas de juego

ok. Gracias cielo.

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27/12/2008, 12:42
Mary Ann Windsor-Hancock

Claire dije todavía pensativa observando el desayuno pero mirando mucho más allá de él...

¿A que no sabes a quién conocí ayer en el pueblo antes de comprar los vestidos? tomé una punta de pan y la llevé a mi boca mientras seguía soñando... Aguanté un poco para chinchar a mi pobre hermanita que tenía los ojos como platos y estaba ya encima mío para forzar a hablar rápido y conciso. Al mismísimo Lord Heddington, el anfritrión de la fiesta de esta noche. Iba acompañado de un amigo, el señor Collins. Y la verdad se deshizo en alagos hacia mí. Es muy apuesto y cortés, pero además tenía un... no sé... me acaricié el pelo suspirando... un... ais....

Notas de juego

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27/12/2008, 17:31
Claire Windsor-Hancock

-¡¿Qué cosa?!-pregunté ansiosa volviendo a mi asiento y esperando por sus palabras.-Si no me dices, no te diré a quién conocí yo...

Una sonrisa se dibujó en mi rostro por lo que tenía para contarle a mi hermana, pues no había habido halagos como si los había habido para ella. La insté a que hablara nuevamente.