Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo III

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26/07/2009, 18:25
Edmund Banks

- Aguarde Damien, que le acompaño.- Edmund  habla con preocupación- Si hay soldados puede que no podamos ayudar a sacarlas, pero entraremos a cuidarlas. Ninguna gripe ni enfermedad extraña va a hacer que me quede sentado sin permitir que unas damas asoladas por la desgracia tengan el consuelo del descanso a solas. Llévenos a ambos, señorita.- Edmund sale tras Damien a la calle para dirigirse a la Iglesia, con el ceño fruncido y sus manos de herrero cerradas a sus costados, convertidas en dos puños.

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27/07/2009, 01:13
Elizabeth Cornwell

Elizabeth observa cómo Anabel, Sue y el Sr. Collin se van...

Espera que su enferma hermana pueda descansar bien entonces...
Se queda de pie, sola, observando a su alrededor...

Cada uno de los allí presente sufre a su manera las consecuencias de una enfermedad que, maldita la hora, surgió de la nada... Sin previo aviso...
Observó el cuerpo de su madre, y acarició su rostro... Parecía tan sereno... Quizás morir no era tan malo para uno mismo...
Encontrar la paz y la tranquilidad era algo realmente hermoso...

Sacude un poco la cabeza, no debería pensar en esas cosas...

Evita un suspiro, se siente cansada...
Se sienta un momento en un banco, meditando sobre qué hacer a continuación... Alexander está hablando con el padre Thomas, así que no es momento para acercarse... El Lord parece en su mundo, demasiado ido con todo lo ocurrido... De todas maneras, era normal que una jovencita como ella acabase por dejar de interesarle... No entendía ni siquiera por qué le preocupaba eso...

Avon también parecía muy reacio desde su última conversación... Se preguntó si estaría enfadado con ella...
El resto de gente, eran casi todos desconocidos... Ni siquiera sabía sus nombres, a excepción de las hermanas Hancock, que, gentilmente, habían acudido al entierro...

Decide entonces acercarse a ellas y preguntar, al menos, como están... Deben de sentirse solas allí... Tanto como ella...

Seguro...

Una vez llega, sonríe suavemente, aunque con un dejo de amargura...

-Buenas... tardes... ¿Cómo... Os encontráis...?

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27/07/2009, 01:30
Claire Windsor-Hancock

Abracé a mi hermana, por lo menos ahora se veía mejor. Su semblante ya no era elñ de una enferma, parecía más respuesta y eso me tranquilizaba. Lo único que me preocupaba era ella. Cerré los ojos, al menos las cosas empezaban a mejorar o yo creía, besé la frente de mi hermana y le sonreí.

-Nos iremos pronto a casa, te lo prometo...

Terminaba de hacer aquella promesa cuando Elizabeth Cornwell se nos acercó amablemente.

-Señorita Elizabeth...-me reacomodé en el banco.-Temía que mi hermana estuviera mal pero parece que mejora... Estamos bien. Lamentamos mucho lo de vuestra madre y le ofrezco mi más sentido pesáme. Ha sido un día horrible para nosotros, así que me imagino lo que debió ser para ustedes; espero que su hermana se recupere pronto.

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27/07/2009, 02:06
Alexander Varsatof

El ruso intercambia unas palabras mas con el padre o mas que palabras un agradecimiento con la cabeza y se mete en una habitación cercana, la puerta chilla ante el lento abrir de Alexander.
Y es tragado por la habitación de un momento a otro perdiéndose de vista

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27/07/2009, 09:32
Mary Ann Windsor-Hancock

Solo me dio tiempo a sonreír dulcemente a Claire, mis mejillas comenzaban a recuperar el color melocotón de siempre. Iba a añadir que era yo quien debía cuidar de ella pues era la mayor cuando la joven Elizabeth Cornwell se acercó a interesarse por nosotras en un gesto que la honraba pues sin duda, su día había sido mucho peor que el nuestro.

-Señorita - la miré con tristeza pero sonreí tiernamente. Lamento mucho lo que les ha pasado. Mi más sentido pésame. Nosotras sabemos lo que es perder a una madre. Lo siento mucho... de corazón... Cualquier cosa que necesite, - miré a Claire - estaremos encantadas de ayudarla en todo lo que esté en nuestra mano. Ahora... - suspiré - no podemos hacer mucho más, pero... cuente con nosotras para cualquier cosa. De verdad.

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27/07/2009, 13:17
Elizabeth Cornwell

Elizabeth vuelve a sonreír, algo apagada, pero agradecida.

-Gracias por el pésame... Mas... Ahora poco puede hacerse en realidad... Me alegra comprobar que estáis algo mejor... No os preocupéis por nosotras, aunque es de agradecer, mejor será que os cuidéis y podamos todos salir de este lugar pronto, sanos y salvos...-Las mira, y señala leve:-Esta mañana, una de vuestras criadas había acudido a la tienda a comprar algo para el tobillo de la Srta. Claire...-se dirige a ella entonces-..¿Se encuentra usted mejor...? Quizás no debería haber venido... De haber sido así, estaríais en casa... Tranquilas...-sus palabras suenan como a disculpa...

Realmente se sentía algo culpable por todo lo ocurrido... Aunque posiblemente esa culpabilidad se debiera tan sólo al hecho de no haber estado junto a su madre en sus últimos momentos...

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27/07/2009, 17:00
Claire Windsor-Hancock

Levanté la mirada escuchando las palabras de Elizabeth, comprendía claramente el dolor que debía estar sintiendo y sabía perfectamente lo mucho que duraría aquella sensación de haber perdido lo más preciado en la vida. Tomé sus manos entre las mías soltando un poco a mi hermana y la miré a los ojos.

-Elizabeth... Los designios de Dios son inalterables. Él decidió que está tarde nosotras estuviéramos aquí y no somos quiénes para cuestionarles. En todo caso, me alegro de no estar solas en casa y además, por algo estamos aquí. Gracias por el ofrecimiento que nos hizo hace un momento y como bien dice mi hermana, estamos aquí para lo que se ofrezca-sonreí apretando sus delicadas manos.-Luego que todo esto termine, será un placer recibirla en casa.

Ella me agradaba, era como una niña perdida, era un poco como yo y no tenía esa petulancia que tienen los que creen que tú crees que eres mejor que ellos, no tenía esa arrogancia de hacerse la fuerte cuando por dentro la verdad dolía. Sí, Elizabeth Cornwell era diferente y eso era agradable. No solté su mano pero con la otra tomé la de mi hermana y le sonreí.

-Papá vendrá pronto y estaremos bien, aunque venga con esa mujer...-dije intentando contener el llanto.

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27/07/2009, 19:17
Susanne Cornwell

Al final acabó aceptando, no le quedó de otra y cuando Patrick la alzó nuevamente en brazos pasó uno de los suyos por encima de su hombro. Se sonrojó, se sentía incómoda, pero esa incomodidad no era por él, muy por el contrario, su incomodidad era por sus hermanas, en especial por Anabel. No quería causarle más disgustos, no quería que ella siguiera sintiéndose avergonzada, no quería dar más de comer a los perros y que éstos hablaran. Si las habladurías afectaran únicamente a Sue, ella no se preocuparía, porque Patrick Collins le había abierto su corazón y ella creía en él, pero esas habladurías afectaban a sus hermanas y no quería, no se sentía capaz de cargar con esa culpa, por eso es que había pedido a él que fuese por una de ellas cuando la llevó al carruaje, por eso es que había dicho que podía caminar y que prefería permanecer junto a ellas, pero si Sue era terca él parecía serlo aún más... y lo cierto es que se lo agradecía.

Asintió a Anabel cuando ésta comentó lo bueno que había sido el párroco al permitir que la llevaran a esa habitación, desviando luego su mirada a Patrick cuando éste dijo que las dejaría solas. Lo miró y un dulce gracias escapó de sus labios acompañado de una sonrisa tímida. Lo siguió con la mirada hasta que éste abandonó definitivamente la habitación y entonces cogió la mano de su hermana entre las suyas para hablarle con total seriedad.

-Regresa con Liz, ella te necesita más que yo. Liz aparenta ser fuerte, su coraza está demasiado bien puesta, pero tú y yo sabemos cuan frágil es... Yo voy a estar bien, estoy bien, te lo prometo. Me voy a quedar aquí, en la cama, hasta que el doctor Robins me autorice a salir -sonrió-... Prometo ser buena.

Notas de juego

Siii, quiero dejar de estar en plan convaleciente pronto que se me acaban las ideas xDDD

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27/07/2009, 20:51
Anabel Cornwell

Anabel asiento con la cabeza a Collins cuando este propone retirarse, aunque ni siquiera se digna a mirarle ya que después de todo no siente la necesidad ni obligación de ser demasiado educado con él. Sólo lo justo y necesario porque Sue sí le quiere.
-No, no pienso moverme de aquí- responde con cierta sequedad a su hermana, negando con la cabeza convencida -No pienso permitir que te suceda lo mismo que a mamá estando sola, ¿entendido?- le refresca la frente con la toalla húmeda y mira la puerta ya cerrada.

-Liz... sí, la conozco lo suficiente, pero vendrá cuando nos necesite de verdad así que no te preocupes por ella. Apuesto a que sabe cuidarse mejor que nosotras- dice lo último a modo de secreto con una sonrisa burlona, después empuja con suavidad a su hermana y se acomoda junto a ella.
La cama es estrecha pero ambas están delgadas, incluso algo más de lo que se consideraría atractivo, así que no tienen demasiado problema.

-Cómo cuando éramos pequeñas... echo de menos dormir las tres juntas- admite con nostalgia y con toda la intención de dormir un poco a menos que sean interrumpidas.

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27/07/2009, 20:58
Ethan Byron
Sólo para el director

     

  Aún de espaldas, con las manos una sobre la otra al final de mi espalda adornada por el negro impoluto del traje, observaba la lluvia golpeando contra los cristales, estrellandose contra ellos en una violenta muestra de como era la naturaleza, siempre impredecible, incluso por el detalle y la exactitud humanas. Aquella reflexión sobre la campiña, ante la hierba mojada y de seguro el frio viento danzante, era rota por la voz de una fémina, imaginó su edad, la forma de su rostro, sus labios, arrugados sin duda, emitiendo aquellas palabras, como una plegaria, aún cuando Ethan no los conocía de nada.

   Viene a molestarme...¿Cómo se atreve? ¿Acaso le he dado permiso para hablar? ...vieja arpía...

   Ethan frunció el ceño, arrugandose este agolpando su piel y alzando sus cejas para mostrar ojos grandes, redondos y atrayentemente azules. Recien afeitado como estaba se podía observar su piel blanquecina, acostumbrada a los interiores, de mentón alargado y una mirada penetrante, severa que mostraba rencor u odio. Puede que la Señora Louisa entendiese esta reacción al girarse para observarla como muestra de lo que contaba. Escuchando cada palabra con atención, podría entenderse que era inaceptable todo cuanto decía y haría algo, los que le conocían algo más, sabrían que era lo que realmente pensaba...

  ¡Largo de aquí bruja!

   Y antes de que pudiese convertir sus pensamientos en palabras, vio sus lágrimas, y después el llanto que bañaba sus mejillas, redondas y ahora brillantes a la luz de la tormenta. Como si aquella mujer, como ocurría en la naturaleza, fuese impredecible...

    Una situación que le resultaba más que violenta, mascó sin llegar a abrir la boca, labios sellados, finos y sonrosados. Su mirada esaba clavada en aquellos ojos llenos de lágrimas, cascadas perfectas de la inocencia humana, y evitando sacudir la cabeza, un conflicto en su interior luchaba por tomar una decisión. Echarla alzando su voz, o escuchar sus plegarias. Su corazón, duro como una roca se reblandecía, tanto como era posible en alguien como Byron.

   Dio varios pasos, dejando caer suavemente sus manos, que inmoviles le ayudaron a mantener el equilibrio, perfecto, mientras se acercaba. Se ajustó el cuello del traje...y extendió los labios hacia arriba, inquisidorial. Entonces mostró el máximo exponente de su ternura...

  - Deacuerdo, deacuerdo. Ya es suficiente. - espetó, dando enfasis a sus palabras con un movimiento de su diestra. - Deje ya de llorar o acabaremos ahogados.

   Volvió a cerrar su boca...y la observó unos segundos, respirando tan silenciosamente que sólo el llanto y la lluvia lograban romper la ausencia de sonidos.

 - Cogeré algo de abrigo y el sombrero...Veamos que...- susurrante y con una sonrisa de medio lado frustrada terminó la frase - diantres ocurre...

  Accedió rápido...quizás demasiado fácil.

   ¡Que día, Señor! ¡Que día!

Notas de juego

Me pondré algo adecuado encima e iré :) refunfuñando, eso si xD

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28/07/2009, 02:13
Susanne Cornwell

Sue sonrió y se acurrucó en la cama junto a Anabel. Hacía frío y la lluvia parecía que no tenía para cuando cesar, por lo que arroparse junto a su hermana no dejaba de ser agradable.

De espaldas en la cama, con la cabeza apoyada en el hombro de Anabel, Susanne pensaba en sus padres y en los tiempos en que la falta de dinero estaba por lejos de ser uno de sus problemas. Pensaba también en sus hermanas y en Patrick, deseaba preguntar a Anabel si quizás, algún día, lo iba a aceptar y ver como parte de la familia. Se preguntaba si él habría sido del gusto de su madre, pero aún antes de terminar de formularse la pregunta ya conocía la respuesta. No. Su madre al saber que él no era más que un hombre al servicio de su señor, que no poseía tierras ni bienes con los cuales solventar el estatus de vida que ésta consideraba merecían sus hijas, sería considerado un mal partido, independiente de que fuese un hombre educado y de buenos modales. No, aquello no habría sido suficiente para nadie, salvo para Susanne.

Miró a Anabel, ella tenía los ojos cerrados y parecía dormir.

-Pobrecita -se dijo-, debes estar tan cansada hermanita...

Con mucho cuidado cogió la ropa de cama y tapó bien de ambas. Volvió a apoyar la cabeza en su hombro y cerró los ojos, ella también intentaría dormir.

-Como cuando éramos niñas... -susurró y la imagen de ella y Liz saltando a la cama de Anabel ya fuera porque jugaban o huían de algo que les provocara miedo, como un rayo en mitad de la noche, vino a su mente y la hizo sonreír.

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28/07/2009, 07:45
Alexander Varsatof
Sólo para el director

Alexander da unos pasos desde la puerta y mira a su alrededor, camina hacia el rincón que le parece mas polvoriento y con menos movimiento sobre el, y comienza a leer los lomos buscando algunos viejos conocido o algo nuevo e interesante.
Algunos los saca y los ojea un poco y los vuelve a poner en su lugar, cuando ve un clásico de la literatura Inglesa Romeo y Julieta.
Y automáticamente se el viene una idea a la cabeza, tal ves sea absurda, pero por intentar, pero necesitaría un cómplice, alguien que lo ayude… pero quien?
Tal vez Elizabeth, a la pobre Cronwell no le vendría mal algo de distracción sobre todo este asunto.

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30/07/2009, 17:21
Damien Louis de Murvile

Llego hasta la entrada de la Iglesia, donde varios guardias se mantenían firmes y dispuestos a evitar entrar a todo aquel con esas intenciones.

- Soy Damien de Murvile, - sentencio ante el que por sus galones se adivina es un oficial - capataz de la Finca Windsor - Hancock. - señalo con voz firme y ruda, a pesar de mi ligero acento francés - Exijo ver al doctor Vinthervill de inmediato. - espeto apoyando mi diestra en el puño de mi espada de manera inofensiva.

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30/07/2009, 23:08
Edmund Banks

- Y yo, caballeros, soy Edmund Banks, sin título que aportar al nombre, pero sabedor de que aquí se retiene contra su voluntad a varias personas. Al igual que el señor de Murville, también quiero ver a ese doctor- Edmund habla más friamente que su compañero, más templado quizás por los años, con educación pero con voz fuerte de hombre de campo.

Mientras habla mira fijamente a los guardias, sospechando que no les van a dejar entrar sólo porque lo pidan.

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01/08/2009, 08:43
Alexander Varsatof

El ruso sale de la habitación mirando a ambos lados, como buscando a alguien posa su mirada en Elizabeth y levanta su gran brazo tratando de llamar la atención de esta, esperando que lo vea.

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01/08/2009, 11:16
Elizabeth Cornwell

Elizabeth sonríe leve.

Realmente estaban siendo fuertes, aquéllas hermanas.

-Gracias, de corazón. Mi alma se alivia un poco, sabiendo que al menos que estáis algo mejor...-Vuelve a sonreír, y no puede evitar dar un abrazo cariñoso a Claire, y otro a Mary, separándose para luego señalar:-Ya veréis cómo todo acaba pronto... Sé que no pueden dejarnos mucho tiempo aquí... Es... Inadmisible... Y ya habéis oído, si nosotros debemos permanecer aquí, todos los que han venido antes, incluyendo el airado doctor, también... Así que... ¡Seamos fuertes! No os dejéis aplastar por ninguna supuesta carta de la Reina...-La chica, intenta mostrarse animada, para que no decaiga nadie allí. Lo cierto era que no medía sus palabras ni actos, e igual parecía algo rebelde u osada... Pero no podía evitar ser de otra manera...

Ella era así. Y así seguiría siendo, dijesen lo que dijesen los demás. Aunque ningún hombre la quisiera. Eso a ella, le daba totalmente igual.

Entonces el ruso llamó su atención, de una forma, extraña...

"Con lo fácil que sería acercarse... ¿Qué querrá...?"

Liz se dirige a las hermanas:

-Disculpadme... Me llaman... Luego volveré a vosotras, para ver cómo estáis...-Sonríe leve, y con una inclinación de cabeza, a modo de saludo, se fue, encaminándose a Alexander...
Una vez allí, preguntó:

-¿Necesitaba algo, Sr. Varsatof?

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02/08/2009, 00:35

Damien y Edmund estaban en las mismas puertas de la pequeña Iglesia de Windfield. Uno de los soldados lo miraba con cara de pocos amigos, los otros dos se quedaron con la vista al frente, a ambos flancos de la puerta. El soldado que parecía ser el de mayor rango fue el que habló, siempre sosteniendo esa mirada severa.

-Por órdenes de su majestad se ha declarado un alerta de emergencia. Nadie va a entrar ni salir de este sitio hasta que pasen tres días. Tres, ni más ni menos. Siendo sábado es de entender que la gente aquí encerrada por su propio bien, no podrá salir hasta el día martes, a las seis de la tarde exactamente, hora en la que fue declarada la cuarentena.

Cuando el soldado terminó su recitación, entró en escena un señor que parecería de alta sociedad. Sus ojos azules, de considerable tamaño y expresión inteligente, se posaron sobre los dos señores y los soldados que custodiaban el umbral. Lo acomáñaba una señora de aspecto regordete, que, cuando terminó de oír lo dicho por el oficial, sacó un pañuelito de su bolsillo y comenzó a gimotear con aire lastimero.

El soldado ni se inmutó. Su cara seguía mirando ahora al frente, su cuerpo estaba tieso como un palo, si no fuera porque pestañeaba de tanto en tanto, todos jurarían que era una estatua.

Lady Esme, la señora que acompañaba a Edmund y Damien habló entonces:

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02/08/2009, 00:43
Lady Esme

-Al menos díganos la dirección de este doctor. ¡No puede negarnos eso! Por favor, no le cuesta nada.

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02/08/2009, 00:45

El soldado contestó, o más bien resopló:

-¡Tienen cinco minutos para salir de mi vista o me veré obligado a encerraros a vosotros con el resto aquí dentro y ahora mismo! Y eso incluye a la mujeres también.

Cuando terminó su frase, Louisa, la chaperona que acompañaba a Byron dió unos pasos hacia atrás con horror. Su cara era una pálida media luna.

Entonces se produjo lo peor...

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02/08/2009, 00:48

Nadie se dió cuenta bien de cómo sucedió todo. El doctor Robins estaba delante de los cinco soldados que vigilaban las puertas del recinto, mirando, esperando al menos una palabra, cuando una sombra pasó delante de todo mundo. Corrió hacia la puerta y, antes de que los hombres llegaran a reaccionar, las abrió de par en par. Los soldados de adentro no atinaron a disparar porque estaban distraídos con el doctor y simplemente porque no pensaron, no vinieron venir, que un hombre común y corriente cometiera la locura de intentar ir contra la reina, y menos contra las órdenes de un doctor al que ellos temían más que a la reina misma.

Cuando Gregoire abrió las puertas y salió corriendo vió a tres hombres de armas afuera. Las puertas, ahora abiertas de par en par mientras los soldados del interior trataban de dar caza al fugitivo mostraron a tres caballeros, dos de clase baja y uno evidentemente forrado de plata. También mostraron a una desmejorada Lady Esme, la mujer a la que Alexander conoció el día en que le tendió una mano con uno de sus gatos, quien ahora estaba tratando de evitar una masacre. Por último, Louisa, una de las chaperonas de las Hancock, también estaba allí, llorando a todo vapor junto con el señor de ojos azules quien parecía de alta sociedad.

Entonces los soldados apuntaron. Fueron los tres que custodiaban la puerta desde afuera. Grégoire tropezó y Lady Esme se arrojó encima de su cuerpo.