Partida Rol por web

Charla con el comisario :
 

Resultado 39 (sobre Empatía 31), es decir "Fracaso por muy poco" (*)

* Salvo modificadores, en cuyo caso sería ¡ÉXITO!

- En primer lugar pueden olvidarse de sonsacar algo a los prisioneros. O bien no saben realmente nada o son los mejores embusteros que haya visto nunca, ya han sido interrogados sin éxito antes de su llegada.

En cuanto a mis hombres, rogaría que les dejen tranquilos. Algunos han sufrido un fuerte shock y no se encuentran digamos en condiciones de revivir de nuevo esa experiencia. -

Al terminar recoge su abrigo y gorra del perchero y se dispone a salir de la habitación.

- Recuerden, dentro de una hora en el sello, mi ordenanza les acompañará si lo necesitan.

Tras la marcha del comisario miro al resto del grupo.

-Estos hombres han visto el infierno en la tierra. Mucho me temo que el comisario tiene razón. Luego os contaré una cosa que he visto... - Niego con la cabeza con seriedad.

Al final me acabo encogiendo de hombros.

-Aprovechemos lo que nos ofrece y preparémonos para lo peor.

Gracias a la ayuda del ordenanza tardáis cerca de diez minutos en llegar a la zona de tiendas donde se encuentra el furriel haciendo inventario. Tiene todo el aspecto de ser un veterano, debe rondar cerca de los cuarenta años, y está cubierto de cicatrices, además de faltarle un trozo importante de nariz.

El panorama no es muy esperanzador, apenas hay un puñado de armas a la vista que se ven solitarias en los enormes estantes que deberían haber contenido docenas de ellas.

Durante el camino, Hieronymus caminaba unos pasos por detrás del furiel y no a su lado, como hubiera sido lo correcto, un momento, pareció tropezar y sólo apoyarse en Reshi evitó que diera de bruces en el suelo. Parecía haber quedado muy pensativo tras la conversación con el comisario.

Una vez alcanzaron el almacén, Hieronymus pareció recobrar la compostura y su pose marcial habituales. Dirigiéndose al mutilado furriel dijo - Suboficial, el comisario nos ha autorizado a aprovisionarnos de la armería del regimiento ¿de qué dispone? ¿Fusiles láser? ¿Fusiles automáticos? ¿Pistolas? También buscamos armaduras y cascos y una radio de campaña. Dándose la vuelta hacia sus compañeros dijo:

- Soldados - mirando a Stig y a Heinrich - vosotros conoceís el equipo de la Guardia mejor que nadie, aseguraos de que todo lo que nos dan funciona. Elegid lo mejor - y tras un instante añadió - de lo que hay.

Como recordándo algo, miró al adepto encapuchado - quizás podaís ser aconsejados.

Por último añadió - Recordad coged suficiente munición y algunas raciones, no sabemos cuanto tiempo vamos a estar ahí abajo. Cuidado con los explosivos, mantener la mina operativa es una prioridad - Dicho esto, pareció apartarse del medio, pues como Arbites, comida, armas, munición y transporte le habían sido proporcionados durante toda su vida y no tenía mucha experiencia en regateos, compras y tiendas. No quería volver a recibir tan mísero equipo como había comprado en la colmena al dejar el cuerpo por orden del Inquisidor. Pensando esto, tocó en su bolsillo los créditos que aún le quedaban, a lo mejor hacían falta para lubricar la entrega de material, esperaba que la Guardia no fuera así, pero, visto lo visto en campamento era mejor prepararse para cualquier eventualidad

En el camino:

Al apoyarse en Reshi, Hieronymus susurró - hijo ¿qué has visto? no pareces asustado pero... ¿estás bien? Evitó mirar al muchacho a los ojos si no que mantuvo la vista en el camino y continuó andando apoyado en su hombro.

Fijándose en todo lo que pasaba alrrededor suya durante el trayecto, Heinrich fue ajeno a toda conversación, si es que se produjo alguna. Seguía con la mosca detrás de la oreja por aquellos prisioneros y la negativa de Nihilus a hablar sobre ello.

Una vez llegados a la tienda del furrier, al no poder mirar mucho más a su alrrededor se dedicó a examinar el material que había a la vista. Estaba familiarizado con el equipamiento de la guardia, y estaba intentando divisar alguna de las mejores piezas de un arsenal, pero parecía que aquel en concreto, andaba bastante escaso.

Tan pronto esuchó a Hierónimus, su chip de soldado saltó:
-A la orden.

"pero...si yo ya lo estaba haciendo"

- Alto ahí amigo - dice el furriel a Hieronymus, parece que el hablar de recoger equipo como si fuera su casa no le ha gustado un pelo

- Mi trabajo aquí es mantener aprovisionado a todo un batallón ¿como pretendes que lo haga si tienes intenciones de saquear lo que nos queda?

Sigue refunfuñando mientras se aleja del grupo. Pasa de una esquina a otra de la tienda, recogiendo objetos de cajas y estantes que a primera vista están vacíos, algunos objetos incluso los recoge del suelo, casi disimulados por la tierra y la suciedad.

- Has hablado de bajar a la mina ¿no? con esto un verdadero hombre tendría suficiente. - al decirlo pone en vuestras manos una mochila a cada uno, aunque por su peso no parece especialmente cargada

- Tengo que dar parte de todo el equipo usado; no podemos repartirlo entre cualquiera que venga de fuera sin armar un jaleo de papeles. Y dudo que me podáis traer un Administratum para arreglar eso, así que si queréis llevaros algo más, tendréis que costearoslo.

Heinrich revisa concienzudamente a mochila.

-Esto llega para empezar, pero supongo que tendremos que apañárnoslas. Dígame furrier, de que material dispone para la venta, me gustaría llevarme una mira para mi rifle, y un par de cargadores mas, si el precio es razonable. Al fin y al cabo, estamos aquí para ayudaros y que nos ayudéis. De hecho, si disponéis de microcomunicadores, no estaría de más que nos prestaseis cuando menos un par, para estar comunicados con vosotros. Sé lo difícil que es llevar un inventario, y os agradezco el esfuerzo de habernos dado lo que ya tenemos, pero como he dicho, estamos aquí para ayudarnos mutuamente

Dicho lo cual, miró a sus compañeros, por si alguien quería añadir algo mas.

Reshi coge su equipo con gesto serio mientras palpa la bolsa en la que lleva su dinero. Las viejas costumbres son difíciles de quitar.

-Gracias por el equipo armero. Si tienes los microcomunicadores pagare con gusto.- Dice seriamente el bárbaro. En su cultura los armeros eran gente respetada. Tu vida depende de tus armas, le había dicho el padre de Reshi. Mejor llevarte bien con tu armero. Así no te dará el escudo roto ni la espada oxidada.

Luego Reshi se gira a Hieronymus.

-Cosas acechan en las minas. Luego os cuento.

Stig presiona, estira, intenta doblar y comprueba todo lo entregado para ver como nos han equipado. Realmente, está siguiendo una orden que le han dado, sin prestar atención a nada ni a nadie.

Pule, cepilla y da esplendor.

Desde su lugar, un paso por detrás de los soldados Hieronymus observó el almacén, buscando elementos fuera de sitio y observó al furriel de arriba abajo, buscando cualquier gesto fuera de lugar, nerviosismo, una palabra inadecuada. No le gustaba aquel hombre. El arbites sabía que en todas partes hay granujas. Que el furriel pretendiera cobrarles por un equipo que un oficial, un comisario nada menos, les había entregado, le parecía un insulto.

Si aquel individuo negociaba con el equipo de la Guardia para lucrarse, tenía algún vicio o no rezaba por las noches sus oraciones al Emperador, el arbites lo sabría.

LO QUE PODÉIS ENCONTRAR

Ante vuestra insistencia por conseguir más equipo el furriel os guía por las estanterías y baúles de la tienda mostrándoos el equipo que tiene disponible.

• El furriel os puede proveer de accesorios para armas y chalecos antifragmentación (parece ser que éstos últimos antes eran chaquetas completas, pero han sido 'reciclados' tras un uso intensivo).
• Podéis comprar tanta munición para armas láser y de proyectil sólido como queráis (parece que es lo único se lo que aún le queda algo), pero solo munición básica.
• Armas cuerpo a cuerpo primitivas.
• Armas a distancia: Pistolas y armas Básicas Láser y de Proyectil Sólido. (Armas básicas exclusivamente 1 de cada tipo)
• Equipo: Cualquier objeto de la tabla de equipo variado, además de microcomunicadores

Miro al armero y cogiendo la vaina de mi espada se la tiendo con la empuñadura por delante

-Quiero convertir mi espada en monofilo (40) y el microcomunicador (20).- Dije escuetamente. Había oido hablar de las armas monofilamento y su utilidad asíq ue aproveché la ocasión para hacerme con una.

Master: Has observado al furriel con detenimiento, mientras hablaba y respondía a las peticiones de equipo de los demás, y por lo que has visto ni por un momento ha dudado sobre lo que os estaba diciendo, ni parecía dar señales de estar mintiendo.

También te das cuenta que bajo ese aparente mal carácter realmente parece querer ayudaros, ha sacado equipo que vosotros no habríais podido saber que se encontraba allí y que ni siquiera hubierais encontrado a menos que dispusieseis de bastante tiempo para buscarlo.

Gente, no podemos achucharle al tipo este con la inquisición?

Tras observar que el furriel no parecía guardarse ningún as en la manga o al menos, ninguno que Hieronymus pudiera ver, dió un paso al frente, sacó la escopeta que llevaba en la cadera y la puso sobre el mostrador, ante la cara de asombro del furriel. Antes de que éste pudiera decir nada, metió la mano en uno de los bolsillos de su abrigo y sacó un gran puñado de cartuchos que dejó sobre el mostrador.

- No está nueva, pero funciona bien y tampoco es nuevo lo que nos ofrece, así que creo que es justo. El administratum no le pondrá ningún problema si el número total de armas es el mismo. Y sé que quiere ayudar a la Inquisición.

- Necesito un rifle automático reglamentario y mucha munición, al menos 6 cargadores, un arnés de seguridad y filtros nasales. Estoy dispuesto a pagar la diferencia, si no es suficiente, esto lo hará - y se desabrochó el crono de la muñeca y lo dejó junto a la escopeta. Tras lo cual, se giró para mirar a Veriax que parecía estar ausente - siento hacer esto adepto.

Notando la intranquilidad de Stig le puso una mano en el hombro y le dijo en voz baja - está limpio, soldado de primera - y en un tono más alto, que pudiera ser oído por el furriel añadió - es un buen hombre.

- Asi que, mejor pobres y vivos, que algo menos pobres y muertos.