Partida Rol por web

La tienda de Duffy:

Situada a medio camino entre Lawrence y la I 70, ésta tienda de aspecto desvencijado es regentada por Arden Remington, un afroamericano grandote de unos 40 años, suficientemente testarudo y fuerte como para hacerse respetar entre los ciudadanos más aguerridos de Lawrence.

Los locales, sabéis que es descendiente de esclavos y que fue una gran promesa de la NBA, cuyo futuro fue truncado por una grave lesión de rodilla, que acabó con su carrera profesional prematuramente.

Ahora, ha retomado la tienda de su padre (Duffy) y se siente orgulloso de estar allí.

En la tienda podéis comprar de todo, desde comida y agua, hasta pañales, algunos medicamentos básicos, y hasta munición.

La tienda de Duffy es un edificio rectangular con las estanterías alineadas. La zona del congelador está al fondo, así como los baños. En el mostrador, cerca de la puerta de la entrada hay pantallas de vigilancia que controlan todo el perímetro. La tienda abre 24 horas y siempre hay un empleado durante el día, encargándose el propio Arden del turno de noche.

Arden vive en un modesto apartamento situado justo encima de la tienda.

Cuando por fin conseguís abandonar el Bowling Paradise, habéis decidido que el mejor sitio para poder pertrecharos es la tienda de Duffy. Éste establecimiento está cerca de a I70. El edificio está totalmente iluminado, y parece bastante tranquilo. De hecho lo único que rompe el silencio absoluto de la noche, viene a ser el generador que Arden ha puesto en marcha.

Los tres surtidores de gasolina están disponibles, y el aparcamiento apenas tiene 4 coches.

El hombre simpático del sombrero, Robet. Me había cogido de la pequeña mano y me había sacado corriendo del recinto hasta llegar finalmente al coche de la chica pelirroja y mentirosa, después todo había sucedido muy rápido, Darwin estaba a mi lado, lo recuerdo muy bien, cálido. Incluso el hombre raro y antipático de las gafas de sol había subido al coche nervioso y diría que casi con miedo. 

Esas cosas nos perseguía, esa gente que ya no era gente. Todo había cambiado, rápido, demasiado rápido. Afortunadamente habíamos escapado de ahí. 

Tras unos silenciosos y tensos momentos con Jennifer a la conducción rompí el silencio. 

- Vamos... ¿Vamos a morir todos? ¿Como papá, mamá y el chico del restaurante?- miraba al hombre simpático pero la pregunta iba dirigida a todos los que ibamos en el coche. 

Al poco tiempo habiamos llegado a la gasolinera. 

Acaricio al perro, incluso el parece asustado, pero él se quedará conmigo siempre.

- Te-tengo miedo...- digo cuando paramos ante la gasolinera que parece semivacia y avandonada en medio de la noche. 

Me bajo del coche con prevención, con el cuchillo de cocina grande que cogí en el Bowling Paradise en la mano. Algún instinto o corazonada me indica que más vale que no dispare la pistola del Sheriff.

- "Parece que hemos sido los primeros en llegar. Voy a repostar el combustible, por si tenemos que salir pitando." -

Saco la escopeta del Sheriff de su encaje tras la caja de cambios y se la tiendo a Samuel:

- "Le agradecería que me cubra las espaldas, señor Samuel.

Bobby... ¿Quieres asegurarte de que Arden esté bien?" -

Bobby se había mantenido en silencio durante el viaje hasta la gasolinera, no sólo porque quería prestar atención a la carretera por si alguno de esos tipos enloquecidos le salía al paso -de hecho, tuvo que hacer un par de maniobras para no aplastar a un par contra el radiador del coche- sino porque sentía remordimientos acerca de lo sucedido con Carla. Había dado por sentado que estaba viva, y le había dado falsas esperanzas a Walter, que ahora se encontraba en el asiento trasero como un fantasma. En un par de ocasiones intentó decir algo, pero sólo serían tonterías, así que hizo lo que mejor se le daba en esas situaciones: mantenerse callado.

Cuando llegaron a la gasolinera, apagó el motor pero dejó las llaves puestas, y miró a sus nuevos compañeros de viaje.

- Voy a ver en qué situación está el lugar. Preferiría que Samuel se quedara en el asiento del conductor por si tenemos que salir a escape - dijo, dejando claro que quería que esperaran en el coche y que Samuel se pusiera en el asiento del conductor.

Los dos ayudantes del Sheriff intercambiaron unas palabras y cada uno se fue a un lado. Walter se dirigió hacia los surtidores, probablemente a llenar el depósito por si tenían que hacer una huída imprevista, y Bobby Joe, pistola en mano -no quería correr riesgos- se dirigió hacia la puerta de entrada. Sabía que había cámaras de seguridad, por lo que si Arden seguía vivo, le vería acercarse.

Nuestra carrear nos había permitido llegar hasta el coche con los pertrechos recogidos por Jennifer y sin tener que lamentar ninguna baja mas a nuestro reducido grupo. A este se le a añadido Dwayne Hicks, un motero recién llegado al pueblo como yo ,que por poco es pasto de los zombies.

Cruzamos las calles del pueblo, sombras de personas vivas y muertas se cruzan en nuestro camino. Fogonazos de disparos y gritos generan la banda sonora de esta aciaga noche. Dentro del coche estamos en silencio.

Brenda rompe este haciendo una pregunta que todos nos hemos empezado a plantear, al menos una vez.

- Vamos a intentar no hacerlo, al menos no esta noche. Inspiro aire llenando bien los pulmones antes de continuar.  Si nos mantenemos juntos y cuidamos unos de otros, podremos ver otro amanecer.  Estiro el brazo para tocar la cabeza de la niña. - Todos tenemos miedo, al menos yo lo tengo....pero eso es bueno nos hace estar mas atentos a todo lo que nos rodea.

Al poco llegamos a la gasolinera. - Hemos de tener cuidado, una vez paremos es fácil que tengamos que volver a encontrarnos con esos seres. 

La pequeña Brenda rompió el silencio, claramente afectada. Por suerte el vendedor hizo la mayor parte del trabajo y contestó por mí. No le caía bien a la chica, su perro me lo había dejado claro, aunque no la culpé por ello -Como dice Robert debemos estar juntos y cuidarnos entre nosotros para sobrevivir. Lo que ha pasado allí cuando escapábamos es una muestra clara de ello -dije, dejando claro que el motorista seguía de una pieza gracias a mí y quería que me apoyase -perdóname Brenda, no te he tratado muy bien pero no sabía que hacer, no tengo hermanos y, bueno, nunca había vivido algo así.

Unos minutos después llegamos a la gasolinera pero, antes de bajarnos, les dije a mis compañeros -Quiero que nuestra parada en la gasolinera sea lo más breve posible. Tened en cuenta que estamos cerca de la ciudad y que los enfermos no tardarán en alcanzarnos. Además, será un lugar que muchos quieran saquear, por lo que tendremos que tener cuidado. Debemos entrar, comprar todo lo que vayamos a necesitar -dispuse, enseñando mi tarjeta de crédito -y salir de allí enseguida, rumbo a zonas más aisladas.

Sujeto la escopeta y compruebo que está cargada. Abro la puerta del copiloto y saco mi cuerpo fuera para tener una visión de todo el alrededor pero no me separo para poder entrar rapido si hay que salir corriendo.
Le cubro

Buenas noches, dijo Arden cuando entráis a su establecimiento. Vaya noche más rara ¿eh? Primero algo de temporal, que casi se convierte en un tornado, o por lo menos eso han dicho hace un buen rato en la radio. Dicen que los anticiclones que tenían previsto que pasaran por aquí no han pasado, y que las bajas presiones deben estar haciendo de las suyas otra vez, jajaja el tiempo está loco. Pero eso es bueno, hace mucho calor.

Arden se lleva la mano a su antebrazo, que está vendado, y todavía empapa de sangre.

Y luego se va la luz en todo el pueblo, sin duda un día muy loco.

Pero bueno, basta de hablar, ¿en qué puedo ayudaros?

Trago saliba ante las palabras de Robert. Y cuando habla la chica pelirroja no sé muy bien que hacer...- Bueno... No hacía falta mentir... Yo tampoco tengo hermanos, pero si los tuviese no les mentiría - dice la pequeña con gesto terco, al parecer es más cabezona de lo que parecía en un principio. No queda si es su forma de aceptar las disculpas... O no...

- Entonces... ¿Nos vamos a cuidar mucho?- pregunté con voz temblorosa antes de abrir la puerta del coche junto con los demás, las piernas me temblaban un poco, no por cansancio si no por miedo, no quería bajar, pero tampoco quedarme sola...

Los primeros pasos hasta la gasolinera habían sido algo temerosos, no podía coordinar un pie con el siguiente y eso que siempre había tenido una buena coordinación.

Los del otro coche ya habían llegado también - Hola- salude a los otros al verlos bajar del coche. Parecía que el viaje me había serenado un poco. 

Después entramos a la tienda donde el hombre que parece el dueño nos saluda - buenas noches señor- digo con voz inocente. Al menos hasta que veo la sangre que le empapa el antebrazo - ¿Que, pe... Que, es, que te ha ¡pasado ahí?!- dije en un tono tal vez demasiado estridente. No sabía que estaba pasando pero un miedo atenazante empezaba a estrangularme justo en el momento en el que ví la sangre... "No podía ser, no, nonono,"

- no, no, no,no, no puedes ser, no, no, no,no- me coloqué detrás de Robert, ya que era el único que había parecido mostrar algo de interés sincero por mí. Tenía miedo, estaba aterrada y ni si quiera sabía por qué. Algo empezaba a zumbar en mi cabeza, como si un insecto se hubiera metido en mi cerebro mientras no paraba de repetir las palabras una y otra vez. 

Estoy repostando el coche de policía con el surtidor, quiero dejar el depósito lleno por si acaso.

Miro a mi alrededor, pues aunque Samuel lleva la escopeta, estoy intranquilo.

Una perla de sudor recorrió la frente de Bobby Joe cuando observó el panorama, y miró atrás cuando vio a aquella niña entrar y ponerse tan nerviosa. No ponía las cosas fáciles, no.

- Hola Arden, soy Bobby Joe, el ayudante del Sheriff, ¿te acuerdas de mí? - dijo, alzando la mano, intentando desviar la atención del revólver que aún tenía en su mano derecha - Verás, llevamos una muy mala noche, y aquí hay gente muy nerviosa por una serie de cosas que están sucediendo, y que seguro que has oído. Por favor, Arden, para que nos quedemos todos mucho más relajados... ¿qué te ha pasado en el brazo?

Muchacho, no sé cuáles serán las formas u órdenes que os ha dado el sheriff, pero éstas no son formas de entrar en mi gasolinera.

Arden saca su escopeta y percute su arma. No llega a apuntar a Bobby, pero sí que deja bien claro quién manda aquí.

Tienes dos opciones chico. Guardas tu arma, y aquí no ha pasado nada, o te vas por dónde has venido con esa prepotencia que rezuma la gente que representa a la ley por aquí.

Supongo que no te hace falta ni gracia que te explique la tercera opción ¿verdad?

El fornido afroamericano tensa sus músculos preparado para la reacción de Bobby.

¿Y bien?

Termino de llenar el depósito y lo cierro con llave. He escuchado las voces de Bobby y de Arden.

Hago una señal de asentimiento a Samuel para indicarle que permanezca alerta con la escopeta y entro en la tienda. Guardo mis armas y muestro mis manos para no parecer amenazador.

- "Señor Arden, soy el Ayudante Woodrow. Ya conoce a Bobby, actualmente el Sheriff Joe. El Sheriff Coltran ha sido brutalmente asesinado, así como docenas de personas más, puede que cientos en todo el pueblo.

Estamos en una situación de emergencia. Hay una epidemia que ha llegado al pueblo desde Kansas City. Vuelve loca a la gente y hace que se quieran devorar los unos a los otros en su locura demencial.

Necesitamos su ayuda desesperadamente, señor Arden." -

Tras bajar del coche entré en la tienda de la gasolinera, saludando levemente al encargado y sin buscar conversación con él o el resto del grupo. Tenía claro lo que debía hacer para sobrevivir por lo que no pensaba perder ni un segundo, tratando de evitar que se repitiese lo ocurrido en el anterior establecimiento. Cogí una cesta y comencé a llenarla con alimentos no perecederos, botellas de agua, algunos útiles básicos de medicina y un par de botellas para rellenarlas de gasolina.

Escuché a Arden hablar, amenazando a Bobby, y al ayudante Walter intervenir tratando de calmar la situación.

Con la sana intención de quitarme de en medio cuanto antes me acerqué al mostrador y miré al encargado, sacando mi tarjeta de crédito -Si no le importa cóbreme esto y estos dos botes llenos de gasolina. Quiero salir de aquí cuanto antes.

Mis compañeros buscaban hacer las cosas de forma diferente ante la amenaza pero siempre he pensado que en los momentos de crisis es cuando más falta hace la normalidad, la rutina.

Sorprendido por la medida de respuesta de Arden, Bobby Joe pareció darse cuenta por primera vez que tenía el arma en la mano. Era como si todo aquello le hubiera superado, y la sensación del acero le reconfortara.

- Jod... lo siento, Arden - dijo, alzando la mano a modo de disculpa y guardando el revólver, aunque sin poner el seguro de la funda - Todo esto ha sido muy repentino, y las tensiones están a flor de piel. Perdóname, de verdad. Ahora, por favor, ¿puedes decirme qué te ha pasado? ¿Te han mordido?

Una vez hablado lo que haríamos al salir del coche, bajamos de este y nos encaminamos hacia el interior de la gasolinera. Miro al rededor no valla a ser que una banda de zombies nos esperen acechándonos para comernos como en un bufé. Dentro de la tienda el dependiente nos saluda amablemente, todo va bien hasta que le vemos el brazo vendado y la venda empapada de sangre.....se va a liar gorda..... Nosotros ya hemos vivido esto y es normal las reacciones que empiezan a ocurrir.

Brenda empieza a gimotear escondiendo se a mi espalda y el ayudante del sheriff que ya estaba en el interior del establecimiento encañona al dependiente, este a su vez con una escopeta encañona al ayudante. Mantengo a Brenda protegida con mi cuerpo....no si al final seré un padrazo.... e intento hablar para calmar los ánimos. - Tranquila Brenda no pasa nada.

-   Pero....por dios. La noche ya se a enmierdado lo suficiente como para que ahora nos matemos unos a otros. Si le han mordido señor puede que este infectado de algún tipo de enfermedad....y la verdad eso le convertiría en un peligro para la gente. Lo hemos visto y no es agradable.

Jennifer decidida pasa a nuestro lado, como si nuestra discusión fuese mas una típica pelea de machos que de algo importante que pueda terminar en un tiroteo.

Tras dar cobertura a Walter mientras llenaba el deposito vió como llegaba el coche de Jennifer con el resto de las personas y permaneció un rato mas vigilando que nadie les atacase. Cuando todos entraron cerró la puerta del coche y se dirigió también hacia el interior. Quería comprar algún pertrecho y con un poco de suerte igual había munición del .38.

Al entrar en la tienda observó que entre el sheriff y el dueño había una situación un poco tensa, y supuso que verle a el con una escopeta en la mano no la mejoraría así que apuntó la escopeta hacia el suelo, esbozó la mejor de sus sonrisas y levanto la otra mano con la palma hacia adelante.

Paz hermano, solo quiero comprar algunas cosillas

La herida que tenia el dueño no le gustó nada, y permaneció a la expectativa, se recordó a si mismo que había un cartucho en la recamara y con la habilidad que dan los años quitó el seguro sin que se notase. Siguió sonriendo.