Partida Rol por web

Michael que estaba enfurruñado atendiendo a su teléfono, se lo apartó del oído y te miró de arriba a abajo. Se detuvo especialmente a mirarte el pecho y las piernas sin ningún pudor. Era un cretino en todos los sentidos.

Se rió juguetón.

— Vaya la mosquita muerta ha hablado... — iba a abrir la boca para soltar algún improperio de su gran repertorio, pero se giró y vio a Rashi grabando y haciendo el idiota, al parecer con todo el follón no había reparado en él.

— ¡¡Eh tu!! Amigo — dijo en tono despectivo — Ven conmigo a fuera para grabar todo lo que se ha roto antes de que vengan los peritos y empiecen a confabular para no pagarme — Se fue hacia él y literalmente le dio una colleja.

— Espabila.. y tu Carla ocúpate del resto. — dijo de la que se iba.

Carla dijo 'gracias' a Kate moviendo los labios, tuvieron un momento de complicidad entre chicas, pues seguramente entendía el mal momento que estaría pasando.

— Son unas pastillas de ácido fólico y la eparina. — contestó, aunque con que me traigáis el bolso me sirve.

Se levantó y se puso a ordenar lo que buenamente podía.

Siguiendo las indicaciones de Carla subisteis por unas escaleras laterales de la entrada de la zona de la bolera y llegasteis a un entrepiso donde había 4 mesas de billar y en la esquina una barra de bar con varios taburetes altos.

Luego la mitad del piso era descubierto y servía a las veces de terraza para ver la pista de los bolos de abajo.

La mayoría de luces estaban apagadas pues la zona estaba fuera de servicio, aunque llegaba algo de luz desde la balconada con las luces de neón que ambientaban la zona de la bolera.

Pudisteis ver la puerta con el letrero que ponía "zona restringida". Al parecer había algo de luz que se filtraba por debajo. Cuando os acercasteis os detuvisteis de golpe, pues os dio la sensación de percibir una sombra por debajo de esa puerta, alguien que se movía lentamente dentro de aquella habitación.

Notas un agarre con una fuerza excepcional que no te cuadra con el cuerpecito delicado de aquella jovencita. Sabes que el rigor mortis los músculos se pueden agarrotar ejerciendo muchísima presión, pero eso parecía deliverado.

Aquella chica, estaba muerta y parecía que con el otro brazo torcido por el impacto del coche, se intentaba ayudar para moverse y acercarse a ti. Abrió la boca emitiendo un gruñido para intentar morderte.

Bobby seguía intentando morder a aquel tipo en la pierna, dado que en el brazo no había funcionado, pero justo cuando lo intentaba aquel tipo dio un bandazo a su cola y le hizo errar el golpe.

A su vez, aprovechando, con el otro brazo le lanzó un tremendo puñetazo en la cabeza del pobre Bobby que aulló desesperado y lloriqueó del golpe recibido. Te miraba de soslayo en cuanto podía para suplicarte ayuda.

BLAM, llegó otro disparo tuyo, que con la potencia de la Desert Eagle hizo retroceder unos pasos a aquel tipo, que encajó de nuevo la segunda bala sin problema alguno, no parecía amedrentarse de ninguna manera.

Bobby seguía desesperado por huir y dejó de atacar a aquel tipo para intentar escurrirse como podía, pero no tuvo éxito.

Jo. Admiré la sutileza de Kate para convencer a ese capullo de que hiciese lo que ella, y todos, queríamos. Lo malo es que se llevó un descarado repaso por todo el cuerpo de ese baboso. Que imaginé que estaría acostumbrada...Bueno, lo mismo no te acostumbras a eso, a que una parte de los tíos te follen con la mirada. 

Muy bien -le dije, mientras nos marchábamos en busca del bolso de Carla- Qué habilidad. No se me hubiese ocurrido, a mí se me ve venir de lejos.

En la puerta os detuvimos por poco antes de entrar. -Oh, parece que hay alguien dentro - ¿Un empleado? Seguramente. Decidí llamar golpeando suavemente con los puños en la puerta y probé de abrirla.

-Holaaa -saludé mientras lo hacía.

No pareció responder nadie al saludo.

Abriste la puerta y te encontraste lo que parecía una especie de oficina enmoquetada. En la parte izquierda parecía haber un escritorio con un ordenador, en apariencia muy antiguo y lleno de papeles. Jurarías que sería el puesto del gerente.

En medio de la sala había lo que parecía una mesa con unas cuantas sillas haciendo sus veces de una sala común para los empleados y al fondo un mueble de taquillas metálicas, todas ellas cerradas.

Justo cuando entraste viste al instante como la puerta que había al fondo de esa habitación se cerraba. Aún así se podían oír unos ruidos de pasos que se alejaban lentamente.

En un primer barrido rápido a la habitación no parecía haber rastro del bolso de Carla.

Ronald no creía lo que veía, su disparo había dado de lleno en aquella persona enloquecida por segunda vez, y nuevamente no cayó abatido ni mostró dolor alguno, ni siquiera lo hizo por el desmembramiento de su brazo. ¿Por qué? ¿Por qué no te vas y dejas a mi perro en paz, maldito? ¡¿Por qué demonios sigues en pie?!

-A la cabeza, Ronnie, veamos si sigue tan enérgico cuando sus sesos estén desparramados por todos lados... ¡Jaaa, ja, ja!- Charlie estaba extasiado con tanto caos y violencia, desde luego, le importaba un bledo la salud del perro y disfrutaba del momento.

Ronald continuaba desplazándose poco a poco hacia adelante, creía que ya estaba a una distancia moderada para poder estar más afinado con su puntería.

-Está bien, Charlie, solo por esta vez.- Musitó y apuntó a la cabeza de aquél sujeto alienado, se había decidido a matarlo. ¿Lo lograría? ¿Se arrepentiría de haber escuchado a Charlie de conseguirlo?

Destiny seguía los pasos de Sam, pero aun viendo poco, era capaz de discernir gran parte del escenario. Basura, peste, mal rollo, gritos, sangre - Quería pensar que de animales. Empezaba a arrepentirse de dejar el interior del restaurante, que de repente le volvía a parecer seguro por extraño que pudiera sonar. Ah, igual no sonaba tan raro después de escuchar un tiro. - ¡Aaaahh! - Se agachó del susto en su grito. Accidentes, disparos, ¿Qué estaba pasando? ¿Se habían visto enredados en algún tipo de pelea de bandas, o algo así? - ¡¿De dónde ha venido?! - Preguntó en pánico mirando a su alrededor, prácticamente ignorando al chico. - ¡Hay que volver dentro! - Entonces sí repara en el chaval, y se acerca para ayudarle a levantarse. - ¡Vamos! - Le apremia mientras tira de él.

Sam vio al chaval pero antes de que pudiera lanzar cualquier palabra escuchó el tiro y dio un pequeño brinco casi agazapándose como Destiny por la impresión.

- ¡¿Pero qué cojones?!.. la noche estaba empezando a volverse muy movida en poco tiempo, ya no solo un accidente, ¿Ahora un tiroteo? Se apresuró a ayudar a ese chaval junto a Destiny, entre ambos lo llevarían mejor y de paso, mirar que le sucedía, pero sin preguntarle nada, ya que lo mejor sería reunirse de nuevo con los demás en el lugar del accidente.

- ¡Vamos joder, salgamos de aquí!

Kate sonrió satisfecha cuando oyó como aquel tipejo y el cocinero salían hacia la calle, al menos dejarían paz en mitad de aquel accidente, se ajusto el escote de su top de forma discreta mientras le lanzaba una mirada cómplice a Carla y le guiñaba un ojo. 
-De nada- le susurro marcando las palabras con sus labios.

Subieron la escalera, y Kate asomo la cabeza en el despacho después de Paul, Hola, Hola repitió detrás de este. -Parece que hay alguien por aquí- le comento a paul y volvió a alzar mas la voz -Venimos a buscar el bolso de Carla-, mientras comenzaba a buscar con la mirada por todos los sitios. Con la la mano señalo la puerta a Paul, Quizás esté ahí  apostillo, dirigiéndose hacia la puerta.

Aquella cosa... porque no era  una mujer, era una cosa que me recordaba a esas películas de terror que tanto le gustaban a House y que a mí me tenían todo el tiempo abrazada a él, trató de agarrarme, pero di un paso atrás y logré evitar que me cogiese.

Quería correr, pero estaba tan sorprendida y tan perpleja con aquello que mi cuerpo casi ni reaccionaba. Al menos mi voz sí.

- ¡RONALD! ¡SOCORRO! - Grité. - ¿Por qué le dejé ir? ¿Por qué no me quedé a su lado? - Me pregunté.

- Por salvar una vida. La de vuestro hijo. - Me respondió otra voz, seguramente la mía pero no iba a analizar aquello en la situación en la que me encontraba. Mis ojos seguían pendientes de esa cosa... que no dejaba de moverse aún muerta...

No hubo respuesta. Ni a nuestro saludo ni al aviso de Kate. Quien fuese, no quería saber nada de nosotros. Qué raro.

-Dijo que estaba colgado de un gancho -miré aquí y allá, buscándolo. De momento no lo veíamos. Miré hacia la puerta que indicaba mi compañera. Tras un par de segundos de duda me dirigí hacia ella.

¡Hola! Solo buscamos el bolso de Carla. Lo necesita para sus medicinas. E...Somos Kate y Paul, unos...unos clientes. Hubo un accidente, un coche se estampó contra la vidriera del local. Habrá oído el ruido. ¿Podemos entrar? ¿Está ahí el bolso?

Apuntaste a la cabeza y apretaste el gatillo, notando el fuerte retroceso de aquella espectacular arma. Como consecuencia de tu presión en ese gatillo metálico la cabeza de aquel tipo explotó en mil pedazos, repartiendo como si fuera una granada todo su alrededor de trozos de cráneo, cerebro y jirones de carne.

Habías matado a un civil volándole la cabeza.

El cuerpo de aquel mendigo cayó al suelo como si fuera una marioneta sin cuerdas que la sujetaran y Bobby salió corriendo en tu busca, cojeando y algo aturdido por los golpes.

Pero no había tiempo para relajarse, un grito que reconociste enseguida no te permitió volver a tu estado tranquilo, la adrenalina una vez mas de bombeó en el cuerpo.

— ¡RONALD! ¡SOCORRO! — llegó la voz de Allison con histéria.

Sonaron dos disparos potentes fuera del local, cerca. Algunos perros se oían a la lejanía como respondiendo a ese estruendo.

Sonó un tercer disparo algo mas flojo y seguramente mas lejano.

Poco después un grito desesperanzador de una mujer pidiendo ayuda.

Finalmente como culminación de la orquesta, dos grandes helicópteros pasaron a toda velocidad sobrevolando el Bowling Paradise en dirección Lawrence.

Jerry apenas podía apoyar su pierna derecha. Ahora que estabais cerca suyo podíais ver como sangraba profusamente de lo que parecía una herida en su pantorrilla. El joven camarero parecía en estado de shock y le costaba hilar las palabras.

— Salí a fumar un pitillo... les dije que no podían estar ahí... rebuscando en las basuras... yo les dije, sí... luego les grité, no hacían caso... estaban drogados o desesperados... uno de ellos me mordió... les di con una escoba y me encerré dentro... yo soló quería fumar un pitillo.

Iba hablando entre jadeos, mirando al infinito mientras con vuestra ayuda empezabais a desandar los pasos hacía el almacén y la cocina.

Detrás vuestro, en aquella zona cerrada de contenedores de basura, se pudieron oír unos golpes, como si alguien estuviera aporreando la puerta para pedir entrar, pero no parecía que estuvieran intentando abrir con el pomo.

A todas luces la puerta estaría abierta, simplemente estaba ajustada.

No hubo respuesta a vuestras preguntas.

Tampoco había rastro del bolso aunque si que pudisteis ver que había unos ganchos como os había dicho Carla, aunque solo había colgado lo que parecía una rebquita y una toalla en otra.

Abristeis la puerta y os encontrabais en una estancia usada como pequeño almacén. Estaba lleno de mesas apiladas y montañas de sillas, seguramente usadas en algunos eventos o momentos de gran afluencia. Había también una mesa de billar en vertical apoyada a la mesa y varias cajas de cartón apiladas.

Al fondo había unas escaleras que bajaban hacia abajo.

A vuestra izquierda había otra habitación, la puerta estaba entreabierta y se podía ver algo de luz saliendo de ella, parecía luz de focos o quizá de monitores, pues parpadeaba como si alguien estuviera viendo la televisión. En aquella habitación parecía haber alguien, pues podíais oír un sonido como de una silla moviéndose ligeramente y una serie de gruñidos apagados.

Apenas había iluminación en aquella zona.

Mientras espera respuesta, escuchamos los disparos, gritos y el helicóptero. Me inquieté durante un momento. Un pelín...¿asustado?

-¿Has oído eso? Joder, se están poniendo feas las cosas.

No quería ser aprensivo, pero entre una cosa y otra, ya me empezaba a poner nervioso.