Partida Rol por web

El exterior de la universidad de Osaka iba recuperando una cierta normalidad ahora que el peligro parecía haber pasado. Junto al autobús de la academia, el grupo de alumnos se había reunido para pensar en cuál sería su próximo plan. Eun Bi al transformarse en Tony Stark había precipitado la huída de uno de los emperadores gemelos. Los ciudadanos, aún afectados por ese gas que les había producido euforia, ahora iban serenándose, amén de que los servicios sanitarios se dedicaban a atenderles. 

La policía, además, se había llevado ya al agresivo joven que había salido de allí con la pretensión de terminar con el falso vengador, fallando estrepitósamente al dar de frente con todos vosotros.

Como ya sabíais, la academia Kei Osaka se encontraba en las afueras de la ciudad y todo indicaba que se encontraba en una situación similar a la de la universidad. Alguien había logrado llenar las instalaciones de algún gas. Contábais todavía con siete máscaras conseguidas por Edo y Ayase, mas no estaba claro si el profesor Shiro iba a dar su brazo a torcer. El hombre, quizá legalista en exceso, no os seguía la corriente. Sin embargo conforme buscábais las palabras adecuadas para convencerlo, en las facciones de su rostro se adivinaba que el muro que había alzado comenzaba a ceder.

- No me cabe duda que queréis ser héroes y dar buen uso a vuestros poderes. Todo esto va en contra de toda lógica porque no tenéis aún entrenamiento, pero allí dentro hay muchos amigos y además, muchos jóvenes que pueden estar siendo... a saber qué... No podemos quedarnos aquí sin actuar, así que sí, vayamos. Hagámoslo lo mejor que podamos.

Finalmente Shiro había dado su brazo a torcer. Teppei, el anciano profesor, sonrió con amplitud.

- Muchachos, subid al autobús que hemos de llegar a nuestro destino. Con suerte nadie correrá ningún peligro. Según habéis descubierto ese tal emperador gemelo sólo quería hablar con el alcalde mientras estaba en la conferencia dentro de la universidad. Quizá lo mismo estén intentando en la academia: convencer a la directora de algo. ¿Sonsacarla quizás, influirla, dominarla? No lo sabemos, así que vayamos ya y hagamos lo que mejor sabemos hacer, ¡acabar con las maldades de esos villanos! Ya habéis cortado los planes de uno de esos dos emperadores, veamos qué nos espera allí.

Como siempre, algunos de los presentes parecían entusiasmados con la idea, otros no se identificaban demasiado con la situación y no faltaba quien estaba asustado. En ese momento, Shun para vuestra sorpresa se había colocado en primera fila y permanecido más atento que de costumbre.

Por si fuera poco, Hitoshi se contagió por la actitud del profesor Teppei.

- ¡Es verdad, podemos conseguirlo!

Dijo dejándose llevar para darse cuenta justo después de que había llamado demasiado la atención. Sin embargo logró que Sayumi diera una palmada alegre y se dirigiera directa al autobús.

Edo escuchó el intento de persuasión de sus compañeras sobre Kudo. Realmente parecía que su grupo estaba dispuesto a arriesgar su vida por salvar la de aquel que lo necesitara, sin importar el peligro. Esto agradó al pelirrojo, quien vio en sus compañeros un soporte en el que podía apoyarse y ser ayudado.

Cuando el profesor de leyes finalmente les dio su aprobación, Edo levantó levemente su puño como señal de victoria y gritó un alegre: - ¡¡SÍ!! - El cual siguió con una risa de júbilo.

Atentamente escuchó el discurso de Teppei. La aprobación de Kudo y los ánimos de este último habían puesto su energía por los aires, y se le veía visiblemente emocionado.

- ¡Acabemos con ellos! Y si algún emperador se pone en nuestro camino, lo noquearé. - Simuló el jab típico de los boxeadores. - Con su permiso, Teppei-sama. - Realizó una reverencia y subió al autobús.

De los profesores que había conocido hasta ahora, Teppei era por quien más respeto sentía. Esto se debe a que Edo se marea con facilidad en los transportes, y normalmente tiene que tomarse unas pastillas contra el mareo. Antes de que el autobús iniciara su trayecto, el joven se dio cuenta de que no tenía sus pastillas consigo, y tampoco nadie en el autobús las tenía. Edo comenzó a agobiarse pero el profesor Teppei consiguió darle una solución y desde entonces, Edo le ve como su salvador y su maestro, de ahí que siempre suela dirigirse a él con el sufijo "sama". También hay que destacar que cuando toma las pastillas contra el mareo, Edo sufre unos extraños efectos secundarios.

Una vez dentro del autobús, Edo se fijó en sus compañeros y en Shun, quien parecía más atento de lo normal. Todavía emocionado, se dirigió a todos ellos.

- Hoy comienza nuestro primer día de héroes. ¡Vamos a por ellos!

No le gustó la reacción de Edo, parecía que le divertía o entusiasmaba la situación sin embargo había vidas en juego y esa actitud inmadura no era la adecuada. Lo miró de reojo conteniéndose para no decir nada, eran compañeros o lo iban a ser y sobraba una discusión y aún sobraba más debido a que tenían que estar lo más serenos posibles para intervenir de una manera adecuada. Se reprimió sin que se le notase. Esperaba que esa simple mirada pasase desapercibida y si no pues quizá mintiera sobre sus pensamientos.

¿Vamos entonces? Cuanto antes lleguemos mejor

Eun Bi escucha lo que dicen los profesores y sus compañeros, parecía que por fin iban a ponerse en camino. Se sentía bastante nerviosa con lo que pudiera suceder y en realidad ella esperaba que en la academia la situación estuviera ya solucionada. Ella tomo su asiento mientras observaba la actitud de Edo especialmente entusiasmado con la idea de ir a la academia.

Espero que no haga falta tener que pelear con nadie… no creo que pueda hacer mucho más… bueno, esperemos que se hayan decidido marchar ya de la academia

Pensaba mientras sentía como el autobús se iba poniendo en marchar y disponiéndose para marcharse.

Decidido vuestro curso de acción, el profesor Teppei se puso manos a la obra, arrancando el bus que ahora tenía un nuevo destino. Finalmente os encaminábais hacia la academia, el lugar en el que debíais iniciar vuestro entrenamiento especial con el que dominar vuestros poderes.

Shiro volvió a inquietarse a los cinco minutos de haber comenzado el viaje, sin embargo tuvo que aguantar su recelo, manteniendo la boca cerrada. Sin embargo se dedicaba a mirar el teléfono móvil.

- Algo pasa porque ahora Oshu no responde.

Teppei y él enviaron varios mensajes que no tuvieron respuesta, lo que no dejó de incrementar su preocupación. En el transporte, los futuros alumnos mostraban su parecer y ya se iba manifestando la aptitud de cada joven, de manera que nos permanecían más callados que otros.

Tras unos veinte minutos de marcha y porque el profesor había conducido al tope de la velocidad legal, abandonó la autovía dirigiéndose ahora por una carretera asfaltada recintemente. Cinco minutos después, rodeada por la naturaleza como si la hubieran querido aislar de la civilización en una isla superpoblada, se podía ver al fin la academia.

En este día tranquilo y soleado se observaba en toda su magnificiencia. A lo lejos estaba el edificio principal y en el patio caminaban un chico y una chica. A lo lejos en las escaleras bajaban tres personas. Todo estaba en calma y sin embargo eso era lo más extraño. Ambos profesores observaron atónitos y comprobaron los teléfonos móviles.

- Oshu no dice nada. ¿Cómo puede ser?

El anciano aparcó el vehículo en la entrada y pronto se abrieron las puertas, de modo que ambos descendieron. Los chicos que habíais podido ver seguían caminando como si nada.

Shun asintió con timidez ante las palabras de los demás y, aunque se había contagiado en parte por el ánimo de los demás, trató de mantener la compostura y mostrarse feliz, aunque serio como siempre. No le faltaba el ánimo, solo que consideraba inadecuado ser muy explosivo.

Se subió al autobús sin decir mucho y, al llegar, el extraño panorama le heló los huesos. Oshu no respondía... ¿Y el emperador aquel? Todo era muy extraño y le helaba la sangre ver la calma del lugar. Miró a sus compañeros con nerviosismo, pero no por ello se sentía amedrentado, solo que era su primera misión como verdaderos héroes y... bueno, llevaban muy poco siéndolo.

- Creo... Creo que esto es un mal augurio - dijo con timidez y esperando no ser el primero en caminar.

Al llegar a la academia, Edo quedó impresionado por la belleza de aquel lugar.

- Wooow. - Expresó en voz baja mediante una mueca y abriendo durante unos segundos los ojos.

En su cabeza se había imaginado como sería el edificio, pero tenerlo delante suya por primera vez era una experiencia enriquecedora para él. Aquel sitio desprendía una especie de aura como de ser un sitio importante. Y ciertamente, aquel lugar sería el punto de partida de una nueva vida para todos ellos.

A pesar de quedarse sorprendido, el pelirrojo también estaba pendiente de lo que comentaban sus profesores.

- ¿Quién es Oshu? - Preguntó dirigiéndose a Teppei y Shiro.

Continuó observando por la ventana, habían personas paseando tranquilamente y él todavía no se preocupó. Parecía que en la academia todo iba bien, aunque ese tal "Oshu" no cogiera el teléfono. Al parar el autobús y dado que se sentaba cerca de Shun, Edo pudo escuchar su comentario.

- Tranquilo Shun, mientras permanezcamos juntos todo irá bien.

Le puso la mano en el hombro para tranquilizarle, le guiñó un ojo y se levantó de su asiento, dispuesto a bajar las escaleras y salir del autobús. Que ganas tengo de salir de aquí y respirar un poco de aire fresco. No me gustan los autobuses.
 

Mientras el autobús estaba en movimiento Eun Bi estaba observando el paisaje, en cierta forma tratando de tranquilizarse por el enorme lio en el que se había metido, porque si, se había metido en un lio enorme por tratar de no destacar para mal entre sus compañeros y en cierta forma guiarse por lo que le dijeron que tenía que hacer después de aquel día.

Sin embargo, la visión de la academia hizo que se quedara con la boca abierta, era un lugar enorme y realmente precioso, la forma del edificio, los terrenos que parecía que había y el ambiente parecía tranquilo, como si realmente no hubieran atacado el lugar, eso era extraño.

Shun comento que aquello era de mal augurio, Eun Bi le mira un poco curiosa, no sabía a que se refería, quizás para los japoneses eso era alguna indicación o algo, ella no terminaba de entenderlo bien ya que algunas cosas aun a día de hoy se le escapaban. A lo dicho por Edowado asiente y se pone en pie mientras dice:

Bueno… deberíamos salir ¿no?

Decía mientras se encaminaba a la puerta dispuesta a salir tras Edo

Conforme se iban acercando en el bus, Saya iba pendiente de cualquier detalle que les pudiera dar una pista de lo que allí ocurría. Así que cuando pararon se bajo y amplió todos sus sentidos, incluso el de peligro buscando algún indicio. 

En el interior del bus se había armado un cierto revuelo al observar las cuidadas instalaciones. No se podía ver demasiado pero ya el aspecto resultaba alentador.

Masi se había adelantado quizás con la intención de encabezar la salida y se encontró con que Edo y Eun Bi trataban de hacer lo mismo. Inmediatamente su cuerpo se metamorfoseó convirtiéndose en un pajarillo, logrando así llegar hasta la puerta el primero de todos, revoloteando rápidamente sobre sus cabezas. Entonces realizó el proceso contrario y el joven sonrió satisfecho porque en efecto sería el primero en salir.

Ken se había acercado al cristal para echar un vistazo.

- He de decir que ya había visto el lugar en imágenes, pero aquí en vivo es mejor.

En ese instante se sobresaltó y miró hacia abajo.

- Oh vamos, gaijin, controla tu cabello.

Dijo malhumorado por la interrupción. La joven occidental que os acompañaba igualmente se asustó y con un tirón echó hacia atrás su pelo tratando de tener cuidado para no empeorar las cosas. Masami, que ya había sufrido de las mismas travesuras torció el labio pero no quiso decir nada.

Haruka había abierto muy bien todos sus ojos y analizaba el entorno.

- Oh qué es eso. ¿Lo viste, Saya?

Comentaba y la mayoría no sabía qué quería decir, pero sí la chica a la que aludía, quien había visto un suave destello claro que a la luz del día apenas era perceptible. Las puertas entonces se abrieron y una joven de rasgos fuera de lo común estaba justo delante.

- Vaya, bienvenidos. ¿Qué pasó que tuvísteis un retraso?

Interrogó tratando de comunicarse con los profesores que estaban tras Masi, Edo y Eun. La mujer era claramente mestiza y su ascendencia debía de ser africana.

- Bien, hola a todos. Yo soy Iman y soy una de las profesoras, os espero aquí abajo, id saliendo por favor.

Todo parecía en calma desde tu posición. Un destello se produjo en una de las ventanas y un instante después otro debía haberle acompañado frente a la puerta del autobús. La mujer, Iman, tenía un rastro oloroso similar al del gas que habías captado en la universidad.

Habían llegado y todos parecían en cierta forma extrañados, Eun Bi empezó a descender del autobús contemplando el lugar, parecía que no había pasado nada allí y eso en cierta forma le tranquilizaba. Una chica mestiza al igual que ella les esperaba y les saludo, el caso de esta chica era mucho más evidente que el suyo ya que sin duda era medio africana por su tono de piel, se inclina al verla y dice:

Buenos días

Le extraño la pregunta ya que no hizo mención a lo sucedido en la universidad, pero como la pregunta no iba dirigida a ella no le respondió y simplemente se limitó a descender del autobús cuando los que estaban delante de ella se lo permitieron

Edo observó con sorpresa el proceso de metamorfosis de Masi y cuando este volvió a su aspecto original, le palmeó la espalda.

- ¡Guau tío, vaya chulada! ¿Puedes convertirte en cualquier animal?

Su conversación fue interrumpida mientras bajaban del autobús por la nueva profesora. Edo realizó una leve reverencia y bajo del transporte, colocándose a un lado para dejar que el resto pudiera bajar de allí. Ante la pregunta de Iman, el pelirrojo consideró que eran los profesores quienes debían responderle. Mientras esperaba a que estos bajaran, se adelantó a preguntarle algo que le estaba rondando la cabeza desde hacía rato.

- ¿Por aquí está todo bien?, ¿no ha pasado nada?
 

Masi que estaba justo delante de la puerta miró a la mestiza.

- Hola princesa.

Le comentó tranquilamente, esperando ahí delante de todos. Al escuchar las palabras de Edo se giró, observando entonces a los dos de atras. Después pudo contestar al joven del cabello tintado.

- Claro, en cualquier animal. Los grandes y los pequeños. Gorila, tigre, oso panda, caballo, elefante, rinoceronte. Y ya por el otro lado, pájaros, insectos...

Sonrió satisfecho mientras enumeraba todas esas formas que podía adoptar, sintiéndose orgulloso.

- Si me pudiera transformar en personas ya sería la leche.

En ese instante le guiñó un ojo a Eun Bi, quizá convirtiendo eso en un cumplido.

- Pero no puedo. Como mucho algún simio. Es raro estar limitado de esa forma. Las personas también somos animales, ¿no? algo así se estudiaba en la escuela.

No parecía estar muy seguro de las cosas que se estudiaban en el entorno escolar. No tenía aspecto de ser un alumno aplicado.

La mujer amplió la sonrisa. Estaba muy animada a pesar de ese supuesto retraso del bus.

- Ha pasado que nos ha visitado un emperador, según palabras de la directora. Han tenido una agradable charla, lástima que no lo haya podido ver yo. Lo ha descrito como alguien interesante. Pero bien, ya se ha marchado así que después de ese receso es cuestión de retomar la actividad. Justo tendremos que ir a la sala de conferencias y así nos podréis conocer a todos. Estamos encantados de teneros aquí. ¡Bienvenidos!

Exclamó feliz por veros.

- Entonces lo mejor es que me sigáis. Vayamos a la sala de conferencias y hacemos la presentación de rigor.

Edo permaneció atento ante las palabras de la nueva profesora. Esto es muy raro. ¿Que ha venido el emperador, dice? Quizás Iman esté bajo los efectos de aquel gas... o quizás es que realmente no ha pasado nada aquí. A pesar de la visible emoción de la profesora, el pelirrojo continuaba sintiéndose extraño. ¿De verdad iban a retomar su actividad normal tras todo lo vivido hace un rato?

Mientras esperaba a que bajara todo el mundo del autobús para dirigirse a la sala de conferencias, Edo se acercó a Eun Bi, Shun y Saya, quienes ya se encontraban fuera de este.

- Aquí hay algo que no encaja. ¿Creéis que deberíamos contarle todo lo que ha pasado?

Comentó en un tono bajo para que la profesora no pudiera escucharle.

Masi comento que sería la leche si se pudiese convertir en personas a lo que ella le observa un poco avergonzada unos segundos, realmente ella no lo terminaba de ver así, pero sonrió amablemente al chico por el cumplido. De nuevo fijo su atención en la profesora cuando bajo del autobús y les hablo. Aquello era bastante extraño, parecía que el emperador que había ido allí tenía unas intenciones muy diferentes al anterior, aunque por otro lado realmente no habían atacado a nadie.

Rápidamente los pensamientos de la medio coreana pasaron a un segundo plano puesto que sus compañeros empezaron a caminar hacia el lugar que la profesora les había indicado, ella les sigue y escucha a Edo susurrarle, se queda unos segundos pensando y finalmente dice:

Supongo que los profesores se lo contaran… no sé, pero en realidad antes solo atacaron cuando les atacaron… no sé, esto yo… creo que sería mejor idea esperar y enterarnos un poco más de lo que pasa ¿no?

Susurro tímidamente, no quería hacerse la lista ni nada por el estilo, pero era lo que pensaba que podría ser más prudente, a fin de cuentas, ellos estaban allí para aprender a usar sus habilidades bien y eran los profesores los que realmente sabían que era lo que se hacían.

Esperar, algo no va bien. Me giro a Haruka Sí lo he visto bajo la voz huelo ese gas de nuevo, está presente en esta mujer Iman que nos sale al encuentro, deberíamos ser precavidos, nunca está de más. Tras estas palabras me coloco la máscara respiratoria de nuevo e intento leer la mente de la profesora Iman por si saco algo en claro.

Pese a los intentos de Saya, la mente de la profesora se mantenía protegida, de modo que no recibió ningún tipo de información.

Imán se mantuvo a la espera de vuestra respuesta. Vuestros compañeros comenzaron a caminar hacia vosotros de manera que os apelotonábais ya en la salida.

El profesor Teppei se había levantado del asiento.

- Vaya, así que una visita del Emperador. Ha tenido que ser toda una experiencia.

La mujer se encogió de hombros y sonrió, alegremente. El anciano siguió hablando.

- Una pena que se haya marchado ya.

Dijo añadiendo un ligero tono sarcástico.