Partida Rol por web

Episodio 1

El caso indoloro

-¡¡¡Y ESTOS HAN LOS NÚMEROS PREMIADOS!!! ¿HABÉIS TENIDO SUERTE? YO Y MI EQUIPO ESPERA QUE SI- fue gritando el programa de la tele.

Un hombre con la pierna escayolada descansa sobre la cama del hospital, viendo la tele mientras exclama contento -¡Siiii! ¡Hoy ha sido mi día!- exclamó con una gran sonrisa -Felicidades amigo... ¿que es lo primero que vas ha hacer?- pregunto la enfermera que estaba a su lado inyectando el suero en su brazo -Pues pienso... pienso... hacer... muchas... cosas...- fue diciendo con voz cada vez más débil -¿Ocurre algo? ¿Porque hablas así?- pregunto la enfermera, preocupada -No... no me encuentro... muy... bien...- dijo... soltando un último aliento. La enfermera dejo entonces caer el bote -¿Chico? ¿Chico?- le pregunto poniendo la mano en el pecho del paciente... y no notó latidos.

-¡Y CON ESTOS NOS DESPEDIMOS POR HOY! ¡Y QUE HOY HAYA SIDO VUESTRO DÍA DE SUERTE!- término así el programa.

[13 de Marzo, 9:32 Tribunal del Distrito Sala de acusados nº3]

En la sala de acusados se respiraba un ambiente de gran pesadumbre. Todos los presentes tenían motivos para estarlo. Un amigo se había ido, una persona había perdido a su hijo, y quizás madre e hija podían perder a su padre... salvo que el abogado de turno pudiera salvarle.

Os encontráis en la sala de acusados nº3 un abogado, su aprendiz, la familia del acusado y la familia de la victima; todos esperando a que el alguacil les trajese al acusado para ultimar los últimos detalles. El caso que ocupaba era un caso de mala praxis médica... o al menos ese era el plan. El fiscal encargado consiguió que el caso evolucionara a un asesinato debido a la relación personal que existía entre los dos. Y aunque habia un caso experimentado en la sala... hoy el peso recaía sobre su "becario" novato... y eso no le hacía demasiada gracia a los presentes.

-Law... te conozco desde hace mucho y no pondría la vida de mi amigo si no confiase en ti... ¿pero de verdad crees que tu chico está a la altura?- estaban hablando el padre de la víctima y el mentor del abogado, en tono bastante serio y profesional -Es un yogurin, sin ofender... y no es que se vaya a enfrentar a un mindundi como Winston Payne... este juicio va ha ser serio, y no le veo preparado; sobretodo por lo poco tiempo que habrá tenido para prepararse el caso- le insistió, bajando la mirada -Quiero que a mi hijo se le haga justicia... y encerrando a Evan por un crimen que no ha cometido no lo va ha conseguir- dijo con un leve tono de tristeza.

El abogado le dio una calada al cigarro que tenía entre las manos y miró a su amigo (ya le habiais visto sobornar al alguacil para que no le dijera nada) -Confía en mi viejo amigo... no le pondría tal desafío a mi chico si no supiera que lo puede afrontar- dijo serio, ajustando sus gafas de sol -¿O me equivoco Helio?- le preguntó a su protegido.

De mientras, la mujer del acusado descansaba en el sofá mientras los hombres hablaban... estaba nerviosa, aunque trataba de ocultarlo manteniendo todo el silencio que pudiera.

[color=#00BFFF]Me sudan las manos. Me tiemblan los brazos. Ah, y ahí está el tic nervioso en la pierna. Tranquilo, Helio, tranquilo. Sólo es un juicio, un juicio como cualquier otro. He asistido a cientos de juicios antes de éste, no es como si no supiera lo que tengo que hacer. Es sólo que no esperaba que mi primer juicio fuese tan... multitudinario. El acusado, su familia, mi jefe... ¡incluso el padre de la víctima está aquí![/color]

Helio se encontraba casi en una esquina de la sala de acusados, repasando un par de informes que había sacado de su fiel bandolera. Se sobresaltó al escuchar a su jefe y casi se le caen los papeles de las manos, nervioso y distraído como estaba, ajeno a la conversación. Sin embargo, había logrado escuchar lo suficiente como para saber de qué iba el tema de conversación.

-¡S-Señor! - dijo, una reacción de puro instinto. - No, no se equivoca. Estoy preparado para esto. Totalmente. - aseguró intentando mostrar seguridad en sí mismo mientras volvía a meter los documentos en su bolsa de una forma un poco torpe. Sonrió al padre de la víctima. - No se preocupe, ¡habrá justicia para su hijo! Y... - se giró hacia el acusado y su familia. - Usted no se preocupe por nada, Sra. Cross. ¡Demostraré la inocencia de su marido! - aseguró con un asentimiento de lo más enérgico.

El hecho de encontrarse en aquella sala, le parecía totalmente surrealista. ¿En qué momento todo se volvió del revés..? Si lo peor ya había pasado... ¿Por qué..? Él... Él no debería... No. No es el momento, ni el lugar. Mamá me necesita. Dejando sus pensamientos sombríos de lado, mantuvo un semblante severo, dada la situación, pero en ningún momento dejó que la tristeza se reflejase en sus gestos. 

Heather estaba sentada junto a su madre, con delicadeza había tomado una de las manos de la mujer, la cual estrechaba con firmeza, en un intento de buscar confort la una en la otra. Los labios de la joven dibujaban una fina línea recta.

Al igual que su madre también guardaba silencio, pero a pesar de no estar mirando a los presentes directamente, si que prestaba atención a los detalles, retazos de conversación entre el señor Thomas Grey, el padre de Ethan, y el que debía ser el jefe del bufete que había contratado para el caso.  Una actitud... ¿Despreocupada? Mm, no. Exceso de confianza tal vez. 

Pensó, desviando la mirada hacia el fondo de la sala, dónde se encontraba el que debía ser el abogado al cargo del caso. Al parecer, el tal señor Law había decidido que era buena idea dejar que un abogado joven se encargase del juicio. Pero... ¿Estaría preparado? ¿Con qué experiencia previa contaba? ¿Habría estudiado bien el caso?

Heather posó su mirada sobre el joven, analizándolo en silencio. Dadas sus respuestas era más que obvio que estaba nervioso, aunque se esforzaba por aparentar que todo saldría bien. Claro, ¿qué te iban a decir en estos casos? Formalidades, de manual.. 'Dar esperanzas a tu cliente', en un mero intento de infundir algo de seguridad en uno mismo... 

Cuando el joven se giró para mirar a la familia Cross, madre e hija, Heather no apartó la vista de los ojos color miel del tal Helio, intentaba ver hasta que punto el abogado estaba convencido de sus propias palabras. - ... - silencio, no vio necesidad de devolver la sonrisa, no tenía motivos para hacerlo, aquellas conversaciones educadas no la satisfacían lo más mínimo.

Demasiadas pérdidas, no quería ponerse en lo peor, nunca se había considerado una persona negativa, pero ahora sus destinos, sus vidas, estaban en manos del abogado.. Si querían encontrar la verdad de todo aquel asunto, esperaba de verdad que aquel joven estuviera a la altura como su mentor afirmaba.

El señor Grey miró de arriba a abajo al nervioso abogado con una mirada seria -Lo dicho... un yogurin- dijo con tono serio antes de volver a mirar a su jefe -Pero si tu dices que será capaz... tendré que creerte; aunque vaya a ser un gran esfuerzo- termino de decir con el mismo tono, a pesar de estar Helio delante.

El señor Yersen también miró a su pupilo después de las palabras del señor Grey -Ya le has oído Helio, confía en nosotros dos...- le dio una calada a su cigarro y escupió el humo, creando una pequeña pausa hasta continuar hablar -Es el momento para demostrarme que hice bien en contratarte... confío en ti- te terminó de decir, dándote algo de apoyo y tirando el cigarro a la basura.

En ese momento, el alguacil abrió la puerta y dio paso al acusado a la sala: Evan Cross. El hombre, una vez el alguacil le dejo, se acercó al sofá donde descansaba sus seres queridos.

Su mujer, quien tenía la mano de su hija bien agarrada y se la acariciaba con el pulgar, se levantó rápidamente de su sitio y abrazó a su esposo -¡Evan!- dijo con voz rota del pesar que sentía -¿Estas bien?- le preguntó mientras se separaba dé el.

El acusado por supuesto correspondió al abrazo de su mujer -Si Marianne... estoy bien- le dijo a su mujer para tranquilizarla. Luego se acercó a su hija y le paso la mano por la cara -Siento que tengas que pasar por esto mi niña... lo lamento- dijo con tono arrepentido, esperando una respuesta o no por parte de Heathers.

Después de eso, se acercó a los dos abogados -¿Así que... vosotros sois la defensa que Thomas me ha preparado?- pregunto tratando de estar tranquilo, aunque claramente estaba apenado y apagado -Sed sinceros... ¿creéis que tengo posibilidades? Soy inocente, pero no quiero crearles falsas esperanzas a mi familia. Además, he oído rumores de que al fiscal encargado le consideran un prodigio...- os preguntó; aunque la respuesta tenía que venir por parte del joven que tenía su vida en sus manos.

Ante el gesto de cariño de su padre, Heather le dejó hacer, llevando su propia mano sobre la de su progenitor, suavizando su mirada ante él. - Estoy bien papá, no te preocupes. Todo irá bien. - respondió con total seguridad mientras le dejaba ir a hablar con Thomas y los abogados. 

Si Helio hacía bien su trabajo, demostrar la inocencia de su padre no debería ser complicado, sabía que su padre no era capaz de hacer algo así, y creía firmemente en él.  Más le vale esforzarse al máximo... Pensó frunciendo el ceño ligeramente mientras dedicaba un rápido vistazo hacia el joven abogado.

La incógnita era otra ¿entonces quién había sido..? ¿Qué habría sucedido en realidad? Aún no se hacía a la idea de que ya no volvería a ver a Ethan, nunca más. A pesar de que a veces fuera demasiado protector, lo consideraba un buen amigo. 

Tan cabezota y metomentodo como Rick_^*... Pensó dejando escapar un suspiro suave por la nariz, no podía dejarse llevar por las emociones, sus padres necesitaban todo su apoyo y no una niña a la que tener que consolar también.

-¡Encantado de conocerle, Sr. Cross! - dijo rápidamente Helio al ver aparecer al acusado. - ¡No tiene de qué preocuparse, estoy totalmente preparado! ¡Vamos a conseguir un veredicto de inocencia, porque usted es inocente, así que lo normal es que lo declaren inocente! - [color=#00BFFF]Me estoy liando y le estoy poniendo aún más nervioso de lo que ya está...[/color], pensó Helio. En cualquier caso, era cierto que tenía confianza en ganar el caso. Si el acusado era inocente, por supuesto que debía haber una forma de demostrarlo. Pero lo que acaba de comentar el Sr. Cross... - ¿El fiscal es... un prodigio? - se extrañó Helio.

El hombre miró a Helio con cara de... preocupación, pero intentó que no se notará -Si tu lo dices con esa convicción...- dijo con un tono normal para no ofender al joven; pero su cara reflejaba lo que realmente sentía viendo el panorama: miedo.

Luego te respondió a la pregunta -Si... por lo que he oído de los alguaciles, parece ser que es un fiscal con experiencia. Imagina lo convincente que supongo que es que ha conseguido que la acusación sea de asesinato y no mala praxis- dijo, inevitablemente alicaído -Y además, por lo que han dicho los alguaciles, parece que está muy confiado de ganar... tanto que, a pesar de estar en medio de un caso gordo, ha querido llevar mi caso porque, según lo que le oyeron decir, "es una canasta asegurada"... ains- término de decir -En fin, no quiero meterle presión... pero dejo mi futuro en sus manos- dijo con el mismo tono de tristeza.

-Acusado, Abogado. El juicio está a punto de comenzar- oisteis a una voz neutra decir desde la puerta de la sala. Ahí estaba el alguacil, dispuesto a llevarse de nuevo al señor Cross... sólo que está vez al banquillo de la acusación.

Ya se acabó el momento de charla y reunión familiar. El agente se llevó al acusado consigo, y os indicó el lugar que teníais que ocupar tu y tu jefe como la defensa del caso. También guió a la familia de los involucrados hasta las gradas, desde donde podrian ver como se desarrollaba el juicio.

[13 de Marzo, 10:26 Tribunal del Distrito Sala nº3]

Los ecos de los comentarios del público inundan toda la gran estancia. Prácticamente todo el mundo susurra esperando a que el juicio comience... salvo los familiares de las dos partes, quienes guardan silencio. De mientras, la defensa y la acusación iban tomando lugar. Y el acusado también lo hacía, mirando al suelo y suspirando de cuando en cuando. Al poco rato, aparece el juez y toma asiento, pidiendo silencio a las masas con un par de golpes de maza.

-Se abre la sesión en el juicio contra el doctor Evan Cross- dijo con voz imponente el juez -¿Están ambas partes preparadas?- pregunto a la defensa y a la acusación.

El fiscal descansaba sobre la pared que tenía detrás suya. El hombre sujetaba una chaqueta blanca en la mano izquierda. Con la pregunta, el fiscal se incorporó y se puso la chaqueta con un movimiento y se la abrió -La acusación está lista para ganar el oro, Su Señoria- dijo con voz confiada.

Aquello iba en serio, no era ningún simulacro. Era su primer juicio, y estaba empezando. Y por si fuera poco, ¡su rival era un prodigio! Lo reconoció en cuanto entró en la sala: Jacques Portsman, el fiscal del baloncesto. Decían que era tan convincente que había logrado que le instalasen una canasta en la entrada de su propio despacho, ¡en la mismísima Oficina del Fiscal! [color=#00BFFF]¡Céntrate, Helio! ¡Vale, él será todo lo convincente que quiera, pero...! ¡El acusado es inocente, así que tengo que ganar![/color]

-¡La... la defensa está totalmente... osea, la defensa está lista también! ¡De verdad! ... ¡Su Señoría! - la voz le temblaba, pero Helio Dusklaw se mantuvo todo lo firme y solemne que pudo en su banquillo de la defensa, con las manos apoyadas al borde de éste.

Cuando el alguacil avisó que el juicio estaba por comenzar, Heather corrió al lado de su padre, dándole un fugaz abrazo antes de dejarlo marchar hasta el banquillo del acusado. No podía imaginarse por lo que estaría pasando, teniendo que ponerse bajo el escrutinio de tantas personas, dispuestas a juzgarte sin conocerte, sin saber realmente si realmente eras culpable de tales cargos.

En cualquier otra situación, se hubiera mantenido imparcial. Pero cuando entró con su madre en la sala y tomaron asiento juntas entre el público, pudo verlo. El rechazo en las miradas de algunos, curiosidad e incredulidad en otros. Lo detestaba, ¡era su padre el que estaba allí sentado! Él jamás haría algo así...

Impotente, apretó los puños. Tan sólo podía esperar, miró entonces al abogado, Helio. Que se situaba en el lado de la defensa, deseó de corazón que hiciera un buen papel. Fue entonces cuando el juez dio comienzo el juicio, captando la atención de Heather en el que sería el fiscal prodigio que habían mencionado antes. No lo conocía, pero se fijó en su actitud prepotente.  ¿Ya cree que ha ganado?  Pensó mientras fruncía el ceño, viendo su pose altiva. Heather chasqueó la lengua con disgusto.

Desvió la mirada entonces hacia Helio nuevamente, después de ver a un prepotente fiscal deseaba más ardientemente que aquel joven inexperto le diera una paliza, ¡su padre era inocente y no iba a demostrarse lo contrario! Vamos Helio, ¡dale su merecido a ese bobo con aires de grandeza!