Partida Rol por web

Los días siguientes fueron de bastante tensión en la base pues no había  forma de saber en quien se podía confiar en la base, dos días después del incidente de Drake, la ONU tomó el control de la iniciativa y el mayor Chmielecki y la capitana Volger fueron promovidos a los rangos de comandante y mayor respectivamente.

Sin embargo, los cambios no acabaron allí, pues resulta que Drake venía saboteando la iniciativa desde hacía varias semanas atrás cortando el flujo de fondos.

A la mañana del tercer día todos fueron citadoa al hangar con su uniforme de gala, incluso Michael, quien estaba en silla de ruedas por órdenes de la Dra. Parenti concurrió a la ceremonia.

Pues ese día arribarían a la base la delegada de la ONU, junto con un nuevo capitán, quienes se encargarían de supervisar al nuevo comandante y asistir a la mayor Volger con el tema disciplinario.

Junto a ellos llegaría una nueva piloto y dos viejos conocidos de la iniciativa, quienes a partir de la fecha formarían parte del personal de planta de AEGIS, el genio de la ribotica, Genji Kamogawa y la "Mercader de la muerte", genio de la balística, la Dra. Beatriz Gallard.

Cuando la lanzadera aterrizó, la primera en salir de la nave fue una energica niña de once años con una enorme sonrisa en el rostro, seguida de una mujer de unos treinta años.

La Supervisora de la ONU tenía una expresión serena y amable mientras que su escolta parecía un joven soldado que no llegaría ni a los 20 años.

Sin embargo, el nuevo capitán parecía ser un verdadero combatiente, su físico rivalizaba con el del imponente capellán de la nave, y su rostro era la fiereza personalizada.

La última en descender de la nave fue la nueva piloto, una chica bastate atractiva con tez clara y cabello verde.

Las lágrimas afloran a mis ojos, tanto por saber que todos están bien, que él está bien, como por saber que está gravemente herido. Cierro las comunicaciones de mi cabina, no quiero que me escuchen llorar.

Me monto en la lanzadera, sin bajar del Skorpia. De hecho, solo bajo para lanzarme a la enfermería.

El tiempo lo pasó junto a Michael, sin despegarme de su cama. Y no me importa lo que me digan, no me moveré más que para lo realmente esencial.

Finalmente, con uniforme de gala, recibimos a las nuevas incorporaciones. Miro a todos con curiosidad, mientras permanezco junto a Michael con la excusa de empujar su silla de ruedas.

Bienvenidos digo a los que aparecen, con una reverencia.

     Los siguientes días fueron un hervidero de cosas, los cuales intente evitar para no comerme la cabeza con problemas y demás cosas ... topos del gobierno... topos de la prensa... topos de los bichos... joder... ¿ hay alguien que se tome enserio nuestra misión ?... 

   Intente ir a ver si el profesor Daisuke por si me había conseguido mi petición de materiales, pero por culpa de todo lo que estaba ocurriendo tuve que quedarme con las manos vacías por un tiempo, y fue casi lo mismo para mi tiempo libre en el taller,  pues entre que la gente tenia la paranoia a flor de piel y  que nadie confiaba en nadie, la mayor parte del tiempo se pasaban arreglando los errores que ellos mismos cometían .... y no estoy de ánimos para ayudar en eso..., por lo que al final solo me quede en mi habitación, leyendo sobre las maquinas y dibujando mis planos, cosa que cuando terminen los problemas de confianza, tengamos algo con que empezar ... aunque me hubiera gustado haber usado estos dias para avanzar en alguna maqueta... 

    B-bienvenidos... - levantando la mano mientras miraba inquieto de un lado a otro ... entonces... ¿ quien de estos nos va a traicionar ahora..?. yo apuesto por el de gafas...

Había contenido la tensión mucho tiempo y me di cuenta en cuanto nos notificaron que podíamos volver a la base y que nuestros compañeros estaban bien. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Ahora tocaba reorganizarse, pero antes que nada, volver “a casa”.

Tras unos días confusos nos citaron a todos con los uniformes, suponía que habría presentaciones de los nuevos mandos o tal vez condecoraciones.

Había nuevo personal – Bienvenidos todos, siempre es bueno tener nuevos refuerzos – Me fijé en la nueva piloto, me resultaba difícil no mirarla.

habían pasado unos dias desde aquel incidente, pero parecía que todo podría mejorar ya que estaban trayendo refuerzos, así como habían ascendido al mayor Chmielecki como nuevo comandante, lo cual me alegraba de que hubieran puesto a alguien eficiente, "Señores, mi nombre es Vincent, es un placer conoceros" me presento a los nuevos, aunque en el fondo estaba pensando en lo que realmente me tenía en vilo, la traición del ex-comandante y había intentado ayudar esto dias en todo lo posible para saber sobre su traición y sobre su verdadero ser.

El anuncio del jefe de operaciones por el canal de comunicación era tranquilizador al acabar el combate, parecía que Tanya había estado "muerta" durante un rato por el fallo de su cabina. Para los que habían estado pendientes de las constantes vitales de la rusa, puede que averiguar que Nosenko seguía viva era todo un alivio, pero para Tanya era como si no hubiera pasado nada. Mientras Kyoga se aproximaba a su capsula eyectada en medio del desierto se dio el lujo de pensar y ponerse en el lugar de Eliza, quien sabía que la rubia seguía con vida después de que el Nyx fuera atrapado por la gran sierpe ¿Cómo se lo hubiera tomado si tuviera solo los datos de la telemetría que enviaban las capsulas solamente? Escuchó con atención los mensajes de Hiroko y se dio cuenta que la respuesta a su pregunta estaba más cerca de lo que parecía.

Abrió el cierre de la capsula cuando el mecha de Kyoga se colocó a su lado y salió con toda la intención de dirigirse a su cápsula.

Al llegar a ella esperaba ansiosa la llegada de sus compañeras de equipo. Las Valkyrias no habían salido victoriosas de no haber sido por la ayuda del equipo que había acudido al rescate de las tres chicas, víctimas del sabotaje.

Abrazó a Eliza tan pronto como estuvieron cerca y luego se acercó a Hiroko, le hizo saber que, tanto la pelirroja como ella misma, estaban a su lado para lo que necesitase.

Dos días pasaron después del final del último combate. Tanya pasó tanto tiempo como pudo con Eliza, visitaba la enfermería un par de veces al día para saludar a Hiroko y ayudarla a que su cabeza pensase en otras cosas, que descansase.

Finalmente, fueron todos llamados al hangar. Tanya se puso su uniforme de gala y acudió a la llamada para dar el recibimiento a la comitiva de la ONU que incluía a una nueva piloto de la que no tenía demasiados datos.

La rusa observó a todos y cada uno de los pasajeros que llegaban a la base, la nueva piloto se identificaba bastante bien. Aquel color de piel, aquellos ojos afilados, supuso que la nueva piloto era rusa.

Realizó el saludo marcial y permaneció en silencio.

El rescate de Michael y Natasha había sido un éxito. Eso y su misión terminada con éxito y sin tampoco ninguna baja era suficiente para que Alanya se relajase en el viaje de vuelta, de hecho quedó dormida.

Una vez en la base, entrego el parte de la misión y dio las órdenes de reparación de Aisling y de la máquina de Hellen.

Para cuando regresó, Elliot ya estaba liado con sus cosas, la verdad es que no estaba segura de si estaba de vuelta en el taller o en otro sitio. Alanya se dirigió a su habitación.

En los días siguientes no coincidió con Elliot, lo veía de vez en cuando ir al taller y pasar largo tiempo en su habitación. El desánimo en la muchacha iba en aumento y no reunió el suficiente valor como para enfrentarse al problema y tratar de solucionarlo.

Con el ánimo bastante bajo, se interesó discretamente por la salud de Michael, alegrándose de verlo ya consciente y recuperándose. Además , con Hiroko a su lado sabía que buena compañía no le faltaba. También buscó a Natasha, para ver si estaba de humor y se había recuperado para darse algunos golpes y entrenar un poco. Se había alegrado mucho de que su instructora de artes marciales hubiera salido casi ilesa. También practicó en la sala de tiro.

Pero se sentía sola.

Ajena a la política de la base, apenas fue consciente de los cambios. Sí que se interesó por un nombre "Dra. Beatriz Gallard". Parece que era una genio de la balística y en cuanto pudiera le gustaría hablar con ella. Una tiradora de élite como Alanya podría aprender mucho de una persona así.

Cuando les llamaron simplemente se puso el uniforme de gala para recibir a los nuevos integrantes del equipo. Esperó pacientemente su turno para presentarse.

- Soy Alanya, a cargo de la escuadra Masamune. Es un placer conocerles.

Con el poco ánimo que tenía no había mucho más que decir. Ya se enteraría de cómo quedaban los equipos con las nuevas incorporaciones y de si seguía al mando. La verdad es que nadie le había dicho nada al respecto.

Cuando desperté, tras veinticuatro horas en la cámara de regeneración me sentía bastante frustrado pues ese trasto sólo se podía abrir desde afuera y la Dra. Parenti se había asegurado de inmobilizarme por completo.

Fuera de la cápsulas podía ver a Hiroko dormida y no me atreví a despertarla, ya tendría tiempo luego para partirle el cuello a esa infeliz de Elizabeth por su cobardía.

Si no fuera por ella, Natasha estaría viva. ¡Mierda! La misión había sido un desastre, había salvado el Mjollnir,  pero el León y el Volk terminaron hechos chatarra y Nat se sacrificó para salvarme aún cuando le ordené retirarse. - pienso frustrado mientras intento en vano librarme de mis ataduras antes de ceder ante el sueño mientras un nuevo corrientaso recorría mi columna.

Entonces otro recuerdo, las alarmas de la cabina, la sobrecarga del enlace neural, la misma que le dió una buena sacudida a mi médula, por fortuna aún sentía las piernas.

A la mañana del segundo día la Dra. Parenti se digno liberarme de mi prisión acuática luego de que el diagnóstico de la cámara le indico que el daño físico de mi cuerpo había sido reparado.

Esa mañana me informaron que Natasha estaba viva y bien, lo.que me quitó un gran peso de encima, luego Hiroko me contó todo lo acontecido con Drake mientras me crispaba de rabia, lo que provocó que me parase demasiado rápido y yerminara en el suelo, por fortuna pude ponerme nuevamente de pie con la ayuda de Hiroko, pero aún así la Dra. Parenti me confinó a una silla de ruedas por los próximos cinco días.

Por fortuna Hiroko sería mi carcelera, así que al salir de la enfermería, nos dirigimos a mi habitación para conversar en calma y descansar como era debido.

Al día siguiente nos forzaron a usar los uniformes de gala para recibir a una comisión de la ONU, lo que no me hizo ni pizca de gracia, aún así, obedezco las instrucciones de mis superiores, cuando llega mi turno de presentarme, realizo un saludo militar  y me presento.

Alférez Strauss, líder del escuadrón Excalibur. - anuncio con sequedad.

Comparado con el resto de equipos, el suyo había salido muy bien del encuentro con los Kaijus..demasiado bien. Esperaba al menos que pudieran repararlos lo antes posible y que los pilotos se recuperaran lo antes posible.

Cuando la situación se normalizó, o más o menos se normalizó, se encontraron que el mayor Chmielecki era ahora el responsable...algo que le parecía un error a Friedrich, quien encontraba el puesto muy grande para el mayor, pero bueno, no le correspondía a él elegirlo; desde luego habría elegido a otra persona.

En fin, había que vestirse de gala una vez más para recibir a los "nuevos"... espero el turno y dijo:

-Bienvenidos, y un placer verla de nuevo doctora Gallard- sonrió especialmente a la doctora, era obvio que se conocían de algo.

Sin importar las reticencias, las sensaciones o incluso los oscuros pensamientos que por momentos se habían adueñado de mi cabeza, el día había llegado por fin, y por ello, dejando escapar un pesado suspiro de entre mis labios, mi mirada se perdió en el paisaje que escaso en cuestiones que admirar, me ofrecía la pronta llegada a la sede de la ONU. Sabía que mi vida lejos estaría de ser la misma desde entonces, pero aunque confiaba de ciega manera tanto en Osiel como en Eitan, de a quienes estaba por conocer muy lejos estaba de poder decir lo mismo. Pero sin que aquello pudiese realmente importar, no cuando el destino estaba ya escrito y muy claro frente a mi, esbocé una efímera sonrisa al ver cómo era mi hermana la primera en bajar cuando la aeronave, por fin se digno a descender. 

En gran medida, envidiaba su entusiasmo, su capacidad para ver siempre el lado bueno de las cosas, pero debía suponer que aquello no era más que el reflejo de una vida que sin penuria alguna, le había mostrado siempre la mejor de sus caras, cuestión que si en mi mano se encontraba, seguiría siendo de aquella manera. Pero ahí donde mis propias reticencias no se hicieron esperar, esperé que por cargo y rango fuesen bajando de la nave para ser yo, la última en presentarse a los mandos, pilotos y demás miembros de la ONU que ahí se encontraban para recibirnos. No salió palabra alguna de entre mis labios, y aunque mi gesto se mantuvo sereno, tranquilo tanto como me era posible, mi ambarina mirada paseó por cada uno de los presentes desde la seguridad que para entonces, poseía ya conmigo. 

No sería yo la primera en romper un silencio que, protocolar por los mandos presentes, serían ellos mismos los encargados de romper, y por ello, al ver cómo a uno de los presentes se presentaban, memoricé sus nombres sin poder evitar recordar las palabras que, hacía un par de días atrás, había cruzado con mi pequeña hermana. - Ekaterina Vasíliev, es un placer conoceros. - Me presenté con ese tono que tan característico en mi, no se alza por encima de los demás y que, por el contrario, tan dulce como sereno siempre se mostraba, solo para después, y fijándome en algún que otro de los presentes, aunque no más de lo estrictamente correcto, intercambiar una rápida pero significativa mirada con Eitan, en donde, y sin necesidad de palabras, ya todo estaba dicho entre los dos. 

Hay cosas que nunca deben de pasar…

Decía Eliza abrazando a su novia por las tardes, en esos momentos a solas cuando se podía mostrar como una chica que no tenía nada que ver con aquella absurda guerra.

Hay cosas que nunca deben de pasarte…

Era su frase antes de dormir.

-Lo siento Hiroko -Le decia tambien continuamente a su compañera, se culpaba a si misma de no haber eliminado el virus de manera mas efectiva, si tan solo sus habilidades estuviesen a la altura, podrían haber hecho un mejor trabajo y nadie habría salido herido. 

Sus días pasaron lentamente entre una recuperación de su voluntad y lograr disculparse con sus compañeras.

Cuando llegó el día de la presentación, vio a sus compañeros ser respetuosos, pero ella queria preguntar sobre los detalles de Drake, su mano quería alzarse, saber por que su novia y amigos se habían puesto en peligro. Al final no pudo resistirse y en vez de recibirlos con un cálido saludo, fue una pregunta que calaba su alma.

-Y Drake???

Una vez desbordada la presa, era inútil detener a la chica de pelo de fuego. Su saludo paso a ser una seria de cuestiones que indicaban que se habia habierto una brecha de confianza.

-Como llego alguien así a un puesto de importancia como defender a la humanidad, era el único, por qué justo los traiciono en ese momento???

Tras intercambiar algunas palabras con el comandante Chmielecki, la supervisora de la ONU se dirige a ustedes.

Buenas tardes jóvenes, soy la Dra. Martha Vasíliev, quiero que sepan que los altos mandos de la ONU están bastante impresionados con su trabajo, compredemos que la traición de Drake ha sido un duro golpe para todos, pero vamos a rectificar la situación.

Tengan por seguro que estamos intwntando localizar a Drake con todas nuestras fuerzas y pronto daremos con él. - dice la mujer con seriedad.

Mi principal labor aqui es asegurarme que no hayan más topos como Drake y les ruego que colaboren conmigo en esta labor, pues sin su ayuda, mi labor será imposible. - el timbre de voz de la supervisora se vuelve más afable.

Todos en la ONU somos conscientes del gran sacrificio que la mayoría de los presentes ha hecho al venir aquí, por tanto, vamos a actuar en consecuencia, es por ello que, además de los fondos liberados que Drake mantenía congelados, hemos decidido aportar algunos millones de dolares extra para la mejora de la base y sus ángeles.

Sin más que decir, gracias por su colaboración y su calurosa bienvenida, pueden romper filas y por cierto, quiero reunirme con los cuatro líderes de escuadrón dentro de dos días en mi despacho, el mismo que con antelación le perteneció a Drake.

Ahora me retiro, no sin antes presentarles a la nueva integrante del cuerpo de pilotos, mi hija, la alférez Vasíliev, ella se incorporará al servicio activo el día de mañana. - añade la Dra. con una sonrisa amable.

Tras el discurso de tu madre el comandante les da un breve recorrido por la base el cual tarda casi una hora, para luego entregarle a cada uno de los oficiales, a excepción de Ekatrina, una tableta que los mantendría comunicados todo el tiempo.

Finalmente los conduce hasta la enfermería en donde les espera la Dra. Parenti, quien tras examinar a cada uno de los miembros del grupo, pide a todos los varones que se retiren para poder hablar a solas con las mujeres.

Bueno señoritas, es hora de su vacuna, este es un método de prevención de embarazos, cólicos menstruales y cáncer de cuello uterino de lo más fascinante.

En cada una de estas inyecciones hay unos nanites que ingresarán a su sistema y las protegerán de por vida contra eso, salvo que ustedes decidan desactivarlos con los brazaletes que les asignaré. - dice la galena mientras les muestra tres pulseras de acero, las cuales permitían controlar los nanites.

Ahora, estoy en la obligación de informarles que los nanites tienen dos desagradables efectos secundarios cada cual más breve que el anterior.

El primero de ellos es un incremento exacerbado del líbido por alrededor de 24 horas, por lo que les recomiendo que, una vez administrada la dosis, se recluyan en sus habitaciones hasta que dicha necesidad pase.

Y el segundo efecto secundario dura a penas unos pocos minutos, dos o tres para ser exactos, pues los nanites van a producirles una desagradable sensación de dolor similar a una quemadura, luego de eso ya ni se darán cienta que los llevan dentro.

Todo el personal femenino de la base los lleva. Y bien  ¿Alguna voluntaria? - pregunta la doctora, mientras tu madre da un paso al frente, luego te inyecta a ti y finalmente a tu hermano.

El intenso dolor pasa rápidamente, pero lo que sigue, pues eso lo tendrás que soportar por el resto del día.

Miro a la doctora y sonrío. Allí estaré. ¿Ha pensado en qué escuadrón encajará a la alférez Vasiliev, o si habrá cambios en los escuadrones? Independientemente de la traición de Drake, creo que nos adaptamos bien a los grupos en que estamos aunque no me importaría volver con Michael pienso.

Luego miro a Michael. ¿Dónde quiere ir ahora, alférez Strauss?

Necesito ir al taller para supervisar las reparaciones del "León" y luego a la piscina a nadar, pues no pienso quedarme sentado en esta silla todo el día. - respondo con tranquilidad.

Y por favor Hiroko aléjate lo más posible de Elizabeth porque si la tengo al alcance de mis manos, juro que le romperé el cuello por inútil y cobarde. - anuncio con mi voz cargada de rabia.

Tanya observó y atendió lo que la doctora Vasíliev les dijo. La ONU parecía haberse tomado la traición muy en serio y eso, en cierto modo, tranquilizaba a Nosenko.

A la orden de romper filas, la rusa se acercó a la nueva piloto.

- Привет - saludó a la hija de la doctora en cuanto pudo -. Encantada de conocerte compañera, mi nombre es Tanya, Tanya Nosenko.

Esperaba mantener una conversación con la piloto nueva, al menos por tener la nacionalidad en común, o eso creía ella.

Alanya parecía que no estaba realmente allí, asistiendo con cierta indiferencia al discurso de la delegada de la ONU.

También confiábamos en Drake antes que llegases.

Pero sus pensamientos no eran más que un reflejo de su mal humor. Ante la orden de presentarse en la reunión de mandos de escuadra respondió de manera marcial.

- Si señora, dos días, a sus órdenes.

Salió del encuentro, no dando mayor importancia a que se les uniera la hija de la delegada. Suponía que si estaba aquí era porque estaba al nivel requerido.

Dudaba qué hacer a continuación, pero desde luego el primer paso era regresar a su habitación, ducharse y cambiarse por algo más cómodo que el uniforme de gala. No pudo evitar mirar de reojo a Elliot, dudando si acercarse o no.

Sonrío a Michael. Primero iremos a su cuarto, alférez Strauss. No es conveniente ir al taller con esta ropa, ¿no crees?

Dicho esto, me despido de los presentes y me encamino al cuarto de Michael.

Me di cuenta demasiado tarde de que no había dicho mi nombre.

La Dra nos habló de la ONU y de como estaban las cosas con el traidor – Espero que den con él y tenga su merecido – Murmuré por lo bajo. Por lo demás no tenía problema con colaborar con lo que hiciese falta. Suspiré con la reunión terminada y comenzó la desbandada de compañeros.

Estaba decidido a romper mi “coraza”, había estado aislado demasiado tiempo. Así pues tomé aire y me acerqué a la nueva – Hola. Creo que olvidé decir mi nombre, me llamo Kyoga Kashii ¿Quieres que te enseñe las instalaciones? - Tenía también curiosidad por conocer su carácter, aparentaba ser una persona tranquila, podría ser síntoma de que era una buena piloto pues en plena batalla es positivo tener la sangre fría.

     Seguía sin convencerme las palabras de la señora de la ONU por mas sinceras y abiertas que sonaran y que ahora estuviera Strauss en plan de letalidad aun entre nosotros como grupo pues no ayuda en nada a la tranquilidad ... ahora no hay un sitio seguro...

     S-si me disculpan... - agachando la cabeza y sin decir mas simplemente me perdía entre los pasillos del Avalon... volver a mi habitación... ir a los talleres... no se... necesitaba pensar en todo lo que estaba pasando... Todo...