Partida Rol por web

La Sala de Operaciones estaba funcionando. Tres técnicos iban de pantalla en pantalla, registrando emisiones de todo el planeta. Alguien gritó, desde detrás de un ordenador, que los registros de radar del ejercito de EEUU llegarían en veinte minutos y blasfemó pidiendo que le dejasen más ancho de banda disponible. Una chica oriental salio de detrás de unos armarios llenos de luces, diciendo que podía garantizar el enlace vía satélite con Houston durante dos horas, pero que luego tendrían que enlazar con la base de Hawai.

Aparentemente caótico, pero después de un par de minutos de escuchar tecleos a toda velocidad y verles interactuar entre ellos, se comenzó a apreciar cierta elegancia, cierta coreografía. Cierto orden en el caos.

Cuando Oliver se aproximó a uno de los trabajadores que parecían mas desocupados, este se giró con cara de extresado...

- ¡Si! ¿Que? Joder, aun tengo que procesar doscientas horas de grabaciones, que... ¿que quieres que? ¡No me...! Mira tu por donde, ¡jefe! Mire a ver si puede orientar a este tipo. Creo que es nuevo. ¡Gente, el café!

Un hombre con pinta de oficinista había aparecido por la puerta. Llevaba una bandeja repleta de vasos de café negro humeando, que dejó sobre una mesita de la entrada. Los vasos llevaban nombres escritos con rotulador, nombres como "Ryoko", "Steven", "Juan", y comenzaron a desaparecer a toda velocidad. Era un hombre negro, calvo, como de un metro setenta, con una leve perilla muy bien cuidada. Su mirada era tranquila e inquisitiva. Se aproximó a ti con la mano extendida.

- No hace falta que te presentes, Oliver. Se muy bien quien eres. Yo soy Michael Kumalo, el jefe de operaciones. Bienvenido.

El jefe Khumalo escuchó tu petición, asintiendo, con una mano en la barbilla.

- Entiendo. Si, leí tu informe y se porque buscas esa información. Pero este no es el lugar adecuado, Oliver. Aquí recogemos y procesamos la información. Dirigimos... dirigiremos las operaciones y analizaremos las prioridades. Pero aqui no [b]almacenamos la información. Todo lo que buscas está en la biblioteca. ¿Quieres que te acompañe? Mis chicos saben perfectamente lo que han de hacer.[/b]

Luego de pasar por mi habitación para vestirme con mi uniforme, me dirigí a la Sala de Operaciones, pues yo no creía en las coincidencias.

Los animales salvajes sólo matan en autodefensa y para alimentarse, pero los grandes kaijus no comía humanos, no, había algo más detrás de todo este entuerto.

Al llegar a la sala, vi a uno de mis compañeros y lo salude con un leve movimiento de mano, tras lo cual solicité un terminal y una impresora tipo plotter.

Buenas tardes, señores, soy el sargento Strauss, serían tan amable de brindarme un terminal y una impresora de planos, quiero revisar toda la información geográfica que tenemos sobre los ataques de los kaijus. Mil gracias. 

Sin embargo, mientras hacía mi requerimiento escuché al señor Khumalo y de inmediato concentré toda mi atención en él.

Muchas gracias por la información señor Khumalo, me pondré en marcha en seguida. - digo saludándolo apropiadamente, para luego ponerme en marcha hacia la biblioteca.

No era que el comandante fuera antipático y egocéntrico, que lo era, pero el que fuera incapaz un mínimo de cortesía por hacerle ver algo que podía, o no, haber pasado por alto era algo incomprensible. ¿Podía ser que hubiera sufrido una infancia terrible? Era obvio que los matones siempre tenían carencias de algún tipo y, tal y como él nos obligaba a entrenar, encajaba perfectamente en ese perfil, porque no nos engañemos, la capitana y el mayor eran duros, pero seguro que ellos también cumplían las órdenes del comandante.

Quizás lo único bueno de estar aquí, eran los exámenes psicológicos, eran momentos de descanso extras a las cronometradas horas de sueño, puesto que tanto si respondía o no, ambos resultados le serían interesantes al psicólogo que me analizara, por lo que eran mejor aprovechar la oportunidad ¿no?

De todos modos, tampoco era cuestión de limitarse a entrenar y ser examinado. Estábamos aquí para defender el planeta e intentar acabar con los ataques de los kaijus, de ahí que pronto sintiera la necesidad de estudiarlos más a fondo, o por lo menos enterarme de cómo funcionaban las cosas aquí arriba. Por eso me decidí a acudir a la sala de operaciones... aunque imaginaba que pronto me mandarían para afuera, por lo que una vez crucé las puertas me quedé junto a ellas observando el lugar.

Mientras estás en la Sala de Operaciones ingresa el mayo Chmielecki seguido del señor teniente Khumalo.

Entiéndelo Khumalo, tus cálculos son buenos pero sin evidencia física, el comandante nunca autorizará el despliegue de los mechas y si envías a Uligorreta, el comandante los despellejará vivos a ambos. ¿De verdad quieres correr ese riesgo después de lo que sucedió la última vez? - pregunta el mayor dejando unos papeles sobre la mesa y cruzándose de brazos.

El ambiente estaba bastante tenso y ambos oficiales se sostenían la mirada sin dar señal de ceder un ápice en la presente discusión.

Mayor, si esto funciona por fin podremos adelantarnos a esos bastardos, Serizawa revisó la información y el capitán Cifuentes coincide conmigo en que este es un riesgo aceptable, si al menos enviamos a tres unidades, podríamos contener a esos kaijuus antes de que causen daño.

podemos enviar al Luzbel e Hiperion en piloto automático como apoyo al Tlacauepan, sólo piénselo mayor podríamos salvar miles de vidas con esta misión. - insistió Khumalo mientras le mostraba un mapa al mayor Chmielecki.

Aunque no esperaba averiguar nada y simplemente entender cómo funcionaban las cosas aquí arriba, mi movimiento fue recompensado con una conversación interesante.

- Los que menciona son todos unidades de asalto ¿no? - intervengo en su conversación sin separarme de la pared - El Meik está pensado para atraer la atención del enemigo. Si son dos o tres kaijus, mándelo y mantenga al resto preparados para el despliegue, en caso de confirmarse debería aguantar la llegada de la caballería y alejarlos de los núcleos de población.

Expongo con los ojos cerrados, limitándome a analizar lo escuchado y evitando de paso las miradas inquisitivas de los oficiales. Seguramente empezaríam preguntándose quién era yo y después que hacía aquí, aunque luego sus propios cerebros les dieran la información.

- Desgraciadamente se debe considerar a la gente como un recurso de late Game, por eso el comandante no parece tener problemas en sacrificarla.

Añado trasladando a un juego lo que supondría salvar a miles de personas, por muy cruel que sonara.

No es tan sencillo alferez, todas nuestras operaciones son coordinadas y el despliegue de una de nuestras unidades requiere una serie de autorizaciones, sin las cuales, los sistemas de armamento de los mechas quedan inoperativos.

Sólo el comandante tiene los códigos de autorización, por lo que no podemos proceder sin su anuencia, sólo el Tlacauepan es lo bastante autosuficiente como para entrar a combate con los sistemas de armas bloqueados. - responde el.mayor con seriedad.

Esa era la forma en que funcionaban, por lo tanto la incapacidad del comandante nos inutilizaba totalmente.

- Eso no está bien. Inutiizar al comandante nos deja vendidos y ahora que sabemos que los kaijus piensan, es necesario un plan de respaldo - señalóo comenzando a darme pequeños golpes en la cabeza con la pared - Entonces necesita confirmar su presencia... - vuelvo a repetir reflexivo sus palabras - Entonces una lanzadera. Hemos confirmado que las tienen de objetivos, así que si en verdad están ahí, eso les hará salir.

No dejaba de ser un suculento cebo que no dudarían en morder, solo para después lamentarlo.

Es un buen plan pero hay sólo dos inconvenientes el primero de ellos es que cada lanzadera nos cuesta en promedio diez millones de euros y el segundo es que el posible objetivo de los kaijuu es una pequeña isla al sur de fiji, la cual no cuenta con las instalaciones necesarias para recibir o disparar una lanzadera. - responde el teniente Khumalo un tanto animado al ver tu interés en el tema.

Buen trabajo los tres, Hertz tu desempeño fue perfecto, una eficiencia del cien por ciento, todas las unidades a tu cargo regresaron en perfecto estado, mantuviste los daños al mínimo y lograste mantener bajo total control al enjambre que amenazaba Guantanamo.

Gracias a tus acciones seremos capaces de incorporar la tecnología railgun a nuestras máquinas de guerra. - dice el comandante complacido par luego centrar su vista en Eliza

Torres tu desempeño fue del ochenta y un por ciento, te concentraste en el objetivo más evidente y perdiste de vista el objetivo de la misión y eso casi nos cuesta nuestras instalaciones de investigación de Tianjin.

Recuerda que el objetivo de la misión siempre es lo principal, nada debe desviarte del cumplimiento de la misma. Si hubieras seguido los parámetros de la misión, habrias podido llevar al kaijuu grande a una emboscada y eliminarlo sin dificultad. - dicho esto, el comandante se concentra en Michael.

Strauss, una buena estrategia, pero tu desempeño en líneas generales es del ochenta y cuatro por ciento, corriste un riesgo innecesario al confrontar a ese kaijuu de forma directa, debiste retroceder después del primer ataque.

Por más impecable que sea una estrategia, esta se vuelve inútil si el oficial a cargo muere, la línea de mando se rompe y el plan se va al garete. 

Ahora rompan filas líderes, los convocaré si los necesito. - agrega el comandante en tono marcial para luego señalarles la puerta de la sala de operaciones. 

Muy bien alférez voy a tomarle la palabra, pero eso sí, al menor signo de debilidad o malestar la suspenderé de inmediato de sus labores como piloto, por cierto, el profesor Serizawa la espera en los hangares para ver los detalles de la reconstrucción de su unidad.

Le agradeceré infinitamente que no lo haga esperas, pues tiene que empezar la configuración del software lo más pronto posible. Que tenga un buen día. -dice el comandante con amabilidad dando por terminada la conversación.

A la orden digo, dirigiéndome a los hangares para tratar ese asunto. Por el camino una sonrisa ilumina mi cara, no quería ser la carga, aquella que no iba a poder hacer nada, ahora al menos podré ayudar.

Tenemos tres categoría tres en camino.hacia distintos puntos del mundo, el mayor y yo hemos reestructurado sus equipos.

Torre irás a Gibraltar con Elwood y Nosenko.

Strauss te toca Constantinopla con McKenzie, Tanaka y Robinov.

Los demás irán a Australia, Sidney para ser exacto, sus musiones son  las siguientes.

Torres y Strauss asegurarán el puerto, ningún kaijuu debe pasar, Hertz debes crear un cerco perimétrico al sur de Sidney y evitar que los kaijuus se propaguen tierra adentro. - dice el comandante con seriedad.

Muy bien a sus ángeles y no pierdan el tiempo.

Acababa de salir de mi habitación cuando la alarma suena. Me apresuro a la sala de operaciones, con el corazón en un puño. Pero antes paso por el hangar.

Doc, mi mecha estará listo? o tendré que usar el Knight?

Ni me paro, hago la pregunta y recibo la respuesta mientras sigo moviéndome. Mierda, mierda, mierda. Esto solo puede significar un ataque. Joder...

Llego a la sala de operaciones y me cuadro ante nuestro superior. Alférez Tanaka reportándose, señor. Preparada para cualquier contingencia.

Una vez llegan mis compañeros, escucho las órdenes y un ambivalencia se despierta en mí. Por una parte, estoy muy preocupada por el ataque. Pero... bueno, voy a ir con Michael... sé que él cuidará de nosotros, sé que él cuidará de mí.

A la orden, señor digo, poniendo rumbo al hangar.

    Al momento en que la sirena se enciende y la voz comienza a resonar, salgo a toda prisa hacia la sala de Operaciones para ir a cumplir con mi deber mientras pensaba de que iba la emergencia ... joder, ¡¿ y ahora que ?! ... intentado no chocar con nadie y perder tiempo en el proceso.

   Entrado ya en la Sala, se ve que ya había gente en el sitio ademas del comandante esperando para recibir de una sola vez la orden de las misiones ... bueno ... no fui el ultimo .... . La que le tocaba al escuadrón liderado por torres ... y donde me encontraba yo... era un sitio al que ni por asomo conocía ... que no se diga que no se hace su buena dosis de turismo...

  -¡ Señor! - digo una vez nos dan la orden de marchar a por nuestros mech en el hangar, mientras comenzaba a caminar junto a mis compañeras de escuadrón para tener una ultima charla antes de  comenzar todo esto.

  - ¿ alguna conoce el sitio ? , digo, para saber en donde evitar pelear y dañar la zona - les voy hablando a las dos, mientras miraba de vez en cuando para el frente, evitando chocar con la gente que venia en la otra dirección ó dar con alguna esquina sin darme cuenta.

La rusa no había tardado mucho en llegar a la sala, acompañada por su pareja, si bien se podía notar cierto enfado en ella, una clara expresión de molestia, incluso si no se había expresado al respecto desde el momento en el que había llegado. Sin embargo, parecía que la habían interrumpido en algo importante que había estado haciendo, o algo que no habría querido que la interrumpieran, al menos. De cualquier modo, estaba claro que no tenía mucha opción al respecto, no cuando debían de eliminar a los kaijuus, como era el deber de los pilotos en sí. Sin decir una palabra, simplemente se posicionó junto al resto de los presentes, esperando los ordenes y la información respecto a la misión en cuestión.

Parecía que nuevamente tendrían que encargarse de tres kaijuus, categoría tres, para todos los males posibles, si bien aquello siempre podía ser peor. De cualquier forma, divididos en equipos, deberían de ser capaces de eliminar a sus objetivos, si lo hacían bien.  Lo que más alegró a la rusa fue el hecho de que estaría con su hermosa pelirroja, con ésta como líder, por lo que haría lo mejor que pudiera para cuidarla durante la duración de la misión. No le gustaba la idea de que la separaran de ella, ya que aquello no haría más que preocuparla, al saber que no podía estar con ella para protegerla de todo mal. Por otro lado, parecía que formarían equipo con Elliot, aunque Tanya no estaba muy segura sobre la utilidad de combate del mecha del chico. Sin embargo, si le habían elegido, debía de ser bastante capaz, o de lo contrario no lo habrían incluido en una misión de combate.

- Comprendido. - Dijo al final, de forma neutral, intentando no demostrar que aún estaba cabreada por la interrupción anterior, justo cuando se estaba divirtiendo con su pareja. Bueno, siempre podrían divertirse en otro momento, teniendo en cuenta que, una vez eliminaran la amenaza, podrían relajarse un poco, incluso si debían de asistir a la bienvenida de los nuevos pilotos, así como la inspección médica al día siguiente. Mientras pensaba en aquel detalle, y comenzaban a caminar, le llamó la atención la voz de Elliot, quien les hizo una pregunta respecto a la zona de combate. No pudo evitar encogerse de hombros, ya que no tenía mucha idea del lugar en cuestión. - Ni idea. Nunca estuve en Gibraltar. Sólo sé que es una estrecha península principalmente de piedra, además de que usualmente hace calor. Vamos allí, matamos al kaijuu y regresamos. - Expresó al final con simpleza, como si no le importara mucho el sitio en cuestión, siempre que hicieran su trabajo como correspondía, si bien agradecía el intento de conversación del chico. - Supongo que podemos buscarnos un souvenir. - Bromeó, divertida ante la idea.

Alanya escuchó casi con alegría la señal por la cual se les convocaba a la acción. No podía considerar alegré un ataque en el que posiblemente moriría mucha gente, pero necesitaba algo de acción después de tanto tiempo sin hacer nada. La mataban los tiempos muertos entre las batallas. Se sentía sola mientras veía a su alrededor como se iban formando lazos más allá de la amistad. Había, obviamente, alguien que le atraía, pero le faltaba el valor para dar el primer paso.

Pero en las batallas, Alanya se convertía en otra persona. Segura, decidida, abriendo sin temor el camino para que sus compañeros pudieran seguirla. Para eso había venido y para eso estaba preparada.

Espero tranquilamente las asignaciones. Costantinopla con Michael, perfecto. Hinoko también estaba en el grupo, seguramente completamente restablecida de sus heridas. Alanya se alegró por ella y por Michael. Hacían buena pareja y les deseaba lo mejor, pero esperaba que su nueva relación no afectara al rendimiento del equipo.

Observó sin manifestar ninguna emoción dónde estaba la persona que le interesaba. Demasiado lejos para su gusto, pero casi mejor, así se dedicaría a lo que mejor sabía hacer... matar kaijus.

Aisling estaba lista para la acción y la muchacha no tenía nada que decir. Esperaba las órdenes de su líder de escuadrón aunque ya contaba, por las características de su robot, con ser la primera en entrar en acción. Su misión principal consistía en informar de primera mano de la situación en el frente.

Mientras, permanecía en posición de firmes, esperando.

estaba confuso, por la rapidez de las ordenes, primero a la biblioteca y segundos después lo mandan a la sala de operaciones, pero al recibir las ordenes me cuadro, "entendido señor" le digo al comandante, el plan era ir a defender el sur de la ciudad de Sidney y evitar que los kaijus entren al interior del continente australiano, parecía algo sencillo, pero los mas probable es que no lo fuera, y lo peor era que tenía que luchar solo, pero no iba a flaquear en su misión y dejar a esos monstruos lejos de la gente.

Tras regresar de la misión, los líderes de escuadrón son citados a la sala de operaciones en donde espera el comandante Drake y el mayor Chmielecki, quien los observa en silencio mientras espera sus reportes.

Strauss, Hertz, excelente trabajo, sólo espero que la próxima vez cuiden un poco más sus herramientas de trabajo, cada reparación nos cuesta una pequeña fortuna en especial cuando una de nuestras unidades queda convertida en una verdadera coladera y otras tres quedan con los circuitos fritos.

Si tienen algo que reportar sobre el particular, este es el momento de hacerlo. - dice el comandante mientras los observa con serenidad, para luego fijar su vista en Eliza.

Torres, tu desempeño es en verdad muy desalentador, me temo que no puedo mantenerte en el puesto con decisiones tan poco premeditadas como la de usar un misil de antimateria tan cerca de civiles inocentes o usar cargueros civiles como granadas, en verdad son ideas demasiado cuestionables para un oficial de la iniciativa AEGIS. - dice el comandante con el entrecejo fruncido.

Sin embargo, he decidido darte otra oportunidad, pero tienes que demostrarme que la mereces, en unos minutos llegará la lanzadera con los nuevos pilotos y haré una prueba para determinar quien sera el líder del nuevo escuadrón que formaré, sin embargo, si no me impresionas durante esta prueba, podría nombrar a dos líderes en lugar de uno. - añade el comandante con seriedad.

Ustedes tres serán el centro de control y deberán guiar a sus compañeros en combate, de ustedes dependerá que la simulación tenga éxito o fracase, pero recuerden que sólo serán meros observadores, así que no podrán guiar a los escuadrones, ese será el trabajo de los candidatos, su rol será brindar asistencia técnica a sus compañeros, la misma que será de vital importancia para el correcto desarrollo de la simulación.

Así que buena suerte pilotos.

Comandante, tengo algo que reportar, ahora los kaijuu parecen tener una nueva arma biológica, es como un sistema de autodestrucción o algo similar.

Al menos el kaijuu que atacó Estambul lo tenía, pues cuando lo destruimos, libero una potente descarga eléctrica por el agua y dejó todos nuestros sistemas inhabilitados. - informo co total serenidad.

Si puede mostrarnos la grabación del combate, entonces yo le diré en que momento ocurrió la descarga. - pido de manera educada.