Partida Rol por web

Los demás desaparecen en el interior del templo mientras vosotros os quedáis de "guardia" en el exterior, entre la maleza y los insectos que acostumbran a habitar en zonas de humedad y vegetación.

De hecho, los insectos parece que son la única cosa viva que hay por aquí cerca.

El silencio que transpiran los arboles y la carencia de otros animales que le den vida es en cierto modo abrumadora e inquietante. Por si fuera poco, la molesta sensación de que os están observando se hace cada vez mas patente hasta llegar a un punto que esperáis que en cualquier momento alguien os toque el hombro.

Los arboles de por aquí son altos, gruesos y llenos de lianas, la luz llega tímidamente de entre las copas de los arboles, pero eso no impide que el suelo esté recubierto de una gruesa capa de plantas y raíces que proporcionan una ocultación parcial a cualquiera que se pasee por la zona.

Menos en el patio de las ruinas, donde las losas del suelo mantienen la zona limpia, si bien parece que están perdiendo la batalla y lentamente las plantas se adueñan del lugar.

Observando el patio, podéis evitar dilucidar una forma en su construcción. Parece que las losas tienen variedad de colores y que cuando no estaban cubiertas de moho, hojas y plantas, debieron representar alguna imagen o forma.

Shoak gira la cabeza a uno y otro lado, intentando mantener la guardia alta en todo momento. Estaba tan seguro, como de que estaba pisando el suelo, que algo estaba obseravandolos. El licántropo no pensaba concederles el privilegio de que cuando cayeran sobre ellos y les atacaran (lo cual parecía que fuera a ocurrir en cualquier instante) le pillaran desprevenido y confiado, al contrario de aquellos humanos con su deidad "única" e "indiscutible".

     Al ver la actitud especialmente precavida del guía, Henry comienza a otear los alrededores. - ¿Hueles algo chico? Pregunta con sorna. La verdad que la selva es bastante intranquilizadora y la actitud del nativo no ayuda a quitar los temores, así que el pirata empieza a tomárselo mas en serio. Comienza a estudiar con cuidado la espesura en busca de movimientos, destellos o alguna sombra delatadora.

La actitud intranquila de sus compañeros pronto cala en Elisa que, compulsivamente, se pone a mirar en todas las direcciones buscando algo que se salga de lo "normal" en este mundo. También su oído, extrañamente agudo desde que no está en la populosa civilización, esta atento a cualquier sonido.

Ocultos en la parte mas alta de los arboles eres capaz de atisbar las figuras humanoides de alguien que se esconde y os observa. No puedes determinar el numero exacto por que se mueven, pero hay varias.

- No miréis pero creo que tenemos compañía - dice Elisa - están en la parte más alta de los árboles - agrega señalando de manera imperceptible - no se cuantos son por que se mueven pero parecen humanoides y nos están observando.

A Shoak no le resultaba muy difícil seguir la orden de Elisa. Al aborigen no le agradaba lo mas mínimo cruzarse con ellos, por lo que se negaba a mirarlos por temor a incitarles a bajar, pero ahora que lo sabia y fingía ignorarlo, podía sentir la mirada de los seres en su nuca y eso le erizaba el pelo.

Mientras escuchaba las instrucciones y la descripción de los seres que daba su compañera, se maldijo a si mismo por no haberse dado cuenta antes.

     Henry mira inquieto hacia la maleza sin resultado. Primero de reojo y luego mas abiertamente. La tensión hace que le palpiten las sienes, ya que podrían atacarles en cualquier momento. - Maldita sea Elisa, yo no veo nada. ¿Podrías ser mas precisa? Es que me estoy poniendo nervioso con tanto secreto. No hay nada peor que saber que te acechan y no saber quién ni dónde. Y cuando me pongo nervioso me da por hablar y... Henry busca un lugar donde ponerse a cubierto, no sea que una flecha, dardo o piedra le caiga en cualquier momento.

Shoak intenta una vez mas localizarlos, pero por el olfato. Aunque pudieran ocultar su cuerpos no el olor de estos. Una vez encontrados y memorizado su peste, sigue buscando con la mirada un lugar por donde poder escabullirse en cualquier momento.

El licántropo se pasea por la sala, fingiendo contemplar la decoración mientras se asegura una vía de escape, al menos para él. En el peor de los casos siempre podría convertirse en un nyiaki* y colarse por alguna grieta en el muro.

- ¿Ves esos árboles en forma de V? - dice mientras hace un gesto mínimo. Henry logrará contagiarla su nerviosismo - pues allí están, agazapados. Se un poco más discreto mirando - agrega cuando Henry se pone a mirar fijamente donde está indicando - ¿Quieres que se den cuenta de que sabemos donde están? Parece mentira que tenga que ser yo quien te explique como se mira con disimulo.

Shoak olfatea el aire cual perro de caza, percibiendo un sinfín de olores pero separando cada uno de ellos hasta que encuentra uno que no encaja en vuestras inmediaciones. Un olor que relaciona con los primates pero que tiene un tono extraño y ajeno.

Elisa intenta señalar donde están vuestros acechadores a Henry, pero ella misma se da cuenta que han desaparecido.

Durante unos segundos reina un incomodo silencio, Shoak busca por donde escapar mientras los demás analizáis el entorno buscando a esos ojos curiosos.

Algo cae de entre las ramas de los arboles, rebotando en ramas y hojas y cayendo con el sonido de un coco entre las piedras y rebotando hacia vuestro pies ... os apartáis cautelosamente, armas en ristre.

Una cabeza humana medio devorada ...

     Henry mira hacia abajo para identificar el objeto que ha caído. Cuando cae en la cuenta de lo que es, de sus labios brota una gemido ahogado. - ¡Santo Dios! ¡Es una cabeza! Estamos rodeados por aborígenes caníbales... Su cara palidece y comienza a replegarse hacia las ruinas. El miedo en su voz es palpable.

Algo cae de entre los árboles y atrapa la mirada de Elisa.

- Es una cabeza... ¡Está medio comida! - la impresión la puede y vomita, parece que no se encuentra muy bien.

Shoak se sobresalta un poco y se gira hacia el objeto caido. Para horror de los humanos, pues no tanto para él, los guardianes les habían arrojado una cabeza humana.

Shoak se encontraba en su aspecto animal, por lo que no se sabia en que estaba pensando, pero de haber tenido forma humana su expresión habría sido una mezcla entre indiferencia y mueca burlona ante la reacción de sus compañeros.
Por mucho que quisieran disimular aquellos seres querían hacerles saber que los observaban y que no les importaba que supieran que estaban ahí. La cabeza era una clara amenaza, incitandoles a marcharse o a sufrir la misma suerte.

Aun pareciendo una ruda bestia, el cambiapieles (como así lo denominaron una vez los científicos españoles) era mas racional e inteligente de lo que los humanos estaban dispuestos a atribuirle. Intentó recordar los cuentos de su niñez y el modo apropiado de proceder.

Tras meditar unos instantes Shoak recobra su aspecto normal y habla en su burdo español para tranquilizar a los asustadizos humanos.

-Haced el favor de conteneros, apestáis a miedo y eso les divierte. Puedo intentar dialogar con ellos, quizás mi lengua materna tenga algo en común con su ancestral idioma.

Desconoces en absoluto como tratar con estas cosas. No sabes que son ni que hacen aquí ... pero no te parece que alguien que lance una cabeza sea del tipo negociador.

Boltar sale del edificio donde había entrado con los demás, parece tener ciertas prisas y se acerca hacia vosotros.

Sales del edificio y vas hacia los otros 3, cuando los miras te parecen algo asustados y la chica parece que hace poco que ha vomitado.