El hombre te señala una casa de piedra de dos alturas al final de la calle, que destaca sobre el resto en altura y labra, pero no dice nada más.
Tegidria atiza el fuego y remueve el puchero meditabunda. Sus rasgos se vuelven inteligentes al frucir el ceño.
- Fija mía.. tu madre...creo que deberías andar a ver al bueno de Vermudo, sin falta.
- Sobre omnes de provecho, pocos conozco en aquestas tierras et poco puedo decir.
Tirada de Empatía por favor.
Tirada oculta
Motivo: Empatia
Tirada: 1d100
Dificultad: 32-
Resultado: 23 (Exito)
Y a ese le conozco?
Antes de que Orosia pueda contestar, se oye desde detrás vuestro.
-Mi señor, non olvidéis al judío que conducía la carreta ayer, ca anoche dio cuenta de cuatro lobos a hachazos.
El conde mira a Zacarías con interés ahora.
Os percatáis ahora que mentan las bestias, del pendón del Conde que cuelga a su espalda de la pared. Dos lobos, uno negro y otro rojo uno encima del otro, cada uno mirando en una dirección.
Don Tancredo ya había visto el estandarte, claro.
Encogime de hombros ante el silencio de aquestos omnes, sonreí et dije-¡Gracias señores, que tengan buen día!-Et dicho aquello llevé el caballo hasta la casa que me marcaron.
Una vez allí, desmonté et le dije a Pablo-Cuida el jamelgo et vigila por lo que pueda acaecer-Et dicho aquesto llamé con seguridad a la puerta un par de veces.
Justo en ese momento suenan un par de golpes a la puerta y Tegidria grita -¡¿Quién va?!- y te mira, para levantarse e ir a la puerta y echa mano a la tranca sin abrirla todavía.
Para Vermudo, lee el hilo de los recuerdos. :)
Parece que Tegidria se está guardando algún secreto.
Una voz de anciana -¡¿Quien va?!- te contesta desde el otro lado de la puerta, pero sin abrirla.
- Mi señor conde. - se adelanta Godesteo hablando atropelládamente - Permita vuesa merced que fale, puesto que ya mentáis cacerías et batidas. Mas credo que primero habemos de mostrar nuestra fe, como monseñor mandónos. Os pido permiso, en nombre de mis compañeros, para que fagamos primero, mañana al alba sin falta, la procesión donde conjuraremos la plaga et faremos rezos al señor et a la virgen, et que vuestros siervos, las gentes de Ucero, nos acompañen a los montes...-
-Vermudo... -La palabra murió en los labios de Amelia mientras su mente buceaba en los vagos recuerdos que poseía del curandero del pueblo.
Dos golpes sonaron, "Tegri" reaccionó de manera extraña incluso para unos golpes. Eso puso alerta a la joven quién empezó a sospechar como si un sexto sentido la impeliese a ponerse a salvo de los recién llegados. No lo desoyó, hasta aquel momento la había servido y esta vez no fue menos.
Como sucede esto en poco tiempo, la idea es ponerme a salvo/esconderme como pueda. Como Tegridia actúa extraño tal vez sea este el primer lugar donde busquen los del conde, si no hay sitios donde esconderme, subo las escaleras.
Doy un golpe sobre la mesa y señalo a Godosteo. ¡Así se habla! Hay que empezar las cosas con buen pie, una buena procesión con fervor religioso de las gentes es lo que face falta para ablandar el mal que asola estas tierras et después buscaremos esos lobos y los expulsaremos de estos lares de una vez y para siempre. Si la tal Orosia es tan diestra como dice el conde, será cosa fácil dar con esos bichos y terminar nuestra misión.
¿Buenas? ¿Doña Tregidia? El mio nombre es Arturo Peláez, busco a una bella dama de obscuros cabellos recién llegada a aqueste pueblo que según me han dicho por aquí ha venido.- ¿Qué podría la vuesa merced decime por do se ha ido la bella joven? O en caso de que allí se encontrase si me sería posible el verla. Estaría muy agradecido....de veras.-Todo aquesto dije a través de la puerta, esperando que la buena mujer me abriese o me diese más información.
Tras comprobar que no hay muchos recovecos donde esconderse en esta planta y pues apenas hay muebles frente al fuego, te lanzas escaleras arriba hacía los ronquidos. Pero oyes tras la puerta:
-¿Buenas? ¿Doña Tregidia? El mio nombre es Arturo Peláez, busco a una bella dama de obscuros cabellos recién llegada a aqueste pueblo que según me han dicho por aquí ha venido.- ¿Qué podría la vuesa merced decime por do se ha ido la bella joven? O en caso de que allí se encontrase si me sería posible el verla. Estaría muy agradecido....de veras.-
Tegidria te mira interrogante desde la puerta.
La joven detuvo su ascenso y sonrió al recordar su encuentro con Arturo el día anterior. Lo que había empezado como una treta para evitar tanto pagar como miradas inquisitivas de la guardia de la ciudad estaba tornando en una sucesión de encuentros casuales.
-Buenos días Don Arturo. Resulta una sorpresa volver a encontraros por aquestas tierras. ¿No estaréis siguiéndome?- Preguntó
¡Vaya, que me aspen!-Penséme cuando vi a la moza. Me había centrado en encontralla, mas non tení yo muy claro que iba a decir después. Aclareme la garganta, carraspeé un poco et una vez recuperada la compostura añadí.-Non tan casual, non aquesta vez. Parece ser que aparecieron unos muertos allá por do fuisteis en la villa anterior. Por ser el "vuestro""esposo" quisieron cargarme el muerto a mí. Salime como pude et dije que os buscaría, et aquí me hallo. Esperando una explicación de aquellas muertes. -Callé et esperé respuesta.
- Los salutadores saben de esas cosas - afirme con calma ante la vehemencia de Tancredo - convienenos la axuda del Altísimo, visto que non son lobos normales -
Esperaba que la procesión de verdad ayudase, porque no creo que nuestro grupo se haya recuperado aún lo suficiente para otra escaramuza como la de anoche.
La faz de Amelia se constriñó en una mueca tensa.
-¿Muertos? ¿Venís a llevarme a calabozo? Yo… -Comprendió que sería inútil mentir, a hombres de dios como los que le ofrecieron asilo no les culparían y su palabra contra la de ellos poco valor tendría. –Aquellos hombres entraron prestos a facer fechorías, no tuve más remedio que defenderme mi buen hombre.
Se tomó unos momentos de paz para recordar los sucesos.
-No creí que saliera viva de aquello, eran dos, y yo una y mujer, estaba sola e intenté alertar a los monjes. Ellos más fuertes, yo… Yo sólo quería que no se me acercasen. Cayó uno, el otro huyó más debió caer al poco. En cuanto vi lo sucedido tuve que poner terra por medio. –Los nervios la volvieron a traicionar- Mis disculpas mi buen Don Arturo, lo que fue una treta para entrar acabó importunándoos más de lo que esperaba.
-Otro lugar al que no puedo volver… más puede que me aprehendan aquí y ahora…- Miró a Tegridia, había visto algo en ella que no sabía qué era, ¿sería esto?
El conde de Ucero parece menos entusiasmado ahora con los nuevos planes, y dando por muda a Orosia, se vuelve y advierte:
-Temo que no encontréis gentes que os acompañen a los montes, ca los de Ucero nunca mostráronse fervorosos et aqueste pueblo fue muxos años sin sacerdote. Las gentes han costumbres extrañas et supersticiones antiguas..
Et si aquesta madrugada han fecho un gran recibimiento, ha sido yerraron pensaron que habiais echado a los lobos para siempre.
Parece bien informado.
- Et además temo por ellos, pues los lobos non son normales como decís, et non temen ya a los omnes, ca ya sufrieronlo vuesas mercedes ayer por la noche. Et si vienen muxos pudieran atreverse a atacar la procesion et fazer muxas desgracias.
- Rodrigo- dice dirigiéndose al soldado- ¿Dónde para "el Buitre"?
Puseme serio mientras escuchaba la suya historia. Cuando hubo terminado encogime de hombros un momento et cambié el semblante serío por una sonrisa.-Ea, que le vamos a fazer. Si era por defender el vuestro honor comprendolo, mas os recomendaría non acercaros por allá en una temporada.
Solo una pregunta más ¿qué os trae a aqueste pueblo?-dije aquesto mirándola fijamente a los ojos. Aquellos dos maravillosos luceros del alba en los que ansiaba perderme et preso de la curiosidad et de que non acabase aqueste momento nunca.
-La esperanza Don Arturo, es la esperanza la que me trae para acabar encontrando la desesperanza. -Bufó presa de la desesperación.- Parece ser que mi madre tiempo ha que abandonó aqueste mundo. Y poco tengo que hacer por aquestos lares.
- Ensilla ayna su montura, mi señor.- Responde el otro. -Anoche cabalgó con nosotros, et pensé que volvía a esser el de siempre, más esta mañana intenté hablarle et nada quiso contestarme.