Partida Rol por web

Veo a Amelia ser arrastrada por la corriente, con sus faldas y la fuerza del rio no parece ser capaz de salir sola. Tiago se lanza a por ella sólo para ser arrastrado también. Podría intentar sacar a uno del agua, pero no voy a poder con los dos a la vez. Miro a mi alrededor y veo a Arturo lanzándoles una cuerda para que se pudieran agarrar.

Deje caer mi morral y me quite rápidamente las botas y la capa de viaje, que poco me servirían en el agua y me acerque a donde la cuerda entraba en el río.

- Arturo, amarra la cuerda en uno de los árboles, no serás capaz de sostenerla si los dos se sujetan a ella arrastrados por la corriente - le digo

Esperando que me haga caso, y aferrándome a la cuerda para acercarme lo más posible a ellos sin que la corriente me arrastre, me meto en el rio

El interior de la choza está demasiado a oscuras como para verlo con claridad, pero se intuye un desorden monumental. Herramientas, frascos y paja se ven revueltos en el suelo frente a la entrada. Pero la luz que deja entrar la puerta ilumina un caldero de cobre que encima de un fuego humeante, desprende un olor vago y dulzón a guiso inidentificable que inunda la morada de Vermudo. 

Vas gastando tus fuerzas para no alejarte de la orilla y no ser arrastrada por la corriente. Todo te parece muy real ahora, como si acabaras de despertar de un sueño, y oyes los gritos desde la orilla. Apenas puedes mantener la cabeza sobre el agua, así que no puedes pensar mucho más en el amuleto que llevas en tu cuello. 

Estaba cerca de Amelia cuando esta fue tragada por la corriente. El rio se la llevo y empezo a golpear el agua con los brazos intentando salir a flote. Quedeme petrificada pues se me escapo de la mano por los pelos mas non me atreví a lanzarme al agua.

en seguida vinieron varios de los hombres a tirarse al agua et lanzaron cuerdas para intentar rescatar a la muchacha et a otro de los hombres que se lanzo a por ella. El rio se los llevaba a ambos

Viendo lo peligroso de las aguas, vuelvo sobre mis pies y salgo de la orilla sin perder de vista las maniobras para salvar al a los que están en el rio

Es el momento, pienso.......... Ahora todo el mundo esta distraido. Unos intentando recatar a la muchacha que estupidamente se marcho hacia el aguan poniendo en peligro su vida y la de los demas, et otros han entrado en la cabaña donde parece que algo maligno han encontrado. Algo de una cabeza en un caldero gritaba el mozo.

Pero yo he escuchado la llamada de mis hermanos. Se estan reagrupando et algo malo les está pasando. Con ellos es con los que me siento comodo y no con estos apestosos pueblerino.

Me voy retirando poco a poco intentando que no me vean y me interno en el bosque siguiendo las voces de mis hermanos los lobos. Voy hacia el lugar que me indican sus palabras. Quiero hablar con ellos. Quiero que me cuenten que es lo que les ha traido hasta aqui y porque algno de ellos estan poniendo en peligro a la manada atacando de esa forma tan poco inteligente a los peligrosos hombres. ¿Acaso no saben de lo que son capaces estas bestias de dos patas?

La joven siguió braceando como un animal que se hundía. Más espoleada por un instinto de supervivencia que por contar con verdadera habilidad.

Tiago no sabía nadar, estaba confundido pues él era valiente y caballeroso, como le habían narrado en la taberna del buen espino, que los que iban de camino para ser caballeros tenían que hacer grandes proezas. Pero el escudero confundido porque a pesar de su buen corazón y férrea voluntad, no podía luchar contra la naturaleza, y empezó a tragar agua cuando las sacudidas que daba con el aleteo de sus brazos no fueron efectivas para acercarse a Amelia ni ir hacia la orilla. Más el buen omne no pronunció queja alguna pues sabía que si debían de salvar a alguien debería de ser a la muchacha, la primera, y él daría con gracia su vida si no había estorbado a la de ella.

El caballero se acercó a los que tenían cuerda, ¡amarrarlo a mi caballo!, Rocinín sabrá tirar con fuerza para sacarlos. Más no soy marinero para entender de cuerdas u otros menesteres. Pero ofrezco lo que tengo, mi montura como animal de carga. El valiente caballero se puso con su caballo en la orilla por si alguien quería atarlo a su montura, et miraba a la lejanía viendo como los dos cuerpos se alejaban. - ¡Aguantad!, la ayuda está de camino, dixo cuando vio al joven nuño adentrarse con la cuerda en su cintura para intentar salvarlos. - Más el caballero estaba ahora montado sobre su caballo, sabía que el caballo no se movería mientras él no espolease a su montura, estaba bien adiestrado el caballo de un caballero.

HAgo pues lo que me dicen et ato la la cuerda al caballo de Tancredo. Me coloco a la orilla del rio para asistirlos cuando vayan saliendo. Aunque visto el percal , lo mismo mueren ahogados. Calma, me digo, todo va a salir bien-¿Nuño, date prisa, no van a aguantar mucho más!- a la vez que maldigo mi desinterés por nadar, si no hubiese despreciado este talento ahora podría estar ayudando a Nuño y no aquí esperando sin poder hacer nada más.

La corriente era más traicionera de lo que parecia y no conseguia acercarme lo suficiente a ellos para poder sacarlos del agua.

Tiago siguió intentando permanecer sobre el agua, pero le era imposible poder nadar, seguía sin avanzar por aquel río que parecía estar maldito. Aunque el corpulento escudero pudo permanecer sin tragar agua y por tanto todavía tenía esperanza a que alguien lo pudiera rescatar. Ya el solo hecho de querer controlar sus brazos y piernas le tenían tan centrado que no pudo ver a la muchacha ni al omne que se había adentrado para rescatarlo. Inmerso entre el agua y sus pensamientos hacía esfuerzos por mantenerse con vida, la naturaleza ruda de Tiago hizo que no tuviera dificultad para no tragar agua, pero si seguía sin poder llegar a la superficie caería por mucha fortaleza que tuviera. Solo esperaba que el tiempo que todavía permanecía a flote fuera suficiente para que sus compañeros pudieron sacarlos antes de que se ahogasen.

Tus compañeros están concentrados en el rescate. Es fácil escabullirse sin que se aperciban. Una vez en el bosque, centras tu atención a los aullidos para saber a que punto convergen. Cada vez son más cercanos, y parece que los diferentes lobos se acercan no hacía el claro de la cabaña, sino más adentro del bosque, ¿quizás en algún punto del camino por el que habíais venido?

El agua seguía empujándola en todas las direcciones mientras salpicaduras cubrían la faz de Amelia... Sólo podía coger aire y bracear. Luchar por vivir...

Por suerte conseguí alcanzarlos finalmente. Intento agarrar primero a Amelia que es la que más tiempo lleva en el agua y luego al escudero

- Agarrad la cuerda con fuerza - les digo intentando hablar lo menos posible para no tragar agua