Partida Rol por web

Aún es de noche cuando espoleáis los caballos para iniciar vuestro camino hacia la Montañas de los Picos Grises. Atrás se queda la taberna del Pico de Oro, silenciosa ahora a diferencia de tal y como la encontrasteis, mientras cruzáis las abandonadas y fantasmagóricas calles de Llorkh. En fila de a uno, vuestras monturas avanzan cargando no solo con vuestro peso sino también con todo aquello que habéis decidido llevaros de la morada de los bandidos.

Al salir del poblado, enfiláis un descuidado camino que se abre en medio de la espesura. Antaño, este itinerario había sido una concurrida ruta comercial que a lo largo de su recorrido bordeaba la interminable cordillera. Ahora, las malas hierbas desdibujan sus contornos y solo el vacio de arboles que deja en el bosque recuerda lo que había sido. Levantáis la cabeza y, perfiladas en el cielo estrellado, veis a las escarpadas montañas que se alzan tal gigantesca muralla de absoluta oscuridad. Por delante os quedan unas cuantas horas de camino hasta llegar a vuestro destino. 

Antes de partir, le sacasteis al malherido Harzak una descripción del camino a seguir para llegar a la Cima del Grifo. Por lo que os contó (y parecía sincero), no debería ser muy difícil llegar hasta ese lugar, pues después de pasar por un puente que cruza un rio de aguas bravas, tenéis que desviaros por un pequeño camino que sube por la montaña, hasta llegar a una insólita piedra que se erige hacia el cielo a lo largo de unos 60 pies de alto (conocida como la Cima del Grifo). Una vez lleguéis allí, es cuestión de buscar por los alrededores.

Tobias se abstiene de intentar guiar al grupo, lo suyo nunca ha sido la orientación y a menudo no terminaba en su habitación cuando se daba una excursión a media noche en el templo donde creció.

Tobias no puede hacer mucho mas que contemplar a sus compañeros y mirar impotente las montañas que los rodean.

Bueno, al menos tenían vino.

Empezáis vuestro camino hacia la Cima del Grifo iluminados solo por la luz de la luna que lucha por conseguir traspasar las oleadas de nubes que surcan el oscuro cielo. Al principio parece que todo está bajo control, porque a pesar de que Jerra y Tordek dan indicaciones contrarias, Kettenbar impone su criterio y consigue liderar al grupo gracias a su visión en la penumbra. Lo malo es que al cabo de unas horas el puente que salva el río caudaloso no termina de llegar nunca.

Cuando empieza a despuntar el sol de la mañana, Kettenbar reconoce que debe haberse desviado y aconseja deshacer un trozo del camino. Al llegar de nuevo al último cruce que os habíais encontrado, elegís la senda que anteriormente el wilden había descartado y continuáis con vuestro itinerario.

- Por Moradin!- exclamó algo digustado el enano.- Hemos  recorrido  sendas equivocadas..quizas debiamos haber pedido unas indicaciones mas exactas al grupo de pobres diablos que ajusticiasteis en la taberna.-

Jerra y Tordek insisten en primera instancia que saben el camino y al final Kettembar da su brazo a torcer y les sigue, pero al cabo de un rato ve que los dos andan un poco perdidos y mirando a su alrededor, con la posición de la montaña y las nuves, consigue orientarse y les dice.

-Me parece que deberiamos haber tirado por aquel otro sitio, nos estamos alejando de la montaña en vez de subirla.- Sus compañeros parecen mirarle con cara de desconfianza, pues parece que los dos estan muy seguros de su camino, pero el wilden no se da por vencido y les explica detalladamente sus indicios del mal camino.

El semiorco se distrae a lo largo del camino con el vino capturado.

Bueno, a este paso no tendremos que preocuparnos mucho, si ese insensato que vino aquí estaba vivo, a estas alturas dudo mucho que lo continué estando.

Toma otra trago de vino y añade.

La próxima vez deberíamos llevar un mapa o algo. Estas montañas son mas traicioneras que un harén de drows en celo.

- ¡Por las barbas de Moradin!- exclamó verdaderamente perplejo el enano.:- ¿ Estais seguros que es este el camino a seguir? - Mirando las vifurcaciones del camino y oteando el horizonte en busca de alguna elevación del terreno que pudiese identificar con la Cima del Grifo. - Quizas mis ojos me esten jugando una mal pasada,pero no veo montaña alguna..-

 - Jerra cada vez se estaba poniendo mas nerviosa, como si ella fuera un elfo rastreador. Tenia que estar mirando las piedras que parecián todas iguales para buscar un estupido camino.

-Maldita sea, seguro que nos ha mentido ese maldito humano. y tu Tobias ya podrias decir algo...

Créeme, no queréis que os ayude.

Creo que estamos enfocando mal nuestra tarea. Damos vueltas como peonzas y mira que las indicaciones estaban claras. - El semiorco sonríe mostrando su hilera de dientes desalineados.

Cada cual dando su opinión sin tener ni idea de quien tiene razón.

Designemos a un líder de exploración. El que creamos que tiene mas capacidad para e trabajo. Los demás lo apoyamos y ayudamos en lo que se pueda.

Tobias toma otro sorbo de vino.