Partida Rol por web

AL ESTILO HÚSAR

el Banquete de la Victoria

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03/08/2009, 23:01
Director

Los vecinos han dispuesto la salaprincipal del ayuntamiento con mesas y sillas. Os reparten entre ellas (pues todos quieren estar al lado de los héroes), y van sirviendo la comida. Empezando por el inevitable gazpacho.

Insisten en traeros el vino de la localidad y en que lo probeis.

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04/08/2009, 01:22
Armand Marcel

Marcel asiente sombríamente a las palabras del sargento. Es lo que se espera de él. Probablemente, el vieo perro de Ronfort no espera que sea capaz de contenerse, como ha hecho notar Chamberlac de esa forma tan suya... y tiene que darle la razón al viejo trinchacuras. Con lo chismosas que son estas gentes, no va a tardar mucho en correrse la voz... y si los autenticos suizos están cerca, alguien va a darse cuenta del percal, y entonces se va a liar bien gorda. Mejor llevarse las pistolas a la mesa, y no perderlas de vista.

Los ojos de Marcel buscan entre la multitud a la joven hija de la duquesa, y entre sonrisas afables y apretones de manos (se le va air el sueldo en jabón cuando vulva a Francia), se coloca todo lo cerca de ella que se puede permitir sin resultar sospechoso. En un determinado momento, cruza los ojos con ella y sonríe de una forma un tanto distinta a la sonrisa boba y campechana que usa con los demás... una sonrisa plagada de complicdad y descaro, que apenas dura lo suficiente para que la vea.

Ronfort me va a amarrar las pelotas a la silla de su caballo por esto... pero que les den. De momento, hay comida y bebida, y mujeres hermosas. Mañana, sabe Dios cuanto tiempo pasará hasta que comamos y bebamos otra vez... de lo otro ya ni hablamos. Asi que, como decía mi capitán: "comer, cagar, dormir y amar, hazlo cuando puedas, que luego a saber cuanto tendrás que esperar para hacerlo de nuevo"

Empero, Marcel decide moderarse con el vino, y no beber más que lo que estrictamente dicte la educación. La noche va a ser peliaguda, y la mañana ni se sabe. No es cuestión de que le falle el pulso con sus armas. Con ninguna de ellas.

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04/08/2009, 10:07
Margarita de Valverde

Aprovechando que su madre la condesa está hablando con una amiga, y que su ama está intentando sacarse de encima un pretendiente pesado, la señorita Margarita se cambia de silla y se sienta al lado de Marcel, sonriendole con andaluza picardía:

- Y dígame, señor: ¿cómo es Suiza?

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04/08/2009, 10:10
André Ronfort

Mientras, Ronfort, se ve atrapado en una conversación entre el cura (que intenta explicarse en latín) y el boticario, que ya va medio borracho, y chapurrea algo que llama italiano. El sargento les mira sin comprender nada y de vez en cuando dice "ajá" o "claro, claro".

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04/08/2009, 10:12
Jan Lesniak

Lesniak saca una baraja de cartas y enseña algunos trucos para divertir a la parroquia.

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04/08/2009, 10:13
Jean Legrand

Legrand, con un cuchillo del pan, relata un duelo que tuvo en una ocasión,acompañado de elegantes ademanes y subidas y bajadas de voz para simular los momentos dramáticos. Las dos viduas y el arriero que le escuchan parecen creer que les cuenta una corrida de toros. No salen de su asombro: ¡al parecer en Suiza lo hacen sin usar la mano izquierda!

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04/08/2009, 11:39
Jean-Baptiste de Chamberlac

Jean-Baptiste come moderadamente y finge beber, aunque la verdad es que ni prueba el vino, mientras estudia detenidamente las entradas y salidas de la sala, trazando rutas de escape, y levantándose de vez en cuando con el pretexto de ir al retrete, para comprobar lo que se tarda en llegar.

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04/08/2009, 22:40
Armand Marcel

No muy distinta de cualquier otro país del mundo, mi señora. Hay muchas montañas y mucha nieve. Y otras tantas vacas. Corren ríos pequeños entre valles muy profundos, las montañas son tan altas que da vertigo mirarlas, y hay arboles y verde por doquier. La descripción podría, con algo de imaginación, aplicarse a casi cualquier país de Europa... casi. Pero honradamente, no es que Marcel sepa mucho más de Suiza, la ha visto principalmente en los mapas y por lo que las damas de alta alcurnia comentaban sobre ella.

Y de todos modos, ¿qué va a saber ella?.

La única pega es el frío. Si estuviesemons allí, los hombres de este lugar llevarían telas gruesas, y las damas se abrigarían con pesados abrigos y varias capas de ropa. Lo que sería una verdadera lástima, a decir verdad- dice sin mirarla directamente, pero con la picardía en la voz. Pero realmente, mi señora, si algo he aprendido viajando con el francés es que no hay país muy distinto de otro. Allí donde haya hombres bravos que trabajen y luchen con arrojo, y bellas mujeres que les cuiden y les den hijos sanos, será un buen país... y ya puede su historia decir lo que le de la real gana. Bellas mujeres, las he visto. Y si por su bien hay que echar una mano a los hombres bravos locales con sable y pistola, pues se hace, rediez.

 

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07/08/2009, 18:35
Margarita de Valverde

Los ojos le brillan a la señorita cuando le hablas de otros países.

- ¡Que suerten tienen los soldados de ver tan distintas gentes y tierras! Yo he vivido en nuestra casa de La Carolina toda mi vida. Solo salí una vez para ir a la Semana Santa en Málaga, pero siempre lo recordaré... Mi madre dice qué debería casarme con un hombre sereno que me templara esa cabeza loca, pero yo querría que algún almirante me llevara a las indias, a Ceilán o aún más lejos..- dice soñadora.

- Pero perdone... ¿Dice que ha ido por el mundo con los franceses? Yo creía que a los suizos al servicio del rey les obligaron a entrar en las filas imperiales hace sólo unas semanas...- pregunta algo perpleja.

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07/08/2009, 18:41
Director

La situación es esa: estáis en una sala en un primer piso con ventanas enrejadas. Una puerta da a las escaleras. Hay otra puertecilla cerrada más en la otra punta. Hay varias mesas puestas de forma que crean una U, con el lado abierto puesto tocando la tarima donde hay la mesa que preside el acto: ahí se sienta el sargento, el alcalde y la condesa, con el cura y el boticario.

En la mesa caben cuarenta personas, pero hay también gente de pie que va picando y charlando. Los niños corretean por todas partes. La luz la dan una lámpara de araña en el techo y varios candelabros y lámparas.

Estais repartidos a lo largo y ancho de la mesa, separados entre vosotros: Ronfort en la presidencial. Marcel tocando a ella hablando con la hija de la condesa. Chamberlac está en la mesa de enfrente, más o menos por enmiedo de la misma. La puerta de salida le queda al otro lado de la sala (cruzando las dos mesas).

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07/08/2009, 19:41
Armand Marcel

¿Por el mundo? Si,  de Suiza aquí... pasando a patadas por cualquier sitio donde hubiera franceses. Casi media Europa. Eso solo lo que he visto con mis ojos, sin contar la compañía de los mercenarios con los que nos ponían... aunque esas experiencias no son de contar a señoritas de buena cuna. Ni a hombres de buena cuna, a decir verdad. Ni de mala. Quizás no haya visto tanto mundo como un veterano o un marino, pero creedme si os digo que he visto todo lo que necesitaba ver para darme cuenta de que al final, el hombre es el hombre donde esté. Y mientras los países los hagan los hombres, el mundo no será muy diferente, ni particularmente agradable.

Marcel se da cuenta enseguida de que ha hablado en un tono excesivamente agrio. Todo lo que dice es cierto- como la mayoría de soldados con algo de mundo a sus espaldas, a él todo el mundo y todas las personas le parecen iguales: las que están detrás de su mosquete son amigos y las que están delante no. En el fondo, es un cínico. Pero, ¿qué hombre de armas no lo es?. Pero probablemente, eso no se lo pueda explicar a una niña que jamás ha salido- ni es probable que salga- de casa.

Disculpad- dice con una sonrisa conciliadora. Es una pega de los soldados... el precio que pagamos por ver mundo es volvernos cínicos por lo que vemos. Pero vos no tenéis la culpa de eso. Debería daros las gracias por darme un buen recuerdo que llevarme a casa para variar, en vez de gruñir como un vejestorio. Y si me permitís la osadía, vuestra cabeza no me parece loca en absoluto... si yo no hubiera tenido esos mismos deseos no hubiese acabado aquí... habrá quien diga que bien hubiera estado eso, pero yo pienso que tiene sus compensaciones... Si vos estáis loca, supongo que entonces yo también... aunque en el fondo todos los varones estamos algo locos.

Marcel se da cuenta, molesto, de que se está tirando el pisto más de lo que debiera. ¿Qué le pasa? Habitualmente, no se complica tanto con las mujeres... ni está tan cerca de meter la pata. ¿A qué hablar tanto precisamente ahora?

Nada de amor, truhán, nada de amor... el amor es para los que van a llegar a viejos, y contigo no caerá esa breva.

 

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08/08/2009, 11:04
Jean-Baptiste de Chamberlac

DeChamberlac, que oye de pasada la plática de Marcel con la españolita, está de los nervios viendo que a su compañero se le va a ir la boca de un momento a otro y van a tener que acudir al plan B.

Por si acaso, empieza a sonreir como un idiota, y a fingir que lleva ya más copas de las aguantables, cabeceando un poco.

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10/08/2009, 16:06
Director

De vez en cuando se van proponiendo brindis.

- ¡Viva el rey Fernando!

Y se bebe como buen monárquico.

- ¡Viva la religión!

Y se traga religiosamente.

- ¡Viva España!

Y cuando se va a España, se bebe como los españoles...

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10/08/2009, 16:08
Margarita de Valverde

- ¡Oh, no se disculpe, señor Marcel! Mi padre fue soldado en Marruecos y a veces hablaba como usted hace ahora... Mi madre, siempre que lo hacía, le decía que debía ir a confesarse. ¡Pobre papá

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10/08/2009, 16:10
Marcelino Ortiz

La señorita Valverde va a decir algo cuando, de repente, se oyen ruidos de gente y caballos en la calle. Nuevos vivas y hurras.

El alcalde manda a ver que pasa a un mozo, y vuelve diciendo que ha llegado una tropa española al pueblo.

- ¡Vaya por Dios, cuantos visitantes hoy! Ni que fuera la Feria de Mayo- el alcalde se limpia los morros con la servilleta mientras se levanta- Bueno, señores, con su permiso, voy a dar la bienvenida a esos caballeros.

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10/08/2009, 17:56
Jean-Baptiste de Chamberlac

Jean-Baptiste se levanta a su vez simulando una arcada y, tambaleándose visiblemente, se dirige también hacia la puerta con cara de querer echar la cena. Cuando pasa al lado de Marcel deja caer en voz baja: ¡Il faut foutre le camp si vite que possible, mon vieux!*

Notas de juego

*Hay que darse el bote a la puta carrera, tío.

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11/08/2009, 00:06
Armand Marcel

A Marcel se le eriza el vello de la nuca al oir las palabras "tropa española". La tropa española más cercana es, justamente, la que dejaron atrás después de que le hiciese otro agujero para respirar a uno de sus oficiales en todo lo alto del pecho. Si han tomado su dirección, es lógico que llegasen hasta aquí... y de todos modos poco importa. Aunque no sean los mismos, piensa estar muy lejos de aquí cuando llegue el momento de comprobarlo.

Con una sonrisa encantadora, y mirada de disculpa, se dirige a la joven Margarita.

Os pido me disculpéis un momento, mi señora. Mi camarada sufre males del estómago, y puede ponerse bastante mal en ocasiones. Permitid que vaya a asegurarme de que está bien. Vuestra compañía me es más grata que ninguna, pero es un buen hombre y un buen amigo, y es de bien nacidos preocuparse por quien bien te ha ayudado. Será un minuto. Se toca ligeramente el gorro en señal de respeto y sale apresuradamente tras Chamberlac. Se reúne fuera con su camarada y habla rápidamente y sin rodeos.

Hay que ir a casa del matasanos y coger al teniente, sea como sea. Si tiene la cabeza a medio coser, nos los llevamos y ya se la coseremos de camino. Si el cirujano se pone poco cooperativo... bueno, lo que sea. Nuestros camaradas son lo bastante listos para darse el bote, y lo bastante duros para llegar a los caballos, pero el teniente no está para emociones. Si se lo tenemos que quitar al cirujano a pistoletazo limpio se hace... tú eres más ducho en la pelea, vete a por el teniente. Yo iré a coger mi caballo, el tuyo y el suyo, y nos encontraremos en la puerta de la casa del cirujano en lo que tarde en llegar al galope.

Una pena, ma jolie Mergeritte- piensa Marcel. Es guapa e inocente, pero también está en medio de una multitud que, sin ayuda de los soldados, los podría despedazar con facilidad. Y no ha nacido mujer lo bastante buena para que Armand Marcel se deje matar por ella.

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11/08/2009, 11:28
Jean-Baptiste de Chamberlac

Cita:

tú eres más ducho en la pelea, vete a por el teniente. Yo iré a coger mi caballo, el tuyo y el suyo, y nos encontraremos en la puerta de la casa del cirujano en lo que tarde en llegar al galope.

Ouais, vas-y!, dice Jean-Baptiste en un susurro.

En cuanto puede zafarse de la multitud, enfila el camino de casa del médico, sin olvida su pantomima de estar un mucho beodo, aflojando el tahalí del sable para que esté a punto de salir de la funda, y comprobando discretamente que ambas pistolas estén donde deben.

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11/08/2009, 14:42
Armand Marcel

Marcel, por su parte, se dirige todo lo rapido que puede caminar sin resultar sospechoso hacia los establos. Rapidamente comprueba su sable, por si hay que trinchar silenciosamente a alguien que se le ponga enmedio, y las pistolas... por si hay mas de un "alguien", o por si las cosas vienen tan mal dadas que ya da igual ser discretos o no.