Partida Rol por web

Al mal tiempo

...1 - Entre dos tierras

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15/07/2018, 19:17
Director

Marina, al ver que Alejandro se detiene se queda junto a él. Parece que está observando algo entre la niebla y la terrible ventisca. El resto de pasajeros pasan de largo, casi sin percatarse de vosotros, pero entonces Marina observa lo mismo que Alejandro. 

Hay alguien en el coche. 

El resto de la gente ya ha seguido caminando y os cuesta verles siquiera. El temporal es tan extremo que no deja que se oiga nada, y apenas se ve entre la bruma. Podéis ir al coche por vuestra cuenta o intentar llamar la atención de alguno de ellos. Del autobus, eso si, parece seguir saliendo gente.

- Tiradas (1)
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15/07/2018, 19:20
Edu

- ¡¡Voy a intentar volver por el resto!! ¡Subid por la cuesta! - señala a André - ¿Puedes cargarla sola? Que alguien te abra la ventana y cruzad rápido. 

No hay tiempo que perder. Echa a caminar por la cuesta hacia el autobus en busca del resto de supervivientes.

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15/07/2018, 19:22
Director

Ves en la distancia el parador. Ves gente llegando hasta allí. Pero entonces tropiezas, te caes de morros contra la nieve. 

Intentas incorporarte, pero notas los dedos ateridos. Te duele todo. No es cansancio. Es... ¿Qué? ¿Shock? No lo sabes. A duras penas logras ponerte de pie, y tambaleante, llegas tras el resto de supervivientes, pero te notas totalmente agotado, física y mentalmente. 

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15/07/2018, 19:53
Marina Llamedo

-¡Mira, hay alguien en ese coche! -grita Marina tratando de llamar la atención de Alejandro.

La joven tiene que esforzarse por levantar la voz todo lo que su garganta le permite en un intento por hacerse oír por encima de la tormenta. Por un segundo mira a su alrededor debatiéndose sobre si intentar llamar la atención del resto, pero no hay tiempo que perder. Además, los ancianos y el niño deben intentar llegar cuanto antes al refugio.

-¡Vamos, tenemos que intentar ayudar! ¡A lo mejor sigue con vida!

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15/07/2018, 21:17
Sandra Arango

Era incapaz de ver nada a su alrededor por lo que su atención estaba puesta en la alta figura que iba delante de ella y en comprobar el rostro de la anciana para saber si se encontraba bien. A Sandra le dolía el pecho con cada respiración, pues el aire helado que entraba en sus pulmones ardía como si de fuego se tratara. No sentía los brazos inmovilizados por ese frío que helaba todo su cuerpo a pesar de estar sudando y el cuerpo de la anciana era un peso muerto con el que no iba a poder seguir cargando si la caminata se prolongaba mucho más tiempo.

Pero, cuando por fin levantó la vista y vio que el edificio del parador estaba justo ante ellos, no pudo más que sentir un alivio infinito, no sólo porque allí encontrarían un refugio hasta que alguien pudiera ir a rescatarlos sino porque también podría dejar a la mujer en un sitio cómodo y ella misma podría descansar también.

Sin embargo los contratiempos se sucedían y, si en algún momento y de manera inocente había creído que se iban a encontrar la puerta abierta de par en par para dejarlos pasar como si nada, la cruda realidad se impuso de manera violenta. Por suerte el hombre que había abierto camino y al que se le veía bastante experimentado en circunstancias de ese estilo, señaló una posible entrada al lugar, quizás tendrían que romper un cristal pero Sandra no creía que, dadas las circunstancias, a los dueños del parador les fuera a suponer un gran problema.

Miró al portugués para saber si podría él solo con la mujer. Suponía que sí ya que había demostrado su fuerza antes y ella sentía que ya no podía más y que, de un momento a otro, dejaría caer a la anciana porque las fuerzas le fallaban.

Si tú puedes cargar con ella —le dijo al hombretón del país vecino— intentaré subir yo. —Se giró hacia el muchacho que iba cargado con todos los abrigos que había conseguido reunir—. ¿O prefieres subir tú? De todas formas sería bueno conseguir una piedra o algo con la que romper la ventana porque dudo mucho que la encontremos abierta.

Sandra miró de nuevo la pendiente que se había formado justo hasta la ventana pensando si sería seguro trepar por allí, pero tenía que intentarlo si querían acceder al interior y no morirse congelados allí fuera.

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16/07/2018, 11:16
Alejandro Navarro

Entre tanta nieve casi no puede ver nada, forzando la vista consigue ver a un hombre en el coche accidentado. Marina que también se había percatado de ello le pide ayuda para comprobar si esta vivo. -Sí, tenemos que comprobar si esta vivo. No lo podemos dejar ahí con esta tormenta de nieve o se morirá.- En ese momento le habría gustado ir con alguna persona más por si tenían que cargarlo, pero el resto ya habían avanzado y era perder más tiempo. Coge aliento y sale del camino que estaba haciendo Edu, sacando fuerzas de flaqueza consiguió llegar al coche. 

Es algo de locos, un coche partido en dos en mitad de una nevada brutal con una persona que aún está dentro. Mientras se acerca intenta observar la escena lo más que puede para evitar sorpresas que puedan complicar el rescate.

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18/07/2018, 02:15
José Antonio Esteban

Miro a Gero haciendo caso omiso a las palabras de Julián. Hago un gesto con la cabeza y las manos como diciendo que no. Que no merece la pena y que ya está todo hecho. No quiero utilizar palabras delante del accidentado.

Luego veo cómo la vida del muchacho expira. Miro al cielo, el cual está blanco y denso por el temporal.

-Un cura mató a su abuelo? Sería en la guerra? Tiempos duros para ambos bandos. -En ese momento me vienen a la memoria escenas de Toledo en el 36. Era muy pequeño, pero hay cosas que se quedaron grabadas en la memoria. 

Oigo a la chica hablar y miro a los dos. 

-Tenemos que marcharnos, chicos. Los demás nos dejan atrás y es mejor que estemos juntos.- Comienzo a andar hacia donde se encuentran los demás. Los que estaban atrás en el autobús, el hombre curtido de barba abriendo camino en la nieve. Me palpo la solapa de la chaqueta de manera mecánica buscando tabaco. Entonces recuerdo que no me queda. - Vaya por dios, aunque tampoco hubiera sido buena idea.

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19/07/2018, 19:47
Director

Camináis hacia el coche. Os cuesta abriros paso entre la ventisca y la nieve. Cada paso que dais una pregunta os acosa: ¿cómo puede haber cubierto tanto TAN rápido? Es inaudito.

Llegáis hasta el vehículo, tras avanzar creando un sendero entre la nevada. Desde cerca es aún más impactante: está sesgado por la mitad, como si lo hubieran cortado con una sierra industrial. No hay siquiera dobleces o rotos o restos: está cortado en dos.

Nada más llegar veis que la persona que está en el asiento de atrás es un chico que está cubierto parcialmente por la nieve. Parece inconsciente. Al sacudirlo un poco es fácil ver que respira, y no parece herido, pero no se despierta. 

Eloy

Entre los dos podéis trasladarlo sin problemas.

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19/07/2018, 19:56
Gerardo "Gero" Escudero

Negó con la cabeza, como gesto de reproche, cuando el cura indicó que no merecía la pena. Tu no tío, tu no debes pirarte... 

Gero no dijo nada tras la muerte de Julian. No tenía en la cabeza nada apropiado. Tenía el gesto torcido tras lo que les había susurrado, aun le daba vueltas. Se limitó a asentir cuando Esperanza dijo que había muerto. La estrechó contra él cuando ella se le echó encima y asintió de nuevo. La tía era fuerte, pero aquello había sido demasiado. Lo entendía, también para él. 

-Salgamos de aquí - repitió él, justo antes de girarse para salir al exterior, dejando atrás el cuerpo muerto de Julián - salgamos de aquí... 

Se encaminó hacia el exterior, hacia la nieve, sujetando aun a Esperanza para ayudarla a caminar. Al menos a ella si podía ayudarla. 

-Que puto frío... - su cuerpo tembló un momento al empezar a sentir el viento y la nieve directamente sobre su cara.

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19/07/2018, 20:02
André

Andre coge a la anciana a hombros y se la carga a la espalda. Aunque es obvio que allí, bajo el frío, está cansado, parece hacerlo sin problemas. Alrededor de él y de Sandra, mientras Edu se aleja de nuevo por la carretera, se junta la mayoría del grupo. 

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19/07/2018, 20:02
Felipe

- ¡Toma! - dice cuando Sandra menciona lo de la piedra, intentando hacerse oír entre el ruido, y le tiende una petaca que parece mediada. Es metálica y pesa lo suyo.- ¡Debería servir!

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19/07/2018, 20:04
Director

Desde abajo observáis como Sandra trepa (sin mucha dificultad, la pendiente no es muy pronunciada) por la ladera compacta de nieve que conduce a la segunda planta. Cuando parece dispuesta a romper la ventana, ve que esta está abierta (se zarandea un poco con el viento) y cruza a su interior.

Sin perder un instante, André cruza cargando con la anciana hacia dentro.

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19/07/2018, 20:07
Director

Recibes la petaca que te da Felipe (que bien podría haberse ofrecido a subir él primero) y trepas como puedes por la pendiente de nieve que conduce al segundo piso. No es muy pronunciada, y está lo suficientemente compacta como para no hundirte en ella. Avanzas hasta llegar junto a la ventana, y entonces observas, con cierta incredulidad, que está abierta.

De un empujón consigues abrirla y luego saltas dentro.

La ventana da justo al fondo de este de un pasillo, angosto y no especialmente largo. No hay luz artificial iluminándolo, pero la que se filtra del exterior le da un toque tétrico, casi inquietante. A los lados hay puertas que dan a varias habitaciones, aunque desde donde estás se ven cerradas.

Al menos, aunque hace un frío de perros, dentro la temperatura no es la del exterior. Te tomas un instante para respirar, cuando escuchas algo de fondo.

Una música. Apenas se oye sobre el ruido de la tormenta, y parece venir de algún lugar dentro del parador. Lejos.

Esta es la melodía.

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19/07/2018, 20:19
Director

Cuando el resto de los que quedáis en el autobús salís fuera, durante un instante, no veis a nadie.

La ventisca es tan devastadora que cubre como un velo cualquier imagen unos metros por delante. Y el frío... El frío trasciende su propósito y se convierte en fuego: quema. Duele al contacto con las manos. Es un frío como ninguno ha sentido antes.

En ese momento os fijais que junto a un coche que está accidentado en medio de la carretera, por detrás del autobús, salen dos figuras: Alejandro y Marina. Y cargan entre ambas como pueden a un chico de unos quince años. Y cuando os aproximáis hacia ellos, entre el temporal, surge Edu, el guía que ha vuelto por vosotros desde el parador.

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19/07/2018, 20:23
Director

Mientras cargáis al chico como podéis, veis que del autobús sale el resto de la gente que había permanecido dentro... Menos el hombre herido, claro.

De entre la ventisca, veis que Edu, el guía, ha vuelto a buscaros. Os reunís con los demás.

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19/07/2018, 20:24
Edu

Ayuda a Alejandro y a Marina a cargar al chico. Parece un adolescente de unos dieciseis o diecisiete años. 

Eloy

- ¡Seguidme! - se le ve extenuado por caminar entre la nieve ya tanto tiempo - ¡El resto ya deben estar dentro!

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19/07/2018, 23:08
Carlos Balboa Loia
Sólo para el director

Notas de juego

NOOOO ME HE QUEDADO SIN SABER CÓMO CONTINUAR -.-

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20/07/2018, 12:47
Alejandro Navarro

Edu sale de la ventisca como si fuese una aparición para ayudarles a llegar al refugio. - Edu, gracias por volver a ayudarnos.

Sigue las indicaciones de Edu, parece una persona fiable. El chico sigue respirando pero no despierta, quién sabe lo que ha ocurrido con el coche. Mira a Marina y la anima. - Vamos, ya queda poco para llegar.

 

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21/07/2018, 02:10
José Antonio Esteban

Andando como puedo, con pesados pasos, los ojos entrecerrados, una mano por delante del rostro con el reverso, de repente veo aparecer a Edu como un ángel salvador. 

-BENDITO SEAS, HIJO MIO!! 

Grito con el ruido ensordecedor de la ventisca, de fondo, sin que, aparentemente, sirva para mucho. El frío es insoportable, cortante, inclemente. Sólo ha podido surgir de las entrañas del mismísimo infierno. Tal vez el infierno sea helado. Como la última esfera del infierno descrito por Dante Alighieri. 

Sigo los pasos de San Edu. Andando detrás de él para no pisar demasiada nieve. 

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22/07/2018, 10:34
Marina Llamedo

Marina no puede evitar un suspiro de alivio al descubrir que dentr de ese coche se encontraba un chico con vida. Menos mal que habían dado con él, a saber qué habría ocurrido con él de no haber sido así. No sin cierta dificultad comienzan a cargar con él en dirección al refugio cuando Edu aparece de entre la ventisca para ayudarles. Agradecida, permite que el recién llegado les eche una mano y pone rumbo al edificio junto al resto del grupo.

-¡Vamos! Ya mismo estamos allí.