Partida Rol por web

Al olvido los espectros, a Estigia las almas

Capítulo 3: Negociación

Cargando editor
20/05/2021, 06:01
Narración

Las calles de Londres son un verdadero collage arquitectónico, que parece sacado de la imaginación de un pintor surrealista. Los nubarrones pesados de la Tempestad, los edificios deformes y decrépitos tratando de aferrarse a la realidad, y la presencia cada vez más numerosa de Rápidos, con sus preocupaciones, sus emociones, parpadeando y adentrándose en la oscura realidad de los Sin Descanso sin darse cuenta, y luego continuando entre los vivos sin enterarse de lo que sucedía a su alrededor. No era tampoco extraño que algún Wraith con cierto aire de ansia y desespero pasara detrás de algún vivo que emanaba sensaciones más fuertes y apetitodas, más atractivas. 

Parecía que vuestra muerte os mantenía siempre cerca al dichoso hospital de St Guy; como almas en pena siendo incapaces de liberaros de las invisibles ataduras que os llevan por las sendas del Londres de los muertos. Una pregunta se formó en vuestras cabezas a medida que avanzábais, y era el cómo encontrar direcciones entre los Wraiths. Sin embargo, y ya habiendo cubierto bastante camino, os aventurásteis a descubrirlo sobre la marcha.

La esquina de Borough y Union, al menos en el Londres de los Rápidos, es una intersección con negocios y edificios de oficina, y nunca ha sido particularmente propenso a negocios clandestinos, o a lugares de prostitución. Del lado de las Sombras, hay cierto aire sombrío sobre el lugar, una enorme y densa nube que parece oprimiros un poco. Incluso el pálido reflejo de lo que existe en las Tierras de la Piel parece más lejano.

Lo único que os llama la atención es una casa en lo que creéis recordar, era un valdío en indefinida construcción. La estructura existe de vuestro lado con más intensidad y nitidez que otras cosas, evocando una arquitectura y una época ya pasadas. Su aspecto, era justamente el de una casa embrujada, y aunque no veíais a ningún Wraith cerca, era vuestra mejor pista y lo que más cerca estaba de la intersección que os llama la atención.

Cargando editor
21/05/2021, 11:10
Leah Veilchenduft

Es curioso lo que se puede llegar a percibir sin saber por qué; esa sensación de que algo va mal ahí arriba y, sin embargo, hoy no será ese día. Solo es un recordatorio de que está ahí, a la espera de a saber qué. Me encojo de hombros y vuelvo a mirar al grupo mientras comentan algunos detalles de lo que han averiguado. El policía me da nuevas preguntas y es la motivación que lleva al Marqués a actuar, algo que negaba el anacreonte y que parece que podría haber más voces discrepantes junto al general. Es curioso. Si es cierto que tiene espías que le van informando, nuestras propias preguntas le llegarán a él y quizás encuentre un motivo para actuar. Tendríamos que ir con cuidado, mucho más cuidado. Esto no funciona. 

Sigo caminando por la ciudad, no se me ocurre mucho más que decirles y fijarme en las diferencias que ha sufrido la ciudad tras mi muerte me ayuda a distraerme. Siento envidia, envidia de aquellos que aún viven y pueden disfrutar de un mundo mucho más vivo y una vida más agradable, quizás como la que tenía yo. Los veo pasar y me pregunto: ¿Sabrán lo que les espera? Un mundo horrible en el mejor de los casos, torturas hasta acabar convertidos en unos zapatos en otros casos no tan "agradables".

Entonces, cuando llegamos a lo que parece ser nuestro destino, veo esa casa a la que preferiría no entrar. No invita a ello, eso está claro; la bruma opresora, su aspecto tenebroso y todo lo que en una película invitaría a no entrar. «Estamos jodidos», me digo, «¿qué más nos van a mostrar las Sombras?»

¿Habrá que llamar a la puerta, no? —pregunto a mis compañeros; y acto seguido, me acerco para dar tres pequeños golpes a la puerta, esperando, claro está, a poder entrar con permiso. Mientras es difícil no mirar hacia el este de vez en cuando, buscando esa esperanza igual que si fuera la promesa de un amanecer. 

Cargando editor
21/05/2021, 23:56
Doug Gibson

Doug caminaba a paso lento, mirando a los Rápidos como nunca lo habría hecho en vida. Aunque había fallecido hacía relativamente poco, la negación y la curiosidad del principio se sentían como si hubieran mutado hacía tiempo a algo mucho peor: arrepentimiento. La muerte, que siempre le había ofrecido consuelo, se le antojaba ahora que podía sentirla demasiado parecida a eso que había dejado atrás, pero solo en sus aspectos más negativos, como si el único equipaje que había traído consigo fueran las cosas malas, y como si acabara de descubrir que había echado a perder una oportunidad tan larga como una vida. En secreto, temía repetir su error. En cuestión de unas pocas horas se había hecho no pocos enemigos, había sido encadenado y los que no le miraban con asco, lo hacían con miedo. Durante muchos años había asumido todo ello como parte de las reglas del juego, y la última vez que recordaba haberse sentido como se sentía en ese instante había sido de joven. Hacía tanto que le sorprendió ser capaz de recordarlo.

La esquina de Borough y Union le sorprendió en medio de esas reflexiones y Leah hizo una pregunta que en principio sonaba un poco estúpida, pero para la que en realidad no tenía respuesta. No tenía ni puta idea de si había que llamar o no a la puerta, y por lo que sabía, lo mismo podían atravesarla como si nada… por lo que se limitó a mantener la boca cerrada y esperar a que abrieran. No sabía cómo terminaría esa escena pero, por lo pronto, se le habían ido las ganas de machacar a nadie.

Cargando editor
22/05/2021, 00:00
Peter White

Peter esperaba encontrar a la chica haciendo la calle, en la esquina que les habían indicado, como era típico en su supuesta profesión, y lo que menos pensaba era encontrarse como una casa como aquella, que se parecía más a la guarida del psicopatía de una peli de terror que un burdel.

-Vaya...- dijo a los demás- esto no es lo que esperaba encontrar. Nos habrán engañado esos capullos Doug? - curioseo una poco por la fachada intentando averiguar si se veía algo a través de las ventanas, mientras esperaba a que alguien atendiera a la llamada de Leah.

Cargando editor
22/05/2021, 00:09
Eric Kutner

Kutner caminó junto al resto de recién fallecidos, sumido en sus propios pensamientos. Si el Imperio se basaba en algo tan horrible como convertir las almas de los débiles en objetos, y tenía al mando a gente como el Anacreonte, o le daba poder a un sádico cobarde de mierda como Frank... Quizá el Marqués no fuera el malo. Kutner había obedecido órdenes sin cuestionárselas durante buena parte de su vida adulta, y había tardado demasiado en entender que el sistema no funcionaba. No iba a ocurrirle lo mismo en esta nueva existencia.

Por otra parte, tampoco podía jurar que el Marqués fuera el bueno. Recordó cómo había acabado con el capitán; Capi les había encadenado a Doug y a él, pero le pareció alguien decente, igual que Leto. Y el enmascarado le había despachado sin piedad.

Londres ya no era el que había conocido, pero Hertz tenía razón en algo: los muertos seguían siendo personas, para bien y para mal. Se preguntó qué clase de persona sería esa Juno; ¿ejercería voluntariamente, o forzada? ¿Había caído en la prostitución tras su muerte, o ya era puta en vida? ¿Ese cabrón de Frank la trataba bien?

Al llegar al umbral, miró a Leah; si no abrían, quizá pudiera colarse. Nadie le había hablado de órdenes judiciales, allí, al otro lado...

—¿Juno? —preguntó —Abre,por favor.

Se giró hacia Peter.

—Si os han engañado, habrá que seguir haciendo preguntas. Pero creo que esta pista había que seguirla: no tenemos una mierda.

Cargando editor
22/05/2021, 06:01
Narración

Pasan unos instantes y una voz femenina finalmente responde desde el interior, con gran volumen. —¡Adelante! Esperadme un momento ya estoy— alcanza a decir. Leah se da cuenta de que puede abrir la puerta al girar el pomo y el interior se revela como una superposición de estados, en la que el interior tétrico y derruido de aquella casa se conjuga con decoraciones austeras pero suficientes para tinturar con algo de color aquella residencia.

El vestíbulo es amplio y cerca hay una salita con algunos muebles que no hacen juego, pero que se configuran alrededor de una mesita y una alfombra que parecían haber estado a la moda hace décadas atrás. Las cortinas en las ventanas son de un material más bien soso y tienen un aspecto diferente, simple, comparado con otros elementos de la decoración. Los pocos cuadros que hay parecen hacer parte de la estructura y muestran pinturas incompletas que parecían más bien un sueño borroso a un elemento sólido en la realidad.

Hay un olor extraño y peculiar que se superpone al aire cargado de vapores decrépitos, un aroma a emociones fuertes, a pasiones, algo que en vida no recordáis haber nunca sentido de primera mano, pero que ahora en esta existencia hambrienta de sensanciones, parecía hacer vibrar vuestros corpus con diferentes frecuencias. En particular, Peter parecía disfrutar más de la fragancia de aquel sitio que el resto de vosotros, aunque no pudiese poner en palabras el por qué.

No pasa mucho antes de que unos pasos en el pasillo provenientes de las escaleras se acerquen y revelen a una mujer con una disposición bastante más acogedora que lo que habéis encontrado en vuestro primer día muertos.

Cargando editor
22/05/2021, 06:17
Juno

La mujer es, ella misma, una superposición de estados. Luce una bata que lleva abierta con desparpajo, y revela un cuerpo atractivo, voluptuoso y libre de imperfecciones, una piel tersa y unos rasgos que, según vuestros marcos de referencia, sólo podían ser producto de un trabajo incansable o de un cirujano de increíble experticia. Sin embargo, el rostro de la mujer se revela mucho menos inmaculado, si su figura parece evocar una virtuosa juventud, su cara habla de cierta madurez a un par de décadas de distancia. Su cabello rubio tiene un aspecto rebelde, sus ojos ojos pequeños tienen delineador grueso y sus labios son delgados. Os examina un momento sin perder la sonrisa.

—Vaya, no me esperaba... tantos invitados. No os había visto antes por aquí.— dice con curiosidad, pero se encoje de hombros, sin dejaro reaccionar de inmediato. —Pero siempre hay una primera vez para todo. Sed bienvenidos, mi nombre es Juno ¿cómo puedo ayudaros esta mañana? ¿Tenéis alguna idea en mente? ¿Quizás algun deseo? ¿Algo que queráis experimentar y desear y os haya eludido desde que estáis muertos? Soy toda oídos. Y creedme, lo he escuchado todo— dice con una sonrisa provocadora, sin detenerse en nadie en particular, pero si mirándoos y detallándoos.

Cargando editor
23/05/2021, 09:44
Doug Gibson

Al escuchar la voz femenina, Doug descartó del todo el tener que entrar a sangre y fuego y esperó a ser el último para hacerlo, con su corpulencia enmarcando a los demás según accedían al interior de la estancia. No era un putero, pero había estado en no pocos picaderos por motivos de trabajo, aunque ninguno era como ese. Peter, pensó, parecía que tenía en eso en común con él, aunque estaba seguro de que no compartía los mismos motivos. «Cabrón vicioso». Al menos eso contestaba a la pregunta que había querido hacerle. 

La puta no le gustaba. De hecho, le resultaba de todo menos atractiva, casi una burla de lo que debería ser una mujer, y sus palabras no hicieron mucho por cambiar su opinión. Con una prudencia nacida del asco, Doug decidió cerrar el pico y dejar que fueran los otros los que le tiraran de la lengua a la ramera. Él, cuanto más lejos, mejor. 

Cargando editor
24/05/2021, 10:49
Leah Veilchenduft

Podría decirse que el sitio es feo, pero todo lo es en la Tierra de las Sombras, solo hay que acostumbrarse hasta ver las diferencias entre algo que terminará por ser agradable y lo que ni muerta me gustará nunca. Y ese olor tan raro hace que arrugue la nariz, no porque me desagrade, sino por lo extraño que me resulta sentirlo. Otra cosa más a la que la Leah del mañana tendrá que acostumbrarse, eso sí, claro, s si no acabo convertida en unas cortinas para una casa encantada. «¿Esta casa era lo que había antes aquí, o los fantasmas también se construirán casas?», me pregunto, pues por el momento es lo único que puedo hacer mientras espero a que aparezca la susodicha. Preguntas y más preguntas, a cada paso aparecen más. «¿Ganaré algún día la carrera?»

Entonces, al fin, aparece la mujer. No es que haya pasado mucho tiempo, pero es que tampoco tenemos demasiado. Levanto una ceja, cuando por la conversación que ha empezado esta tía se cree que venimos aquí a “experimentar” algo. Evidentemente, no, pero... quizás sea la única opción: engañarla. 

Creo que sí puedes ayudarnos —respondo, girándome para mirar a los otros—. Alguna, supongo —añado, aunque no sea ninguna idea que quiera oír—. Contadle —les pido a los otros, pues a mí solo se me ocurre preguntarle por el hombre y esa quizás no sea la primera opción, o la más adecuada.

Ni siquiera estoy segura que nos lo quiera decir, parece interesada en lo suyo y, encima, no tenemos óbolos para darle. Morir es como volver a nacer, por con el conocimiento de que has estado en un lugar mejor y sin el dinero de tus padres, porque en este mundo somos infantes, recién nacidos, bebés.

Cargando editor
24/05/2021, 14:41
Eric Kutner

A Kutner le sorprendió que el ex-presidiario se colocara cerrando la marcha. No le gustaba tener a sus espaldas a aquel tipo, pero no dijo nada: no era momento de discutir. Tenían que investigar... No era su trabajo, pero había descubierto que le gustaba hacerlo. Tocar puertas. Hablar con gente. Buscar rastros. Hacer preguntas, detectar contradicciones, encontrar mentiras. Cada testigo con algo que decir y algo que ocultar, sus propios objetivos, sus puntos débiles. Sus coartadas, su precio. Su propia agenda...

Al entrar, observó con atención el entorno, empapándose de cuanto veía, de lo que pudiera desentonar o faltar en la escena, de los sonidos, los olores... Y, cuando llegó, miró a quien supuso que era Juno con cierta impertinencia: a él le daba lo mismo si ella se tapaba o no, pero debía fijarse en los detalles, incluyendo su cuerpo y su vestimenta.

Tras estudiarla de pies a cabeza, le devolvió la sonrisa, aunque en su rostro no tuviera nada de amistosa.

—Hola Juno— respondió con impostada jovialidad — No queremos nada raro: venimos a hablar.

Sabía que muchos clientes sólo querían eso: hablar. O eso decían: al final, si el pago era por sexo, había sexo, pero seguían yendo porque no tenían a nadie que escuchara la mierda de problemas de sus miserables vidas. No todos eran fracasados solitarios: algunos tenían matrimonios en los que no había ni charla, ni sexo. No con ellos, por lo menos.

—Lo que nos elude es Frank. La última vez que le vimos, estaba en apuros, y queremos asegurarnos de que está bien. Dicen que sois amigos.

Si la puta entendía que el bienestar de Frank le importaba una mierda o no, no era su problema; ni siquiera pretendía fingir interés. Quería encontrar a ese gilipollas. Y quien estuviera en su camino y no se lo pusiera en bandeja, respondería a las preguntas que hiciera si quería librarse de él.

—Huele bien aquí, Juno. ¿Estás tú sola? — añadió mirando alrededor.

 

Cargando editor
24/05/2021, 14:44
Eric Kutner
Sólo para el director

—Su propia agenda... — repitió en su cabeza. Como su Sombra. Aquella voz, tan similar a la suya. Parecía que podía controlarla, pero sus últimas respuestas habían sido amenazas.

A veces, la gente amenazaba sin saber si podían hacer daño. Solía pasar cuando nadie les había partido la boca a tiempo. Otras veces, amenazaban precisamente porque sabían cuánto daño podían hacer, y dónde. Kutner no hubiera sabido decir si su Sombra era del primer grupo, o del segundo. ¿Podía él hacerle daño, a su Sombra? ¿Llevarla a algún sitio en el que le apretaran las tuercas a esa vocecilla molesta? Debía averiguarlo: tenía que tener claro cuáles eran los límites de aquella relación.

Juno no le producía, por el momento, ni pena ni repulsión: aún le faltaba ver de qué pie cojeaba. Si era víctima de alguien, a parte de sí misma; y si era ella la que se dedicaba a joder a otros.

Cargando editor
24/05/2021, 17:29
Eric Kutner
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Gasto FV.

Cargando editor
24/05/2021, 19:45
Sombra de Eric

«Demasiadas agendas...», se entremezcla con tus pensamientos esa voz que es tu propia voz, «Tal vez ella sepa algo de Lucy. Si está a este lado, quizás la haya visto. No te vayas sin preguntarle». 

Cargando editor
25/05/2021, 01:00
Peter White

Al entrar en la extraña casa encantada sus sentidos se sintieron saturados de aquel olor embriagador de pasiones desatadas. En su vida había sentido algo así, pero, en ese instante, sintió que por fin había encontrado algo por lo que valía la pena estar muerto, su mente no entendía qué era aquello, pero las palabras de la puta le hicieron pensar que tal vez no era su cuerpo perfecto lo que ofrecía a los clientes.

Pareció ser el único que se sintió extasiado, pues sus compañeros pronto fueron al grano… - Esperad – dijo – ya que estamos aquí, a mi si que me gustaría experimentar algo. Lo cierto es que desde que he pasado a este lado no me he corrido una buena fiesta… echo de menos la música, bailar junto a otros cuerpos sudorosos, dejarme llevar por las sensaciones producidas por el alcohol y las drogas, libre de de inhibiciones. ¿Puedes ayudarnos con eso a mí y a mis amigos? A todos nos vendrá bien un poco de deiversión antes de hablar de Frank y sus problemas... – Pensó en el club mientras hablaba, y pensó también que eso era lo que le había matado, pero daría de nuevo su vida por volver a experimentarlo.

Cargando editor
25/05/2021, 02:44
Juno

La mujer sonríe y se encoge de hombros. —Soy amiga de todos. De vosotros si queréis— dice guiñándole el ojo a Leah. —¿Quiénes soís? ¿Sus padres? Preguntadle a él.— comenta encogiéndose de hombros, pero la última pregunta del antaño sargento hacen que su sonrisa se vuelva más fría hacia Eric. —Estar sólo nunca es seguro de este lado.— le responde secamente y no parece muy dispuesta a dar más detalles. Luego mira a Peter.

—Lamento darte la noticia así, guapo, pero estamos muertos. No sudamos, ni nos emborrachamos o nos drogamos. Pero si lo que quieres es disfrutar, puedo hacer que lo desees como cuando estábais vivos. Lo que hagáis luego de eso depende de vosotros.— dice recostándose contra la pared, y en silencio, parece meditar sus palabras un instante. —Vaya que estáis verdes. Pero no importa, ¿no os juzgo eh? Me gustan sin experiencia, vírgenes, si lo queréis— dice sonriendo felinamente. Su voz es una extraña mezcla entre melosería y cierta experiencia oculta en lo que parecía una fachada de amabilidad.

—Ahora... está el asunto de cómo vais a pagar, claro está.— y esta vez su mirada se detuvo en Doug durante varios segundos. Era difícil de leer, pero estaba claro que al igual que vosotros, ella también ocultaba lo que en realidad estaba pensando.

- Tiradas (1)
Cargando editor
25/05/2021, 20:01
Doug Gibson

«Su puta madre. Dios los cría, y ellos se juntan». Peter no dejaba pasar una oportunidad, estaba claro, y Leah... Leah parecía tan fuera de lugar al lado de Juno que daba hasta pena verla. Doug se dio cuenta de que la chica, de un día para otro, había muerto y resucitado rodeada de lo peorcito de la sociedad, de escoria de la peor calaña como él. «Vaya palo», pensó, en un alarde de empatía. ¿Es que los de su clase iban todos directos al cielo? ¿Por qué estaba ella allí, entonces? Fuera como fuera, le jodía reconocerlo, pero al menos Eric iba a pincho. Él, por su parte, seguía emperrado en permanecer en segundo plano. No era muy bueno hablando, y prefería no pegar a mujeres. 

La mirada que Juno le dedicó cuando habló del pago no le pasó desapercibida, sino que le hizo sentir incómodo y sucio. Encabronado, empezó a husmear él mismo por el tugurio, solo por confirmar que estaba realmente sola. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Percepción + Alerta por si procede

Cargando editor
25/05/2021, 23:32
Eric Kutner

Eric resopló. Le caía bien Peter, pero ahí se había colado. No era el momento.

—No —se limitó a espetarle con sequedad — Estamos currando.

Miró a Juno seriamente, y avanzó un paso hacia ella.

—Tienes razón: somos novatos aquí. La última mierda, los que no tienen ni puta idea de nada. La clase de pringaos a la que mandan como carne de cañón cuando llegan nuevos a un sitio, porque no les importa ponerlo todo patas arriba. Los gilipollas que entran como elefantes en una cacharrería jodiéndolo todo a su paso hasta que alguien les jode a ellos.

Volvió a mirar a su alrededor.

—Mira, esto es fácil: cuanto antes nos pierdas de vista, mejor para ti. Sólo tienes que estirar el dedo, señalar en una dirección, y nos iremos a joder a otro. Al final meteremos la pata, y no vas a querer estar cerca del ventilador cuando alguien se ponga a cagar encima de las aspas. Tú misma.

Hizo el gesto de llevarse las manos a los bolsillos, y se encogió de hombros sonriendo.

—Entre los cuatro no juntamos un puto óbolo: no tenemos ni mierda en las tripas, cariño; no nos dejaron traernos el plan de pensiones. Pon tú un precio. Uno que podamos pagar, ahora o más adelante, y podremos hacer un trato.

Cargando editor
26/05/2021, 09:07
Leah Veilchenduft

Cuando me guiña un ojo, no sé bien como reaccionar y acabo apartando la vista como si no hubiera estado mirando, aunque evidentemente, lo estaba haciendo. Me quedo escuchando lo que va diciendo la señora, y mis ojos terminan por buscar a alguien más cuando nos avisa de los peligros que entraña la soledad.

Ni sudar ni emborracharse, tampoco drogarse. No sé, no son precisamente las cosas que echaré de menos. Ahora solo echo de menos mi cama, leer un poco y jugar un rato a la consola. Tampoco sé a qué se refiere exactamente con hacer que deseemos, pero lo que sí me queda claro es que quiere dinero. No hace falta morirse para darse cuenta de que todo funciona con dinero, siempre ha sido así. De la misma forma que en el mercado aquí vuelven a perdirlo, así que voy a girarme para marchar cuando decide intervenir el policía. Alzo una ceja ante su intervención, para mí tan convincente que procuraría poner tierra de por medio para que me dejara en paz.

Al final creo que habría merecido la pena seguir el otro plan, aquí no pinto nada y todo empieza a coger unos tintes a película chunga de mafiosos; y es que mirando bien a mis compañeros, tienen todas las pintas, el policía chungo, el matón enorme y el señor que aun no soy capaz de catalogar bien.

No digo nada, y tampoco me atrevo. No creo ser capaz de aportar nada en esta situación que para mí se está volviendo demasiado incómoda.

- Tiradas (1)
Cargando editor
27/05/2021, 00:35
Peter White

¿Que puede hacer que desee disfrutar? Pues menuda decepción, pensó Peter, si ya lo estaba deseando. Había malinterpretado sus palabras, pensaba que podía hacerles experimentar esas sensaciones, de algún modo… Aun así, tenía curiosidad por lo que podía hacer, si otros fantasmas pagaban por ello tenía que ser bueno. Pero la autoridad habló, cortando toda posibilidad de diversión.

Miró a Juno, encogiéndose de hombros – Otra vez será preciosa, el curro es el curro, esta vez sólo necesitamos información – y ya vendré yo solito a ver qué puedes ofrecer, se dijo a sí mismo - ¿Puedes ayudarnos a encontrar a Frank?

Cargando editor
27/05/2021, 05:36
Juno

La mujer no se mostró muy impresionada. —¿Y qué clase de profesional sería yo si voy por ahí revelando cosas de mis clientes al primero que entre por la puerta con mala actitud? Te daré un consejo y te lo daré gratis: lo que sea que hayas hecho en vida, no vale una mierda este lado.— y luego estira la mano para concentrarse en Doug un instante.

—Os diré qué, decidme lo que realmente deséais y a cambio...— dice señalando al ex-convicto. —Estoy necesitando a alguien que me cuide la espalda una o dos semanas. Alguien con tu cara de pocos amigos, cariño. En principio para sacudirme pesados como tu amigo...— dice señalando a Eric sin mirarlo. —Pero en especial para caminar por el barrio. Últimamente las cosas se han puesto más difíciles y prefiero estar bien acompañada cuando vaya por la calle. Lo último que quisiera es perder mi rostro...— dice y su expresión demuestra genuina preocupación al hacer este último comentario —En fin, que no todo se paga en Obolos, queridos.— añade encogiéndose de hombros, como si fuera la cosa más natural del mundo.

—Ahora, si lo único que queréis en la muerte es encontrar a Frank, es una lástima. Siempre podemos arreglar algo más.— y se queda repasando a cada uno. —Dejad esas caras largas. Proveo un servicio a la comunidad: ayudo a aclarar la mente y satisfacer deseos. No todo tiene que ver con sexo, aunque admito que la mitad de mis trabajos tienen que ver con eso. Puedo daros una muestra de mis habilidades. Sin costo adicional, por cuenta mía. ¿Algún voluntario?— pregunta, invitando al resto por encima de Eric.

Notas de juego

Actualmente la actitud de Juno es neutral y vuestra primera impresión no ayuda en nada. Podéis intentar ablandarla, pero requiere de tiempo (que no tenéis). Sin embargo, podéis negociar con ella dentro de los términos que os ha expuesto, y os dejaría tirar de acuerdo a lo que queráis pedirle. Básicamente tenéis una limitada ventana dentro de una relación "profesional" para lograr que haga algo por vosotros.