Partida Rol por web

Ya habían pasado unos días desde que Sumner Tilverton, el padre de Aryan y Señor de la Casa Tilverton, había partido juntamente con Ser Roderick, su hermano y tío de la chica. El día después del combate Aryan estuvo la mayor parte del tiempo con su primo Jon, quien por orden del maestre Willen estaba en sus aposentos descansando. Realmente su salud no era para nada grave, tenía algunos moratones en el torso, pero la recuperación era rápida gracias a las atenciones del maestre.

Jon estuvo dos días en cama, acompañado por Aryan, Darina y en breves momentos por William, quien tenía unos días de lo más atareados organizando diferentes reuniones con los hombres de más confianza que formaban el pequeño consejo de su padre. Aryan se imaginaba lo que debían tratar, puesto que ella últimamente también le preocupaba lo mismo: los montañeses. Habían dicho que dirían algo, al parecer como clan tenían que decidir si emprender esta via, unir fuerzas con una casa noble, o no, pero ya hacía al menos cuatro o cinco días que no daban señales de vida.

Aryan estaba con Darina esa mañana quién muy pacientemente le estaba enseñando a coser.

Aryan no daba una segunda puntada cuando ya estaba levantándose de su silla... No puedo entenderlo, no tenemos noticias, estoy comenzando a preocuparme. dijo sin pensar, tal como hervía su pensamiento en su cabeza salía por su boca. Ni de mi padre ni de nadie... Por un momento se dio cuenta que quizás su prima también habia esperado noticias que no llegarían nunca y se sintió mal por ello. Bueno, pues... no supo bien qué decir.

Volvió a la silla y dio otra puntada completamente torcida, de nuevo se levantó, ¿Has visto qué rápido crece Nym? dijo acariciando al pequeño gatosombra que ronroneaba bajo sus manos. Se sentó en el suelo, algo que solía hacer frecuentemente sin importar dónde o con quién estuviera y comenzó a jugar con el cachorro, que ya tenía dientes afilados y ya levantaba más de tres palmos del suelo. Trató de cambiar de tema para que su prima no se entristeciera. ¿Todavía no sé si es una hembra o un macho? El Maestre me ha dicho que en breve podré saberlo. Además dice que ya puedo enseñarle trucos... ¿A qué tipo de trucos crees que se refiere? hablaba de nuevo sin pensar, así al menos se relajaba ella también. Mary, la hija del panadero dice que como mucho aprenderá a pedir su comida, pero Juls, el mozo de las cuadras que se encarga de los perros, dice que pueden aprender muchas más cosas, como a traer objetos y a defender a su amo... pero eso son los perros, ¿no crees? ¿Cómo un gatosombra de las montañas va a ponerse a traerme palos que le tire lejos? Hablaba sin parar, se notaba que estaba nerviosa, pues cuando lo estaba no dejaba de decir cosas sin pararse a respirar...

Darina sonrió débilmente a su prima y, observando como dejaba de coser, no pudo evitar un suspiro. Tampoco ella tenía la cabeza para eso... de hecho, no tenía la cabeza para nada en esos momentos. Dejó su labor a un lado y, por raro que pareciera, ella también se levantó de la silla y se sentó en el suelo al lado de Aryan, acariciando distraídamente al pequeño gatosombra.

- Supongo que puede aprender lo mismo que un perro, incluso más cosas... siempre que esté dispuesto a hacerte caso cuando intentes enseñárselo, claro - la miró con gravedad y se alejó del tema inocuo que había sacado su prima para evitar el que realmente le preocupaba -. Estarán bien, Aryan, tanto tu padre como el tío Roderick. ¿Seguro que William no ha recibido ninguna carta? Con el lío de los montañeses no sería extraño que la hubiera olvidado, sobretodo si no decía nada importante. En fin, supongo que de momento no lo sabremos, no hasta que no encuentre un rato libre. Y hablando de ratos libres, ya que no quieres ocupar el nuestro cosiendo, ¿qué quieres hacer?

Aryan sonreía mientras jugaba con el pequeño Nym, pero cuando su prima habló de su familia, su gesto se tornó serio. Sabía que estarían bien pero... algo le daba un mal presentimiento.

- ¿Qué!?!?!?! ¿Cómo podría olvidar decirme algo así? gritó nerviosa. Confiaba en su hermano y sabía que no podría hacer nada como eso, preocuparla por un olvido. Suspiró fuertemente.

Cuando su prima sugirió hacer otra cosa que el aburrido bordado, la cara de Aryan fue algo más que una simple victoria.

- Entrenar... ¡por supuesto! Es lo mejor en estos casos, descargar toda la impotencia con un buen choque de espadas. Te enseñaré a luchar prima, así podrás defenderte. se levantó como un rayo y tirando del brazo de su prima, prácticamente la arrastró fuera de la estancia.
 

Cita:

- A mi padre no le gustaría que hiciera eso -  en los últimos días, entre la preocupación y el dolor, había empezado a darse cuenta de que hasta ese momento, todo lo que había hecho era lo que sus padres esperaban de ella o querían. Y ahora que no estaban, no podía dejar de preguntarse que es lo que dirían ante cada cosa que hacía la chica. En cierta manera, se sentía sin guía -. ¿Por qué no salimos a dar un paseo? - repuso, dejándose arrastrar por Aryan.

A pesar de sus sentimientos o precisamente por ellos, Darina se había volcado más en Aryan, apoyándose en la vitalidad y calidez habituales de su prima para seguir adelante.

Aryan hizo un sonido raro con la boca, esos que Darina le reprochaba, ya que iba a proferir varias quejas burlescas a la idea del paseo, pero por respeto y cariño hacia su prima, se contuvo, creando un sonido extraño con la lengua.

- Brrgjrjrrr... Aryan suspiró. Fusssssssshhhhhh. Se paró en seco y tiró de su prima por el pasillo en el sentido contrario. Vale, Darina, un paseo, pero vayamos a fuera del castillo, que aquí dentro es muy aburrido. Iba a proponer que fuera a caballo, pero comprendió que no sería lo mismo que cabalgar con su hermano, además de que se negaría en redondo por ser más peligroso.

- Como quieras, Aryan - a pesar de todo, Darina esbozó una genuina sonrisa, provocada por el carácter de su prima-. Podemos aprovechar y hablar un poco con la gente, ¿no? Supongo que estarán preocupados, pues se han visto en unos días sin su lord, con noticias de otras Casas siendo destruidas por clanes - la chica hizo una pequeña pausa, intentando que el nudo que se había formado en su garganta desapareciera antes de continuar -, de repente un clan de montañeses invadió su territorio, Jon se peleó con uno de ellos y se marcharon... en fin, ¿cuánto pueden saber del asunto mas que rumores que probablemente hayan variado mucho de la versión real? Yo estaría asustada.

Las dos salieron fuera del castillo y en ese momento se encontraron con el mozo de cuadras que se encargaba de los caballos y buen amigo de la infancia de Aryan, Brian Piedra. Este llevaba dos caballos cogidos por las riendas hacia los establos cuando vio a las chicas. Ató los caballos a un poste de madera y en seguida hizo una leve reverencia hacia Aryan y Darina.

- Mi ladys, es un placer.- Brian era un chico de unos dieciocho años de edad, era alto como Jon y siempre llevaba su cabello rubio enmarañado. No era de un atractivo físico imponente, pero parte de esto era quizás porque no cuidaba su aspecto. Aryan siempre había creído que con un corte de pelo y con atuendos de noble, Brian cambiaría radicalmente. Se sabía que era el hijo de algun noble menor, algún caballero vasallo de su padre, y éste, cuya identidad era un misterio, había tratado que su hijo no le faltase trabajo. Si algo se podía decir a favor de Brian Piedra era que trabajaba y servía lealmente a la Casa Tilverton y a su gente. - Aryan...hacía tiempo que no te veía...has cambiado...estás más...guapa - dijo sonrojándose un tanto.

Aryan escuchaba a su prima mientras salían del castillo, cuando alguien las interrumpió. Era Brian, el mozo de cuadras y un amigo de la joven.

- ¡BRIAN! dijo feliz de verle, por alguna razón no habían podido hablar desde hacía algún tiempo, seguramente desde que llegara su prima a estar con ella. Aryan dio un saltito y se abrazó con el joven. ¿Qué dices si apenas hace nada que nos vimos? No he cambiado nada, y tú estás igual. Haz el favor de cortarte el pelo de una vez, dijo riendo mientra se lo revolvía con las manos.

La chica se debatió un momento entre sus deberes como dama de compañía y la ansiedad de que su prima se enfadara con ella. Por desgracia para las dos, ganó la primera. Tras un carraspeo incómodo se acercó a Aryan y la cogió de un brazo con firmeza para separarla de su amigo, aunque intentando no ser brusca.

- Por favor- dijo dirigiéndole una mirada significativa. O esperaba que lo fuera, ya que expresaba la censura suficiente... aunque quizás era más súplica muda de que le hiciera caso sin discutir que otra cosa - Buenos días, Brian.

Aunque Darina esbozó una mueca de disculpa dirigida al chico, nadie podría saber a que se debía, si al hecho de haberles separado o al comportamiento de su prima.

Brian se sonrojó y miró alrededor cuando Aryan se lanzó sobre él para abrazarlo, por fortuna fue su prima Darina la que interrumpió la escena. Realmente ella no había cambiado ni un ápice, siempre tan jovial y alegre. Es cierto que en diferentes circumstancias sus caminos se habían cruzado, él a veces se hacía cargo del bello corcel de la chica, pero hacía tiempo que no se cruzaban a solas y aún más que no la veía como años atrás, con su sonrisa despreocupada. Eso era una de las cosas que le gustaban más de ella, siempre había hecho caso omiso de las habladurías de la gente y del hecho que él fuese un bastardo. La había llegado a querer, aunque no sabía hasta que punto. La realidad era dura como las piedras de las Montañas de la Luna, se podían dejar a un lado del camino, pero no por ello eran menos duras o menos reales.

Brian se toco el pelo con la mano.

- Si..seguramente tienes razón. Sabes? Voy a entrar a servir como escudero en cuando tu tí...digo Ser Roderick Tilverton regrese juntamente con Lord Sumner Tilverton y su guardia. Pero no quiero retrasaros...¿queréis dos caballos?

Aryan sonrió divertida cuando su prima la separó, aunque no se percató de la riña hasta que vio su mirada.

- ¡Oh venga! ¡Es mi amigo! ¿Verdad Brian? dijo a modo de disculpa, aunque su mirada lucía orgullosa, y su sonrisa quitaba hierro al asunto.

Entonces, el joven dijo algo que la alegró todavía más... ¿En serio? Eso es genial, lo que siempre habías soñado, hizo un amago de darle otro abrazo pero dada la situación no quería que su prima se quejara de nuevo, así que simplemente le dio un leve empujón en un hombro, gesto completamente de chicos, que solía hacerse con su hermano.

- Tranquilo, no íbamos a coger a los caballos hoy, ¿por qué no te vienes con nosotras? Vamos a dar un paseo, así me cuentas cómo ha surgido lo de ser escudero...

En ese momento Nym se revolvió entre las faldas de Aryan, reclamando atención.

- ¡Oh! y no te he presentado a Nym, ¡mira! dijo cogiendo su mano y atrayendo al chico a que se agachara a ver al gatosombra desde más cerda. Lo encontré en las montañas, es mi mascota, se llama Nym. dijo sonriente. Esta vez tenía la cara de Brian muy cerca y pudo percatarse de que era más apuesto de lo que recordaba, además que tenía algo de barba, lo que le confería un aspecto mucho más maduro. Aquello le agradó mucho, y al contrario de lo que sería normal, que se ruborizara y se pusiera tímida, hizo y pensó lo contrario. ¡Vaya sí que has cambiado! ¡Estás mucho más apuesto!

La chica rechinó los dientes con frustración, gesto poco típico de una dama, pero no pudo evitarlo. ¡Su prima ni siquiera intentaba comportarse como debía! Y cada vez veía más claro que sus reproches harían poca mella en Aryan. Claro, que ella tampoco es que tuviera ganas de imponerse, seguía teniendo ganas de encerrarse en su habitación a llorar, pero al menos se esforzaba.

- Da igual, podemos ir a caballo. Voy a buscar a mi poni, ahora vuelvo. Vosotros seguid aquí... a lo vuestro.

- Lady Darina- dijo Brian.- permitid que os acompañe, puesto que me encargué personalmente de vuestro poni. Aryan, quizás sea mejor que vayáis las dos solas, ya hablaremos en otra ocasión.

- Da igual, Brian, de verdad. Puedes venir, no pasa nada - Darina intentó retractarse, pues al fin y al cabo, no tenía nada contra el pobre chico -. Lady Aryan también lo prefiere así, ya ves. Me temo que debemos obedecer - la chica miró con serenidad a su prima, con los ojos brillantes, sin dejar traslucir si bromeaba o hablaba en serio con su último comentario.

Aryan se quedó sorprendida ante las últimas palabras de su prima, no supo muy bien a qué se refería, pero de corazón se enfadó por lo que representaban.

- Yo no os doy órdenes, puede que sea hija de la Casa, pero soy vuestra amiga, nunca os daría órdenes, y menos ahora así... para un simple paseo... por un momento se notó que era un tema que le dolía profundamente.

- Será mejor que dejemos el paseo para otro momento, dijo a modo de disculpa, mientras daba una patadita a Nym y se iba rumbo a una de las murallas del recinto que rodeaba al castillo.

Darina se quedó mirando a su prima con una expresión indescriptible en su mirada, hasta que, abandonando todo decoro, salió corriendo en su dirección.

-¡Aryan! - cuando la alcanzó, tuvo que hacerla parar hasta recuperar la respiración - Lo siento mucho, la verdad es que el comentario iba más dirigido a que Brian aceptara sin discutir que hacia ti, pero ha estado fuera de lugar, lo siento. Sé que no estoy actuando de forma correcta contigo últimamente y lo siento mucho, yo...- se interrumpió, intentando poner cierto orden en el caos que últimamente era su cabeza, aunque sin éxito-, simplemente lo siento.

El rostro de Aryan no era el de siempre, parecía realmente dolida, sin embargo, sonrió algo tristemente y dijo: Tranquila, no pasa nada, pero por favor, no me pidas que dé órdenes a mis amigos, ya tengo que hacerlo con el resto de sirvientes o vasallos, dame un margen o terminaré odiando todo esto.

Se quedó preocupada por Brian, pero no tenía sentido volver ahora, así que decidió que le enviaría un mensaje con alguno de los sirvientes.

- Demos ese paseo por la casa, ¿vale? Ya no tenía sentido coger los caballos... no estaba de humor. Tal vez así viera a su hermano y pudiera contarle algo más.

- Claro - se apresuró a contestar Darina.

Ella no quería que su prima le odiase, pero tampoco sabía como combinar eso con su deber de dama de compañía. Se quedó un rato pensativa, caminando detrás de Aryan, evaluándola con la mirada. Siempre había sabido que la chica rechazaba ese tipo de deferencia o de formalidades hacia ella, pero le había parecido más una rebeldía que algo que rechazara por principios. Ahora se daba cuenta que no era así. O que al menos en la actualidad ya no. Volvió a suspirar cargada de remordimientos. No había querido hacerle daño en ningún momento, era lo último que quería, sobretodo ahora, que su cariño era lo único que la mantenía a flote, dadas las circunstancias actuales. Aunque, mirando fijamente a su prima, se dio cuenta de que ella también la necesitaba más que nunca. Su entrecejo fruncido en señal de permanente preocupación era una clara señal de ello. Y se dio cuenta de que no necesitaba apoyo de una dama de compañía, si no de su amiga. En dos zancadas, se apresuró a plantarse delante de Aryan y la miró fijamente a los ojos.

- De verdad que lo siento -dijo aceleradamente -. Y no es excusa que yo esté bien o esté mal. Sé que no quieres que sea tu dama de compañía y lo entiendo, aunque los demás quieren que lo sea. Pero tú no y me doy cuenta que yo tampoco. Porque no quiero que nada así estropee nuestra amistad. Sigo creyendo que deberías aprender a comportarte pero... creo que también entiendo que todo tiene su momento y su lugar. Si quieres y me dejas, puedo seguir enseñándote a actuar de forma educada en situaciones que así lo exijan, pero como amiga, y sólo si tu quieres.