Partida Rol por web

-Vaya tiene buen olfato señorita - dijo cuando mencionabas lo de la bollería, entonces se puso a escribir en una libretilla lo que pedías y al final sonrió - Vaya, si que hay hambre esta mañana. Un desayuno completo con sorpresa de bollería para la señorita, marchando. - Tras decir aquello se giró para la cocina a ponerse a hacerlo.

Pero aunque estuvieras muy tranquila y pensativa sobre todo aquellos chicos que había en la cafetería mirandote tras haber pedido el desayuno, esa tranquilidad se vino abajo cuando escuchaste como alguien recibía un empujon. No solo lo escuchaste, el empujón fue en dirección a tu mesa y el chico se apoyó contra una de las sillas arrastrandola y dandose un golpe en la rodilla al tocar el tope de la mesa - Au, au, au, au - Se quejaba por lo bajo hasta llegar a verte.

Entonces como si de una cuerda se tratase, se tensó y empezó a ponerse nervioso al verte - E-e-e-esto, l-lo siento, n-no era mi intención molestarte esto... o-osea que no quería tropezarme... pero yo... esto... Me llamo Mat, e-es decir mis amigos me llaman Mat y.... Lo siento de veras s-solo quería...  Es decir t-tu eres, Fae ¿Verdad? Y-yo quería pedirte... quiero decir d-decirte algo. S-si no e-es mucha molestia... - El chico estaba supercortado y apenas atinaba a decir una frase bien correctamente, por lo que toda la construcción de lo que había dicho sería un poco más clara si no se trabara tanto. Pero por suerte parecía mostrar algo de respeto, igual no era un fanatico pegajoso.

Al poco tiempo el camarero vino poniendo el café y el zumo en la mesa - Aquí tiene señorita - y entonces miró al chico y después a ti - ¿Le está molestando? - preguntó casi ofreciendose a quitartelo de encima. Era extraño que ocurriera eso en un bar ¿será la primera vez que ocurría que un chico y una chica desconocidos se apegan a hablar en ese bar?

Tras salir de tu casa fuiste directa hacia Central Park, donde habiais quedado Jack y tu. Las quedadas vuestras eran las tipicas que siempre haciais. Ibais a Central Park para pasear y desayunar en uno de sus puestecitos de la parte peatonal y luego andurreabais un poco por el parque.

Una vez allí te saludó - Menos mal que ya llegas Pam, de verdad me estabas preocupando. Pero bueno. ¿Que te pasó en la noche. ¿Los vecinos o las pesadillas? - rió un poco mientras andurreabais por el el principio del parque yendo hacia el primer puesto de cafe. Jack se pidió un simple cafe y un perrito. Sí siempre se pedía un perrito, era raro tan de mañana. Una vez hechos los pedidos andasteis un poco más a través del parque hasta llegar a una zona con bancos y cesped alrededor. Se sentó en un banco para así tomar el desayuno tranquilos.

Obviamente ibais a hablar de cosas en general de las terapias y entre esas cosas que hablaba él había una que hizo resaltar - Hey Pam. Hoy hay algo que celebrar ¿Y sabes? Me alegra que sea contigo. - Se acomodó un poco mejor en el banco y levantó el vaso de plastico de café - Hoy, hago seis meses que estoy limpio. Y todo gracias a ti. De verdad que muchas gracias Pam por todos estos meses que me has apoyado. - Entonces aproximó el vaso hacia ti para que brindaras con el.

La chica seguía cabreada y dando tumbos al suelo cuando entonces paraste y le llamaste la atención para que subiera - ¿En serio? - dijo confusa la chica y se acercó corriendo - ¿No está ocupado? ¿En serio puede llevarme? - La chica, impulsivamente le dió un abrazo a través de la ventanilla bajada de una forma un tanto alocada. - GRACIAS GRACIAS GRACIAS. No sabe como se lo agradezco de verás. - Tras ello dejó de abrazarle y subió al asiento trasero del coche dejando su maletin a un lado.

-En serio me ha salvado la vida, pensé que no llegaría nunca sin alguien que me llevara, y encima mi novio cortó conmigo hace un par de dias y por tanto me ha dejado tirada. Un taxi era mi único posible milagro y al ver el suyo pensaba que podría serlo pero bueno... luego vi el cartel y ahora me dice que me puede llevar. Realmente ha sido un milagro, o bueno... desde mi punto de vista un conjunto de casualidades. - Entonces la chica al fin calló después de haberte contado una breve historia de porque estaba allí sin preguntar si quiera si querías saberlo. - Uy perdone si desvario mucho, cuando me pongo nerviosa no suelo controlar y a veces no pienso lo que digo.

Justo después se dió cuenta de que no te dijo su destino. - Oh por cierto, que tonta soy. Necesito ir al Empire State Building. Oh y bueno me llamo Zoe. Muchas gracias por llevarme en serio. - Y la chica no paraba de hablar. Por lo menos sería una buena compañera de conversaciones hasta dejarla en el Empire State*

Respondo a su sonrisa con otra por mi parte.

Observo entonces cómo se acerca el joven. Mientras habla, le observo de arriba a abajo. Es mono, pero no sabe hablar. Pienso, con media sonrisilla al ver cómo ha sido casi avasallado por sus amigos, a los cuales observo alzando un poco la vista, tal vez merezcan un pequeño merecido. Voy a hablar, cuando el zumo y el café me devuelven un poco al mundo real.

Oh, no te preocupes -respondo enseguida, para mirar al chico-: sólo es un avecilla -le guiño un ojo-. O eso creo ¿te apetece una tila? Tal vez te ayude a atinar una frase completa.

Saco un poco la lengua, sigo de buen humor y generosa... y el chico ha demostrado ser mínimamente respetuoso, con lo cual le daré una oportunidad tanto de quedar bien con sus amigos como de que el que me ha atendido no lo eche a patadas. Pero sólo será una oportunidad.

Por un momento pensé que el corazón se me iba a salir por la boca, realmente aunque había intentado hacerme el valiente en mi situación estaba plenamente en desventaja ¿quién era yo frente a unos muchachos que no tenían nada que perder?¿que eran mayoría? Pero mi conciencia guío los actos y ahora tenía que defender las consecuencias.

Dejé caer el martillo al suelo y comprobé que mi pulso temblaba, temblaba de una manera antinatural ¿tan nervioso estaba?¿tan inútil era como para reaccionar así?

Mi corazón se conmovió cuando vi que la florista estaba bien. La intenté ayudar a incorporarse y recogí las cosas que se le habían caído al suelo.

- Encantado Srta. Rose, y no me de las gracias, he hecho lo que cualquier ciudadano haría en mi lugar - en el fondo sabía que no era verdad, pero nunca quise medallas en mi vida.

- La policía está aquí y lo mejor es que no se involucre demasiado en este asunto, no vaya a ser que esos pandilleros la tomen con usted, a mi ya me han "fichado", así que da lo mismo que me involucren - hice una leve pausa.

- Ah, y yo soy Phillip, aunque puedes llamarme Phil - sonreí aún nervioso.

-¡Buenos días, Sra. Ramírez! - Nathan pronunció el apellido de la mujer tan bien como sabía hacerlo un americano. Le caía bien la mujer, así que había cogido el teléfono rápidamente al ver su nombre en la pantalla. Mientras escuchaba lo que la mujer le estaba contando asentía levemente para sí mismo, como confirmándose lo que ya esperaba que le dijera la madre de los niños. - No se preocupe por nada, Sra. Ramírez. Yo me encargo de todo. No, no es molestia, no se preocupe. - le aseguró a la madre. Parecía desesperada... y a él no le importaba pasar un día más con los niños. - Quedamos en eso entonces, Sra. Ramírez. Mucha suerte con su trabajo.

Y así quedó decidido a qué dedicaría Nathan el resto del día.

Alzó el rostro cuando escuchó el teléfono, despertándose de golpe mientras se bajaba de un salto de la silla para ponerse al lado de su hermano, quien había atendido a la llamada.

- ¿Es mamá? ¿Mamá? ¡Mamá! Mamá, mamá, mamá.- Repitió una y otra vez revoloteando alrededor del pequeño cual palomita, dando saltitos para llegar al auricular, leyendo poco después en la pantalla “Papá”.- Es papá, lo acabo de ver. ¡Papaaaaaaaaaaaaa! – Gritó antes de que activara el manos libres, tirando de la camisa de Marcos, prácticamente divirtiéndose con aquél pequeño juego de chinchar a su hermano.- Hola papi, no estás en el día de las tortitas.- Su voz sonaba triste, bajando el tono y alargando las palabras. Se acercó al sofá más cercano al teléfono, quedándose de rodillas mientras apoyaba los codos en el posa brazos.- ¿Pero vendréis mañana? Mamá me tiene que ayudar con un trabajo del cole, me ha tocado ser Francia y necesito un disfraz, iba a hacerme uno.- Recordó el trabajo sobre ciudades que la profesora les había mandado y cómo la popular de la clase, Betty, quería ser Miami para que su mamá le hiciera un vestido con cocos. No podía dejar que la ganara esa rompe lápices.

Vaya! Que efusividad!

- Si claro.. suba.-

Sonreí intentando evitar una carcajada. Sentaba bien hacer algo altruista de vez en cuando. Ojala todos los clientes fueran así. No solo femeninos, claro. Aunque por otro lado, que me abrazase un tio gordo y sudoroso.. casi prefería que me diera las gracias y punto. En este caso, era agradable, hasta poder oler el perfume de la chica.

También parecía de las que hablaban mucho. Eso era bueno. Me gustaba escuchar a los demás. Sobre todo para ver opiniones distintas de cualquier tema. Luego, pensar y sopesarlas con mis propias ideas. No todo el mundo tiene porqué tener razón y no todos pueden estar equivocados.

-Vaya, así que un mal día. - Pregunté poniendo el coche en marcha y subiendo la "banderita2 que accionaba el mecanismo que indicaba el contador del taxímetro.- Tranquila ¿Zoe?- Pregunté casi mas por descubrir si realmente podía lalmrla a si o prefería un trato menos cordial - Todos tenemos derecho a sentirnos nerviosos de vez en cuando, y además, hablar es una buena forma. - Encaminé la ruta al Empire.- En mi país existe una cosa que se llama " las siete piedras del demonio". Dicen que solo se necesitan 7 piedras para alejarle. Y por demonio bien puede ser una situación incómoda o simplemente tener miedo. - Me giré levemente para mirarla de reojo a través del asiento acolchado- Y por piedras bien pueden ser palabras, gritos... o lo que sea. Así que.. por mi no se corte y hable lo que quiera.

Me giré mirando a la carretera y giré en dirección a la calle principal. El Empire no estaba lejos, pero habría que callejear un poco para saltarse el tráfico y que la chica no llegara tarde.

- Y no se preocupe.. su novio se lo pierde.- Mire por el retrovisor de manera cómplice.-oh, exnovio...- corregí con una media risilla.

- Agujetas. - Miente - El dolor no me dejaba dormir.

No quería preocuparlo. Ver su expresión animada y comenzar a hablar de los temas de rutina fue como meter los pies en el agua fría del mar después de una larga caminata. Le gustaban aquellos encuentros. Le hacían sentir útil, que podía ayudar a alguien aunque su vida fuese un completo desastre desde hace años.

Al ver su perrito sonríe. Era como parte del ritual en aquellos encuentros, pero para ella era demasiado. Un bollo o cualquier otro puñado de cabohidratos bastaba para acompañar su café.

Lo que no se esperaba era aquella buena noticia. Debería haberse alegrado más, pero lo primero que sintió fue el aguijonazo de la culpa. Ella no había estado a la altura de las expectativas ¿por qué él si? Sintió cómo los ojos se le humedecían y se esforzó en sonreír.

- ¿Ya han pasado seis meses? No me lo puedo creer... parece que fe ayer cuando nos vimos por primera vez ¿Te acuerdas? Llevabas aquella bufanda a rayas, y apenas dijiste cuatro palabras. Me costó todo mi repertorio de chistes malos sacarte la primera sonrisa - Acompaña al gesto con tu café, brindando en aquella humilde celebración su inmenso éxito - Me alegro tantísimo por tí... Eres un luchador. Y vas a salir adelante.

Pero el mérito no es mío, sino tuyo. La fuerza que has demostrado es tuya, enteramente tuya. Yo solo te lo he recordado.

 -Oh, no no no no, yo no estaba... - Atino decir el chico al camarero antes de que respondieras por él, ante lo cual te miró confundido y reaccionó ante tu pregunta - ¿Qué? Y-yo, no no. Ya he desayunado e-en verdad... - torpemente se dió con la mano en la frente y reaccionó respirando profundamente tratando de calmarse - P-perdona yo... n-no suelo ponerme nerviosos a-al hablar con... la gente - iba a decir otra cosa, eso seguro.

Tras esa frase se rascó la nuca mirando para otro lado y respiraba hondo de nuevo para tratar de calmarse un poco más - Y-yo... quería decirte... t-tu canal, me encanta. E-es decir, soy un seguidor tuyo y... t-tu contenido es genial. Sobre todo por la forma que explicas y que seas tan buena con los detalles tecnicos y cientificos, no he visto a otro explicar mejor y vivamente como a ti, salvo a un profesor de matematicas europeo... Oh, y sobre todo el motivo por el que haces tanto es... impresionante yo... - Y cuando atino a centrar su mirada en ti, de nuevo vino el tartamudeo.

-Y-yo solo quería poder f-felicitarte... t-tu trabajo digo, e-en persona... Y-ya no te molesto más, c-creo que es mejor que... v-vuelva a mi sitio - comentó con una sonrisa nerviosa mientras señalaba al grupo de amigos con los que estaba, los cuales al ser señalados sonrieron saludando y uno puso una pose como queriendo decir "que huevos tio" con los dos pulgares arriba y una cara seria.

Rose sonrió a la respuesta de sus gracias negando ante tu respuesta para luego decir - No todos en esta ciudad son tan valientes. Y deje, deje, no se preocupe. Tendré que replantar las que no hayan quedado machacadas o pueda rehabilitarlas. Espero recuperar algunas. - Fue entonces que se arrodilló en el suelo con un tiesto nuevo, poniendo la tierra con sus flores algunas machacadas otras no tanto en el. Parecía ser suficiente solo con uno.

Realmente te miraba con un deje de admiración cuando seguías protegiendola. Fue entonces que rió de nuevo y asintió esta vez - Entendido, trataré de no meterme, aunque bueno creo que ya ha visto que soy de las que se meten en problemas sola - rió un poco para quitar un poco de hierro a aquel asunto. Aunque mientras las risas de la chica seguían, escuchaste como la sirena de la policía se acercaba más y más, pero, no cesaba su velocidad. Atravesó la carretera donde teniais vuestras tiendas y continuó en otra dirección. Seguidamente lo hicieron dos pares de motos de la policía de las cuales una se quedó en la calle bajando de ella. Tras hacerlo fue una a una de las tiendas dando lo que posiblemente era un pequeño aviso.

-¿Qué ocurrírá? - Preguntó la joven cuando el policía ya se estaba acercando a vosotros

-Por favor señores cierren sus negocios inmediatamente y vayansé lo más lejos de aquí posible. - El policía parecía exaltado, pero no decía la razón por la cual lo estaba u os obligaba a hacer aquello.

-De verdad muchisimas gracias Nathan. Ya he perdido la cuenta de las veces que nos has salvado de una urgencia así. Le diremos a Marcos que te esperen en la puerta del colegio. De verdad muchas gracias. - Tras ello colgasteis la llamada.

Otro día más ocupado, pero bueno, a fin de cuentas no era hasta después de clases así que podrías desenvolverte en la universidad tranquilamente con tus compañeros por la mañana. El metro fue rápido y a pesar de que normalmente solía llenarse de gente, esta vez podías notar algo más de espacio, pero no algo de mejor olor. Por suerte el viaje fue corto y la tortura leve.

Ya en la universidad apenas si era la hora de empezar la primera clase cuando te encontraste a una de tus compañeras sentada dentro del aula. El resto, no estaba. Alzó la mirada hacia ti quitandose uno de los cascos que llevaba puesto y sonrió - Vaya, menos mal no soy la única que ha llegado. Dime al menos que no nos hemos equivocado de clase, porque aquí no hay ni una hormiga, y mira que suelo estar acostumbrada al jaleo matutino que provocan los ruidosos de nuestra clase.

Entonces se dió cuenta de que llevaba un rato hablandose como si te conociera normalmente cuando... "pluc" su cara cambió al mirarte de nuevo de arriba a abajo, como confundida - Eh... ¿Por cierto tu eras? - Si realmente no se acordaba de ti, había dos opciones habiles, o no era de las que se juntaban contigo, o era una de las marginadas de la clase.

-Hola mi pequeña Abril - dijo vuestro padre a través del auricular riendo al verse sorprendido por la voz de la pequeña - No te preocupes, el día de tortitas no se ha perdido, mañana os haré una montaña de tortitas ya lo verás. Y no te preocupes, mama te ayudará con ese trabajo, dice que no piensa trabajar mañana por nada del mundo, que se dedicará solo a ti y ayudarte. Y además yo podré ayudaros con los deberes de ambos, que espero que los tengais hechos para clase. - dijo recriminando a voz alzada como sabiendo que alguno de los dos se hubiera escaqueado.

-Bueno, ya lo sabeis, id directos al colegio, sed bueno, haced caso a los profesores y no os metais en ningún lio ¿Entendido? Y Nathan os recogerá cuando salgais, así que tendreis que esperarle en la puerta del colegio. Ahora tengo que dejaros que debemos terminar el trabajo cuanto antes. Os queremos. Hasta mañana hijos. - Y tras escuchar vuestra despedida colgó.

Sin duda tenían prisa, probablemente para cumplir la promesa de volver al día siguiente, y al igual que le día avanzaba, vosotros también debiais de hacerlo, tanto desayunando como cogiendo las cosas.*

Una vez ya en la calle camino para el colegio, el camino no era muy largo pero pasabais por algunos sitios con poca gente, aunque si con algunos otros niños, en especial un grupito de cuatro niños que se estaban metiendo con otros dos, un niño y una niña. Justo acababan de empujar a uno de los dos al suelo y la otra corrió a ver si estaba bien mirando con ojos temerosos a los abusones. Sin embargo el niño miraba con enfado a aquellos abusones.

 Zoe rió cuando trataste de tranquilizarla y se vió sorprendida cuando le explicaste aquello de las 7 piedras del demonio - Si bueno... supongo que mi demonio es el tiempo, por eso me he puesto nerviosa. Y supongo que mi piedra ha sido usted al recogerme - sonrió muy sincera y simpaticamente - Perdone si no le entendí bien lo de las piedras, soy atea, aunque valoro cualquier cultura como la que más pero... bueno para mi todo lo que tenga una base cientifica es más real que algo que no es posible demostrar - dijo mirando al techo del taxi.

De nuevo decía cosas sin necesidad de preguntar. - Es más odio a las personas escepticas que son incapaces de ver lo que tienen delante de sus narices... aunque bueno quizás con el tema de mi novio eso me convierte en una... Eso o que me distraje demasiado. No creo que vuelva ya que bueno... me engañaba con otra y encima tuvo los jodidos huevos de echarme a mi la culpa. - Resopló haciendo sonar sus labios mientras se cruzaba de brazos y miraba por la ventana.

-Lo peor de todo es que no es la primera vez que me pasa. Si no fuera porque no me gusta me hubiera hecho lesbiana hace mucho. - De nuevo otro suspiro - Pero bueno, no quiero amargarle con mi vida, digame ¿Qué es de usted? Siempre he encontrado muy intrigante la vida secreta de los taxistas. ¿Qué hace usted cuando no está en el corcel dorado y negro ayudando a las personas a llegar a su destino? - Si bien parecía que era cientifica con lo que había dicho, entre lo que hablaba y lo que decía parecía una artista en lugar de una cientifica.

Rió cuando empezasteis a rememorar el primer día de vuestro encuentro, aunque la cambia se le tornó distinta a la tuya cuando recordabas los chistes malos - Sí... lo recuerdo. Creo que fuiste la primera que me hizo olvidar por unos minutos las ganas que tenía de meterme algo. - dijo frivolamente y directo, pero casi automaticamente negó con la cabeza. - Aunque sí, realmente si no fuera gracias a ti aquel día hubiera pasado desapercibido. - No obstante cuando se sorprendió ante tus palabras cuando te quitaste merito

-Bueno, te agradezco que me veas con esa fuerza aunque... - Agarró el café con ambas manos bordeando la boca con sendos pulgares - Realmente creo que sino hubiera sido por ti, no hubiera aguantado ni el primer mes. Es decir, no quiero quitarle merito al resto, ya que me han ayudado de una u otra forma a sobrellevarlo... pero tu eres la que más me ha apoyado, la que siempre ha estado allí en mis peores momentos evitando que me pinchara cualquier mierda, incluso a día de hoy

Entonces te miró a la cara, a los ojos más bien y te siguió diciendo - Es mi voluntad, si, y lo sé. Pero tu has sido mi modelo a seguir para estar limpio. Muchas gracias por estar ahí cuando más lo necesitaba. - con una sincera sonrisa. Después se llevó la mano a la nuca como pensando que acababa de convertir un momento bonito en uno incomo - B-bueno ¿seguimos nuestro camino por el parque?

Bueno, mi recomendación médica ya la tienes -bromeo, refiriendo a que tome una tila debido a su nerviosismo-. Y estaba pensando -mirada y tono traviesos- que tal vez... si este avecilla tuviese nombre... querría sacarse una selfie, para el blog.

Les lanzo una mirada un tanto desafiante a los chicos que le acompañan y que parecen animarlo a hacer algo que evidentemente le incomoda, pero que por el contrario a mí me está resultando particularmente entretenido. Cojo el móvil y le doy dos vueltas. Al menos parecía que el chico sabía y se informaba de ciencia, lo cual era otro plus. El chico se alejaba cada vez más de ser un moscón y se acercaba a ser el público que me gustaba, de hecho probablemente supiese más que yo, que al fin y al cabo era una sencilla amateur venida a más por los medios. Era una pena no haber hablado un poco de matemáticas, era un mundo del que me quedaba bastante por aprender.

Tanto si acepta como si no -requisito indispensable: darme su nombre- tomaré el desayuno y le pediré al camarero un momento para hacerle unas preguntas, móvil en mano.

-Nathan. Nathan Anderson. - respondió el chico, sonriendo a su compañera. Ella no parecía reconocerlo, pero a él sí que le sonaba haber visto su cara antes por el campus. Tenía buena memoria para las caras. Nathan dejó la mochila en uno de los asientos y miró a su alrededor. Era cierto, no había nadie. - Que yo sepa, la clase es aquí, y no me ha llegado ningún aviso de que haya sido suspendida. - comentó, pero aún así sacó su móvil y buscó alguna clase de notificación. - Voy a comprobarlo por si acaso.

Al comprobar a la velocidad que se desplazaba la policía no dudé en pensar que se trataba de algún tipo de robo o asalto a gran escala y que iban a interceptarlos. Era una lástima que aquella impresión pasó a segundo plano cuando realmente lo que estaban haciendo era dar una señal de... ¿Evacuación?

- Iba a pedirte asesoramiento para comprarle unas flores a mi mujer pero acabo de quedarme helado ante este aviso tan repentino de la policía - miré directamente a los ojos de Rose.

- ¿Será un aviso por tornado? Aunque no recuerdo haber visto nada en las noticias al respecto... tampoco huele a humo... - empecé a ponerme nervioso.

- Espero que no sea una alerta por terrorismo, esas cosas me dan miedo... - confesé algo tímido, pero era la realidad.

- Será mejor que hagamos caso, cierra el negocio, yo haré el mío. Volvamos a nuestras casas y pongamos las noticias, quizás averigüemos que ocurre realmente -

Cuando oi sus palabras frene en seco y me gire con cara de pocos amigos.

-¿No cree en Dios y su Santa obra?- Dije enfatizando cada palabra.- ¡Una hereje en mi taxi!¡Será mejor que abandone mi  vehículo antes que la cuelgue por bruja!

Poco a poco mi semblante serio se transformó en una risa y negué con la cabeza. Señalé al frente con la mano y mostré el motivo real por el que había frenado: Un grupo de Boys Scout ayudaban a cruzar la calle a un par de ancianitos.

- Lo siento. Tenía que hacer la broma. No se lo tome mal... pero cuando un islamista lo hace, por algún motivo parece mas creíble. - La sonrei mientras me volvía haca adelante y la echaba un vistazo por el retrovisor, esperando que los Boys Scouts terminaran y que a ella no la hubiera sentado mal.- También cuando digo que tengo una metralleta bajo el salpicadero...

Los ancianitos cruzaron y el gordo niño Boy Scout levantó la señal  redonda verde que indicaba que podía pasar y él había hecho la buena acción del dia.

- La fe no tiene por que ser incompatible con la ciencia. De hecho he visto a algún científico decir "Dios mio, que funcione" ¿Eso no es una incongruencia? Supongo que la fe, trata de dar calma al Alma, y la ciencia a la mente y el cuerpo. - La miré de reojo tras la última curva que casi nos llevaría al Empire.- Todos necesitamos creer en algo... Y yo creo que su ex es también un gilipoyas. Si me permite la indiscrección...

Costaba creer que a una chica como aquella la hubieran engañado con otra.- Vaya- respondía a eso. - Tendría dinero la otra, supongo.- intenté adularla un poco.

- ¿Yo? Bueno... doy clases de Basket a los chicos del barrio. Los entreno para que hagan algo con su vida que no sea robar y cosas así. Que jueguen en equipo. La educación en los barrios de mierda no suponen un gran interés al estado. La corrupción llena las calles con drogas y cada vez hay mas chicos vendiéndola que en el colegio. A la policía le da igual. Tienen miedo de meterse en donde no les llaman, y les entiendo. Pero claro... el resto paga el pato. - la miré de nuevo parándome ante un ligero atasco que se formaba en la recto final del trayecto. Escasos 200 metros para el destino.- Supongo que el final no soy tan distinto del resto. Solo intento... que los chicos tengan esperanzas.

Señalé al frente, al edificio del fondo.

- Ya casi estamos... si estos se mueven... ¿Y usted? Bajo esa apariencia de cientifica loca...- Bromeé- ¿tiene esperanzas? Ahora que no tiene novio puede ir y hacer lo que la de la gana...- Animé

- Me das más mérito del que merezco - Se escucha decir, un poco turbada. Aún sin saber exactamente por qué (o quizás sabiéndolo con demasiada certeza), se ve a sí misma apartando la mirada, sin poder sostener la intensidad del agradecimiento que veía en sus ojos.

- Al fin y al cabo, yo solo soy... una muleta. - Una estafa - Y tras pensarlo un poco, intenta sincerarse... aunque fuese solo a medias. Tal vez la peor clase de mentira. - No soy perfecta. Yo también soy un poco egoísta estando aquí ¿Sabes? Hace tiempo que encontré en mí misma algo que me ayuda a seguir adelante. Es un proceso que también tendrás que hacer tú. Encontrar tu tesoro. Yo me siento mejor cuanto siento que soy útil. Además, me encanta compartir estos paseos por el parque.

¿Ves? Egoísmo - Trata de bromear y se ríe un poco. Respaldo hasta encontrar el autosostén. Desapego para salir adelante con las herramientas propias hasta que el paciente pudiese valerse por sí mismo, reduciendo cada vez más las visitas, hasta que no fueran mucho más que un refuerzo anecdótico. Conocía el proceso, pero era gradual. En cuanto llevase un año limpio como mucho, puede que antes, los psicólogos de la asociación empezarían a recomendar la reducción de los encuentros, más si sospechaban que había alguna clase de apego. Era fácil caer de la necesidad a la dependencia. - ¿Y tú? ¿Cual crees que podría ser tu tesoro? - Y al momento, trata de disculparse. Se estaba apresurando - No hace falta que me lo digas, en realidad... Es tuyo, y a veces tardamos incluso años en definirlo ¿sabes? aunque hay experimentos o juegos que podríamos elaborar, si quieres que te ayude a encontrarlo.